El trimestre más violento de todos en México

Los gobiernos, en sus tres niveles, se echan la culpa unos a otros sin que nadie haga algo para solucionar el problema. La SEDENA y la SEMAR son quienes tratan de contrarrestar fenómenos delictivos como el robo de hidrocarburo o darnos tranquilidad con rondines en las calles, con todo y estar expuestos a ser emboscados en cualquier momento; además de encontrarse en un total estado de indefensión legal; hasta ahora seguimos sin la regulación que les otorgue atribuciones formales para las labores que han venido desempeñando en materia de seguridad pública.

Es importante tener claro lo que está sucediendo; para ello, es necesario no juzgar todo con el mismo criterio. Si bien es cierto que los delitos y la violencia se han incrementado en el país, es importante separar aquellos cometidos por el delincuente común y corriente; los que provienen de la delincuencia organizada, los cuales, en general, tienen que ver con el tráfico de drogas, de personas, de armas y, recientemente, con el de hidrocarburos y los que tienen que ver con los llamados de “cuello blanco”. 

Tratar de manera generalizada y juzgar por igual los delitos, por un lado, es no querer encontrar las causas que los originan para establecer soluciones pertinentes y, por otro lado, evidencia un eficaz argumento de “jugo$a” presión política, utilizado por organizaciones “ciudadanas”, “opinólogos”, medios de comunicación o grupos políticos contrarios.  

Por otro lado, es importante comprender que el Estado sustenta el orden y la paz social sobre cuatro pilares; estos son la seguridad pública, la procuración e impartición de justicia, así como el sistema penitenciario. Resolver la inseguridad y violencia en nuestro país, es atender, también, las carencias que en cada uno de esos pilares pueda presentarse, aunado a políticas públicas transversales (salud, educación y economía) que permitan el desarrollo individual.

Está más que demostrado que detener a las cabezas y principales colaboradores de los grupos criminales no ha sido suficiente. Casi se ha cumplido con la captura o abatimiento de los 122 objetivos prioritarios; sin embargo, la violencia ha ido en aumento, lo cual se debe al reacomodo al interior de cada organización criminal, como por la disputa de las plazas entre los diversos grupos.

Con la creación del Sistema Nacional de Seguridad Pública en 1994 (establece las bases de coordinación y distribución de competencias entre los tres niveles de gobierno) se le dio la vuelta al federalismo con un centralismo de facto. Lo que sucede en realidad, es que el gobierno federal establece tanto las directrices como la asignación de recursos en la materia, por lo que estados y municipios, únicamente, les resta acatar y resignarse. Así es la coordinación operativa en nuestro país, lo que resuelve la duda de por qué las cosas siguen sin funcionar.

Sin instituciones policiales fortalecidas, sin los recursos suficientes y utilizados debidamente; sin los cambios legales necesarios y sin algún órgano que supervise y se cerciore que todo marche conforme a lo que debe ser; además de seguir en el egoísmo e ignorancia generalizada, seguramente, en algún tiempo no muy lejano, volveremos a tener el trimestre más violento de todos.

@marcialmanuel3