El Mil Faenas

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Hace unos días platicaba con quien es un ángel médico guardián, la doctora Gabriela Regalado, y le comenté una frase que me regaló algún día el genial Eulalio González Ramírez, tocayo de El Zotoluco –que los cuates lo conocemos más como Piporro–, y me comentó que su papá es gran aficionado al norteño.

Eulalio fue locutor, actor, guionista, cantante y compositor. Fue Palillo quien le dio el mote de “El rey del taconazo” después de una temporada en un teatro de revista y curiosamente llegó al mundo el día de la primera posada, el 16 de diciembre de 1921, en Los Herreras en Nuevo León.

Logró gran éxito en su impecable trayectoria y desde luego no la libró de avatares por algunos años, sufriendo un boicot de la Asociación de Productores Cinematográficos –lapso en el que se retiró– reapareció y siguió en activo hasta partir en el paseíllo de la vida.

El 28 de marzo de 1987 una caravana de todo el mundo se trasladó a Querétaro, con motivo de que, después de 5 años de retiro regresaba a los ruedos Manolo Martínez, el mandón, a la bellísima plaza de Santa María; su regreso provocó revuelo y hacia allá nos fuimos.

Manolo Martínez, toreo mexicano (Imagen: Suerte Matador).

Recuerdo que al ir por los boletos al hotel Casablanca le vi a Manolo vestirse en su habitación, fue un momento íntimo inolvidable. Actúo Manolo al lado de Miguel Espinosa y Jorge Gutiérrez con toros de Javier Garfias.

Tuvimos la fortuna, mi mamá Lolita, mi esposa Lorena y el que escribe, de sentarnos en barreras al lado de David Reynoso y Eulalio, David era un hermano del norteño y amigo de mi papá, pues cuando novilleros actuaron juntos varias veces y era muy cariñoso con nosotros. Estuvimos charlando con ellos en el transcurrir de la tarde. Mi papa José Luis andaba en el callejón con grabadora en mano.

Hubo un incidente y tardo en reanudarse la corrida, cuando se me ocurrió comentarle al Piporro que algunas de sus películas eran algo churriguerescas y me dijo: “¿Churros?”. “No” –contesté apenado–, “de ninguna manera, más bien como edificio repujado; como en una película filmada en Acapulco donde tú apareces con traje de norteño cerca de la alberca, a eso me refiero”; enseguida se atacaron de la risa David y él. Nos despedimos y me dio gran alegría ese encuentro, lo atesoro en mi arcón.

Años después, en un avión hacia Monterrey me tocó de compañero de asiento, nos saludamos, se acordó de la anécdota que acabo de relatar y como iba a una reunión el que escribe sacó unos documentos y me dice: “¿Ahora ya no hablamos de cine churrigueresco?”. Doblé mis papeles y le dije “claro que sí”.

Le propuse que mejor habláramos de toros y se refirió a una película de ambiente taurino muy bien lograda, “Torero por un día”, y que surgió a raíz de que su compadre David Reynoso se le ocurrió hacer un espectáculo distinto en los lienzos charros, arenas, teatros y se lanzaron al ruedo: “Hubo un año que toreamos mucho, posiblemente más que El Cordobés, que era el que más actuaba, entre los años de 1962 y 1964, con grandes entradas en casi todo el país”.

el mil faenas
Imagen: Todo Colección.

El Mil Faenas”, conocido así por el personaje que interpretó en la película “Torero por un día”, me contó cómo esa historia la hicieron dedicada a un personaje mítico, representando a tantos soñadores de gloria que no llegaron, pero cuyas historias son una perla cada una.

En la película de 1983 comparte créditos con los toreros Humberto Moro, amigo de la juventud y también nuevoleonés, el gran varilarguero Tarzán Alvírez, y El Rabanito, torero cómico; entre los actores David Reynoso y Elizabeth Dupeyrón, que hace el papel de su hija.

Me relató que le dio oportunidad de torear en la parte de su espectáculo en Salinas, Coahuila, el 16 de septiembre de 1963 a Manolo Martínez, de quien después fue gran amigo y la prueba es que vimos juntos su reaparición en 1987.

Amigo personal de grandes figuras de la época como Carlos Arruza y Luis Castro “El Soldado”, en la película aparecen unos muletazos del genio de Venezuela, César Girón.

En su debut en Monterrey, recordó que con su compadre David se fueron a echar la capa a la antigua plaza Guadalupe, donde él le enseñó cómo agarrar el capote y la muleta. Cuando estaba aprendiendo a coger el capote, un niño de unos 11 o 12 años –pero que representaba menos edad por su estatura– le ofreció sus servicios como toro de carretilla.

“¡Órale va!”, y nos estuvo haciendo el toro toda la tarde, permitiéndose a ratos hasta la libertad de hacerle algunas indicaciones acerca del manejo de los trapos. Al terminar le di unos pesillos de propina, que desde luego agradeció jubiloso.

Carlos Arruza
Carlos Arruza, torero mexicano (Imagen: Pinterest).

Pero aprovechando el viaje pidió algo más: “Agradezco su regalo matador –¡Me dijo Matador!– pero yo quisiera ir al festejo con ustedes, le serviré las espadas o le cargo los avíos… de lo que sea, pero lléveme”. Se refirió a otro ídolo del toreo, Eloy Cavazos.

“Y mira, algo me dio mi cine churrigueresco: en Francia es ‘Monsieur le piporrou’ y para más información, en la Cineteca de París y Londres hay dos copias de una película que se llama “La Nave de los Monstruos” (1959), como muestra de cine ficción, una película de monstruos interplanetarios de aquella época, pero para mí ése es otro logro más en mi carrera, estar por allá en esos sitios”. El vuelo se me hizo corto.

Antes de bajar, viene la perla de sabiduría que le dedico al papá de mi admirada doctora; me dice: “¿Andas muy preocupado por terminar tu trabajo, hoy que empieza la semana?”; a lo que le dije, “la neta sí…” (continúa)“Te doy un consejo”… “¡Viene!”… “Lo que se ve de la chingada el lunes, para el viernes ya cambió, pa´ qué carajos te apuras”. Ahí la dejo para su reflexión.

A vivir pues la vida con desparpajo, sin preocuparnos a lo tonto y gozándola con el favor de Dios. Y, por supuesto, incluyo el ir o ver –en las diferentes plataformas– las novilladas sabatinas en el Cortijo de los Ibelles; el 31 de octubre, novillos de Las Huertas para Héctor Gutiérrez y Eduardo Neyra, y en Tlaxcala, mismo día, en el Ranchero Aguilar, Luis Pimentel, Héctor Gabriel, Antonio Mendoza y El Mojito con toros de El Vergel. El futuro se cuece con actividad en el ruedo, lo demás es lo de menos. ¡AJÚA!


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