Uno de los aspectos actuales de la discusión internacional, es la necesidad de evitar que continuemos con la destrucción de la naturaleza y el deterioro del medio ambiente.
Ciudad de México.- Entre varios aspectos que están caracterizando el siglo XXI destacan sin duda, el vertiginoso avance de la ciencia y la tecnología. También la tendencia a promover los sistemas democráticos y el Estado de Derecho con respeto por la transparencia y la rendición de cuentas, y los derechos humanos, al menos entre varios organismos internacionales y en diversas regiones del mundo. Pero sin duda uno de los aspectos actuales de la discusión internacional, es la necesidad de evitar que continuemos con la destrucción de la naturaleza y el deterioro del medio ambiente.
En ese sentido quiero comentar que en días pasados el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) presentó su más reciente informe en Copenhague. Este órgano fue creado en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, (PNUMA).
El IPCC efectúa evaluaciones periódicas sobre el cambio climático, sus impactos y las opciones para adaptarse o mitigarlo. En este informe se expresa que la atmósfera y los océanos se han calentado, los volúmenes de nieve y hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado y las emisiones de dióxido de carbono han aumentado en niveles sin precedente. Además, sostiene que las emisiones de gases de efecto invernadero y otros impulsores antropogénicos han sido la principal causa del calentamiento registrado desde mediados del siglo XX.
Sin embargo, hay un mensaje optimista. El reconocimiento del avance de la ciencia y la tecnología que nos permitirá adaptarnos y mitigar los efectos del cambio climático. En este orden de ideas es conveniente efectuar las inversiones necesarias en los tiempos adecuados, ya que de lo contrario las soluciones serán cada vez más onerosas.
Es importante analizar los informes del IPCC con todo rigor. Uno de los riesgos crecientes es la manipulación de esta información, por activistas más interesados en espacios políticos que en el análisis de los problemas y sus soluciones. En esta materia es importante evitar la simplificación excesiva en la que están cayendo muchos grupos.
El debate mediático actual, fuera de los círculos científicos y académicos serios, es entre quienes consideran que no se debe obstaculizar el crecimiento económico a cualquier costo y por otra parte, entre los que proponen soluciones irreales e inviables en la práctica, con base en un ecologismo más vinculado a visones políticas. Esto es, la discusión se ha ideologizado. Frente a estos extremos, es importante no perder los planteamientos con base en la evidencia científica.
Asimismo, es determinante insistir en analizar los principales problemas que enfrenta la humanidad en forma interrelacionada para tener una visión global y de largo plazo de la problemática.
Quiero concluir esta colaboración señalando un error en el artículo anterior, atribuible exclusivamente a mí. En dicho artículo, la idea final que es aplicable a estas consideraciones es que el concepto de sustentabilidad si bien está en función de la preservación de la naturaleza y el cuidado del medio ambiente, está también directamente relacionado con el desarrollo económico y social, así como con la gobernabilidad como lo establece la propia legislación mexicana.
