Aunque el premio fue otorgado desde el día 9 de octubre, me atrevo a escribir sobre éste hasta ahora porque no había yo leído nada de la ganadora. Hasta que no conseguí hacerme de uno de sus libros y leerlo, me atrevo a escribir una nota, siempre desde el punto de vista de un lector. La literatura es una de las artes más complejas, desde luego se necesita un escritor, un artista, que escriba la obra, pero también en la actualidad se necesita un empresario particular que apueste por publicar la obra, el editor, que además tiene que hacer varias labores, publicarlo, difundirlo y hacerlo llegar al lector, que es el eslabón final de la cadena. Si alguno de los actores falla o no está la literatura, no existe; por supuesto, sin el artista o el autor, el proceso no se inicia; pero sin el editor no se lleva a cabo; y, claro, sin el lector la literatura no tendría sentido, él es el motivo fundamental del autor y de las editoriales, y es quien finalmente califica la obra.
Gerardo Australia en este mismo periódico, El Semanario Sin Límites, publicó ya una nota al respecto, con sus conocimientos, su ironía y sentido del humor consigue una crítica muy inteligente. Yo lo haré defendiendo mi punto de vista del lector y del lector en español. Existe una forma de desprecio por parte de los expertos en literatura por los lectores, como si no fuéramos capaces de apreciar el valor de una obra, como si lo que nos gusta no tiene necesariamente valor y lo que no nos gusta lo tiene. Como si no pudiéramos apreciar la belleza, la trascendencia de una obra literaria y sólo otros pudieran hacerlo. Leer no es una tarea fácil, desde luego resulta una actividad enriquecedora poder leer uno o dos libros a la semana; para el común de los mortales significa una inversión considerable de entusiasmo y tiempo, es decir, se pueden leer entre 50 a 100 libros por año, dejando además algún espacio para releer algunas obras. Por tanto, la opinión de la mayoría de los lectores puede o debe ser tomada en cuenta para, en casos como éste, otorgar preseas tan importantes como el Premio Nobel.
¿Cómo hacerlo? Viendo la cantidad de lectores que tiene un autor.
Louise Glück es una poetisa norteamericana que ha escrito nueve o diez libros, y que le han otorgado algunos premios importantes por su obra en Estados Unidos. La editorial Pretextos ha publicado siete de sus libros traducidos al español. Pretextos es una editorial ejemplar porque apuesta por grandes escritores, aunque no sean necesariamente muy conocidos, lo cual es una tarea loable. Una vez que se otorgó el premio de este año, creo que, en tono de broma, la editorial manifestó que había vendido más libros en 15 minutos que durante los siete años anteriores. Puede ser que éste sea un valor del Premio Nobel, darnos a conocer e invitar a leer a los lectores comunes y corrientes, autores que no conocíamos.
Leí Ararat publicado en 2008, y que conseguí en una librería de viejo; Glück es una poetisa poderosa, con una escritura no muy complicada, no muy difícil de leer, se desprende constantemente tristeza y dolor que siempre reflejan una intensa vida profunda y reflexiva; la belleza está escondida detrás de mucho dolor. No es una indiscreción comentar que a Louise no le ha ido bien, está relatado en muchas reseñas y por ella misma, se sintió muy rechazada por su madre después del fallecimiento de su hermana mayor; sufrió anorexia nerviosa durante muchos años y estuvo muy mal, el resto de su vida al parecer tampoco ha sido fácil.
Desde luego habrá que esperar a que Pretextos pueda distribuir los otros seis libros que tiene publicados en español y tengamos la oportunidad de leer y conocer a Louise Glück, oportunidad que nos brinda el Premio Nobel y que sin el cual no nos hubiéramos acercado a esta autora.
El español es la segunda o tercera lengua más difundida en nuestro planeta, no sé si tiene la misma jerarquía en importancia, como lenguaje científico no, pero sí es cierto que hay muchos, cientos de miles que hablamos, leemos y nos expresamos en español. En los 120 años de existencia de la presea se han premiado a los siguientes escritores en español:
1904 José Echegaray
1922 Jacinto Benavente
1945 Gabriela Mistral
1956 Juan Ramón Jiménez
1967 Miguel Ángel Asturias
1971 Pablo Neruda
1977 Vicente Aleixandre
1982 Gabriel García Márquez
1989 Camilo José Cela
1990 Octavio Paz
2010 Mario Vargas Llosa
Cuantitativamente menos del 10%, que frente a los hispanohablantes tiene un gran desnivel. Por supuesto que muchos de los recipiendarios tienen los suficientes méritos para haberlo logrado, pero no todos. José Echegaray fue un personaje muy interesante, diverso, polifacético; ingeniero de caminos, matemático, funcionario gubernamental y escritor de obras de teatro que en su época tuvieron mucho éxito; ahora nadie las recuerda ni puede hacerlo porque no se encuentran, pero quizá lo grave es que cuando le otorgaron el Premio estaban en plenitud Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán, escritores de largo aliento, profundidad, prolíficos, y muy reconocidos, se los pudieron dar a ambos simultáneamente, ex aequo o al alimón, con lo que seguramente hubieran estado agradecidos. Vivía aún Leopoldo Alas “Clarín”, filólogo, crítico literario y autor de La Regenta, una de las tres obras cumbre de la literatura sobre la infidelidad femenina.
Se han quedado en el camino grandes figuras como Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Miguel Delibes, Carlos Fuentes, entre otros; Juan Rulfo con Miguel Ángel Asturias fueron los creadores, los iniciadores del realismo mágico, la obra de Rulfo menos amplia pero igual o más importante que la de Asturias. Por qué premiar a Neruda estando pendiente Borges no tiene una explicación sencilla; por qué premiar a Cela y no a Delibes tampoco es comprensible. Delibes fue un escritor de mayor diversidad, periodista, escritor de ficción, relator de viajes y de caza, quizá por esto prefirieron a Cela, aunque después de que le otorgaron el Premio vivió en el escándalo literario hasta que murió. Pienso también, por qué dejar a Fuentes fuera del Premio, muchas veces mencionado entre los candidatos para recibirlo, con una obra tan amplia, con varias de sus novelas con una fuerza que ha pervivido ya por muchos años, con ensayos muy valiosos, con una fama importante y gran aceptación entre sus muchos lectores, manifestada, entre otras cosas, por las muchas ediciones de sus obras y su inclusión en diversas colecciones, tampoco es fácil explicarlo.
Me parece impropio que premios tan importantes se otorguen por razones de género, de nacionalidad, de idioma, de tendencia política. Pero si necesitaban que fuera mujer estaba Rosa Montero, escritora valiente, diversa, una gran periodista; sus ensayos son notables, su ficción maravillosa e incluso ha experimentado la ciencia ficción (faceta que menos me gusta de su obra). Javier Marías es otro escritor en español cuya obra ha sido variada y destacada, es además un traductor muy exitoso, y sobresale también su faceta como docente y divulgador. Y para no hablar sólo de los escritores en español menciono a Haruki Murakami, japonés eterno mencionado en las ternas y que ojalá no pasen los años sin que reciba el Premio Nobel.
Asimismo, espero que ser un escritor leído y aceptado por los lectores no sea una causa para descartar a un candidato al Premio Nobel de Literatura. No estar de acuerdo en a quién se le otorga puede ser una muestra de soberbia porque me parece que no se toma en cuenta a los lectores, eslabón final de la literatura.
Lecturas recomendadas:
—Haruki Murakami y Seiji Ozawa. Música, sólo música. Tusquets. México. 2020.
—Louise Glück. Ararat. Pretextos. Madrid. 2008.
—Mario Vargas Llosa. Medio siglo con Borges. Alfaguara. México. 2020.
—Rosa Montero. La buena suerte. Alfaguara. México. 2020.
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