Crisis educativa: una amenaza para la niñez y adolescencia de México

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La pandemia de COVID-19 acentuó las crisis que México tenía impregnadas hasta las raíces. Además de la sanitaria y la económica, el desequilibrio educativo se ha convertido en una de las mayores amenazas para la población infantil y adolescente del país. Sin embargo, permanece en silencio.

No es novedad que la niñez y la adolescencia sean sectores acallados. El hecho de que no sean Población Económicamente Activa (PEA) o carezcan de capacidad para votar, los convierten en grupos más relegados para las autoridades.

Pese a lo anterior y debido al confinamiento, los y las estudiantes de México hoy enfrentan una severa crisis educativa que ha sido señalada por organismos internacionales. A casi un año de la falta de clases presenciales, la infancia y la juventud deberán lidiar con un rezago de aprendizajes, daños físicos y hasta consecuencias emocionales. ¿Y cuál es el plan?

Hasta el momento, el Gobierno Federal no tiene ninguno. Todo lo contrario se ha conformado con el programa “Aprende en casa” y la esperanza de una pronta vacunación. Mientras tanto, miles y miles de niños siguen sin acceder al derecho constitucional de una educación de calidad.

Clases en línea en México. Fuente: Cuartoscuro.

México ocupa el lugar 8 en el mundo en días sin clases presenciales

México ocupa el lugar número ocho en el mundo en cuanto a días sin clases presenciales. Con más de 180 jornadas sin asistir a las aulas, los y las estudiantes mexicanas enfrentan una severa crisis de aprendizaje.

Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la República Mexicana está por encima del promedio de jornadas sin asistir a centros educativos en América Latina (158). Peor aún, duplica el número de días promediados a nivel mundial (95).

Christian Skoog, representante de Unicef en México, expresó que los rezagos de aprendizaje en niñas, niños y adolescentes en el país se están agudizando por la falta de clases directas. Esto, sobre todo en el caso de los y las alumnas que no cuentan con el acceso a tomar sus lecciones vía remota.

Y es que la situación es demasiado preocupante si se toma en cuenta que ya previo a la pandemia de COVID-19 la educación mexicana no brillaba por su eficacia. Todo lo contrario, según cifras de Unicef, alrededor del 80 por ciento de los y las estudiantes de primaria no alcanzaban a tener los conocimientos básicos de matemáticas y comprensión lectora.

Por si fuera poco, la contingencia sanitaria también aumentó la deserción escolar en el país. Resulta que la disminución en los ingresos de las familias es un factor para que la niñez y la juventud abandonen sus estudios. ¡Y en México vaya que ha habido una crisis económica!

De acuerdo con la encuesta ENCOVID-19 Infancia, realizada por Unicef, en México aproximadamente el 71 por ciento de los hogares con niñas, niños y adolescentes sufrieron una reducción de ingresos a lo largo de la pandemia. Por esta situación, se vio afectado el abasto de materiales necesarios para la recepción de aprendizaje de la población que estudia —más cuando una computadora, el televisor o instrumentos didácticos alternativos son de suma importancia en las clases a la distancia—.

Clases en línea en México. Fuente: Cuartoscuro.

Cierre prematuro no frenó COVID-19 y acrecentó crisis educativa y de salud

El 20 de marzo del 2020 se concretó la suspensión de clases presenciales en México. Como medida preventiva al nuevo coronavirus, la Secretaría de Educación Pública (SEP) decidió adelantar y extender a 30 días las vacaciones de semana santa.

Aunque el plan de las autoridades era regresar a las aulas el 30 de abril, la pandemia de COVID-19 se les salió de las manos. En este sentido, no sólo fue inútil el cierre adelantado de escuelas, sino que ocasionó una crisis educativa y hasta de salud para las y los estudiantes del país.

La suspensión de clases presenciales desde marzo de poco o nada sirvió para controlar la propagación del virus SARS-CoV- 2 en la República. Tan es así, que hasta el recorte del 3 de marzo del 2021, el territorio mexicano ya es escenario de 2 millones 104 mil 987 contagios de coronavirus así como 188 mil 044 muertes por la enfermedad.

Como uno de los países más dañados por la pandemia, México ahora debe enfrentarse a un rezago educativo, emocional y de bienestar gravísimo en su niñez y adolescencia. Según Unicef, el cierre temporal de escuelas afectó la educación y a la población estudiantil de diversas formas.

Consecuencias del confinamiento en la niñez y adolescencia

Para empezar, Unicef señaló que la suspensión de clases presenciales en preescolares ocasionó una interrupción en el desarrollo de los niños y niñas más pequeñas. Asimismo, explicó que el confinamiento y el uso constante de aparatos electrónicos bien podría generar daños a la salud tales como sobrepeso, obesidad, sueño irregular, ansiedad,irritabilidad y falta de concentración.

Por otro lado, el aislamiento ha originado toda una serie de afectaciones emocionales en la niñez y juventud de México. Unicef explicó que los y las adolescentes resultaron especialmente afectadas, debido a que se trata de una etapa donde la socialización es de suma importancia para su bienestar y desarrollo.

Además, la medida de “quédate en casa” trajo consigo un aumento de la violencia familiar. En este sentido, muchos niños, niñas y adolescentes han estado conviviendo a diario con sus agresores.

Aprendizaje en medio del confinamiento. Fuente: Cuartoscuro.

Finalmente, es momento de que las autoridades inicien una estrategia para un regreso a centros educativos. El trayecto tendrá que tomar en cuenta no sólo medidas sanitarias, sino lineamientos para una pronta recuperación de aprendizaje y bienestar emocional.

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