Hace unas semanas, en uno de esos webinar que se han puesto tanto de moda, platicando de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, al tocar el tema del aborto, una de las participantes me cuestionó y me dijo: “usted defiende ese punto porque está vivo, pero ¿y si a usted lo hubieran abortado, opinaría lo mismo?”.
La pregunta, debo confesar me causó risa, aunque no lo expresé así. Mi razonamiento, más o menos fue el siguiente.
Si a mí me hubieran abortado (le dije a la muchacha), no estaría aquí, por lo que esta vida vivida, no significaría nada. Es decir, si mi madre hubiera decidido interrumpir su embarazo cuando yo me encontraba en su pancita, eso era, desde mi punto de vista su derecho a decidir sobre su propio proyecto de vida, y yo, simplemente no sería, no existiría.
Así pues, “desde la no existencia, no podría responder a tu pregunta”. Ésa fue –a grandes rasgos– mi respuesta. Pero más allá de que no podría responder (por no existir), me permití preguntarle a la estudiante si yo no hubiera nacido: ¿en qué hubieran cambiado las cosas?, dudo que el Sol se apagara, o que los planetas dejaran de girar en sus respectivas órbitas. Dudo incluso que esta discusión no existiera.
Nos han hecho creer que nuestra existencia es valiosa per se, sin embargo, cuántas vidas no sólo no valiosas sino hasta perjudiciales se han vivido. La historia está llena de evidencias en ese sentido. Me han argumentado, por ejemplo, que si la mamá de Beethoven lo hubiera abortado, la humanidad se hubiera perdido del gran músico; cuando me dicen eso pienso, que si la mamá de Hitler lo hubiera abortado, la humanidad hubiera sido mucho mejor.
El aborto sigue siendo un grandísimo tabú en nuestra sociedad, seguimos cuestionando el derecho de las mujeres a gestar o no. No se me confunda, aprecio mucho que mi madre se haya dado a la tarea de engendrarme y más aún de padecer un embarazo durante nueve meses. Nueve meses que me permitieron estar aquí, que me permitieron ser y existir.
De hecho, formalmente no encuentro palabras para agradecer tanto amor, tanto sacrificio para que yo hoy, pudiera estar escribiendo esto. Sin embargo, si mi madre hubiese decidido lo contrario, particularmente desde la “no existencia”, no podría cuestionarlo.
Son miles los escenarios por los que una mujer puede querer o no, continuar con un embarazo, las afirmaciones radicales resultan simplistas. Los motivos pueden ir desde el cambio climático, hasta las propias expectativas de vida de cada mujer.
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Usted dice: (…) si mi madre hubiera decidido interrumpir su embarazo cuando yo me encontraba en su pancita, eso era, desde mi punto de vista su derecho a decidir sobre su propio proyecto de vida, y yo, simplemente no sería, no existiría.
Opinión: El aborto es la posición más machista que existe. Ninguna mujer se embaraza sola, ni por inseminación artificial. Pero al momento de abortar, le lava las manos al hombre y se hace cargo de todo. Como se hace cargo cuando los machos proveedores de semen la abandonan al saber que está embarazada. Ante tal situación favorable al hombre, que se defienda con la no existencia, es lo mismo que una madre mate a su hijo de cinco años. pero hipócritamente se la repudia y condena, cuando en realidad, se piensa como Usted.
Estoy de acuerdo con usted Eulalia. Esta es la primera parte, en la segunda, abordo precisamente el tema que usted menciona.
Héctor, me encantó tu reflexión. Y en efecto, el aborto es una decisión personalísima como también, la obligación de la pareja de tomar medidas preventivas para evitar embarazos no deseados. Estamos en el siglo XXI y es vergonzoso que se ignoren los adelantos científico-tecnológicos que existen hace décadas para regular la fecundidad.
Hola Nydia. En la segunda parte de este texto, abordo precisamente, la responsabilidad compartida de la pareja. Saludos y gracias por opinar.
Mientras el proceso biológico se lleve a cabo en el cuerpo de la mujer, es decir, que no se encuentre otra forma de reproducción, es legítimo que la mujer decida sobre su cuerpo.
Ciertamente que es precisamente ese accidente biológico, el que el embarazo sólo se de en el cuerpo de la mujer, lo que la dota del derecho “exclusivo” a decidir. Saludos