México: el comercio exterior en el período 2001-2019

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Una reciente nota del Financial Times, publicada por diario Milenio, señala que se mantiene la solidez del argumento a favor del comercio liberal considerando que el comercio internacional ha sido un motor de crecimiento para la economía mundial, sin embargo, advierte que ese motor se ha debilitado debido a:

la incapacidad para comprender los beneficios que genera el comercio internacional,
no compartir sus ganancias,
no actualizar las reglas globales y
no mantener la cooperación esencial para su desarrollo.

Asimismo, se hace especial referencia a la administración de Donald Trump quien, en sus 4 años de gestión, generó enormes problemas por el desorden y la incertidumbre que introdujo en el mercado internacional.

También señala que en los 60 años más recientes, el comercio mundial de bienes y servicios registró un crecimiento superior al de la producción mundial, lo que contribuyó sustancialmente a la generación de riqueza, a la reducción de la población en pobreza extrema y a una disminución de la desigualdad en numerosos países.

Además, se expone el hecho de que las economías que adoptaron al comercio internacional como palanca del desarrollo, lograron un desempeño económico muy superior al resto de los países y presenta a Corea y China como ejemplos emblemáticos que, con base en el comercio exterior, lograron impulsar considerablemente su desarrollo y la prosperidad de su población.

Sin duda alguna, también habría que incluir como otro ejemplo a Singapur, país que hace 45 años era un desastre total, con enorme pobreza y en el que la corrupción campeaba en todos los niveles de su administración.

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México es un país que también adoptó al comercio internacional como palanca de su desarrollo.

Así, llevó a cabo un proceso importante de desregulación, mismo que inició en los años 80 y que culminó en el año de 1994, con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), logrando el acceso preferencial al mercado más grande del mundo, el más cercano, con alto poder adquisitivo, con el que tenemos enormes ventajas comparativas y con el que somos complementarios en muchos aspectos; por lo que estos elementos hicieron muy competitivo a nuestro país, hecho que se manifestó con gran dinamismo en nuestra economía y nuestras exportaciones en el período 1994-2000.

La firma del TLCAN fue seguida de la firma de numerosos TLC’s y una desgravación unilateral totalmente incoherente, de tal manera que, en la última visita que realizó a nuestro país el Director Gerente de la Organización Mundial de Comercio, Pascal Lamy, señaló que México era un ejemplo mundial de apertura comercial pero, a la vez, también era un ejemplo pésimo de aprovechamiento de este proceso de apertura, ya que no había diseñado estrategia alguna que le permitiera capitalizar las ventajas del libre comercio.

Esta situación también fue señalada por el Parlamento Europeo en su informe “Enseñanzas obtenidas a partir de la experiencia de los Acuerdos de México con América del Norte y con la Unión Europea” en que asienta que, en el caso de México, el enfoque del Gobierno ha sido “negociar y olvidar”, sin que hubiera políticas activas para favorecer el proceso de ajuste, lo que explicaría los resultados negativos del TLCAN, principalmente a partir del año 2000 en que los elementos que determinaron nuestra competitividad inicial se fueron diluyendo, pues en el período 1994-2000 no hubo políticas públicas que permitieran mantener las ventajas de México.

El Foro Económico Mundial señala como elemento fundamental de la caída de la competitividad de nuestro país a la pésima calidad de las instituciones públicas y a la confianza en sus autoridades, ya que por estas carencias son incapaces de diseñar una estrategia con políticas públicas realistas que incidan positivamente en el desarrollo económico del país, independientemente de que los pesados trámites y regulaciones que no han podido mejorar, se constituyen como verdaderos obstáculos para el desarrollo adecuado de las actividades económicas en nuestro territorio.  

Conviene señalar que la pésima calidad de las instituciones públicas y sus funcionarios tiene hondas raíces históricas en un proceso que se inició cuando se estableció el dedazo para designar a los funcionarios públicos a partir de los 20 del siglo pasado, hace más de 90 años, mismo que Plutarco Elías Calles “decretó e institucionalizó” al señalar que se pasaba de la era de los caudillos (corruptos) a la de las instituciones (corruptas).

Así, se creó una clase política que el pueblo mexicano no se merecía; con el esquema de “institucionalización” del dedazo y la corrupción adoptado por Elías Calles en los sindicatos y en todas las instituciones gubernamentales, se olvidaron de tomar en cuenta un mínimo de los conocimientos requeridos para desempeñar algún puesto y sus funciones, pues la base de su premiación era el mayor o menor grado de servilismo que exhibieran.

Desgraciadamente, este mecanismo se acendró profundamente y permeó en todos los niveles de la administración pública mexicana permaneciendo hasta nuestros días de tal manera que, desde hace muchos años, México figura y es reconocido como uno de los países más corruptos del mundo. En el colmo de la desvergüenza, algunos de esos políticos, dignos discípulos de Plutarco Elías Calles, señalan que la corrupción ya es parte de la cultura del mexicano.

Lo más trágico es que en los años más recientes, México incrementó su clasificación y su mala fama como país corrupto en 58 puntos, en tanto que un país africano, Ruanda, en 10 años mejoró su posición en 71 puntos.

Apuntes finales

En esencia, la pésima calidad de la instituciones públicas y de los funcionarios en México, ha impedido el diseño de una estrategia para aprovechar el TLCAN, así como los otros TLC‘s, a fin de lograr un desarrollo económico a pesar de las enormes ventajas comparativas que posee nuestro país.

Estas carencias tampoco permitieron propiciar el desarrollo de ventajas competitivas, motivo por el cual los retrocesos de las variables económicas de nuestro país, especialmente en el período 2001-2019, han sido terribles según se aprecia en el cuadro del resumen que a continuación se presenta, marcadas con amarillo.

Por tanto, México aparece como un pésimo ejemplo de país que optó por el comercio exterior como una palanca de su desarrollo económico y, como lo muestra el cuadro anterior, no obtuvo los beneficios que otros países sí han logrado. La razón de esto es que en el periodo 2001-2019 cayó en su PIB Total y Per Cápita, en valor agregado, como destino preferido de la Inversión Extranjera Directa y, lo que es peor, no ha generado bienestar para su población; en dicho período pasó de ser la 8ª economía más importante, a ocupar la 15ª posición.


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