Herramientas para ser mejores

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Hay días que cuesta más trabajo que otros escribir un artículo como éste, y no precisamente porque no haya de qué escribir, sino todo lo contrario. Hablar más de las consecuencias de la pandemia en términos económicos o de la visita del presidente mexicano a Estados Unidos, o de los dos años del triunfo de López Obrador y el desastre que ha significado para México y para la mayor parte de los mexicanos, o de los 100 muertos diariamente por inseguridad en nuestro país, o de la nueva normalidad o realidad.

Además, se corre el riesgo de repetirse, de resultar aburrido para el lector porque de una u otra manera, ya todos nos enteramos de lo sucedido y ya cada quien hizo su juicio.

Preferí, como ya lo he hecho en otras ocasiones, escribir sobre herramientas para ser mejores personas, mejores parejas, mejores líderes, mejores ciudadanos, mejores habitantes de este planeta.

Esta semana tuve la oportunidad de conducir un webinar muy interactivo sobre tres herramientas que nos ayudarán a ser mejores en prácticamente todos los ámbitos de nuestras vidas:

1.Tener claros nuestros objetivos,

2. Saber dar y recibir retroalimentación y,

3. Cómo negociar de forma correcta.

Por lo que hace a los objetivos y apegado a la filosofía-metodología “hazlosencillo”, siempre digo que si no tenemos claro hacia dónde vamos, qué queremos lograr, cualquier decisión que tengamos que tomar en nuestra vida se convertirá en una pesadilla. Así que hay que definir dos objetivos centrales en nuestras vidas de corto, mediano y largo plazos: uno personal y otro profesional. Eso no quiere decir que no tendremos muchos pequeños objetivos que debemos alcanzar para lograr los dos centrales.

comunicacion, retroalimentacion
Imagen: Psicología y Mente.

Y la metodología es muy sencilla: un verbo con sentido de logro, un número y una fecha. Todo lo demás sobra en la definición del objetivo: “Facturar cinco millones de pesos en el 2020”; “construir una casa con tres millones en 15 meses”. Estos serían los objetivos de corto plazo.

Definir los objetivos de largo plazo, cinco años máximo, es igual de fácil que “Facturar 30 millones en el año 2025”; “Tener ahorrado un millón de pesos en el 2025”.

Cuando definamos los objetivos, siempre debemos tener claro para qué queremos alcanzar ese objetivo. Esto nos ayudará a que podamos poner toda nuestra energía y concentración en ellos, tanto a nivel personal, como profesional y como equipo.

Mi experiencia profesional me dice que muchas empresas no logran sus objetivos de corto, mediano o largos plazos, porque no los comunicaron bien a su gente y no le explicaron a la gente por qué la compañía quiere alcanzar ese objetivo.

Aunque ya está más relacionado con el logro de los objetivos, sugiero seguir estos tres simples principios para alcanzar nuestras metas. Estar focalizado, ser flexible y actuar de forma rápida.

La segunda herramienta que es fundamental para ser mejores todos los días, es pedir retroalimentación a nuestra pareja, a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros amigos, y en lo profesional a nuestros clientes, proveedores, colegas o pares, jefes e inclusive a gente que nos reporta. Recomendaba Steve Jobs pedir retroalimentación en términos de saber por qué había personas que no compraban sus productos.

domino, cambiar la meta
Imagen: wikiHow.

Casi todos los textos sobre el feedback o retroalimentación dicen que hay básicamente dos tipos: la positiva y la negativa, y que, para efectos de ser políticamente correctos, le han puesto la apreciativa y la constructiva. Desafortunadamente en nuestras culturas, y es muy latinoamericano, damos muchísimo más retroalimentación constructiva que apreciativa. Simplemente y a nivel de muestra, les cuento que, en mi webinar, el 70% dijo dar más retroalimentación constructiva que apreciativa.

La retroalimentación es muy importante para saber si vamos bien y para identificar áreas de mejora. Y la pregunta obligada entonces es: ¿por qué no damos o pedimos retroalimentación?… Se los dejo de tarea.

Hay algunos conceptos que me parece que son fundamentales para dar o recibir una buena retroalimentación: siempre que es algo positivo, den la retroalimentación en público, esto generará una cultura ya sea familiar o empresarial. La gente sabrá –al hacerla pública– que eso se reconoce en la casa o en la empresa, y si es algo negativo, háganlo de forma privada, a nadie le gusta que se le llame la atención en público, puede resultar muy humillante y hasta ofensivo.

Con mucha frecuencia oigo que la gente dice que no hay que tomarse la retroalimentación personal y yo digo que eso es una estupidez, es la única manera como hay que tomársela. La retroalimentación es algo que te están diciendo para que mejores tú, para que cambies cierta conducta tú… Así que sí tómatela personal.

En nuestra metodología tenemos trece pasos para dar y recibir retroalimentación de forma correcta: usa información que te conste; actúa inmediatamente; evalúa la conducta, no a la persona; sé específico; primero señala algo positivo; tómatela personal; trata a los demás como ellos quieren ser tratados; no señales temas pasados; indica, si es retroalimentación constructiva, el área de oportunidad; explica la consecuencia o consecuencias de que se esté actuando con esa conducta; llega a un acuerdo o a varios para que se modifique la conducta o para que se robustezca; siempre da las gracias cuando te den retroalimentación, nunca te pongas a la defensiva o menosprecies lo que te dijeron, y si tú eres quien la está dando, da las gracias a quien te está escuchando, y finalmente haz un ejercicio que yo llamo “retro de la retro” y es preguntar a la persona a la que le diste retroalimentación cómo se sintió con el proceso.

Feel the Brain
Imagen: Feel the Brain.

La retroalimentación, si la usamos de forma permanente y de forma adecuada, nos permitirá mejorar mucho nuestro actuar tanto a nivel personal como profesional y obviamente sí es parte de la cultura organizacional.

Hace algunos meses, pre-covid, trabajé con un cliente del sector restaurantero con el que implementamos un sistema de retroalimentación con los clientes –en lugar de la típica encuestita–, y el resultado fue muy positivo. Obtuvo mucho mejor información, más valiosa y le permitía actuar prácticamente en el momento.

Todos conocemos famosos casos de empresas, de grandes compañías, que no escucharon a sus clientes, que no hicieron caso a la retroalimentación y los costos han sido terribles: Blackberry, Blockbuster, y ahora recientemente Hertz, JC Penny, y muchas otras de las empresas que están pasando muy malos momentos en estos días por la pandemia, pero que sus problemas ya venían de antes porque no habían escuchado o entendido a sus clientes o sus mercados.

Por razones de espacio no podré escribir sobre la tercera herramienta, que es la negociación, pero les aseguro que en mi próxima entrega haré un artículo sólo dedicado al tema; mientras les dejo estas dos para que las pongan en práctica desde ya.

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victor del Palacio

Muy buenos puntos dan un contexto claro para acciones mayores felicidades … esperaremos la negociación …

Octavio@octavioaguilar.com

Mil gracias Victor.

Anabella Navarro

Indispensable tener una buena retroalimentación en lo personal y con ello mejoras en lo profesional. Interesante tu artículo. Y la tercera herramienta ???? Cuando nos la das ? Saludos Octavio .

Octavio@octavioaguilar.com

muchas gracias Anabella. La próxima semana, negociación.

Ricardo Calderon

Me gusto mucho tu razonamiento, creo que una de las cosas más importantes en la vida es verte a ti mismo con una autocrítica sincera y real, me encantó tu planteamiento, le daré seguimiento
Ricardo Calderon

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