En una nota de BBC Mundo sobre las elecciones[1], segunda vuelta, a efectuarse hoy en Uruguay, manifestando lo que está pasando en varios países de América Latina, menciona con relación a Colombia: A esto se suma la creciente crispación en Colombia.
¿A qué se refiere diciendo “crispación”? En el diccionario encuentro la explicación de Contracción brusca y momentánea de un músculo, nervio o miembro. Y si es brusca y momentánea, no creo que sea creciente. Tiendo a pensar que nadie puede definir la situación colombiana. Es que, hasta el 21 de noviembre, día del paro nacional en Colombia, aparentemente no pasaba nada, manifestaciones locales en diversos lugares no tenían mayor eco en la prensa y Colombia se perfilaba en el marco, por lo menos latinoamericano, como una tierra de paz, de estabilidad económica, Estado de derecho, una perfecta democracia.
No soy colombiano y resido en un lugar relativamente feliz, Barranquilla, que ya tiene los ojos puestos en el próximo carnaval[2], y no tiene mayores problemas, salvo Electricaribe con sus repetitivos cortes de luz[3]. Recomiendo mucho la lectura de ese enlace, pues permite adquirir una perspectiva no sólo de Colombia, sino de varios países de este bendecido continente. Ayer, por ejemplo, tuvimos 3 cortes de luz.
Con relación al paro del 21 de noviembre, muchos amigos del exterior me preguntaban si esa manifestación popular era real o provenía de la actual moda en diversos países por tender a exagerar las circunstancias. En otras palabras, a Colombia se le ve como un país muy tranquilo.
Para la CGT (Confederación General de Trabajadores), el llamado al paro es una actividad cívica, no violenta y sus objetivos señalan que: No existe una política de empleo, la ausencia de oportunidades laborales para los jóvenes, los incumplimientos con las dignidades agropecuarias, los transportadores, entre otros. Claro que todo no viene de este gobierno.
A propósito, les dejo un enlace al final de esta nota[4], de una interesante reseña del proceso del “llamado al paro”, los sectores que participaron y las diversas opiniones a favor y en contra del mismo.
El presidente le dio mucha importancia a dicho paro, tal como figura en el enlace: De las 25 declaraciones que ha hecho Duque en noviembre y que ha colgado la cuenta de Twitter de Presidencia, en 11 de éstas han hablado de la marcha, lo que muestra que quienes la convocaron ganaron la primera pelea que es de relevancia pública.
No fue un paro espontáneo, se preparó durante más de un año, lo anunciaron a comienzos de octubre y se fijó su fecha en noviembre para que fuera posterior a las elecciones regionales de octubre.
¿Qué pasa después del paro? Es difícil saber, una de las permanentes protestas de manifestantes en este país es que el gobierno no cumple sus acuerdos. Eso ha ocurrido en el pasado con los estudiantes y los campesinos. Un enlace claro en ese aspecto es el que declara[5]: Lo que uno ve son promesas incumplidas permanentemente y eso asfixia a las comunidades, eso deteriora la credibilidad del gobernante regional y hace que le pierdan la confianza en sus comunidades.
El presidente Duque ganó la presidencia porque tuvo el apoyo del ex presidente Uribe que es, sin duda alguna, el político con mayor caudal electoral. En este momento el presidente no tiene mucha popularidad, según las encuestas ha bajado de 58% a 27% a los 100 días de su gobierno. Según las encuestas: Para los colombianos la corrupción (26.9%), el desempleo (21.7%) y la inseguridad (9.6%) son los principales problemas del país.Le siguen la calidad y el cubrimiento de la educación (7.7%), la salud (6.8%) y los efectos de la situación de Venezuela (5.5%).
Es posible que ésta sea la primera nota de una serie que se merece el país. Recordemos que la distribución de la riqueza es aún peor que la de Chile, y que ha tenido tanto eco recientemente. Copio del último enlace del año 2016[6] otros datos relevantes: Los índices de distribución de la riqueza en Colombia son cada vez más preocupantes. Las últimas cifras son las siguientes: en relación con la propiedad de la tierra, 2,300 personas tienen el 53.5 por ciento (43’928,305 hectáreas) de la tierra aprovechable del país. Y en el sector financiero, la concentración de la riqueza es igual, pues 2,681 clientes tienen el 58.6 por ciento (185 billones de pesos) de todos los depósitos bancarios del país. Los otros 44.6 millones de cuentahabientes tienen sólo el 2.4 por ciento de todos los depósitos (7.6 billones de pesos).
Estos datos sobre la distribución de la riqueza, por un lado, y la absoluta desidia del pueblo, por otro, me llevan a pensar en la eficacia de la propaganda mediática que durante muchos años ha estado perdiendo su efecto, aunado también si tomamos en cuenta los 8 millones de votos que tuvo Gustavo Petro (de la izquierda) en las elecciones presidenciales pasadas y la derrota absoluta del uribismo y, por ende, el gobierno en las elecciones regionales efectuadas en octubre pasado.
Notas:
[1] “Elecciones en Uruguay: por qué el país pondrá a prueba su elogiada estabilidad gane quien gane la presidencia“, BBC News-Mundo.
[2] Carnaval de Barranquilla, Wikipedia.
[3] “Electricaribe: la historia de un fracaso social“, Portafolio.
[4] “Rayos X al paro del 21N“, La Silla Vacía.
[5] “Las promesas incumplidas del Gobierno a las regiones“, Dinero.
[6] “Piketty tiene razón“, Semana.