Pensar en el futuro

Webinar: Tendencias internacionales después del Covid-19

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Gerardo Gil Valdivia expuso una Tele-conferencia en la Facultad de Derecho de la UNAM titulada: “Hacia un nuevo paradigma del Desarrollo Global Sustentable. Tendencias internacionales después del COVID-19”. Participaron también el Director de la Facultad de Derecho, el Dr. Raúl Contreras Bustamente y el Presidente del Colegio de Profesores de Derecho Internacional, el Dr. Alfonso Muñoz de Cote, entre otros distinguidos académicos. En esta presentación Gil Valdivia habló de la situación actual del mundo y sus perspectivas así como de las implicaciones de la pandemia del COVID-19. Se refirió al cambio climático, a los 9 límites naturales del planeta, así como a los nuevos obstáculos para la implementación de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, entre otros temas.

https://www.facebook.com/DerechoUNAM/videos/1158311877861156/

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La Agenda 2030 de Naciones Unidas y el COVID-19

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La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en septiembre de 2015 un plan de acción denominado la Agenda 2030 para implementarse en los siguientes 15 años. Su finalidad es erradicar la pobreza y lograr el desarrollo sostenible, a nivel global, en tres dimensiones, económica, social y ambiental. Esta Agenda 2030 de Naciones Unidas comprende 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y tiene 169 metas, así como 232 indicadores. Estos 17 ODS dan continuidad a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) 2000-2015.

La Agenda 2030 de Naciones Unidas se aprobó tres meses antes del Acuerdo Climático de París de diciembre de 2015. La Agenda 2030 busca mejorar las condiciones de vida presentes sin comprometer los recursos para las futuras generaciones. El Plan de Acción tiene cuatro componentes:

1.- Visión y principios para transformar al mundo;
2.- Marco de resultados de los 17 ODS y las 169 metas;
3.- Medios de implementación y Alianza Global;
4.- Seguimiento y examen.

onu coronavirus
Ilustración: Mario Chaparro.

Sin embargo, la pandemia del COVID-19 y la crisis económica y social que ha provocado, han generado graves obstáculos y probablemente provoque retrasos en la consecución de los ODS, como lo reconoce la propia ONU. Esto es, se ven problemas adicionales, como consecuencia de la pandemia, en 13 de los 17 ODS.

Antes de la pandemia del COVID-19, según el Informe de los ODS de 2019 existían diversos desafíos entre los que se encuentran:

55% de la población mundial, de casi 7700 millones de personas, no tiene derecho a la protección social;
736 millones de personas vivían en pobreza extrema en 2015;
821 millones padecían desnutrición en 2017;
750 millones de adultos son analfabetas, de los cuáles dos tercios son mujeres;
617 millones de niños y adolescentes no alcanzaron el nivel mínimo en lectura y matemáticas;
785 millones de personas no contaban con servicios de agua potable en 2017;
20% de los jóvenes en el mundo no cursan estudios, ni trabajan o reciben formación;
2 mil millones de personas no cuentan con servicios de recolección de desechos;
9 de cada 10 residentes urbanos respiran aire contaminado;
El crecimiento de la huella material, cantidad total de materia prima extraída para satisfacer la demanda de consumo final, sobrepasa al aumento de la población y al crecimiento económico;

coronavirus y medio ambiente
Ilustración: Daniel Hertzberg.

– La temperatura media mundial en 2018 fue aproximadamente 1°C superior a la línea de base pre-industrial (El objetivo es que no pase del 1.5  o 2°C en el curso del siglo XXI).
– Los desastres climáticos y geofísicos cobraron la vida de 1.3 millones de personas entre 1998 y 2017;
– 3 mil millones de personas carecen de combustibles y energías limpias;
– La acidificación de los océanos aumento 26% desde el período pre-industrial y se prevé un fuerte incremento de 100 a 150% para 2100;
-La degradación de los suelos afecta al 20% de la superficie terrestre y la vida de mil millones de personas;
– 80% de las víctimas de homicidios son hombres, pero las mujeres son el 64% de las víctimas de homicidio cometido por el compañero íntimo o por un miembro de la familia;
– En los países desarrollados más del 80% de las personas tiene acceso al internet, comparado con el 45% en países en desarrollo y 20% en países pobres.

Adicionalmente, un documento de la ONU señala los nuevos obstáculos que se van a enfrentar por el COVID-19 en la consecución de 13 de los 17 ODS. Una breve descripción, en la que no se conservan los números originales de la clasificación de la propia Agenda 2030, es la siguiente:

1. Fin de la pobreza. La pandemia provoca la pérdida de ingresos lo cual lleva a los segmentos más vulnerables de la sociedad a caer por debajo del umbral de la pobreza;
2. Hambre cero. La producción y distribución de alimentos se podrían interrumpir;
3. Salud y bienestar. El COVID-19 tiene un efecto devastador en la salud a nivel mundial;
4. Educación de calidad. Esta pandemia ha provocado el cierre de muchas escuelas, el aprendizaje a distancia puede generar inconvenientes y no es accesible para todo el mundo. Sin embargo, también debo aclarar que la actual pandemia está generando un mayor impulso a la digitalización;
5. Igualdad de género. Los beneficios económicos de la mujer están en peligro y aumentan los niveles de violencia de género. Las mujeres representan la mayoría de las trabajadoras de la salud y de la asistencia social por lo que están más expuestas al COVID-19;
6. Agua limpia y saneamiento. Las interrupciones de suministro y la escasez de agua en algunas zonas dificultan el acceso a instalaciones limpias para lavarse las manos, que es una de las medidas más importantes para prevenir el COVID-19;
7. Energía asequible y no contaminante. La escasez de suministro y de personal puede provocar la interrupción del acceso a la electricidad. Es también importante insistir en la transición a las energías limpias;

onu lucha contra covid
Ilustración: Public Affairs Latinoamerica.

8. Trabajo decente y crecimiento económico. La pandemia ha causado actividades económicas suspendidas, menores ingresos, reducción de las jornadas laborales, crecimiento del desempleo;
9. Reducción de las desigualdades sociales. La pandemia está ampliando la brecha social derivada de la crisis económica y el desempleo;
10. Ciudades y comunidades sostenibles. La población que vive en los barrios marginales se enfrenta a una mayor exposición del COVID-19 debido a la alta densidad de la población y a las malas condiciones sanitarias;
11. Acción por el clima. Podría haber menor compromiso con la acción climática pero también menor impacto ambiental por la disminución de la producción y del transporte. Pero esto puede conllevar que el rápido regreso a la actividad se efectúe recurriendo a los medios tradicionales altamente contaminantes;
12. Paz, justicia e instituciones sólidas. Los conflictos impiden la adopción de medidas eficaces para luchar contra el COVID-19. Quienes se encuentran en zonas de conflicto son los que tienen mayor riesgo de sufrir pérdidas devastadoras a causa de esta pandemia;
13. Alianzas para lograr los ODS. Esta crisis agrava la respuesta contra la globalización, pero también pone de relieve la importancia de la cooperación internacional en materia de salud pública. Reitero que no se mencionaron los ODS en los que el impacto del COVID-19 no es tan alto.

En suma, la pandemia del COVID-19 plantea nuevos obstáculos en la consecución de los ODS, más allá de los problemas conceptuales y de estructura de los mismos. Por eso es necesario renovar los esfuerzos para lograr el éxito de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.


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Las tendencias globales después del COVID-19 y sus riesgos

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Como lo hemos señalado reiteradamente, la humanidad vive un conjunto de retos inéditos derivados del acelerado proceso de destrucción de la naturaleza, de la sobreexplotación de los recursos naturales y el aún acelerado crecimiento de la población mundial. Los modelos de crecimiento económico que empleamos a nivel global han sido altamente contaminantes y destructivos de la naturaleza. El cambio climático es una expresión de este proceso de contaminación y degradación causado por la actividad humana. Directamente vinculados con el cambio climático están los nueve límites naturales del planeta que están siendo rebasados y que significan las condiciones básicas para la preservación de la vida social e individual en el mundo.

Este panorama se ve agravado por la pandemia del COVID-19 que está afectando la vida y la salud de las personas. De igual forma, esta pandemia generó una profunda crisis económica y social que para algunos analistas sólo es comparable con la Gran Depresión de 1929. Asimismo, se teme que los efectos económicos de esta pandemia tendrán severas consecuencias sociales especialmente en algunas economías emergentes y en países pobres.

Algunas de las tendencias post-pandemia y sus riesgos son, desde mi perspectiva, los siguientes:

1. Es clara la necesidad de fortalecer la lucha contra el cambio climático y en general contra todo el proceso de destrucción de la naturaleza. Esto va desde el respeto a los límites naturales del planeta hasta el cambio de fondo de los modelos de crecimiento económico para lograr generar progreso, desarrollo y bienestar desvinculándolo de la degradación y contaminación de la naturaleza.

energias y tendencias
Imagen: Financial Times.

El riesgo consiste en que los intereses corporativos presionen para una recuperación lo más rápido posible, haciendo las cosas como se venían ejecutando. La evidencia científica nos muestra que estamos ya en un punto muy delicado para el futuro de la humanidad, por lo que es urgente un cambio de fondo en la actividad económica y social, en especial en la industria y la energía.

2. Una segunda tendencia es transitar con mayor velocidad hacia una agenda digital. Es necesario vincular cada vez más la innovación científica y tecnológica al desarrollo y el bienestar. Esto significa desde la Inteligencia Artificial hasta todos los avances en robótica, la investigación bio-médica, entre otros avances, por mencionar sólo algunos aspectos.

Es particularmente interesante la posición de Ursula von der Leyen, comisaria de la Unión Europea que plantea una política de recuperación del COVID-19 sobre dos ejes, el pacto verde y la agenda digital.

El riesgo es que en muchos países subdesarrollados aún no hay conciencia de la relevancia de la agenda digital. Esto va a ampliar la brecha entre los que accedan al progreso y al bienestar, y los que se queden atrás. De igual forma, hacia el interior de las sociedades, en particular en los países en desarrollo con fuertes desequilibrios sociales, esta brecha se puede ampliar. La incorporación social a los avances científicos y tecnológicos exigen sistemas educativos modernos que permitan cerrar esa brecha.

3. Una nueva arquitectura internacional institucional. La crisis económica que provocó el COVID-19, y antes la lucha contra el cambio climático, expresada muy significativamente en el Acuerdo de París de 2015 y en la Agenda 2030 de Naciones Unidas, junto con la atención de otros problemas económicos y sociales, han dejado claro la necesidad de rediseñar y fortalecer una nueva arquitectura internacional institucional para afrontar los riesgos globales del presente y del futuro. El peligro es que se carezca de la voluntad política, por la confrontación entre las potencias, para generar los consensos necesarios que permitan instrumentar los cambios requeridos.

Ursula Gertrud von der Leyen
Ursula Gertrud von der Leyen, política y médica alemana, actual presidenta de la Comisión Europea (Fotografía: Murcia Economía).

4. Es necesario lograr nuevos equilibrios. En la formulación de los cambios que se requieren, es necesaria la búsqueda de nuevos equilibrios: a) Entre el ser humano y la naturaleza; b) Entre el interés individual, motor del progreso y el desarrollo y el interés general de la población; c) Entre el corto y el largo plazo. Es claro que con frecuencia los intereses políticos y económicos están sometidos al corto plazo (la próxima elección o el actual ejercicio fiscal), pero esta situación nos puede llevar a tomar decisiones destructivas; d) Entre mujeres y hombres. Actualmente el camino del progreso y el desarrollo sólo se puede lograr a través de una creciente colaboración entre ambos, sin prevalencia de unos u otros.

5. La defensa de los derechos y las libertades fundamentales. En el pasado reciente se ha estado dando a nivel global una fuerte tendencia al totalitarismo y el autoritarismo. Lo estamos viendo en todo el mundo. Ya lo hemos visto en el pasado. Se han vivido situaciones similares. En la década de los treinta del siglo pasado, Europa se vio asfixiada por el nazismo y el fascismo por una parte frente al comunismo soviético por la otra. El mundo logró librarse (más o menos) de ambos peligros. Ahora hay nuevamente tendencias autoritarias. A las viejas tiranías se unen nuevas dictaduras y autoritarismos tanto en países desarrollados con tradición democrática como en el mundo en desarrollo.

El problema actual es que, con las nuevas tecnologías en todos los órdenes, los mecanismos de control sobre la población pueden ser más efectivos. Es por eso que hay que luchar por un Estado democrático de Derecho, por la preservación de las libertades y el respeto a la dignidad humana.


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Conferencia “Hacia un nuevo paradigma del desarrollo global sustentable y el COVID-19”

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La pandemia ha generado además de una problemática sanitaria, una inminente crisis económica y social, quizás sin precedentes en los últimos 100 años debido a su alcance mundial. Por eso hay una necesidad urgente de diseñar un nuevo paradigma para el desarrollo global sustentable. La humanidad se encuentra en uno de los momentos de mayor progreso de desarrollo científico e innovación, pero simultáneamente vivimos una serie de contradicciones. Nunca habíamos tenido el nivel de destrucción a la naturaleza que ahora ha provocado el hombre.

Cerca de 4 mil millones de personas, más de la mitad de la población mundial, se encuentra en situación de pobreza, hambre, con enfermedades, conflictos bélicos, guerras, migraciones, el cambio climático, y el agotamiento de muchos recursos naturales.

Hay indicadores del mundo escalofriantes: 55% de la población mundial no tiene acceso a la protección social; 736 millones de personas viven en pobreza extrema en 2015; 821 millones de personas padecían desnutrición en 2017; 750 millones de personas son analfabetos, de los cuales dos tercios son mujeres; 785 millones de personas en 2017 aún no contaban con servicios básicos de agua potable.

Si la población sigue creciendo aceleradamente y los modelos económicos continúan basados en la destrucción de la naturaleza, el mundo llegaría a un colapso gradual en el siglo XXI.

El Maestro Gerardo Gil Valdivia, expone todos estos puntos en la videoconferencia que se transmitió el 4 de junio a través de la Embajada de México en Colombia. A continuación el enlace desde Facebook:

https://www.facebook.com/EmbamexCol/videos/2698533793804973/

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La banca de desarrollo y el resurgimiento de la economía del país

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La banca de desarrollo es una institución que puede apoyar el crecimiento económico y el desarrollo integral del país. Esta institución financiera de fomento puede ser un instrumento útil para que, debidamente estructurada, coadyuve en la optimización de la asignación de recursos, mayor equidad social y equilibrio regional así como en el estímulo de actividades estratégicas y prioritarias para un progreso más armónico y sustentable.

La pandemia del COVID-19 además de las graves consecuencias para la vida y la salud de las personas, ha generado una profunda crisis global. Más allá de la cooperación internacional y del apoyo de los organismos financieros multilaterales, cada país deberá salir adelante con su esfuerzo y con los instrumentos que pueda diseñar y utilizar.

Es claro que los países altamente desarrollados tienen mucho mayor margen de maniobra para canalizar cuantiosos recursos para financiar su recuperación debido a su posición fiscal, capacidad de endeudamiento y acceso a recursos financieros baratos. La situación es mucho más complicada para los países con economías emergentes. Esto exige del uso creativo de diversos instrumentos como la banca de desarrollo para estimular la recuperación y el reordenamiento de la economía.

banca en tiempos de covid
Imagen: Hoy

La banca de desarrollo tiene amplios antecedentes en México. El más importante es la creación de las instituciones nacionales de crédito en la década de los treinta del siglo pasado, que sirvieron para estimular la política del desarrollo que tuvo como resultado un largo período con elevado crecimiento del PIB, así como la promoción y el financiamiento de buena parte de la industrialización, la urbanización y la autosuficiencia alimentaria de México, en un lapso de fuerte dinamismo demográfico.

Así, se crearon instituciones como Nacional Financiera, el Banco Nacional de Comercio Exterior, BANOBRAS, los bancos de crédito agrícola y ejidal, entre otros. Varios de ellos cambiaron de nombre, pero en general fueron instituciones que apoyaron financieramente y brindaron asistencia técnica a diversos sectores de la economía hasta la década de los ochenta. Posteriormente, la banca de desarrollo sufre una profunda reestructura que la subordina a la banca comercial debilitándose como un instrumento fundamental para la promoción del desarrollo.

Nacional Financiera es un ejemplo de un banco de desarrollo que desplegó una amplia gama de servicios para apoyar a la industria, la innovación tecnológica, la pequeña y la mediana empresa, la consultoría, el desarrollo regional, la regulación del mercado de valores. Además, articuló una serie de productos, desde el crédito y la inversión accionaria, programas de garantía, asistencia técnica, entre otros. Para el logro de sus objetivos constituyó diversos fondos de fomento para apoyar los estudios de inversión, financiamiento y asistencia técnica a pequeñas y medianas empresas, la creación de parques industriales, el apoyo a la infraestructura turística, entre otros. Incluso llegó a contar con un banco comercial para facilitar la canalización adecuada de recursos.

Durante la gestión de las instituciones de banca de desarrollo se documentaron varios casos de corrupción y de mal uso de recursos en algunos bancos de este tipo. Esto no descalifica el concepto de banca de desarrollo. Exige adecuados mecanismos de supervisión, control, transparencia y rendición de cuentas.

banca
Fotografía: Nogi.

De igual forma, a nivel internacional, la banca de fomento ha ocupado un lugar determinante con instituciones como el Banco Mundial, que surgió de los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, como Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, junto con el Fondo Monetario Internacional; el Banco Interamericano de Desarrollo, (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF), o en el caso de Europa, El Banco de Desarrollo del Consejo de Europa; el Banco Europeo de Inversiones, o bien, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo que se fundó en 1990 para estimular la transición a una economía de mercado y promover la iniciativa privada en los países ex-comunistas de Europa oriental.

Asimismo, varios países desarrollados han utilizado diversos bancos de fomento. Además de los “Eximbanks” que han financiado sus exportaciones, también está el caso de varios países asiáticos que han recurrido a su banca de fomento para pragmáticamente apuntalar sus impresionantes historias de crecimiento y desarrollo, como son los casos de China, Japón y Corea del Sur, por citar sólo los casos más conocidos.

En el actual proceso de recuperación económica, a raíz de la severa contracción provocada por el COVID-19, el papel de la banca de desarrollo puede ser fundamental. Pero, lo puede ser también en el proceso de reestructura y modernización de la economía para estimular el desarrollo social y económico del país más equitativo, incluyente y sustentable ambientalmente.

Esta crisis es, como todas, una oportunidad. La economía mundial deberá iniciar un proceso de modernización y de promoción del desarrollo y el bienestar sobre varios ejes transversales. Dos de ellos son el Pacto Verde y la agenda digital. Debemos transitar hacia una economía incluyente, regenerativa, circular, con energía limpia, sin que nadie se quede atrás.


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Recuperación de la crisis del COVID-19, el Pacto Verde y la Agenda Digital

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La pandemia del COVID-19, la crisis económica global que provocó, sus efectos sociales y políticos, así como el futuro que nos depara, generan aún más preguntas que respuestas.

Sobre la pandemia del COVID-19 persisten muchas interrogantes en cuanto a su origen y evolución. En forma entendible, la atención se centra tanto en la elaboración de la vacuna como de los tratamientos y medicamentos que permitan curar este mal. Pero aún falta descubrir si el surgimiento de esta pandemia tiene una vinculación precisa con la contaminación que padece el planeta en todos sus ámbitos: el cambio climático, los efectos de la alteración de la composición geo-bioquímica de la Tierra, y la destrucción masiva de especies como consecuencia de los modelos de desarrollo depredadores de la naturaleza.

En el aspecto económico, es claro que vivimos la mayor crisis internacional de los últimos cien años. Para varios analistas esta crisis es solamente comparable con la “Gran Depresión” de 1929, que estimuló lamentables acontecimientos políticos como el triunfo del nacional-socialismo en Alemania.

Los organismos económicos y financieros internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE, e instituciones regionales como el BID y la CEPAL, plantean la necesidad de movilizar cuantiosos recursos para superar esta crisis y retomar el camino del crecimiento y el desarrollo.

recuperacion riesgosa
Ilustración: Bretton Woods Project.

Cada país saldrá de esta problemática sanitaria y económica de acuerdo a sus capacidades. Los países altamente desarrollados, con una sólida posición fiscal, alta capacidad de endeudamiento y acceso a recursos financieros baratos, están en condiciones de canalizar grandes sumas de dinero para apoyar su recuperación. Las economías emergentes y los países pobres tienen un margen fiscal y una capacidad de endeudamiento mucho más reducidos. En consecuencia, es previsible que los efectos sociales y humanitarios de esta crisis sean mucho más graves.

Según la ONU, la economía mundial se contraerá 3.2% en 2020. La CEPAL pronostica una fuerte caída de la región. Asimismo, señala que en México esta crisis provocará un importante aumento de la pobreza y de la pobreza extrema. Este organismo señala que nuestro país tendría en 2020 un incremento de 4.8 puntos porcentuales en los niveles de pobreza extrema, en comparación con el año anterior, esto es, pasaría del 11.1% al 15.9% de la población en esta situación.

Como resultado de esta crisis global, en un primer análisis resulta que los sistemas sanitarios nacionales, aún en países desarrollados han sido insuficientes para la atención de la pandemia del COVID-19. Así también, es importante revisar y fortalecer a la Organización Mundial de la Salud (OMS). De igual forma, la estructura de las instituciones económicas y financieras multilaterales, y los mecanismos de cooperación internacional, resultan insuficientes para afrontar los riesgos globales.

Pero ahora falta saber cuándo y en qué términos vamos a regresar a la “normalidad”, y en la misma medida analizar cómo se va a dar la recuperación económica. Si las cosas van a volver a los esquemas de crecimiento económico altamente contaminante, destructor de la naturaleza y excluyente, corremos el riesgo de haber pagado un alto precio social, económico y humanitario que habrá sido inútil porque seguiremos siendo altamente vulnerables a los riesgos globales.

En este contexto, me parece importante atender al plan de recuperación que plantea la Unión Europea. Además de la movilización de cuantiosos recursos económicos a nivel continental en adición a los esfuerzos de cada país, el plan está basado en buena medida en el Pacto Verde y la Agenda Digital, según lo enuncia Úrsula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea.

avance economico
Ilustración: Egade.

El Pacto Verde europeo plantea cómo hacer de Europa un continente climáticamente neutro en 2050, impulsando la economía, mejorando la salud, y la calidad de vida de los ciudadanos, protegiendo la naturaleza y no dejando a nadie atrás. El Pacto Verde establece una hoja de ruta con acciones para impulsar un uso eficiente de los recursos mediante el paso a una economía limpia y circular; restaurar la biodiversidad y reducir la contaminación. Para alcanzar estos objetivos se propone invertir en tecnologías respetuosas del medio ambiente; apoyar la innovación industrial; desarrollar sistemas de transporte público y privado más limpios, más baratos y más sanos; descarbonizar la energía; garantizar que los edificios sean más eficientes desde el punto de vista energético; y en forma muy importante promover normas medioambientales mundiales.

La Agenda Digital es también un proyecto que tiene varios años en desarrollo en la Unión Europea pero que se retoma con más fuerza a raíz del COVID-19, y conlleva re-diseñar las industrias y el sector servicios, siendo necesario incrementar la inversión en tecnologías digitales, infraestructura e innovación. Esto impactará prácticamente todos los sectores de la economía y la sociedad europeas.

En suma, en el proceso de recuperación y reconstrucción es necesario ir más allá para hacer sustentable el futuro de la humanidad. Son elementos fundamentales tanto el Pacto Verde como la Agenda Digital. Es indispensable diseñar una economía regenerativa, socialmente incluyente, así como preservar y fortalecer las libertades individuales.

La crisis provocada por el COVID-19 mostró cuán vulnerable es la sociedad internacional. Pero el confinamiento está mostrando también enormes posibilidades de acción de la sociedad civil y de la academia. Esta traumática experiencia que estamos viviendo nos enseña la urgencia de actuar para evitar otras catástrofes.


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El Instituto de Investigaciones Jurídicas

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El 7 de mayo de 1940, hace 80 años, se fundó el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, con el nombre de Instituto de Derecho Comparado. La iniciativa fue del distinguido jurista español Felipe Sánchez Román, miembro del luminoso exilio español que vino a enriquecer la ciencia y la cultura en México.

El Instituto de Derecho Comparado se creó como parte de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, más tarde Facultad de Derecho. Desde el inicio de su actividad participaron distinguidos juristas como Raúl Carrancá y Trujillo, Mario de la Cueva y Antonio Martínez Báez. En 1948, el Instituto logró su autonomía de la Escuela Nacional de Jurisprudencia y en 1967 se cambió su nombre al de Instituto de Investigaciones Jurídicas, para homologarlo con el resto de los institutos de investigación de la UNAM, que tan destacada labor han desempeñado en el proceso de creación y desarrollo del conocimiento en la ciencia, la tecnología, la ingeniería, el derecho, las ciencias sociales y las humanidades.

Instituto de investigaciones juridicas
Fotografía: UNAM.

Los directores del Instituto han sido Felipe Sánchez Román; Agustín García López; Javier Elola Fernández; Roberto Mantilla Molina; Roberto Molina Pasquel; Héctor Fix Zamudio; Jorge Carpizo; Jorge Madrazo; José Luis Soberanes; Diego Valadéz; Héctor Fix Fierro; y Pedro Salazar.

Tuve el privilegio de trabajar como Investigador de tiempo completo en el Instituto de 1975 a 1983, antes fui becario en el propio Instituto y en el extranjero. En esa época tuve la oportunidad de conocer a distinguidos juristas y de desarrollar amistades entrañables que aún perduran. En esa etapa, trabajaban en el Instituto Niceto Alcalá Zamora y Castillo, Héctor Fix Zamudio, Director del propio Instituto, y Jorge Carpizo –más tarde Rector de la UNAM–, Diego Valadéz, Jorge Barrera Graf, Sergio García Ramírez, Ulises Schmill, Ricardo Méndez Silva, José Luis Soberanes, Martha Morineau, Rolando Tamayo, Manuel Barquín, Jorge Sánchez Cordero y Alonso Gómez Robledo, entre otros.

El Instituto ha realizado una labor fundamental en la creación, promoción y sistematización del conocimiento jurídico. Asimismo, ha tenido una muy destacada labor en materia de difusión y divulgación de la cultura jurídica. En forma permanente organiza foros, congresos, seminarios y conferencias. Cabe mencionar también el vínculo que ha desarrollado con otros centros de estudio e investigación jurídica y de otras disciplinas en el mundo, especialmente en América Latina.

Biblioteca Jorge Carpizo
Biblioteca Jorge Carpizo (Fotografía: UNAM).

Es imposible sintetizar en unas líneas la inmensa labor realizada sobre muchas áreas del conocimiento, así como las investigaciones publicadas en artículos, libros, colecciones, las distintas ediciones del Diccionario Jurídico, entre muchos otros productos. Dentro del muy amplio despliegue de actividades que ha desarrollado quiero mencionar la promoción y participación en el Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional y su papel en el estudio, promoción y estructuración de los Derechos Humanos en México y en el mundo.

Otra faceta muy importante de la labor del Instituto ha sido la recepción de numerosos juristas extranjeros, no sólo como parte de sus actividades académicas cotidianas sino también como centro de trabajo de destacados estudiosos del Derecho latinoamericanos que llegaron a México perseguidos por las dictaduras de sus países, principalmente en la década de los setenta del siglo XX. En consecuencia, el estudio del Derecho Internacional, del Derecho Constitucional, de la democracia y de los Derechos Humanos, han tenido siempre un lugar determinante en la vida del Instituto.

Dejé formalmente el Instituto en 1983 para trabajar en la banca de desarrollo y después en otras responsabilidades públicas y privadas. Pero en diversas etapas mantuve un vínculo profesional y siempre afectivo. He tenido el privilegio de que varios de mis artículos y libros han sido publicados por esa casa.

director instituto de investigaciones
Pedro Salazar Ugarte, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (Fotografía: Melissa del Pozo, Milenio Diario).

El Instituto ha fortalecido su vocación de investigación interdisciplinaria y con frecuencia analiza temas en la frontera del conocimiento, vinculando la perspectiva jurídica con los avances científicos y tecnológicos. Entre sus temas de trabajo, por citar sólo algunos ejemplos, está el Seminario Permanente de Propiedad Intelectual; el análisis de la Gobernanza Global y el Cambio Estructural del Sistema Jurídico Mexicano; la Guía Jurídica por Afectaciones del COVID-19; el Observatorio de la Corrupción e Impunidad; el Observatorio del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y el tema de la Constitución Reordenada y Consolidada.

Recientemente, tuve la magnífica oportunidad de participar como expositor en el Instituto, previo al confinamiento derivado de la pandemia que nos afecta, y pude saludar a muy distinguidos juristas, viejos amigos, a nuevos investigadores –algunos de ellos muy relevantes en sus áreas de especialidad–, pero sobre todo a muchos jóvenes que le dan mucha vitalidad.

La destacada gestión de Pedro Salazar, que ha fortalecido el esquema interdisciplinario de investigación, le augura un brillante futuro al Instituto. Su labor es hoy más importante que nunca. Estoy seguro de que lo mejor de la vida del Instituto aún está por venir.


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El COVID-19 y el futuro del Orden Internacional

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La pandemia del COVID-19 plantea retos inéditos en el mundo, tanto en el aspecto sanitario como por las consecuencias económicas, sociales y políticas que se deberán afrontar a nivel global.

En el corto plazo los esfuerzos están dirigidos al control y erradicación de la pandemia. En la parte económica a mitigar los efectos de la crisis y a sentar las bases de la recuperación económica. En este aspecto se plantea que los efectos de esta crisis son los más profundos en un siglo. El Fondo Monetario Internacional (FMI), pronostica para la economía mundial en 2020 -3.0%. En cuanto a las economías avanzadas el pronóstico es de -6.1%. En el caso de los Estados Unidos, el FMI prevé un -5.9%; la zona de los países del Euro -7.5% y para Japón -5.2%.

Para América Latina y el Caribe, dicho organismo internacional estima -5.2%. En el caso de México, el FMI, el Banco Mundial, la CEPAL, el Bank of America, JP Morgan y Credit Swisse prevé entre el -6.6 al -11.0%. En el panorama internacional esto significa el cierre de miles de empresas así como de millones de desempleados.

Un ejemplo de esta crisis económica internacional es el desplome del mercado petrolero, que podría requerir años para recuperarse. Sin embargo, para las empresas petroleras esta situación económica no es la peor de sus preocupaciones, sino el cambio climático.

mercado petrolero
Fotografía: El Economista.

Cada país deberá articular sus mecanismos de solución para sortear esta crisis. Estados Unidos, las economías más grandes de Europa y Japón, han comenzado a aplicar medidas económicas y sociales que van desde el 11% hasta el 30% de sus respectivos PIBs.

Las economías emergentes y los países pobres tienen mucho menor espacio fiscal. Sin embargo, una vez pasada la contingencia sanitaria y el rescate económico, todos deberán enfrentar los problemas de la deuda asumida. Asimismo, a nivel internacional se enfrenta la encrucijada entre mantener el confinamiento, para salvar vidas y proteger la salud de las personas, frente a las presiones para regresar al desarrollo de las actividades económicas para evitar que se profundicen las consecuencias económicas y sociales de esta crisis. Frente a este dilema es frecuente escuchar las advertencias  de que un regreso anticipado a las actividades económicas puede generar un rebote de los contagios y volver a afectar tanto la salud como la economía.

Los efectos económicos pueden ser tan graves o mayores en los países con economías emergentes, tanto por su estructura institucional como por las características socio-económicas de la población. Es difícil cumplir con el confinamiento con altos niveles de pobreza e informalidad en los mercados laborales. Además, hay que añadir que los tiempos de propagación de la pandemia han sido diferentes en las distintas regiones en el mundo. Esto dificulta la reactivación de las cadenas productivas.

La pandemia del COVID-19 es sólo uno de los riesgos globales que enfrentamos. La humanidad está sujeta a diversos riesgos. Existe, desde luego, la posibilidad de catástrofes cósmicas, como un meteorito muy pesado que se impacte contra la Tierra, o el vulcanismo y los terremotos. Pero también existen otros riesgos globales derivados de la destrucción que el hombre está causando en la naturaleza o bien directamente provocados por la acción humana.

El Centro de Estudios de Riesgos Existenciales de Cambridge señala, entre otros, la biología sintética, capaz de producir virus o bacterias con un alto potencial infeccioso o letal, o el manejo descuidado de los mismos; la geoingeniería, esto es, las intervenciones tecnológicas a gran escala para ralentizar el calentamiento global, pero sin control de los efectos secundarios no deseados; hasta los avances de la Inteligencia Artificial, hacia la “singularidad” postulada por Ray Kurzweil y sus efectos, tema que preocupa cada vez más.

Raymond Kurzweil
Raymond Kurzweil, director de Ingeniería en Google (Fotografía: TED-Talks).

Se encuentra también la amenaza nuclear, que generó enormes preocupaciones hace algunas décadas, pero que sigue vigente con cerca de 15 mil armas nucleares en poder principalmente de Estados Unidos y Rusia, pero pertenecen a este peligroso Club Francia, Gran Bretaña, China, Pakistán, India, Israel y Corea del Norte.

Pero sin duda, el problema más grave causado por el hombre que enfrenta la humanidad es el cambio climático, así como todo el proceso de destrucción de la naturaleza. Johan Rockstrom y Will Steffen identificaron nueve parámetros de soportes vitales del planeta, esenciales para la supervivencia humana y cuantificaron hasta qué punto han sido ya sobrecargados. Todos ellos están interrelacionados. Además del cambio climático, la destrucción de la capa de ozono; la pérdida de la biodiversidad y la extinción masiva de especies; la contaminación química y la emisión de nuevos compuestos; la acidificación de los océanos; la degradación de los suelos; el consumo de agua dulce y el ciclo hidrológico global; los vertidos de nitrógeno y fósforo a la biósfera y los océanos y la concentración atmosférica de aerosoles.

Esta pandemia puso de manifiesto muchas debilidades del orden internacional. Henry Kissinger apuntó recientemente en un artículo publicado en el Washington Post, que el COVID-19 nos ha mostrado que muchas instituciones han fallado. Recomienda a Estados Unidos, pero es aplicable a nivel global, fortalecer la resiliencia contra las enfermedades infecciosas, sanar las heridas de la economía mundial y salvaguardar los principios del orden mundial liberal.

Como señala Yuval Noah Harari, el desafío de los líderes es manejar la crisis mientras se construye el futuro. El fracaso puede ser catastrófico. En suma, es necesario iniciar un diálogo serio sobre la reestructura del orden internacional para enfrentar nuevos y crecientes riesgos globales en un mundo saturado y en creciente destrucción. Por último, en esta crisis hay que reconocer el liderazgo femenino. Cabe señalar el destacado papel de la Canciller alemana Angela Merkel, de Jacinda Ardern, Primer Ministro de Nueva Zelanda, de Kristalina Georgieva, Directora-Gerente del FMI, y de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de CEPAL, entre otras.


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