La realidad como problema, el pensamiento como acción

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Antes de desembocar en el mar báltico, el río Pregolia, en alemán conocido como Pregel, atraviesa la ciudad rusa de Kaliningrado.

Es previsible que la ciudad y el río que la cruza tuviesen una fama menor, de no ser por un hecho vinculado a la imaginación como capacidad para resolver problemas complejos.

Aun más, para hacer de la realidad el problema.

O bien, dicho de otro modo, la cualidad para sugerir cuestionamientos que la propia realidad plantea, aun antes de que se tornen en problemas concretos.

Conocida a mediados del siglo XVIII, como Königsberg, debemos al matemático suizo Leonhard Euler, la formulación de lo que desde entonces se conoce como “El problema de los puentes de Königsberg”.

La ciudad contaba ya por entonces con los siete puentes que hasta el día de hoy le han legado ser un referente en la historia del pensamiento científico.

Leonhard Euler
Leonhard Euler, matemático y físico suizo (Wikimedia).

Los puentes tiene la función de unir ambas riberas del río Pregolia; adicionalmente, permiten que dos de las islas que forman parte de la mancha urbana, se hallen también conectadas con la ciudad.

Observador acucioso, Eulen, quien había nacido en Basilea, en 1807, hace de la realidad su problema por resolver.

¿Es posible regresar al punto de donde se ha partido, habiendo recorrido los siete puentes sin pasar más de una vez por ninguno de ellos?, se pregunta.

Animado por una curiosidad propia del siglo que habita, Eulen contribuirá de modo incipiente pero decisivo a la comprensión sobre cómo funcionan las estructuras basadas en redes complejas.

De formulación simple, aunque alejada de la ingenuidad, porque el ingenuo no pregunta, cree, el cuestionamiento de Eulen, va más allá de hallar una respuesta como tal.

La respuesta a la pregunta, ¿se pueden recorrer los siete puentes y volver al inicio sin pasar dos veces por ninguno de éstos?, es no.

Mas, esa conclusión, tan directa y sencilla como la propia enunciación de la pregunta inicial, constituye, como para todo pensamiento innovador, apenas el punto de comienzo, no su final.

pensamiento en red

Febrilmente curioso, prolífico y digno hijo de la Ilustración alemana, de Eulen se ha dicho que compilar la totalidad de sus trabajos podría ocupar unos 60 u 80 tomos.

Geómetra, físico, arquitecto, óptico, ingeniero, además de matemático, por supuesto, en Eulen palpita un espíritu capaz de indagar a trasluz aquello que parece dado y estable, real e inmutable.  

El problema no está, podría decirse a la sombra del ímpetu analítico y la imaginación heurística, de esta mente extraordinaria; el problema, es. Siempre es.

Cuando el problema está, intervienen los que pueden resolver algo dado, una falla manifiesta.

Las mentes inusitadamente brillantes, en cambio, navegan sobre un horizonte de la existencia y lo existente, en el que son capaces, al preguntarse, de adelantar, donde en apariencia no lo hay, un problema en el habrá.

Así, en 1736, año en que el matemático suizo publica su célebre artículo sobre los puentes de Königsberg, sienta las bases para el estudio de lo que casi tres siglos después será una constante: las redes como paradigma de la sociedad del siglo XXI.

pensamiento en red
Ilustración: Dan Matutina.

Como bien define el Dr. Maximino Aldana, investigador del Instituto de Física de la UNAM, los sistemas complejos cuentan con cuatro características en común, que de manera textual el Dr. Aldana define así:

Están compuestos por muchas partes que interactúan entre sí;
Cada parte tiene su propia estructura interna y está encargada de llevar a cabo una función específica.
Lo que ocurra a una parte del sistema afecta de modo altamente no lineal a todo el sistema.
Presentan comportamientos emergentes, de tal manera que el todo no es la simple suma de sus partes.

En ese sentido, advierte el investigador del Instituto de Física de la UNAM, “el adjetivo ‘Complejo’ en este contexto no significa solamente que el sistema sea complicado, sino también que está compuesto de muchas partes…”.

 En el caso de las redes, y en particular, de aquellas que podemos concebir como complejas, Aldana acude a una definición compacta y precisa, se trata, dice, de “conjuntos de muchos nodos conectados que interactúan de alguna forma. A los nodos de una red también se les llama vértices o elementos”.

pensamiento en red
Ilustración: Deposit Photos.

Durante los últimos años, es notorio que el interés por ampliar la comprensión de las redes complejas, ya sean biológicas, informáticas o sociales ha crecido considerablemente.

Lo que es más, el uso del lenguaje cotidiano, atestigua cómo la palabra red o redes, y con ello, la noción misma, aparece una y otra vez como signo de nuestro tiempo.

No es para menos. El mundo, su representación, y la de nosotros mismos en él, se condensa en esta imagen: una red de redes.

La red ha pasado así de constituir una metáfora a conformar el espacio en el que los componentes del mundo y la realidad se organizan e interactúan en todos los ámbitos.

El reconocimiento de que su característica esencial es lo complejo, y que con base en ello configura su organización e interacciones, sus estructuras y dinámicas, supone transitar genuinamente del siglo XX al XXI.

Su comprensión, el puente.   


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Sara Gerson

Cuando yo iba en la primera, nos enseñaron en la primaria las cadenas de alimentación estas desaparecieron de todos los libros de texto y ahora se llaman redes tróficas , termino mucho más adecuado .

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