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Canaco CDMX pide quitar restricciones en el Centro Histórico

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Nathan Poplawsky, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco) de la Ciudad de México (CDMX), pidió a la autoridad capitalina quitar todas las restricciones en el Centro Histórico. Esto, bajo los argumentos de que se están afectando los derechos de los trabajadores formales en dicha región y además apuntó que persiste el cierre de empresas. 

Por medio de un comunicado, Poplawsky hizo énfasis en que las medidas implementadas por la administración de Claudia Sheinbaum Pardo han puesto al Centro Histórico como en un “Estado de Excepción”. En este sentido, agregó que ello implica una afectación tanto a quienes laboran en él como a quienes lo visitan por necesidad.

Aunque la Canaco CDMX reconoció el acuerdo que el Gobierno de la capital del país tuvo con los restauranteros, puso de manifiesto que es insuficiente. El organismo señaló que hacia finales de enero, tan solo en la Ciudad de México  se espera una pérdida de 223 mil empleos formales

De acuerdo con el presidente  de la Canaco, los comercios formales no son la causa del incremento de contagios y hospitalizaciones por COVID-19. Expresó que su argumento se ha demostrado debido a que pese a su cierre temporal, las cifras siguen al alza. 

Bajo este escenario, Nathan Poplawsky señaló que es impostergable la apertura de los negocios formales que cumplen con las medidas sanitarias. Manifestó que son dichos comercios los que han acatado los requerimientos de la autoridad sanitaria, siempre pensando en la protección de sus clientes y la de toda la población.  

https://twitter.com/CANACOMexico/status/1350121738865176580

Semáforo rojo provoca la caída del Centro Histórico y sus comerciantes

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Este miércoles 13 de enero, miles de comerciantes del Centro Histórico hacen una manifestación pacífica para poder trabajar y sostener sus hogares.

El Centro Histórico, corazón de la Ciudad de México (CDMX), está perdiendo la intensidad de sus latidos, y lo hace a la par de cada uno de sus rincones, comerciantes y gente. Su tejido muscular se integra por miles empresarios que como Jazmin González hoy únicamente emiten una súplica hacia las autoridades para seguir trabajando y con ello, ser tanto fuente de ingresos en sus hogares como miembros de una cadena productiva que parece no tener fin. 

En uno de los locales de la calle República del Salvador, nace la tienda “Bazar de Remates”, un proyecto liderado por Jazmin González, pero que encierra toda una historia familiar. Luego de diez años de vida, el establecimiento experimenta una crisis de permanencia debido a la pandemia de COVID-19 y por supuesto, al semáforo rojo anunciado por el Gobierno de la capital del país. 

González concedió una entrevista a El Semanario cuyo principal objetivo fue el de dibujar cómo ese lugar lleno de color y artículos variados que van desde libretas y plumones hasta una inmensa gama de productos para mascotas, poco a poco pierde fuerza por el cierre de actividades no esenciales. 

Diez año de trabajo tirados en menos de 365 días 

Bazar de Remates” tocó por primera vez el Centro Histórico hace diez años como un comercio de zapatos. El padre de Jazmin fue el encargado de darle vida, hacerlo crecer e, incluso, transformarlo en lo que ahora es: un espacio de venta al por mayor de cosas dirigidas a mascotas y mercancías que sirven hasta para arreglar el alma. 

Previo a la llegada del virus SARS-CoV-2, las venas del establecimiento eran la estabilidad económica y emocional. A base de estantes llenos de productos, sin deudas, con el pago de rentas al día y el cumpliento de sueldos de diez empleados, todo marchaba a la perfección. ¡Hasta pastel y mañanitas había en cada cumpleaños!

No obstante, arribó el coronavirus y de la mano, trajo toda una serie de consecuencias que al principio pudieron sanarse, pero que ahora todavía carecen de vacuna. Fue precisamente la baja de cortinas comerciales y la clausura de espacios la que han puesto en jaque, proyectos como el de Jazmin y su familia.

De acuerdo con la joven, cada emprendimiento del centro es una cadena económica sin un aparente final.  De dicha forma, el cierre de negocios no solo afecta a los locatarios directos, sino a proveedores, distribuidores y fabricantes. Eso le pasa a su bazar, que este mes de enero teñido de rojo y tras una década de éxito, está perdiendo fuerza.  

“Vemos cómo se está echando a perder todo en menos de un año por esta cuestión del coronavirus”, dijo Jazmin.

Bazar de Remates Centro Histórico. Fuente: Facebook.

Un semáforo rojo malo y el otro peor

Hace casi un año, llegó la COVID-19 a México y arrasó con toda actividad económica. Después, se apoderó la Jornada Nacional de Sana Distancia y le siguió el primer semáforo rojo hasta el 28 de junio del 2020.  Con todo ello se formó una atmósfera donde los barquitos financieros empezaron a padecer los fuertes vientos.

Cuando el Gobierno de la CDMX declaró el cierre de negocios no esenciales por primera vez, Yazmin se ayudó de sus ahorros para salir a flote con sueldos, pago de renta y de servicios. Sin embargo, con el alargamiento de la medida, el dinero empezó a escasear. “Todo tiene fin y los ahorros se acaban también”.

Debido a la imposibilidad de regresar a su tienda física, Jazmin optó por fortalecer su negocio en línea, un espacio que creó en el 2018, pero que tuvo abandonado hasta que la necesidad se lo reclamó. Así, la empresaria aprendió a utilizar herramientas como Facebook Marketplace o Mercado Libre, mismas que le permitieron mantener con vida a ese gran Bazar de Remates.

Tiempo después la luz se hizo de nuevo y las autoridades capitalinas dejaron abrir los negocios del Centro Histórico (aunque sea de modo alternado). Con ello, las ventas de Jazmin comenzaron a brillar e, incluso, sus bolsillos iniciaron a aligerarse de gastos. Pero, entonces, ocurrió de nuevo.

Desde el 19 de diciembre del año pasado, el semáforo rojo volvió a adueñarse de la capital del país. No obstante, ahora vino con más efectos adversos para los empresarios y comerciantes del Centro Histórico.

Jazmin comentó que ella como muchos otros emprendedores, tenía depositadas sus esperanzas en las ventas de diciembre. ¿Qué hizo? La joven invirtió gran parte de su recurso en mercancía que no pudo salir del local. 

“No dijeron ”agua va” simplemente un sábado dijeron que a partir del lunes ya no se abriría. Me quedé con un montón de mercancía. Hice un pago fuerte y me pregunté  “¿Ahora que voy hacer?”, platicó la comerciante.

Llena de incertidumbre, Jazmin intentó “sobrevivir” a este segundo cierre. Acató la medida de “quédate en casa” y hasta atendió a su esposo, quien enfermó gravemente de COVID-19.

Jazmin explicó que a principios de diciembre, su pareja contrajo el virus SARS-CoV-2. Agregó que fue una situación muy compleja debido a que tenía que gastar en hasta cuatro tanques de oxígeno por día, mismos que no quiso pedir al Gobierno a fin de dejarlos a la gente que realmente lo necesita. 

Sin regalos de reyes para sus hijos, con las tarjetas a tope y sacando lo necesario para sueldos y comida, la joven no se ha dejado vencer por la batalla, pero cada vez le cuesta más. Sobre todo, porque el color rojo en la Ciudad de México no tiene una fecha de término.

Resulta que Jazmin paga 120 mil pesos de renta por su local en República del Salvador. A ello se le suman los pagos del agua, la luz y por supuesto, los salarios de esos empleados que ahora considera parte de su familia.

Y es que la empresaria comentó que tiene diez trabajadores. Con alegría en su voz puso de manifiesto que ha hecho hasta lo imposible por mantenerlos contratados. ¿La razón? Ya son una fracción de su vida, forman parte de todos sus días.

Lo más triste ahora reside en que la joven, tal cual lo están haciendo muchos de sus compañeros, se está “comiendo su mercancía”. Es decir, vende únicamente para obtener el costo de sus gastos, pero ha dejado de invertir en más productos. 

Con las deudas encima y los llamados de atención del señor que le renta su espacio, Jazmin ha pensado en dejar morir su negocio, ese que lleva el esfuerzo de las personas que tanto ama. Pero, ¿cómo le ha ayudado el Gobierno?

Bazar de Remates Centro Histórico. Fuente: Facebook.

Gobierno y grito de auxilio pacífico 

De acuerdo con Jazmin, los 10 mil pesos que está ofreciendo la administración de Claudia Sheinbaum Pardo son insuficientes para empresarios como ella, que gastan cientos de miles de pesos al mes. Por esto, su única petición es que las autoridades le permitan trabajar siguiendo todo el protocolo sanitario: uso de cubrebocas y careta; aforo al 30 por ciento, toma de temperatura y sanitización de pies. 

Personal de Bazar de Remates Centro Histórico. Fuente: Facebook

Jazmin señaló que al momento en que truena un negocio en el Centro Histórico, lo hacen decenas de personas más. La joven expuso que quienes ahora piden ayuda, son gente honesta y trabajadora que únicamente necesita seguir laborando.

“Solo pedimos que nos dejen trabajar, por favor”. Somos fuente de trabajo. Los empresarios somos necesarios para levantar al país.  Somos gente honesta que pagamos impuestos y servicios y que tenemos la necesidad de trabajar y sacar adelante a nuestras familias”, dijo Jazmin.

A la población de la CDMX, la empresaria hizo un llamado a fin de darse cuenta de que el coronavirus no está en el Centro Histórico, sino en cualquier lado. En este sentido, advirtió que el cuidarse es responsabilidad de todos. “La enfermedad existe, solo hay que aprender a convivir con ella”.

Bajo este escenario, este miércoles 13 de diciembre, Jazmin y alrededor de 2 mil comerciantes del corazón de la ciudad realizaron una manifestación pacífica. Unidos por una noble causa y haciendo uso tanto de caretas como cubrebocas unirán sus voces en un grito de auxilio.

A las 10 de la mañana, entre Avenida Juárez y Eje Central, miles de empresarios lucharon por su derecho a seguir trabajando. Bajo lemas como “Salvemos el Centro”, sus habitantes únicamente quieren la apertura de sus locales.

Cabe mencionar que fue la necesidad económica y hasta emocional, la que orilló a organizar dicho movimiento. Por medio de redes sociales como Facebook y WhatsApp, los emprendedores comenzaron a levantar y juntar sus voces desesperadas.

La agrupación se compone por miembros de todos los giros  comerciales. Tiendas de música, restaurantes, papelerías, mercerías, negocios de artículos para mascotas  entre muchos otros, desean que se les voltee a ver.

“Que la gente sepa que no estamos haciendo esto solo para molestar. Somos fuente de trabajo y queremos seguirlo siendo”, apuntó Jazmin.

A final de cuentas, el Centro Histórico late en gran medida por sus negocios, empresarios y locatarios. Esas personas que desde años se apoderaron de sus rincones y que ahora temen perderlos. 

Para Jazmin, “aunque suene cursi” el centro del país es su vida. Ama a la gente que acude a él porque son seres humanos trabajadores, con visión y ganas de salir adelante.

No obstante, como ella, hay miles de comerciantes que desean volver a ese escenario donde se pueda trabajar. Anhelan ese lugar de convivencia que no incluya la incertidumbre del ¿qué vamos a hacer mañana?

“Queremos volver a ese Centro Histórico donde se puede trabajar, porque la gente relaciona al centro histórico con el trabajo. Para mí el Centro Histórico es mi vida, me encanta, gracias a él mi tienda es lo que es  y espero seguir aquí”, concluyó la empresaria.

Calles vacías

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Luego de que la Ciudad de México (CDMX) —junto con el Estado de México— entró en semáforo rojo, el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo amplió las restricciones para el Centro Histórico a partir del 21 de diciembre. En este sentido, quedaron prohibidas todas las actividades incluso “las esenciales” que no sean alimentos, giro farmacéutico y hospedaje. 

Ante semáforo rojo, aumentan restricciones en el Centro Histórico

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Luego de que la Ciudad de México (CDMX) —junto con el Estado de México— entró en semáforo rojo, el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo amplió las restricciones para el Centro Histórico a partir del 21 de diciembre. En este sentido, quedaron prohibidas todas las actividades incluso “las esenciales” que no sean alimentos, giro farmacéutico y hospedaje. 

El día de ayer,  la Gaceta oficial de la CDMX apuntó que: 

“En los perímetros A y B del Centro Histórico de la Ciudad de México, permanecerá cerrada toda actividad, incluidas las esenciales, con excepción de la venta de alimentos (únicamente en su modalidad de servicio para llevar o entrega a domicilio), así como aquellos establecimientos mercantiles cuyo giro sea de farmacia u hospedaje”. 

Sin embargo, esta mañana, la Gaceta emitió una nota aclaratoria en la que indica que en el Centro de la Ciudad de México podrán funcionar las actividades que sean esenciales. Asimismo, manifestó que podrán seguir en acción las ópticas y pequeños negocios de barrio (no más de tres comerciantes). 

Entre las giros que cuentan con la autorización de seguir con sus labores, están los puestos de revistas y periódicos, tlapalerías, ferreterías, papelerías, carpinterías, herrerías, estéticas, peluquerías, salones de belleza, así como venta y reparación de bicicletas.

Cabe señalar que con el objetivo de reducir la movilidad en la zona, la Secretaría de Movilidad en coordinación con la de Seguridad Ciudadana implementaron el cierre y dosificación del paso vehicular y peatonal. Entre las calles con mayor restricción se encuentran: 

-Allende

-Del Carmen

-Correo Mayor

-Corregidora

-Madero

-Mesones

-Soledad

-Palma

5 de Febrero

-5 de Mayo

-20 de Noviembre

-Venustiano Carranza

Cierre del Centro Histórico por COVID-19

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Anuncian cierre de Centro Histórico en la CDMX por COVID-19

Anunciado el semáforo naranja se registró una alta afluencia de personas en el primer cuadrante de la capital mexicana, por lo que las autoridades anuncian el cierre del Centro Histórico durante el fin de semana para evitar la propagación del COVID-19.

La última quincena de junio fue la primera en semáforo naranja para los habitantes de la capital mexicana, viéndose tentados a salir a las calles y realizar sus actividades habituales que tenía antes de la pandemia.

Las calles del Centro Histórico se vieron abarrotadas con miles de personas que se olvidaron de respetar la sana distancia. Familias completas que viajaron en el transporte público para realizar compras en los establecimientos del primer cuadrante de la Ciudad de México.

Medidas sanitarias para evitar contagios en el Centro Histórico

Ante el desorden y descontrol de la población capitalina, el gobierno de Claudia Sheinbaum anunció nuevas medidas sanitarias para frenar la movilidad.

La secretaria de Gobierno de la Ciudad de México, Rosa Icela Rodríguez, indicó que durante el sábado 4 y domingo 5 de julio, el Centro Histórico estará cerrado, esto con el propósito de crear un plan diferente de apertura con los locatarios.

Los locales del primer cuadro de la capital comenzaron a reabrir desde el lunes 29 de junio, como parte de las medidas aplicadas en el semáforo naranja, el cual se conservará al menos hasta el 12 de julio.

“De acuerdo con los análisis realizados por el comité de sanidad que monitorea a la Ciudad de México, se ha tomado la determinación de que este sábado y domingo permanezca cerrado el Centro Histórico para generar un nuevo esquema de apertura consensuado con los comerciantes establecidos”, señaló.

El negocio que no cumpla con disposiciones de las autoridades capitalinas, será suspendido en operación hasta por 15 días, comentó Rodríguez.

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Coro Informal en el Centro Histórico

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Entro al recinto de manera abrupta y me sorprendo al encontrar una serie de cajitas de madera, tipo joyeritos, cerrados y cuidadosamente dispuestos sobre unos pedestales alineados a lo largo de las paredes del lugar. El fuerte olor a humedad que se desprende de los muros antiguos y el intenso frío de la mañana, entorpecen mis sentidos. Todo es silencio. En este momento, soy la única visitante en los alrededores. Tentada por la curiosidad, mi niña interior sucumbe de inmediato al impulso natural de abrir una de las cajas y desvendar su contenido, no sin antes buscar la mirada aprobatoria del vigilante encargado del salón. ¡Las cajas son para abrirse! Mis manos ansiosas buscan el deleite del contacto con la primera pieza a mi alcance, lisa y bien labrada. Procedo a abrirla. De súbito, un sobresalto. Mis ojos miran el forro de terciopelo azul que cubre su fondo. ¡La caja está vacía! Al instante capto la imagen de una tarjeta postal pegada a la parte interior de la tapa al mismo tiempo que un fuerte sonido retumba en el espacio y en mis oídos. “…todo para su mascota, páááááááseleeeeeeeeeee, tenemos todo para su perrito, su gatito, ropa, zapato, pechera, páááááááseleeeeeeeeeee …”. ¡El grito de una pregonera! Abro la siguiente cajita, que ahora reproduce la voz de un vendedor de bolsas. Atrapada en una especie de frenesí curioso, voy abriendo todas las tapas, que poco a poco inundan el lugar con la oferta de toda clase de productos, desde toallas, refrescos y arreglos de navidad, hasta calcetines. Voces de hombres y mujeres, todas sonando al mismo tiempo y formando un contrapunto cacofónico que a la vez entreteje un entramado sonoro de carácter textural. Con un pase de magia, de pronto me encuentro inmersa, de lleno, en el paisaje sonoro de las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México que acabo de cruzar hace apenas unos minutos. ¡Una delicia!

Coro Informal (2016) de Félix Blume (Francia, 1984) y Daniel Godínez Nivón (México, 1985) [Fragmento]

La obra Coro Informal (2016) de Félix Blume (Francia, 1984) y Daniel Godínez Nivón (México, 1985) forma parte de la exposición “Modos de oír. Prácticas de arte y sonido en México”, que actualmente se lleva a cabo en el Ex Teresa Arte Actual.[1] Aunque se podría decir que Coro Informal se aproxima conceptualmente de la icónica Box with the Sound of its Own Making (1961) de Robert Morris (E.U.A., 1931-2018) en la que una caja de madera proyecta los mismos sonidos –grabados y amplificados‒ generados durante su propio proceso de construcción, es la obra musical Le Cris de París (c. 1530) de Clément Janequin (Francia, 1485-1558) la que detona el proceso creativo de Blume y Godínez Nivón. En su famosa obra polifónica a 4 voces, Janequin inmortalizó a principio del siglo XVI los “gritos” de los vendedores ambulantes que ejercían sus actividades en las calles de la capital francesa, mediante la utilización de 42 pregones. Cabe mencionar que la tradición de los pregoneros franceses, iniciada en la Edad Media, continuó durante varios siglos hasta decaer con la Primera Guerra Mundial. En una reapropiación contemporánea de esta idea, Blume, artista sonoro e ingeniero de sonido, realiza un minucioso trabajo de captura de las voces de los pregoneros de la bulliciosa Calle de Moneda.  A través de grabaciones individuales llevadas a cabo en un espacio confinado, cada “canto” es registrado de manera descontextualizada del entorno urbano en el que originalmente conviven de manera simultánea. En una propuesta de creación colaborativa, Coro Informal se complementa con la representación de estos pregoneros a través de las ilustraciones del artista visual Godínez Nivón. Las tarjetas anexadas al interior de las tapas de estos cofrecitos sónicos sirven como un registro visual de estos individuos. Y, por si fuera poco, cada postal incluye un pequeñísimo pentagrama con la transcripción musical de la línea melódica de su respectiva tonadilla.

coro informal
coro informal

Cada una de estas “cajitas gritonas” encierra a un vendedor, o a una vendedora. A un integrante más de este coro de capitalinos que, día tras día, tratan de sobrevivir mediante el comercio informal callejero. Las singularidades de cada pregón ‒tesitura, color, ritmo, cadencia‒ se combinan con el mensaje que hace referencia a cada mercancía en particular, y son registradas y depositadas en los diferentes estuches de madera. Cabe al espectador, peatón empoderado, despertar o no a cada uno de estos personajes voceadores; traer hacia dentro del espacio museístico, un tramo completo o apenas una parte de las resonancias de la vía pública. La sala puede permanecer en silencio o se podrá reconstruir el paisaje sonoro de la ciudad en diversos órdenes, de manera parcial o total, creando distintos planos sónicos, dependiendo del número de cajas accionadas. La obra de Blume y Godínez Nivón logra capturar de manera poética estas marcas sonoras del centro de la ciudad, elevándolas a la categoría de música en su sentido más canónico. Cada cajita encierra verdaderas joyas que invitan a ser develadas de manera lúdica e infinitamente placentera.

De pronto me doy cuenta que, desde hace ya un buen rato, la pequeña sala del Ex Teresa está escandalosamente saturada por las 10 cajitas que he activado simultáneamente. Repentinamente, la imagen del vigilante entra en mi campo visual.  Desconcertado, me pregunta gesticulando con las manos: ¿ya? Reprimo una sonrisa traviesa y con la cabeza le confirmo que sí. Amablemente procede a cerrar las piezas, una tras otra, como quien ya fue testigo de esta misma escena demasiadas veces durante los últimos días…

Coro Informal (2016) de Félix Blume (Francia, 1984) y Daniel Godínez Nivón (México, 1985)


Notas:
[1] “Modos de oír. Prácticas de arte y sonido en México” se lleva a cabo en el Ex Teresa Arte Actual y en el Laboratorio Arte Alameda, ambos recintos del Instituto Nacional de Bellas Artes. La exposición estará hasta el 31 de marzo de 2019 y contará con actividades paralelas.