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Alfabetización Digital, la reconfiguración de los significados

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Si miles de millones de personas viven la vida en el marco de una pandemia, la vida cotidiana deja de ser lo que era. Uno de los cambios de mayor impacto ha tenido que ver con el cierre de las escuelas y el traslado de las clases presenciales a reuniones mediadas por computadora. De acuerdo con la UNESCO, ya en abril de este 2020, en los inicios de la pandemia, por lo menos 1500 millones de estudiantes y 63 millones de docentes, de primaria y secundaria, en el mundo habían visto alterado su día a día. En doce meses de emergencia mundial el modo tradicional de enseñanza-aprendizaje se ha trastornado por completo y ha convertido a los hogares en escuelas, y a padres y madres en maestros colaborantes o, por lo menos, en compañeros de viaje de hijas e hijos en el aprendizaje a través del ciberespacio.

Cuando se pensaba que por usar un smartphone y tener una cuenta en alguna red social se tenía el mundo en las manos, comenzaron las clases en línea que nos demostraron que hacía falta más información y más formación sobre cómo opera Internet, qué implicaciones tiene el aprendizaje a distancia y cuáles son los impactos de la socialización a través de las plataformas digitales.  

era digital
Imagen: The New York Times.

Y es que la pandemia ha sido el gran catalizador del mundo contemporáneo y su circunstancia. Al tiempo que se conoce y reconoce el impulso que la COVID-19 ha dado a los procesos de digitalización en las empresas, comunidades e instituciones, también han quedado plenamente de manifiesto las desigualdades y brechas en el acceso a la tecnología como expresión de todas las demás desigualdades mundiales, nacionales y locales. El estudio más reciente de la OCDE Perspectivas económicas de América Latina, aparecido en septiembre de este 2020, da cuenta del impacto de la pandemia en el terreno económico en nuestros países, del cual la brecha tecnológica es parte. Así, los procesos educativos instrumentados a través de internet, además de todo ello, han demostrado que existe un espacio vacío en la currícula: la Alfabetización Digital.

Se había dado por hecho que los jóvenes, las niñas y los niños, inclusive, estaban inmersos en el mundo digital. Que sus habilidades para el uso de Apps o de videojuegos, la grabación de videos o la comunicación con amigos y compañeros de escuela era muestra de su capacidad para entender ese mundo en el que ocupaban buena parte de su tiempo. Pero no fue así. La emergencia sanitaria ha puesto en primer plano la emergencia educativa en donde la alfabetización del Siglo XX no es suficiente. No es suficiente saber leer y escribir para comunicarse.

era digital, clases por internet
Imagen: Dawn.

Es preciso ampliar las capacidades críticas y de expresión para interactuar en el mundo digital. Es necesaria una formación mediante la cual no sólo se aprendan habilidades instrumentales para manejar una computadora, un smartphone, una tablet, una consola de videojuegos, sino que se adquieran habilidades de pensamiento y estrategias de búsqueda de información para orientarse en la lógica de la Red de Redes y separar los contenidos relevantes y pertinentes de los que no lo son.

Una Alfabetización Digital que nos lleve a construir un pensamiento digital considerando los cambios que la tecnología ha operado en la concepción humana del tiempo y del espacio, que sea consciente de las implicaciones de la simultaneidad y el crecimiento exponencial, asuma la prevalencia de la red sobre lo lineal, valore la importancia de la transversalidad sobre la jerarquía y pondere la creatividad, la innovación, el trabajo colaborativo.

En suma, Alfabetización Digital para una nueva forma de pensar el mundo.

era y educacion digital
Imagen: Duke Corporate Education.

Ayuda fundación a trabajadores de la construcción a alfabetizarse y a terminar estudios

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Después de que las actividades de la construcción no fueran consideradas como actividades esenciales durante la pandemia, un total de 821 estudiantes lograron graduarse y finalizar sus cursos escolares.

Para el 24 de marzo de este año, México entraba de manera formal en la fase 2 de la pandemia por COVID-19, pese a ello, la actividad de la construcción no se había detenido aún y algunos proyectos seguían en marcha.

En ese momento, Jesús Esteva Medina, titular de la Secretaría de Obras, comunicaba a los medios la necesidad de no suspender las obras, y aseguraba que los trabajadores tomaban las medidas necesarias para poder continuar su labor durante la contingencia. Las actividades de la construcción fueron suspendidas días después.

En entrevista con El Semanario, Roxana Fabris, presidenta ejecutiva de la Fundación Construyendo y Creciendo, aseguró que el programa a distancia dio un giro de 180° a los planes de la Fundación; sin embargo, ante la pandemia por COVID-19, se vieron obligados a forzar la marcha y acelerar los procesos de aprendizaje.

“En lugar de que el estudiante vaya a la escuela, la escuela viene al estudiante. A mediados de marzo, iniciamos este proceso de educación a distancia, el cual a través de llamadas telefónicas, correo electrónico, WhatsApp y redes sociales como Facebook, propusimos herramientas para que los trabajadores de la construcción pudieran continuar con su proceso educativo, aunque sólo el 50% de ellos siguieron estudiando desde sus casas”.

La organización apoya a que los estudiantes –como los llama Roxana– completen su sueño de aprender a leer y escribir, a lograr sus estudios o bien obtener el certificado que avale sus conocimientos en coordinación con el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), lo que les permite mejorar su calidad de vida y la de sus familias, así como tener un mejor desarrollo humano y profesional.

En sus 14 años de trayectoria, la Fundación Construyendo y Creciendo se ha esforzado en lograr que más de 25 mil trabajadores de la construcción continúen sus estudios, e incluso, logren la alfabetización en el idioma español.

trabajadores de la cosntruccion tomando clases

De acuerdo con las últimas cifras presentadas por el INEA, en México más de 3 millones 704 mil personas adultas no saben leer ni escribir, lo que nos posiciona en el lugar 66° en la tasa de alfabetización de la UNESCO.

Por otra parte, en el marco de la crisis sanitaria ocasionada por el SARS-CoV-2, la brecha digital existente en el país dificultó el modelo de aprendizaje para este sector educativo. La transición hacia la nueva normalidad tuvo sus variantes, para aquellos que tienen acceso a la tecnología, sin duda su proceso de adaptación resultó ser más amable, ¿Pero qué pasa con aquellos que no tienen ni celular o acceso a Internet?

Tras la contingencia, Roxana Fabris detalló que la adaptación a las nuevas tecnologías, tanto para el alumnado como para la organización Construyendo y Creciendo, significó un gran reto que todos decidieron asumir y tomar con seriedad con la finalidad de que los trabajadores de la construcción completaran sus estudios en una modalidad virtual.

“Con ayuda de otras organizaciones, pudimos brindar algunos equipos de cómputo y tabletas a nuestros estudiantes. Tuvimos algunos casos de trabajadores que no conocían Zoom y ahora muchos de ellos con la ayuda de algún familiar o vecino, a través de nuestras plataformas educativas, toman sus clases con las nuevas tecnologías. Apreciamos su esfuerzo por no rendirse ante estas adversidades y continuar ante todo con su aprendizaje”.

La labor que Construyendo y Creciendo ha realizado en favor de los trabajadores de la construcción se ve reflejado en más 7 mil graduados de preparatoria en 17 estados de la república.

El sentimiento de solidaridad y apoyo no pasó desapercibido en estos tiempos de pandemia, con la ayuda de organizaciones como CEMEX, AT&T, Deacer, Fundación Gigante, Axioma Proyectos, entre otros, Construyendo y Creciendo hizo posible la entrega de más de 5 mil despensas físicas y en tarjetas precargadas, siete becas mensuales para madres trabajadoras solteras y 700 kits de protección ante el COVID-19.

Un mundo de mujeres

En una fundación que va dirigida a un sector eminentemente de hombres, Roxana Fabris es la primera mujer en encabezar la Presidencia Ejecutiva de la fundación Construyendo y Creciendo, lo cual ella misma señala como un orgullo, pues además de Roxana, más del 50% de los colaboradores que operan en la fundación son mujeres.

“En la Industria de la Construcción, mas o menos el 10% son mujeres, y esta cifra ha ido en aumento en los últimos años. Ahora podemos ver a muchas de ellas en empleos como operadoras de maquinaria, plomeras, carpinteras, desde luego ingenieras y arquitectas, pero también se hace más común ver que muchas de estas mujeres que están en las obras, asisten a nuestras aulas”, señaló la arquitecta.

A pesar de que la proporción en la industria no es mucha, Roxana nos comparte su entusiasmo de que en las aulas de la fundación, el porcentaje de alumnas ha ido creciendo con el tiempo, siendo el 40% las mujeres que deciden tomar cursos o estudiar con ellos para lograr un mejor nivel educativo.

“Selene”, como muchas otras mujeres trabajadoras de la construcción, tuvo que sortear entre continuar con sus estudios de preparatoria con el modelo educativo que tomaban sus hijos frente al televisor. Ante los ojos de ellos, Selene generaba una sensación de orgullo por verla estudiando y esforzándose en conseguir una mejor calidad de vida mediante la educación.

“Una vez que los hijos ven a sus padres estudiando, hay menos probabilidades de que abandonen la escuela. La admiración y el orgullo que pueden sentir hacia los padres los impulsa a seguir con sus estudios y sacar mejores notas”, puntualiza Roxana.