Durante muchos años se conoció como la más “Alta Tribuna de la Nación” a la que se constituía cuando en una Sesión de Congreso, es decir, donde se reunían los miembros de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores, y asistía el titular del Poder Ejecutivo en presencia generalmente del Presidente de la Suprema Corte de Justicia –lo que sucedía ocasionalmente–, para la toma de posesión del Presidente de la República y presentar el Informe Presidencial. Por razones que se hicieron pasar por democráticas, estas reuniones fueron suspendidas, aunque la toma de posesión del Lic. Andrés Manuel López Obrador sí se llevó a cabo en una sesión del Congreso, con la presencia del Poder Judicial, sin embargo, su(s) Informe(s) de Gobierno no se han dado de la misma forma.
Esta tribuna ha sido substituida por las “conferencias mañaneras” que el titular del Poder Ejecutivo lleva a cabo todos los días hábiles en el salón “Guillermo Prieto” –antes Tesorería– del Palacio Nacional. Esta costumbre la inició cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Diseñada o iniciada como una conferencia de prensa cotidiana en que se brindaría información, pero ha venido perdiendo esta característica; primero porque no gira alrededor de las preguntas periodísticas y, segundo, porque los periodistas que asisten no sé de qué manera son seleccionados, pues casi siempre parecen más patiños o paleros que verdaderos interrogantes o críticos de los problemas que se tratan o pudieran tratarse. Desde luego se ha convertido en un foro importantísimo en el que el Sr. Presidente, sólo ocasionalmente acompañado por miembros de su gabinete, dicta el curso de su políticas públicas, hace consideraciones internacionales, pauta las guías de lo que él ha llamado la 4ª Transformación, con críticas y ataques a los que se oponen a sus planes.
Muchos grupos y personajes se han visto criticados e incluso acusados en el curso de las conferencias mañaneras, algunos de manera incierta o inconsistente, de modo que, a veces, ha tenido que corregir algunas expresiones o retractarse de algunas situaciones; en términos generales, los aludidos son acusados de enemigos de la transformación, de deshonestos, de conservadores y de fifis –adjetivo que ha estado dejando de utilizar–.
Vivimos un momento sumamente difícil por el desarrollo de la pandemia COVID-19, que tiene y seguramente tendrá, consecuencias muy graves y difíciles en cuando menos tres esferas, la social, la económica, y propiamente las respectivas al área de la salud. ¿Por qué el viernes pasado (8 de mayo) el señor Presidente se dedicó a hablar mal de los médicos? Yo no tengo una explicación que me satisfaga. El caso es que afirmó que los médicos –así generalizando–, éramos deshonestos, cuando menos hasta que él tomó posesión, que privilegiábamos el lucro personal sobre los intereses o las necesidades de los enfermos, y que incluso habíamos participado en fraudes en la compra y distribución de medicamentos.
En un momento en que todo el personal del sector salud, es tan importante, no sólo los médicos, sino también las enfermeras, los químicos, los técnicos, el personal administrativo, ¿por qué lanza estos ataques? Cuando todos se enfrentan en condiciones tan adversas a una enfermedad tan poco conocida, que puede ser sumamente grave, para la que no existe un tratamiento eficaz puesto que vivimos en un ambiente de incertidumbre que resulta angustiante y desencantador. ¿Por qué? Si además todo el equipo de salud está sometido a un riesgo que ningún otro grupo tiene. En España para el 24 de abril había más de 33,000 contagiados y más de 11,000 muertos entre el personal sanitario, que en Italia eran más de 18,000, y que en México no tenemos datos precisos, ¿por qué? Si los salarios de todos ellos no son especialmente privilegiados, ¿por qué? Si cuesta tanto trabajo prepararse para tratar de ser eficiente en cualquiera de las áreas de la salud, ¿por qué emitir ese tipo de comentarios?
El caso es que las declaraciones del Sr. Presidente desencadenaron una cascada de críticas, de inconformidades, de reclamos; si contamos que lo hicieron diferentes agrupaciones médicas, casi todas –me atrevo a decir– incluida la Academia Nacional de Medicina, podemos sumar decenas de miles de médicos que mostraron su desconcierto ante lo expresado, y resalto, además, que muchos líderes de opinión también expresaron su punto de vista contrario. Todos le exigían una rectificación acerca de lo expresado.
El lunes 11, también en la “mañanera”, vino una rectificación; pero, siempre en mi consideración, resultó peor “el remedio que la enfermedad”. Primero y muy importante, cuando menos para mí, no explicó por qué había expresado esta opinión, cuál era su intencionalidad, qué es lo que esperaba obtener de ella, si intentaba motivar a un grupo; si bien parece haber obtenido un rechazo entre los profesionales de la salud, no sabemos el impacto que tuvo en la sociedad minando la confianza de los enfermos con sus médicos y todo el personal de salud. ¿Por qué digo que no fue afortunada la rectificación? Mencionó que no se refería a todos pero que sí había médicos que privilegiaban sus intereses sobre los de los enfermos y que sus adversarios habían descontextualizado sus palabras, que él tenía admiración por algunos médicos, por ejemplo, “quienes le salvaron la vida” durante un problema de salud más o menos reciente, y los “médicos con vocación humanista como Ernesto “Che” Guevara y Salvador Allende”.
¿Por qué no mencionó a Michelle Bachelet? –también chilena y de izquierda, aunque moderada–, o mejor a Valentín Gómez Farias, distinguido médico tapatío y “constituyente”, tantas veces opuesto a Santa Anna; o a Gustavo Baz, fundador de gran parte de nuestro sistema de salud o a Chávez y Zubirán, quienes en buena parte pusieron en práctica ese sistema. Todavía habría sido más estimulante si hubiese considerado a los muchos médicos que con salario raquítico atienden el primer nivel en poblaciones rurales, por no mencionar, como parte de un homenaje, a los que para el día 11 ya habían fallecido por COVID-19. Pero no, mencionó al Che Guevara y a Salvador Allende. La ofensa está hecha, sólo espero que no tenga repercusión en la confianza de los enfermos y por lo tanto en la relación médico-paciente, dado el alcance que el Sr. Presidente tiene a través de su conferencia matutina.
No quiero dejar pasar una extrañeza más. El Dr. Hugo López-Gatell se ha convertido en el vocero de los problemas de salud, especialmente en lo relativo a la enfermedad causada por SARS-CoV-2, parece muy correcto que así sea, es el Subsecretario de Prevención de la Secretaría de Salud. Ha mostrado un gran conocimiento, capacidad de expresión, dominio de los escenarios; si ha patinado alguna vez, ha sido para explicar o justificar a algunos de sus jefes. Creo que en cuanto a las acciones de atención, particularmente terapéuticas de la población, debería participar la Dra. Asa Christina Laurell, Subsecretaria de la de Integración y Desarrollo del Sector Salud, ella es la encargada de eso y de ella dependen los Institutos de Salud, Los Hospitales Federales y la relación con las Secretarías de Salud de los Estados, pero nunca la hemos visto. El Dr. Alcocer Varela, Secretario de Salud, pocas veces se ha expresado y no siempre acertadamente, ayer, 13 de mayo, confundió “normalidad” con “mortalidad” y no lo rectificó, sus mensajes resultan opacos y confusos.
También te puede interesar: Disertaciones alrededor de la COVID-19.
No logro entender que se propone hacer López Obrador, con sus declaraciones y sobre todo descalificando a los médicos en general. En ocasiones pienso que está mal de sus facultades mentales y solo habla porque tiene boca. Por lo qué a mi respecta nunca dudaría de mi doctor, he sido su paciente por más de 20 años y siempre ha mostrado su experiencia médica, humanidad , ética profesional y respeto.
Muchas gracias arriba los trabajadores de la salud!!!!
Al Presidente le importa poco, o nada, importunar u ofender a quienes piensan distinto. El tema es más profundo ¿realmente basta con una disculpa a medias y obligada? El insulto se acentuó porque dijo que no entendimos, lo que resulta peor: ahora nos minimizó. El hombre no cambiará, si acaso rectifica de palabra, pero no en los hechos.
Reflexiones como la suya, Dr Ramiro, nos reconfortan, pero no nos quitan el agravio.
Los médicos son héroe
Gracias Manuelito por compartir tu comentario, el que considero muy acertado y civilizado; todo lo contrario de los comentarios de Andrés, de quien ya prefiero omitir el trato de sr., o de presidente, pues no se merece ningún trato semejante, ya que el mismo se ha encargado de autodesprestigiarse.
Un saludo afectuoso, con mis mejores deseos por tu salud y felicidad.
Manuel Alberto Duarte mendoza