Ante el aumento de casos de comedores compulsivos, especialistas de la UNAM piden a la población y a las autoridades tener una buena relación con la comida: alimentarse adecuadamente, sin restringirse ni excederse.
Ciudad de México .- La obesidad es un problema de salud que desde hace unos años es combatido por el gobierno de la República, y si bien se han conseguido avances para que la población en general tome previsiones para evitar aumentar de peso indiscriminadamente, aún es necesario crear políticas en contra de otros padecimientos relacionados con la alimentación. De acuerdo con estudios recientes, elaborados por investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el porcentaje de mexicanos con el trastorno de comer compulsivamente va en aumento.
En declaraciones retomadas por Notimex, Cecilia Silva Gutiérrez, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, señaló que en nuestro país los jóvenes y personas de la tercera edad se suman al grupo social afectado por este problema de salud que antes se registraba en mayor medida en la adolescencia tardía y adultez temprana.
“En México, en 2012 la prevalencia de sobrepeso y obesidad en adultos de 20 años o más fue de 71.28 por ciento, y en 2016 se incrementó a 72.5 por ciento. El aumento progresivo de estos males y sus consecuencias en la salud física como diabetes, hipertensión y afectaciones óseas, musculares, gástricas y endocrinológicas, así como problemas emocionales, los convierte en factores de riesgo”, añadió la psicóloga.
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En el caso de los comedores compulsivos, quienes lo padecen, se alimentan escasamente en presencia de otras personas, “pero a solas se dan atracones que les hace sentir culpa por su falta de control, y vergüenza por la ganancia de peso corporal”, indicó la especialista.
La universitaria aclaró que no todos los individuos obesos son comedores compulsivos: estudios reportan que entre 16 y 51 por ciento de los pacientes con sobrepeso y obesidad que acuden a consulta presentan trastorno por atracón. Añadió que “el rango de edad de las personas con trastorno por atracón se ha ampliado: hasta hace unos años era más común en la adolescencia tardía y la adultez temprana, pero ahora gente más joven y personas mayores lo presentan”.
A través de un comunicado, destacó que el origen de este trastorno alimenticio no es del todo claro, aunque se identifican como factores algunos de carácter personal, social, cognitivos y neurológicos.
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Detalló que la “desregulación emocional produce malestar y ansiedad, por lo que algunos individuos buscan regulación a través de la comida, que les da sensaciones momentáneas de tranquilidad, satisfacción y bienestar, pero después se sienten culpables y se eleva su frustración, y así se convierte en un círculo vicioso”.
Silva Gutiérrez recomendó, para identificar posibles casos de comedores compulsivos, estar atentos ante señales como cambios en los hábitos de alimentación, depresión, aislamiento social, aumento de peso, irritabilidad y ansiedad; además de acudir con un médico especialista, en caso de duda, para contar con un diagnóstico acertado.
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