Estamos a días de decirle adiós a este 2020, un año muy difícil para todo el mundo, nada imaginado y que trajo consigo una de las pandemias más fuerte de los últimos años, la del COVID-19, que ha producido cerca de dos millones de defunciones en todo el mundo, atacando países grandes, pequeños, ricos, pobres, sin distinción de clase o género.
Algunos de ellos manejaron muy bien la contingencia sanitaria, aplicando medidas estrictas que evitaron mayores fallecimientos, otros no tanto muy a pesar de ser potencias. Tomaron a la ligera la protección que hoy es impuesta y castigada si no se utiliza, el famoso “cubrebocas”. Qué difícil es hacer entender a las personas que al protegerse de forma individual, lo hacen en lo general, el famoso “te cuidas tú, nos cuidamos todos”, tan simple como eso, pero como pasó, dicha medida fue desdeñada por varios mandatarios y el mensaje enviado a sus pobladores fue el de “no sirve”, “no funciona”, “no protege”. Y así nuestro país tiene uno de los porcentajes de muertos más alto en el mundo.
También nos trajo un confinamiento tal (más de 8 meses) que afectó a miles de personas, algunas de ellas perdieron su trabajo, su modo de llevar el sustento al hogar, otros tuvieron la facilidad de poder seguir trabajando desde sus casas y mantener el ingreso, pero por desgracia muchos negocios, empresas, se vieron en la necesidad de cerrar sus puertas, dejando sin trabajo a muchas personas y, lo peor, es que no se sabe cuándo podrán conseguir otro.
Muchos no pudieron atender la sugerencia de quedarse en casa, ya que son los que llevan la vida “al día”, manteniendo el sustento en su hogar, y con ello la necesidad de salir a trabajar, exponiéndose al contagio y llevar el mismo a la familia con las consecuencia graves que esto implica.
En otros casos se desbordó la paciencia y la agresión intrafamiliar fue tal, que por desgracia se rompió ese núcleo y no de buena manera. En otras situaciones, las personas cayeron en una depresión que los orilló al suicidio.
Respecto al manejo en nuestro país de esta pandemia, por desgracia, somos el ejemplo ante el mundo de lo que no se debe de hacer. Como mexicano da pena la calificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya que no se aplicaron las pruebas necesarias para la detección oportuna de la infección, se informó que teníamos camas suficientes con ventiladores para los enfermos críticos, las cuales siempre sobraron o no se utilizaron; muchos de los enfermos no han logrado llegar a las mismas, y lo terriblemente lamentable fue la pérdida de vidas en el sector salud; una verdadera tristeza que pierdas tu vida por tratar de salvar a otra y con un pobre o nulo reconocimiento.
Nos dieron pronósticos catastróficos de 60,000 defunciones y al día de este escrito, 28 de diciembre, llevamos reportadas 1´338, 434 casos confirmados, sospechosos 399,138 y lamentables defunciones 122,426 (El Reforma); tal pareciera que nos estamos acostumbrando a que haya más contagios, mayores decesos, ¿esto se ve como algo normal? Por fin se ha aceptado que estamos rebasados, que los incrementos de contagios han sido tales, que no hay camas, se vuelven a parar las empresas no esenciales y mandan a confinamiento una vez más a la población. Desde mi óptica, se aceptó demasiado tarde. No tenemos realmente el número si es que se dieron mayores contagios en estas fiestas pasadas, partiendo de las peregrinaciones para visitar a la virgen de Guadalupe (que afortunadamente los responsables eclesiásticos y civiles, tomaron las medidas necesarias al haber mencionado que la Basílica permanecería cerrada), pero se dieron.
Después las clásicas posadas, ¿se detendrían?, la imperdible Noche Buena y Navidad, reunión que después del confinamiento, prácticamente es inevitable que la familia busque la forma de unirse para dicha celebración. Pero nos falta la última, la esperanza en familia que al sonar las 12 campanadas del 31 de diciembre, esta pesadilla se termine y para el primero de enero sea el mundo igual al que conocemos o conocimos, igual otra vez, como lo fue hasta febrero-marzo de este 2020, pero lamentablemente no será así. Si bien es cierto que para este año que inicia hay la esperanza de la vacuna, el programa de vacunación anunciado por el gobierno se extiende de 5 a 6 meses, lo que seguirá representando un peligro de posibles contagios y defunciones. Debemos tener claro que “el mundo ya cambió”, la cuestión es: ¿nosotros cambiaremos al parejo?, ¿ya nos mentalizamos para ello?
Espero que realmente la vacuna de Pfizer sea efectiva y no traiga daños colaterales, ya que si bien se ha demostrado ser segura, aún no se ha aplicado de forma masiva a seres humanos y las pocas que han puesto en UK han creado reacciones, dejando ver que no se le puede poner a la persona que tenga antecedentes alérgicos. No obstante, esperamos que superado esto, sea el tratamiento adecuado para la prevención del coronavirus y éste se convierta en un mal recuerdo que dejó muchos mal sabores de boca, pero que quedó en el pasado.
Considero que debemos hacer una retrospectiva de lo que fue el 2020 y sacar lo bueno de todo lo malo que dejó a su paso; lo más importante es que logramos darnos cuenta lo insignificantes que somos ante un pequeño, minúsculo virus, que mientras no se le conozca plenamente, ni se identifique, no se le podrá atacar y tener el medicamento adecuado para su cura.
Que mientras algunos hogares se destruyeron, otros en cambio, ante la queja de no pasar tiempo con la familia, lograron con la cuarentena convivir más con la familia y hacer que la misma volviera a renacer, darse cuenta de la fuerte carga de trabajo que se tiene y que era necesario un equilibrio. Que se organizaron, se dividieron las tareas y de esta forma les fue más fácil vivir en armonía.
El tráfico mismo, con todas las personas que trabajan desde sus casas, el flujo se hizo más ágil, logrando menos contaminación por los atascamientos y ahorros importantes en gastos de combustibles, llantas, mantenimiento, etcétera.
La necesidad imperiosa de que las organizaciones de salud de todo el mundo estén unidas, dispuestas al trabajo en equipo y a reaccionar ante cualquier posible brote de algún otro tipo de virus que pueda afectar seriamente al mundo una vez más.
Nos queda demostrado que siempre en las crisis surgen oportunidades, caso claro son los cubrebocas, las empresas que estaban preparadas habrán hecho ventas superiores a sus pronósticos, y cuantas nuevas se unieron a dicha fabricación con ingenio y estilo.
Qué decir de los geles antibacteriales, lo mismo ocurrió. Las caretas, equipo de protección médico (algunos fabricantes de calidad y otros de pésima) vendieron mucho y el boom de las plataformas de videoconferencia que permitieron seguir conectados a empleados-empresas, empresas-proveedores, directivos-empleados; tecnologías que facilitaron que muchas empresas siguieran con su actividad, evitando la quiebra de las mismas.
No cabe duda de que lo que representa un problema para algunos, resulta un beneficio para otros, es ley de la vida y debemos de estar alerta ante las oportunidades.
No me resta más que agradecer a El Semanario Sin Límites, en especial a Mariana Montell por su gran apoyo, dirección y sobre todo, a ustedes que me permiten transmitir cada 15 días, mis sugerencias, comentarios y alguna recomendación, “gracias”, espero seguir haciéndolo y les deseo lo mejor para este 2021.
Nos seguimos leyendo si gustan.
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De acuerdo con todo, yo agregaría que este segundo confinamiento por el “rebrote” se empezó a gestar a partir de los festejos del día de la independencia (aunque se cancelaron los gritos en algunas poblaciones), la gente no dejo de salir en masa a buscar el trago o surtimiento para el festejo, después de eso, día de muertos y sin duda el mayor golpe vino con el largo buen fin de una semana, rematando con festejos decembrinas. Sin duda, que el 2021 sea mucho mejor y dar supere esta etapa con la Bendición de Dios.
Esta muy bueno y toca el mayor problema por el que atravesamos, subrayando las diferencias con nuestro País.
Que esto sirva para valorar la incapacidad de nuestro Gobierno en la toma de decisiones, en perjuicio del pueblo bueno y sabio que seguirá manipulado por quien se considera
su guía, que no puede ser más ególatra
y mentiroso.
Seguramente no se habían dado cuenta, pero para el 21 le cambiarán las cosas, AMÉN.
Buen cierre 2020, adelante Naco, con la expectativa de seguir leyéndote.