Hasta pronto

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Con esta entrega, mi columna cierra su primer ciclo e inicia una breve temporada de descanso. Agradezco a El Semanario por este espacio y a quienes lo hayan visitado por su atención. En retrospectiva, mis puntos de interés al escribir en El Cristal de las Palabras han sido:

~ Las características del lenguaje claro.
~ La transparencia y el derecho a entender.
~ El impacto de la tecnología en nuestros procesos de comunicación.

Quiero dedicar este artículo para revisar brevemente los puntos anteriores.

lenguaje
Ilustración: Cóctel Demente.

En su dimensión más práctica, la columna ha tratado de definir en qué consiste comunicarse con un lenguaje claro y cómo hacerlo en diferentes situaciones comunicativas, como las juntas, las conversaciones de retroalimentación o la comunicación electrónica. Reconocer un contenido oscuro, complicado y ambiguo, y saber simplificarlo, ayuda a tener procesos de trabajo más ágiles, eficientes y transparentes.

El segundo tema es la implicación del lenguaje en la construcción de la transparencia y del derecho a entender; en particular, en el terreno de la comunicación de organizaciones públicas y privadas con ciudadanos y clientes. No se trata de un tema meramente lingüístico, sino que afecta la calidad de nuestra vida económica y social. En este sentido, es importante denunciar la comunicación oscura y exigir claridad a las instituciones públicas y privadas que deben rendirnos cuentas.  

lenguaje
Ilustración: Pinterest.

El tercer punto es cómo funcionan nuestros procesos de comunicación (en el entorno laboral) y cómo son afectados por la tecnología que usamos para comunicarnos. La abundancia de información y de conexiones abren grandes posibilidades para la comunicación y la divulgación del conocimiento, pero también nos plantea el reto de rescatar los espacios de presencia y atención que requieren la lectura, la escritura y la conversación profundas, críticas y constructivas. Nos conviene recuperar la calidad de nuestros espacios comunicativos para no perdernos en el mar de pequeños mensajes desarticulados, superficiales y poco fundamentados que inundan el ciberespacio cada día.

Queda mucho trabajo por hacer en la construcción de políticas y prácticas de comunicación que provoquen una comunicación clara y transparente. Por el momento, me enfocaré en promoverlas dentro de mi trabajo cotidiano. Regresaré a esta columna una vez que haya cosechado novedades interesantes. Hasta entonces.

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