El 18 de abril de 1990, la esposa del entonces delegado de Tláhuac, la señora Arias de la Rosa, observando las condiciones de pobreza, abandono y crisis familiar que enfrentaban las niñas de su comunidad, tuvo la convicción de crear un espacio seguro destinado para dar alojamiento a las jóvenes en situación de precariedad.
Así fue como surgió la Casa Hogar de las Niñas de Tláhuac, IAP, un centro que tiene como misión brindar una segunda oportunidad a niñas desfavorecidas ofreciéndoles un espacio donde puedan desarrollarse y sentirse seguras.
30 años después de su fundación, Alejandro Durán Raña, fundador y empresario de la zona, es quien dirige ahora el patronato y continúa con el legado humanitario de apoyar a niñas entre 6 y 12 años de edad, brindándoles todo el apoyo necesario para que las madres, padres o tutores de las menores se queden tranquilos sabiendo que mientras ellos laboran para brindarles una mejor calidad de vida a sus hijas, ellas se encuentran en buenas manos y con todos los recursos necesarios para que continúen con su educación primaria.
Alejandro Durán es reconocido por su apoyo y estímulo de impulsar el bienestar de los habitantes de Tláhuac, ya que además de dirigir la Casa Hogar, ha sido miembro fundador de proyectos sociales como la Asociación de Charros de Tláhuac, presidente del Centro de Rehabilitación de San Juan Ixtayopan y promotor de la construcción de la capilla de Descanso del Panteón de Tláhuac, entre otras actividades.
Es gracias al apoyo y compromiso de personas y empresas como el Monte de Piedad y Monte Pío Luz Saviñón que apoyan con recursos monetarios, algunos donativos de organismos y la colaboración de terceros que la Casa Hogar para Niñas de Tláhuac mantiene su labor humanitaria y mantiene para sus jóvenes estudiantes un presente estable con la esperanza de un mejor futuro.
“Gracias a este patronazgo, 46 niñas tienen qué comer, dónde dormir, asisten a clases, cuentan con atención médica y conviven en un espacio seguro donde pueden desarrollarse de forma íntegra, cubriendo todas las necesidades que ellas requieran”, afirma Alejandro Durán Raña en una entrevista con El Semanario.
Debido al cierre de escuelas por la contingencia sanitaria, la Casa Hogar de las Niñas de Tláhuac no fue la excepción y desde marzo tuvo que cerrar puertas mandando a las niñas de regreso a casa, pero sin descuidar su educación ni su salud física y emocional.
Actualmente, 43 niñas no asisten de forma presencial a la casa hogar; sin embargo, gracias al esfuerzo de sus educadoras, continúan sus estudios de manera virtual con el equipo de cómputo que les fue prestado por la Casa Hogar.
La Madre Maricarmen, Directora de la Casa Hogar de las Niñas de Tláhuac, perteneciente a la congregación Cristo Rey y Santa María de Guadalupe, explicó a El Semanario cómo se han acoplado al nuevo modelo de aprendizaje por la pandemia: “Por el momento estamos trabajando con las plataformas de Zoom y WhatsApp, hasta ahora hemos tenido buenos resultados y la calidad de aprendizaje no se ha quedado atrás. Tenemos además, el caso de 3 niñas que no cuentan con la disponibilidad de conectarse y seguir el contenido de manera virtual, por fortuna viven cerca de la colonia y son las únicas que vienen de manera presencial una vez a la semana para evaluar su aprendizaje”.
Pero los problemas no surgieron por la situación de la pandemia, de acuerdo con Alejandro Durán, la escasez de flujo monetario, el mantenimiento y pago de salarios, son problemas que han existido desde siempre, y con el esfuerzo y apoyo de los mismos profesores, la congregación y su dueño, han podido sortear la pandemia con mesurable éxito.
Incluso, aprovechando que las niñas no están asistiendo de manera presencial, además de no gastar mucho en alimentos, se está construyendo un salón de usos múltiples que las jóvenes puedan disfrutar y aprovechar para su desarrollo en el momento en que la Secretaría de Salud, junto con la Secretaría de Educación Pública, tomen la decisión de abrir nuevamente las aulas e instituciones educativas.
Pero aún cuando estos problemas no son nuevos, bien es cierto que la pandemia acrecentó de manera exponencial efectos colaterales en la salud mental, no sólo en las niñas, sino también en los padres y tutores.
La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM), advirtió sobre angustia de niñas y adolescentes por no poder regresar a clases, como consecuencia del encierro causado durante meses por la pandemia de Covid-19.
Gabriela Escobedo, psicóloga de la Casa Hogar ofrece talleres de terapia psicológica vía zoom con un programa enfocado en la formación de hábitos y valores en la que las estudiantes puedan fortalecer sus habilidades sociales y elevar su autoestima.
“Permanecer tanto tiempo en el encierro, tanto madres como hijas, elevó los niveles de ansiedad con síntomas de depresión. Para esto, se les intervino de manera individual con técnicas que ayudaron a disminuir estos índices de ansiedad e incluso, fortalecieron el vínculo madre-hija, que antes de la pandemia no era frecuente por las labores de la madre dentro del trabajo”.
Las labores y actividades de la casa hogar no se detuvieron ni se detendrán ante la crisis sanitaria. El panorama actual para el recinto es seguir con las actividades escolares, de salud y alimentación con las 46 niñas. Su estructura y el patronato han permitido seguir adelante con los recursos en estos últimos meses del año, pero ante la incertidumbre de muchos por lo que pasará el siguiente año, Alejandro Durán, respecto a lo que vendrá para la casa en 2021, opina:
“Nosotros esperamos y tenemos la confianza que nuestros amigos nos sigan apoyando económicamente y en especie. Tal vez por los tiempos que vivimos no puedan ser los mismos recursos que antes y, en este caso, en el patronato tendremos que ajustar y ver la forma de asegurar los recursos, para poder seguir haciendo nuestra labor con las niñas, sobre todo en asunto de material escolar”.
