La organización de Tauromaquia Mexicana (TMX) es la fusión de aficionados a los toros –a través de porras y peñas– y las organizaciones de profesionales; ganaderos, empresarios, matadores de toros y subalternos. Con el propósito de promover y defender con base en argumentos legales, económicos y culturales, la continuidad de la tauromaquia en nuestro país y en los países taurinos.
Es una organización sin fines de lucro con un Consejo Ejecutivo y varios Comités, con diversos capítulos en nuestro país para coordinar sus actividades.
Son ya casi diez años de su gestación en el que tuvo mucho que ver el brío de Manuel Sescosse y todos sus colegas ganaderos de la Asociación de Criadores de toros de Lidia en la institucionalización de la organización, la cual desde hace unos años dirige de tiempo completo Pepe Saborit.
El año pasado tuvieron muchas actividades de difusión con diferentes instancias, incluyendo instituciones educativas, tratando de acercar al sector que representa el futuro núcleo de aficionados con el toreo y su base, la crianza del toro de lidia.
Es deseable que los que amamos al toreo estemos cercanos a sus esfuerzos, porque de esa manera participamos al loable propósito de preservar una tradición milenaria en otros continentes y ya de más de 500 años en el nuestro.
En 2019 se instalaron 5 Capítulos TMX en Aguascalientes, Jalisco, Chihuahua, Tlaxcala y Veracruz, y en este 2020 se estima instalar otros capítulos más, en medio de la pandemia que tiene en ascuas a nuestro planeta.
Publican en redes sociales y desde el año pasado ya se tiene comunicación directa vía WhatsApp en el número 55-3595-3356.
Hace poco comenté que es un lugar común acudir a diferentes artistas, que de variadas maneras han plasmado lo que les significa el toreo, y honestamente hablando, y por rotundo que parezca, son argumentos que siendo útiles pudieran provocar el que le contesten como lo hacen algunos: ¡A mí qué me importa que fulano o a mengano haya sido o sean taurinos! Así se trate de García Lorca o de quienes ustedes gusten y manden.
Agregué que en mi opinión el argumento más claro es que el toreo es parte intrínseca de nuestra cultura y, por ello, argumentar a su favor es defender la forma de ser de muchos de nosotros, si bien se entiende que haya quien no lo vea de la misma manera y se oponga. Por eso es necesario objetar y promover nuestra tradición constantemente.
El año pasado lanzaron la convocatoria para un concurso de ensayos con el tema: “¿Por qué es vigente la tauromaquia?”. Y la respuesta fue muy buena, más de 80 trabajos, esgrimiendo argumentos sólidos que hicieron difícil la criba para ungir a un ganador del certamen.
El baluarte para sustentar la arquitectura del toreo es su fundamento y su historia; todas tienen ese hilo conductor que representa la profunda vocación taurina de muchos seres humanos, materializada luego de mil formas diversas, desde el pensamiento hasta lo que más propiamente ocurre, y a ello acudieron quienes aportaron su pensamiento por escrito.
Los taurinos firmemente creemos en la diversidad cultural y de diferentes maneras los autores de los ensayos lo reflejan en sus escritos.
El jueves pasado, utilizando el formato de videoconferencia –con la conducción de Ana Lucía Ordoñana– se presentaron los tres primeros lugares del concurso, siendo el ganador del primer lugar, José Antonio Albarrán.
Muchos contribuyeron a hacer realidad un valioso documento que con la asesoría de corrección de estilo por parte de Bibliófilos Taurinos de México, que preside Eduardo Heftye, recaba los tres primeros lugares y nueve menciones honoríficas, en un libro que se puede descargar gratuitamente en la página de Tauromaquia Mexicana y que ampliamente se recomienda.
En la presentación vi la emoción de todos y en particular las palabras de María Fernanda Jiménez –quien con su padre dirigen el programa de mano que obtenemos los días de corrida– nos dan la esperanza de que hay muchos jóvenes que quieren preservar la cultura taurina.
Esfuerzos así son aire fresco en medio de la maraña que vivimos, hay que celebrarlos y propiciar que se extiendan, “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, cantaría Serrat los versos de Machado. Enhorabuena.