Para Donald Trump esto fue un acuerdo “fenomenal”, pero para muchos analistas el T-MEC es un arma de dos filos, ya que fortalece a Norteamérica pero afecta el libre comercio mundial al endurecer las reglas de origen en diversos sectores.
Ciudad de México.- Luego del acuerdo alcanzado entre México, Estados Unidos y Canadá a finales de septiembre pasado y que se firmó oficialmente el último día de noviembre, el T-MEC parecía ser la panacea para asegurar un libre comercio justo no solo con los países socios, sino con otras naciones y bloques comerciales.
Sin embrago, este protocolo con el que se moderniza al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), comienza a tener sus detractores, ya que algunos aseguran que fue una estrategia de Trump para poner trabas y candados al comercio mundial y protegerse así de la competencia, principalmente china.
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Las polémicas reglas de origen automotriz
Si bien el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá no es una sustitución de todos los puntos del TLCAN, los avances más significativos tienen que ver las reglas de origen del sector automotriz, algo que para muchos puede modificar la conformación del comercio mundial en esta área.
De acuerdo a David Gantz, autor de un análisis realizado sobre el T-MEC por el Instituto Baker para Políticas Públicas de la Universidad de Rice en Houston, las nuevas condiciones le dan a la región de Norteamérica mayor fortaleza para enfrentar a Europa y Asia.
“El nuevo acuerdo comercial ha sido criticado por sus reglas de origen automotrices” escribió Gantz, pero “México podría beneficiarse de un mayor requerimiento de contenido norteamericano para la producción de automóviles si alguna producción china actual se traslada a México”, escribió Gantz.
De esta manera, el especialista considera que el objetivo real de Trump con el aumento de las reglas de origen, sobre todo en la industria automotriz, es darle un golpe a China y de paso a la Unión Europea (UE), con los que también ha tenido conflictos comerciales y políticos.
Así, el T-MEC permitirá “a los fabricantes de América del Norte competir de manera eficaz con Europa y Asia, al preservar aspectos clave del TLCAN”, señaló David Gantz en declaraciones que retoma Notimex.
Por tal motivo, el objetivo secreto de Trump se puede materializar, ya que “si la principal amenaza para la economía de Estados Unidos en el futuro es China, una economía sólida de América del Norte, que será preservada por el T-MEC, se vuelve vital“, indicó el especialista.
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La UE ya analiza los posibles daños
Dadas estas condiciones, el Servicio Europeo de Investigación Parlamentaria (EPRS), también realizó un estudio donde proyecta los posibles daños que le puede provocar el nuevo T-MEC para la economía y el comercio de ese poderoso bloque de naciones.
Así, según este análisis, “ciertas disposiciones sobre normas de origen, indicaciones geográficas y restricciones voluntarias a la exportación, podría tener implicaciones para las empresas de la Unión Europea que comercializan o tienen presencia en Norteamérica”.
En particular, prevén mayores daños a los fabricantes de vehículos de la UE, a los exportadores de alimentos y bebidas; así como a los productores lácteos.
Pero incluso el EPRS va más allá en sus conclusiones y asegura que “el T-MEC es selectivamente restrictivo, con disposiciones que corren riesgo de ser incompatibles con normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC)”.
Las perspectivas son diferentes y lo que para Trump es algo fenomenal, para otros es una especie de barrera comercial disfrazada de libre comercio, pero los resultados y los efectos no los podremos saber hasta que entre en operación el T-MEC, que en condiciones positivas podrías ser a finales del 2019 o principios del 2020.
