El Club de Roma fue fundado en 1968 por lo que el próximo año celebra su 50 Aniversario. Desde su fundación se han presentado más de 40 Informes al Club de Roma. El primero se tituló Los Límites del Crecimiento y fue elaborado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Este estudio tuvo un fuerte impacto a nivel mundial, ya que aún no había conciencia de las consecuencias en el largo plazo de la sobrepoblación y de un esquema de crecimiento basado en la destrucción de la naturaleza y la sobreexplotación de los recursos naturales. Esto es, de lo que ahora llamamos la huella ecológica humana. El mensaje del grupo de investigadores del MIT es que si se continuaba un crecimiento en el esquema convencional con la fuerte sobreexplotación de los recursos naturales y la muy intensa contaminación, se presentaría un colapso global gradualmente en el curso del siglo XXI.
El mensaje de Los Límites de Crecimiento publicado en 1972 sigue siendo válido ahora. Desde luego, los modelos informáticos actuales son mucho más avanzados de los existentes hace más de cuarenta años. Además, muchos de los aspectos del desarrollo económico de las últimas cinco décadas, como la dinámica innovación tecnológica no fueron plenamente tomados en cuenta. Sin embargo, muchos de los problemas señalados han empeorado profundamente como el cambio climático, la extinción masiva de especies y la destrucción de la biodiversidad. La situación social continúa siendo muy insatisfactoria. De la población mundial actual de casi 7 mil 500 millones de personas, cerca de 4 mil millones viven en condiciones económicas precarias o están siendo amenazadas por conflictos bélicos o desastres naturales. En 2017 hay alrededor de 60 millones de refugiados en el mundo.
Al mismo tiempo, las sociedades modernas han adquirido una cantidad de riqueza económica, conocimiento científico y capacidades tecnológicas que nos deberían permitir implementar las transformaciones que se plantearon en Los Límites del Crecimiento en términos de un mundo sustentable.
Años después Alexander King y Bertrand Schneider publicaron The First Global Revolution en el que sostuvieron que el fin de la Guerra Fría abría nuevas oportunidades que podrían conducir a un mundo próspero y de paz. Pero el mundo está nuevamente en una situación crítica. Por lo mismo, es necesario examinar las raíces filosóficas del actual estado de cosas a nivel global. Debemos cuestionar la legitimidad de los fundamentos del egoísmo materialista que es actualmente el principal motor de la actividad humana. Ha llegado el momento de una nueva “Ilustración”, de erradicar el pensar únicamente con criterios de corto plazo. En ese sentido, es importante reconocer los esfuerzos del Papa Francisco que se plasman en la Encíclica “Laudato Sí”, así como de las Naciones Unidas en su formulación de la Agenda 2030 que contiene 17 metas para el desarrollo sostenible.
Para celebrar el 50 Aniversario del Club de Roma en 2018 se preparó un nuevo Informe coordinado por los actuales Co-presidentes Ernst Ulrich von Weizsaecker y Anders Wijkman. Se trata de un estudio sobre los predicamentos de la humanidad desde la perspectiva de las realidades actuales. En éste se señala que a pesar del avanzado grado de destrucción de la naturaleza, aún puede haber un futuro con prosperidad para todos, pero esto requiere de la urgente necesidad de dejar de destruir y degradar al planeta. Las tendencias actuales no son sustentables, ya que continuar con el crecimiento convencional nos conduce a colisiones masivas con los límites naturales del planeta. Asimismo, una economía financierista, altamente especulativa nos conduce a aumentar la brecha del ingreso y la riqueza. La población mundial debe estabilizarse pronto no sólo por razones ecológicas, sino por motivos económicos y sociales. Mucha gente vive con una incertidumbre creciente debido a profundas desigualdades sociales, estados fallidos, guerras civiles e internacionales, riesgos de desastres, desempleo, migraciones masivas.
La correcta implementación de la agenda 2030 de las Naciones Unidas conlleva que el cumplimiento de las 11 metas socioeconómicas, con esquemas convencionales, podrían destruir las tres metas de carácter ecológico que son: estabilizar el clima, restaurar los océanos y detener la pérdida de la biodiversidad.
Es también importante revisar críticamente los fundamentos de las creencias y concepciones actuales en diversos ámbitos, las cuales fueron formuladas para un mundo vacío y no para un mundo saturado. Requerimos de una nueva “Ilustración” que enfatice los balances entre el ser humano y la naturaleza; el corto y el largo plazo, así como entre el interés público y el privado. Pero ya no podemos esperar. Hay un sentido de urgencia para evitar que se siga gestando un colapso global.