Por un lado, la ineficiencia es un adjetivo y hace mención a la carencia de eficiencia; y por el otro, los bienes y servicios públicos son de libre acceso a todo el mundo (es decir, que no se puede restringir su uso), son ilimitados (su uso por una persona no limita el uso por otros interesados). Por lo tanto, los bienes y servicios públicos no son ni excluibles ni rivales.
Aunado a lo anterior, dentro de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) se establece en la fracción III del artículo 115 que los Municipios tendrán a su cargo las funciones y servicios públicos siguientes: “a) Agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales; b) Alumbrado público; c) Limpia, recolección, traslado, tratamiento y disposición final de residuos; d) Mercados y centrales de abasto; e) Panteones; f) Rastro; g) Calles, parques y jardines y su equipamiento; h) Seguridad pública, (…)”.
El costo de todos y cada uno de esos bienes y servicios se paga en su totalidad de los impuestos que pagamos, ya sea en ingreso (ISR) o al consumo (IVA), entre otros. A lo que se refiere con el texto a su cargo las funciones y servicios públicos debería implicar responsabilidades su mala aplicación. Porque dinero para todos los bienes y servicios hay, el problema es que se subcontrata o licita a modo y es cuando nos enfrentamos a carencias y/o ausencias de dichos bienes o servicios, lo cual deriva en problemas que se van haciendo cada vez más grandes, la violencia en la CDMX, en este último gobierno, es el claro ejemplo a esta situación.
Otro ejemplo es que no hay quien rumbo a su casa, no sepa ya de memoria los baches de las calles aledañas; eso nos habla de algo “curioso” y hasta “chistoso”, pero hablamos de que no se están ejerciendo correctamente los recursos. Pasa tanto tiempo que los baches se vuelven un vecino conocido. A veces crece o va llenado con la misma basura que no se recoge.
De ahí mi solicitud de que deberían implicar responsabilidades el uso de recursos públicos, actualmente hay “acceso a la información” y la llamada “rendición de cuentas”; sin embargo, no pasa nada por saber quién no hizo bien su trabajo. En casa, después del sismo del pasado 19 de septiembre, se generó una fuga de agua, y pasó más de mes y medio para que la repararan, aunque cabe mencionar que dejaron el hoyo que hicieron para repararla. Entiendo que se están restableciendo los servicios poco a poco, pero ya que fueron podrían haberlo hecho bien. Éste será un nuevo bache que formará parte de nuestro andar diario.
Desafortunadamente, quienes dan este tipo de servicio sienten que están haciendo un favor, cuando no entienden que es de nuestros impuestos que se paga tanto el material con el que trabajan, como el salario que ganan, son ineficientes en toda la extensión de la palabra; y cómo no serlo si sus superiores, como el Jefe de Gobierno de la CDMX, está pensando más en sus aspiraciones presidenciales que en la implementación correcta de todos y cada uno de los servicios que debe ofrecer.
Y no hablemos del servicio de seguridad pública, en el cual está totalmente rebasada la capacidad gubernamental para poder brindar dicho servicio a la ciudadanía. Contamos actualmente con el cuerpo de seguridad pública más ineficiente y nos enfrentamos a temas de corrupción sin precedentes. Las noticias en este sentido son tan frecuentes que causan desinterés por el poco alcance que tiene el castigo a los responsables; es tan frecuente y cada vez más cercano el tema de los asaltos, que la única justificación es que se debe al nuevo sistema de justicia; pero incluso con las limitantes de dicho sistema, si existiera una prevención y una atención adecuada, eso realmente inhibiría los hechos delictivos.
No cabe duda que la importancia de Gobierno en la economía es sumamente trascendental, el consumo (subcontratación para brindar bienes o servicios) es nodal para que se reactive la economía. Pero si en vez de eso, nos estamos enfrentando a procesos de licitación a modo, a corrupción, es que no se pueden generar los incentivos económicos necesarios. Por lo tanto, es impostergable que se haga eficiente el uso y manejo de los bienes y servicios públicos.
En verdad es un tema que parece imposible de cambiar. Sin embargo, debemos encontrar los mecanismos (o crearlos) para lograr que cada peso destinado a bienes o servicios públicos pueda monitorearse en relación a que se gastó y qué empresa brindó el servicio.