La introspección depurada, técnica de la fenomenología

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Abordaremos ahora a la introspección desde la perspectiva de una orientación filosófica muy particular que, con el nombre de fenomenología, se desarrolló en Alemania y Francia, a fines del siglo XIX y principios del XX. Esta escuela de pensamiento afirmó la posibilidad de explorar la conciencia mediante un riguroso método de análisis que su propio fundador, Edmund Husserl (1859-1938), intentó distinguir de la psicología académica y de la técnica de la introspección utilizada en esa época en el laboratorio de Wundt, quien fue su maestro en la etapa formativa.

En las ciencias cognitivas actuales ocurre una revaloración del enfoque planteado por la fenomenología para estudiar la conciencia y la autoconciencia que se basa precisamente en sus requerimientos introspectivos. En efecto, el estudio de la experiencia interna no puede evadir la introspección y Husserl concedió que era indispensable, pero razonó que la introspección sólo podría afirmar eventos individuales y privados, en tanto que él pretendía aproximarse a verdades universales sobre la vida mental. En un amplio análsis de este asunto, Christopher Gutland argumenta en 2018 que la fenomenología, lejos de oponerse a la introspección, intenta refinarla para hacerla sistemática o incluso científica. Por su evidente relevancia a la autoconciencia, a continuación resumiré y comentaré este tema.

Edmund Husserl.
Edmund Husserl, el promotor de la fenomenología, hacia 1910. (tomada de Wikimedia).

El término de introspección evoca de entrada y por etimología la inspección que un sujeto lleva a cabo de su mundo interno, literalmente un “mirar hacia dentro”. Esta metáfora conjetura a la mente como un espacio, una morada en la que se puede dirigir una linterna que corresponde a la luz de la atención. Husserl reafirmó que la experiencia siempre le ocurre a un sujeto de manera particular y privada, lo cual constituye su carácter subjetivo; aquello relativo a un sujeto. Mediante la introspección se conocen los procesos mentales no como postulados, inferencias, deducciones o hipótesis, sino de forma directa e intuitiva. De igual forma, la introspección genera conocimientos, juicios o creencias acerca de los procesos o eventos que ocurren en la propia mente.

Husserl asume tres principios para fundamentar su fenomenología: (1) la existencia de leyes implícitas que gobiernan los estados y procesos conscientes de todos los seres humanos, (2) esos estados y procesos le ocurren a un sujeto y (3) estas condiciones pueden ser detectadas y analizadas por una introspección sistemática. En referencia a esta última premisa, Husserl establece un requerimiento técnico necesario para que la introspección se convierta en un instrumento apto para revelar leyes universales. El método demanda que el observador se pueda distanciar de consideraciones sobre lo que es el objeto y poner sus creencias sobre el mundo “entre paréntesis,” un procedimiento que bautiza como epoché o epojé (del griego ἐποχή: suspensión del juicio). Se trata de adoptar un punto de vista extenso y profundo para considerar el objeto y el proceso de la auto-observación. No es que el sujeto se olvide de sus creencias sobre los objetos de su experiencia y sobre la conformación del mundo, sino de localizarlas para tenerlas presentes y así deslindarlas de las observaciones. De esta manera, la epojé consiste en tomar consciencia de los elementos que condicionan la observación, factores de los que el sujeto usualmente no se percata o no toma en cuenta, pero que determinan las formas y los contenidos de la conciencia. Con la práctica en la epojé, el fenomenólogo entrenado podrá no sólo aparcar o poner entre paréntesis sucesivamente al objeto, a la totalidad de sus procesos mentales o incluso a toda su concepción del mundo, lo cual desemboca en lo que llama fenomenología trascendental.

El Pensador.
Detalle de “El pensador” de Rodin. La actitud evoca un estado de introspección deliberada.

Aunque la fenomenología de Husserl asume que mediante la introspección no es posible observar y reportar todo lo que ocurre en la conciencia, afirma que la introspección metódica y sistemática permite detectar las condiciones en las que ocurren los fenómenos conscientes. El fenomenólogo desea y pretende experimentar sus procesos concientes de una manera más clara, precisa y detallada para lo cual no sólo debe percatarse de los objetos que ocurren en su mente, sino de las condiciones que hacen esto posible, por ejemplo del papel que juegan el tiempo, el espacio o la causalidad. Este requerimiento plantea dos condiciones a la auto-observación: la dirección deliberada de la atención y la reflexión consciente. Ambas condiciones requieren de autoconciencia, pues la introspección no es un estado habitual de la mente, sino una forma peculiar de detección. En este punto parece existir una coincidencia entre la epojé de la fenomenología y la contemplación del “objeto desnudo” de la tradición budista, es especial del zen. El concepto budista de sunyata significa literalmente el vacío o la vacuidad de una percepción que se alcanza sin los prejuicios, creencias o nociones que normalmente se ligan al objeto. En tales condiciones se percibe lo que está allí, tal y como está dado. No se trata de una representación mental, sino más precisamente de una presentación directa en la mente. La re-presentación, en todo caso, ocurre al recrear la imagen del objeto con los ojos cerrados o al evocarlo en la memoria, como lo indica el prefijo re-. En suma: la epojé es una puerta de entrada a las cosas, una deliberada contención de las creencias y conceptos para penetrar en significados nuevos y más auténticos.

Verdad y falsedad.
El artículo de Jorge Romero Gil sobre la epojé se ilustra con esta escultura que representa a la verdad y la falsedad, una alegoría de la actitud mental que al aparcar los juicios y opiniones desentraña la naturaleza de los objetos y de los procesos de la propia mente por una introspección sistemática (fotografía de Iza Bella: https://bit.ly/2s4zcpX).

Un elemento de la experiencia subjetiva desafía una comprensión cabal por parte de la neurociencia: el quale mental (plural: qualia); el cómo se siente ver un color, escuchar un timbre, intuir un significado, sentir un dolor o una emoción. Conocer y entender el fundamento físico y neurológico de las cualidades mentales conscientes sería, ni más ni menos, que resolver la dualidad entre “las cosas mismas” y sus “apariencias” que Kant bautizó respectivamente como noúmeno y fenómeno. Este último es precisamente el término que adoptó la fenomenología como el objetivo central de su investigación. Si la introspección es la detección de cómo se presentan los contenidos en la conciencia, según Kant esto sería todo lo que podemos saber del objeto, pues su naturtaleza real permanecerá siempre oculta a la mente y al conocimiento. Husserl, en cambio, propone que el mundo realmente se presenta en los fenómenos mentales, aunque estos varían mucho de acuerdo a cómo son experimentados. Como acabamos de ver, una introspección sistemática se supone capaz de detectar no sólo la apariencia de un objeto, sino las condiciones, circunstancias y marcos en los que ocurre. Esto último sólo sería posible mediante la aplicación de una atención dirigida y sostenida, de una reflexión deliberada y, en suma, de una epojé que puede llegar a ser trascendental. En este estado de introspección, será posible alcanzar a la cosa misma –o sea percibir su verdadera naturaleza– mediante una “reducción” de la descripción de un objeto a la experiencia exacta de ese objeto.

Labyrinth of the mind
“Labyrinth of the mind”, óleo de Erik Pevernagie (100 x 100 cm).

En suma, la fenomenología inicial de Husserl requiere una introspección entrenada y elaborada que pone a la conciencia y sus características como el objetivo de la investigación. Veremos a continuación cómo evolucionó la introspección en la fenomenología del siglo XX, en especial en el existencialismo, y cómo se valora actualmente por la neurofenomenología o el método narrativo para determinar si puede emplearse para el estudio científico de la autoconciencia, en especial de sus caracterísitcas cognitivas y sus fundamentos neurológicos.

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