Ya nadie confía en nada ni en nadie: ni en gobiernos, personas, agencias de inteligencia, el Ejército, vacunas contra el COVID-19, estadísticas de pobreza, pureza del agua, el amor, informes presidenciales, promesas de campaña y menos aún en la cooperación Oriente-Occidente. Es decir, la geopolítica contemporánea es recelo. La confianza es un bien devaluado por culpa de Pandora, la joven creada por Hefesto a pedido de Zeus, indignado porque Prometeo le robó el fuego y lo dio a los humanos.
El día de su boda, la joven recibió de Zeus una cajita con el mandato de jamás ver su interior pues traería graves males. Pero Pandora, pese a estar dotada de dones divinos como astucia, sabiduría y belleza, cedió a la curiosidad y la abrió, ¡guerras, masacres, plagas y dolor se extendieron sobre la Tierra!
Tras la debacle, vio moverse algo al fondo de la caja. ¡Era la Esperanza en forma de ave con plumaje verde que voló para combatir las desgracias que Pandora había liberado! Y también, la confianza y certidumbre en el futuro que millones perdimos en México y el mundo.
¿Cómo será la relación entre el Gobierno de Joseph Robinette Biden y sus conciudadanos? El académico Paul Daldman advierte que en los próximos cuatro años permeará el mito creado por Donald John Trump de la elección presidencial robada. “Será la ponzoña que dominará al Partido Republicano”.
¿Ven? ¡De nuevo la desconfianza! El mismo reconcomio que oxigenó el Partido Demócrata al insistir, pero no probar, en que Rusia maniobró para que Trump ganara la presidencia en 2016. Esa suspicacia imposibilitará toda disidencia interna y cooperación significativa entre republicanos con el nuevo huésped de la Casa Blanca.
Es singular que esa percepción se exprese cuando la imagen de Estados Unidos se desploma a nivel internacional. Según informe del Pew Research Center, disminuyó la reputación de la superpotencia entre muchos de sus aliados y colaboradores clave.
Sólo 41 por ciento de británicos consultados y 31 por ciento en Francia expresó una opinión favorable sobre Estados Unidos. Y ni qué decir de la desconfianza en Donald Trump: en Bélgica sólo un 9 por ciento aceptó que cree en su gestión, contra 76 por ciento a favor de la canciller alemana Angela Merkel.
Si somos curiosos –como la funesta Pandora–, vemos que en América Latina hay un déficit de confianza hacia los gobernantes. Sean neoliberales, conservadores, pseudo-progresistas o liberales a secas, los gobiernos no se ganan el crédito popular, revela el Índice de Confianza Ciudadana del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), parámetro clave para ver el grado de cohesión social, bienestar y democracia.
Así, 48 por ciento en Costa Rica favoreció a su gobierno, 46 por ciento en Guatemala (antes de las protestas de otoño), 47 por ciento en Paraguay (46%) y 43 por ciento en México. Es curioso que en Perú, 54 por ciento dejara de creer en sus autoridades y semanas después, una revuelta popular llevó al cambio de tres presidentes en unos días. ¿Confiamos en los entrevistados o en esos estudios?
Recientemente, los mexicanos pasaron de considerar a sus Fuerzas Armadas como la institución más confiable al escepticismo, tras la detención en Estados Unidos del General de División y exsecretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda.
El exfuncionario, acusado por la estadounidense Administración de Control de Drogas (DEA) de conspirar para proteger a organizaciones del narcotráfico y lavado de dinero, fue liberado en una inédita jugada diplomática del gobierno de México, y cuyos pormenores podrían permanecer secretos como los que custodiaba la Caja de Pandora.
Según la encuesta del Grupo Reforma, el 73 por ciento de la población consideró que la investigación mexicana sobre el general sería una simulación. “El escepticismo es la actitud más generalizada” sintetizó el analista Sergio Aguayo (25.XI.2020).
Para explorar con visión prospectiva el nivel de confianza entre la Administración de Joseph Biden con México en materia de seguridad, consultamos a Raúl Benítez Manaut, presidente del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE), principal think tank mexicano en ese rubro, quien contextualizó así la relación:
“El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) desarrolló un estrecho vínculo con Donald Trump que, según conocedores de las relaciones bilaterales, llevó a que la petición de México de buscar mecanismos para que los 35 días que el general Cienfuegos estuvo detenido, se pudiera “resolver” y significó el retiro de cargos.
A Trump se le acusa de manipular políticamente la Justicia, en principio en el caso de Rusia, y el retiro de cargos al general sería otro. Por este gran “favor político” de Trump a AMLO, él se ha negado a reconocer como presidente electo a Biden hasta que se resuelvan los juicios y se reúna el Colegio Electoral de aquel país”.
Sin embargo, Benítez estima difícil que no se haga memoria en el nuevo gobierno de Estados Unidos, que asumirá el 20 de enero de 2021, de todos los acontecimientos graves en materia de seguridad en la relación mutua.
Y sobre las nuevas restricciones a agentes extranjeros en México que impone la reforma a la Ley de Seguridad Nacional, el investigador considera que esa regulación no resolverá problemas y sí creará conflictos, pues las potencias no dejarán de realizar inteligencia sólo porque una ley lo prohíbe.
Colofón: La desconfianza no implica el fin del interés humano por conocer, aunque Pandora nos condenara a sufrir por la verdad.
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¡Muy buen artículo! Necesaria reflexión en tiempos tan inciertos.
Excelente reflexión en estos tiempos de pandemia.
excelente publicación Nidya, me lo llevo como reflexión, un saludo cordial.