Para la sociedad, la relación con Hacienda ha sido de miedo y respeto y en muchos casos, siempre tratando de engañarla, pero ahora parece que será más complicado ya que nos enfrentaremos a las dos facetas del SAT, la dama buena con los cumplidos y el verdugo con los evasores.
Ciudad de México.- Según Margarita Ríos-Farjat, jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), tiene dos propósitos muy claros, el combate a la evasión fiscal y simplificar todos los trámites para que los ciudadanos cumplan con sus obligaciones en esta materia.
Dado el contexto actual, en donde han proliferado las empresas fantasmas, la venta de facturas apócrifas y mecanismos que permiten los engaños fiscales, la nueva administración se ha planteado cambiar este escenario y perseguir a los evasores de manera permanente.
Y la amenaza es directa: “Vamos a recrudecer y reforzar las medidas que haya que tomarse para erradicar la evasión fiscal”, señaló Ríos-Farjat.
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El verdugo fiscal
Entonces el verdugo afila sus armas y su inteligencia, para perseguir los flujos de dinero y determinar en dónde está la evasión fiscal, ya que a través de comprobantes fiscales apócrifo, “se han facturado del 2010 a la fecha, 2.04 billones de pesos; no obstante, no se sabe cuánto se ha dejado de recaudar por este delito”, según cifras de El Economista.
Como ya ha sido costumbre en esta faceta del SAT, su discurso es potente y pretende infundir miedo y respeto, asumir su rol de autoridad y mandar un mensaje de que se acabaron las facilidades para las personas y empresas que actúan de forma ilegal.
“Tenemos el gran reto de hacerle frente a todas las formas de sabotaje al principio constitucional que ordena que todos debemos contribuir al gasto público”, dijo la jefa del SAT pero también reconoció que “el problema se ha vuelto algo cotidiano y no puede ser que haya portales de Internet en donde se anuncien facturas” falsas.
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La cara amigable
En contraparte y utilizando la otra cara de la misma personalidad, también juegan con el lado amigable del SAT, con esa faceta que promete que las cosas serán mucho más fáciles y amigables para los contribuyentes, donde literalmente más que cumplir con una obligación, el hecho de pagar impuestos sea una condición placentera.
En ese sentido, Ríos-Farjat se comprometió a modernizar y simplificar los mecanismos para que todos los procesos sean amigables. “Le tenemos que facilitar la vida al contribuyente con las herramientas que ya se tienen” pero “hace falta hacerlas más asequibles, más entendibles y de fácil uso cotidiano para la gente”, aseguró.
Esto con el objetivo de “que sea fácil para ellos hacer facturas, regularizarse, hacer sus pagos, ver en qué situación fiscal están, obtener sus devoluciones”. Y agregó la funcionaria: “Todo tiene que ser muy fácil y comprensible para ellos”.
Sin duda, esta faceta del SAT podría ayudar a muchas personas que por falta de asesoría o por miedo, han incurrido en faltas fiscales pero que están dispuestos a colaborar con las autoridades, algo que puede aumentar los ingresos de manera que ayude al gobierno para la asignación de recursos a los programas que beneficien de manera directa a la sociedad.
De esta manera, las dos facetas del SAT ya están en juego, se adaptan y se combinan según cada caso. Esta es la fórmula que pretende utilizar el gobierno de Andrés Manuel López Obrador para aumentar la recaudación, que se aleja de cierta manera de lo que dijo en su campaña, en donde aseguró que cambiaría los métodos para confiar en las personas y en su compromiso moral para cumplir con sus obligaciones, algo que hasta el momento parece que aún no contemplan las autoridades fiscales.