Banco Nacional de Comercio

La banca de desarrollo y el resurgimiento de la economía del país

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La banca de desarrollo es una institución que puede apoyar el crecimiento económico y el desarrollo integral del país. Esta institución financiera de fomento puede ser un instrumento útil para que, debidamente estructurada, coadyuve en la optimización de la asignación de recursos, mayor equidad social y equilibrio regional así como en el estímulo de actividades estratégicas y prioritarias para un progreso más armónico y sustentable.

La pandemia del COVID-19 además de las graves consecuencias para la vida y la salud de las personas, ha generado una profunda crisis global. Más allá de la cooperación internacional y del apoyo de los organismos financieros multilaterales, cada país deberá salir adelante con su esfuerzo y con los instrumentos que pueda diseñar y utilizar.

Es claro que los países altamente desarrollados tienen mucho mayor margen de maniobra para canalizar cuantiosos recursos para financiar su recuperación debido a su posición fiscal, capacidad de endeudamiento y acceso a recursos financieros baratos. La situación es mucho más complicada para los países con economías emergentes. Esto exige del uso creativo de diversos instrumentos como la banca de desarrollo para estimular la recuperación y el reordenamiento de la economía.

banca en tiempos de covid
Imagen: Hoy

La banca de desarrollo tiene amplios antecedentes en México. El más importante es la creación de las instituciones nacionales de crédito en la década de los treinta del siglo pasado, que sirvieron para estimular la política del desarrollo que tuvo como resultado un largo período con elevado crecimiento del PIB, así como la promoción y el financiamiento de buena parte de la industrialización, la urbanización y la autosuficiencia alimentaria de México, en un lapso de fuerte dinamismo demográfico.

Así, se crearon instituciones como Nacional Financiera, el Banco Nacional de Comercio Exterior, BANOBRAS, los bancos de crédito agrícola y ejidal, entre otros. Varios de ellos cambiaron de nombre, pero en general fueron instituciones que apoyaron financieramente y brindaron asistencia técnica a diversos sectores de la economía hasta la década de los ochenta. Posteriormente, la banca de desarrollo sufre una profunda reestructura que la subordina a la banca comercial debilitándose como un instrumento fundamental para la promoción del desarrollo.

Nacional Financiera es un ejemplo de un banco de desarrollo que desplegó una amplia gama de servicios para apoyar a la industria, la innovación tecnológica, la pequeña y la mediana empresa, la consultoría, el desarrollo regional, la regulación del mercado de valores. Además, articuló una serie de productos, desde el crédito y la inversión accionaria, programas de garantía, asistencia técnica, entre otros. Para el logro de sus objetivos constituyó diversos fondos de fomento para apoyar los estudios de inversión, financiamiento y asistencia técnica a pequeñas y medianas empresas, la creación de parques industriales, el apoyo a la infraestructura turística, entre otros. Incluso llegó a contar con un banco comercial para facilitar la canalización adecuada de recursos.

Durante la gestión de las instituciones de banca de desarrollo se documentaron varios casos de corrupción y de mal uso de recursos en algunos bancos de este tipo. Esto no descalifica el concepto de banca de desarrollo. Exige adecuados mecanismos de supervisión, control, transparencia y rendición de cuentas.

banca
Fotografía: Nogi.

De igual forma, a nivel internacional, la banca de fomento ha ocupado un lugar determinante con instituciones como el Banco Mundial, que surgió de los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, como Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, junto con el Fondo Monetario Internacional; el Banco Interamericano de Desarrollo, (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF), o en el caso de Europa, El Banco de Desarrollo del Consejo de Europa; el Banco Europeo de Inversiones, o bien, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo que se fundó en 1990 para estimular la transición a una economía de mercado y promover la iniciativa privada en los países ex-comunistas de Europa oriental.

Asimismo, varios países desarrollados han utilizado diversos bancos de fomento. Además de los “Eximbanks” que han financiado sus exportaciones, también está el caso de varios países asiáticos que han recurrido a su banca de fomento para pragmáticamente apuntalar sus impresionantes historias de crecimiento y desarrollo, como son los casos de China, Japón y Corea del Sur, por citar sólo los casos más conocidos.

En el actual proceso de recuperación económica, a raíz de la severa contracción provocada por el COVID-19, el papel de la banca de desarrollo puede ser fundamental. Pero, lo puede ser también en el proceso de reestructura y modernización de la economía para estimular el desarrollo social y económico del país más equitativo, incluyente y sustentable ambientalmente.

Esta crisis es, como todas, una oportunidad. La economía mundial deberá iniciar un proceso de modernización y de promoción del desarrollo y el bienestar sobre varios ejes transversales. Dos de ellos son el Pacto Verde y la agenda digital. Debemos transitar hacia una economía incluyente, regenerativa, circular, con energía limpia, sin que nadie se quede atrás.


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