cerdos salvajes

Cerdos Salvajes: el populismo de AMLO

Lectura: 3 minutos

Entender qué es el populismo y cómo funciona, debería ser parte de nuestra educación cívica básica. Así, sea cual sea nuestra inclinación política, podríamos estar alertas y evitar que nuestras conciencias sean manipuladas por políticos sin escrúpulos de cualquier tendencia, ¿no creen?

Una de mis amables lectoras tuvo la gentileza de reaccionar a una de mis colaboraciones, compartiendo este breve cuento de autor anónimo, que se explica por sí mismo –el cual ha sido difundido con el título “No existe Plan Social gratis”–. Y aquí lo pongo a su consideración:


En la mitad de una clase, en una universidad, uno de los alumnos, inesperadamente, le preguntó al profesor:
“¿Usted sabe cómo se capturan los cerdos salvajes?”.
El profesor le contestó: “¿es esto acaso una broma?”.
El joven respondió: “No, no lo es.” Y con seriedad comenzó su disertación:
“Para capturar cerdos salvajes, primero se localiza un lugar en el bosque al cual los cerdos salvajes suelan ir, y allí se coloca diariamente un poco de maíz en el suelo.
Así, los cerdos salvajes vienen todos los días a comer el maíz “gratis” y, cuando se acostumbran a venir diariamente, usted va construyendo una cerca alrededor del lugar donde se acostumbraron a comer, un lado a la vez.
Cuando ellos se acostumbran a un lado de la cerca, vuelven para comer el maíz, y usted construye otro lado de la cerca.
Ellos vuelven a acostumbrarse y vuelven a comer.

populismo
Imagen: Vértigo Político.


Usted va construyendo la cerca alrededor, poco a poco, hasta instalar los cuatro lados del cercado alrededor de los cerdos.
Al final, instala una puerta en el último lado.
Los cerdos ya están habituados al maíz fácil y a las cercas, y así comienzan a venir solos por la entrada.
Es entonces cuando usted cierra el portón y captura a todo el grupo.
Así de simple, paso a paso, hasta que en el último segundo los cerdos pierden su libertad.
Ellos comienzan a correr en círculos dentro de la cerca, pero ya están presos.
Después, comienzan a comer el maíz fácil y gratuito.
Se acostumbran tanto a eso que se olvidan de cómo cazar por sí mismos, y por eso aceptan la esclavitud. Incluso, se muestran agradecidos con sus captores y, durante generaciones van felices al matadero.
Ni siquiera sospechan que la mano que los alimenta es la misma que los mata”.
El joven le comentó al profesor que era exactamente eso lo que él veía que sucedía en su país, en su provincia, en su ciudad, con su pueblo.
Los gobiernos populistas, en sus proyectos dictatoriales, escondidos bajo el manto “democrático”, estuvieron lanzando maíz gratuito durante tiempo suficiente para alcanzar la mansedumbre sistemática.
Y cada nuevo “Gobierno Salvador” disfraza de “programas sociales”, sus limosnas, da dinero que saca del bolsillo del propio trabajador. Realiza misiones, planes, indulgencias, leyes de “protección”, subsidios para cualquier cosa, expropiaciones indebidas, programas de “bienestar social”, fiestas, ferias o festivales, uniformes, pan y circo, transporte “gratis”.

“¡G R A T I S!”.

Toda esa “gratuidad” que nos ofrecen tales estafadores, disfrazados de políticos, llena de felicidad a un pueblo mal acostumbrado con las migajas del maíz fácil y “gratuito”. Nos roba la capacidad de ser críticos, pensantes y personas emprendedoras.
Sin embargo, claro que nada es “gratis”. ¡No existe almuerzo gratis!

mexico y populismo
Ilustración: Ismael Ángeles.

EN PERSPECTIVA, debemos hacer un esfuerzo por entender y hacer entender a los que nos rodean, que toda esa “ayuda” gubernamental dista mucho de ser gratuita. Es más, tiene el más alto precio que podemos pagar: nuestra libertad. No es fácil abrir los ojos; y mucho menos lograr que otros los abran, sus reacciones son viscerales y explosivas. Usualmente atacan con fiereza tratando, a falta de argumentos, descalificarnos en lo personal, desacreditarnos. Como dicen: “Es más fácil engañar; que lograr que otros acepten que han sido engañados”. Sin embargo, hay mucho en juego: nuestro país; nuestros hijos; sus libertades y el futuro.

O ¿usted qué opina, estimado lector?


También te puede interesar: El estado del malestar