derechos de la mujer

Dimitri y su madre esquizofrénica

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Muy joven trabajé como educadora en París. Fueron varios años que me permitieron hacer un sencillo comparativo de cómo se llevan los primeros años de educación a temprana edad en Francia y cómo en México. Muchas experiencias me marcaron, pero quizás una de las que nunca olvidaré fue el haber convivido con un niño de escasos 3 años de nombre Dimitri, en una guardería de Montrouge, suburbio parisino. Dimitri era un niño de color, delgadito, vivaracho, y muy alegre. En ocasiones con arranques de berrinches como cualquier otro podría tener, arranques que más bien mostraban frustración ante situaciones que no podía controlar. Así lo percibía yo sin conocer su historia familiar. 

La directora de la guardería me informa una mañana que la madre de Dimitri pasaría a buscarlo alrededor del mediodía porque los servicios sociales de la ciudad estaban investigando y viendo la posibilidad de alejarlo de ella porque padecía de esquizofrenia.

Las once y media marcaba el reloj cuando pude ver a través de los amplios ventanales que llovía a cántaros, o como dicen en Francia, llovían cuerdas, casi imposible ver lejos con tan espesa lluvia, pero en medio de tal circunstancia, vi aparecer a la madre de Dimitri con un ligero impermeable y descalza. Entró hasta los salones donde ya la esperábamos para entregarle a su hijo. Aún recuerdo con cuánto amor la abrazó y lo arregló para salir a la calle. Todo el tiempo repetía que tenían que llegar a tiempo a su cita porque no quería que los fueran a separar. Lo repetía una y otra vez. Lo envolvió en el impermeable que se quitó para cubrirlo y salió.

madre e hijo
Imagen: Walter Dermul.

Yo, una joven educadora, quedé perpleja viendo por una ventana cómo desaparecía esa mujer bajo la lluvia con su hijo en brazos, envuelto en ese abrigo impermeable que lo cubría completo, mientras ella descalza corría bajo la lluvia rumbo a su cita con los servicios sociales que amenazaban con separarla de él, su pequeño Dimitri.

Muchas veces, en tantos años que han pasado desde esa experiencia, me he preguntado si son justos los parámetros que se utilizan en México para separar padres o madres de sus hijos. No me refiero a las situaciones en las que se cometen delitos contra las hijas o hijos y se requiere una separación para salvaguardar la vida e integridad de los menores. Me refiero a pleitos conyugales en los que uno de los cónyuges mete al pleito a los menores, la mayor parte del tiempo como arma de venganza.

El Instituto Nacional de las Mujeres nos recuerda que en México, del total de mujeres casadas o unidas, 40% ha sufrido uno o varios tipos de violencia conyugal a lo largo de su vida. Y ahora el problema se agrava por el confinamiento de las familias y en hogares ampliados o compuestos, también aumenta el riesgo de violencia sexual entre las niñas y jóvenes: violaciones, abuso sexual, incesto. ¿Cuándo separar y cuándo no?

El cuidado de nuestros menores es una responsabilidad de toda la sociedad, no solamente de la familia más cercana. Como ejemplo puedo mencionar que nuestro Código Civil para la Ciudad de México prevé que cualquier persona que tenga conocimiento sobre la necesidad de otro de recibir alimentos y pueda aportar los datos de quienes estén obligados a proporcionarlos, podrá acudir ante el Ministerio Público o Juez de lo Familiar indistintamente a denunciar dicha situación (Código Civil para la CDMX, art. 315 bis).

madres solteras
Imagen: Ana Parini.

Por alimentos, el artículo 308 del mismo código indica que se deben entender la comida, el vestido, la habitación, la atención médica, los gastos para educación; con relación a las personas con algún tipo de discapacidad o declarados en estado de interdicción, lo necesario para lograr, en lo posible, su habilitación o rehabilitación y su desarrollo; y por lo que hace a los adultos mayores que carezcan de capacidad económica, además de todo lo necesario para su atención geriátrica, se procurará que los alimentos se les proporcionen, integrándolos a la familia.

Así vemos que la corresponsabilidad como sociedad es total. No solamente tenemos a un gobierno con un Plan de Desarrollo que debe contemplar la protección a los más vulnerables, sino igualmente las empresas privadas y familias en general, tenemos la obligación ética y legal de velar por lograr la convivencia armónica y protección de nuestra sociedad.

Días después de la cita que tuvo la madre de Dimitri con los servicios sociales de la ciudad, se nos indicó a la guardería, que se tomaba la decisión de mantener al menor con su madre puesto que su esquizofrenia no afectaba los cuidados que se le debían dar al menor y su relación afectiva era muy buena, sólo se condicionaba a la madre a llevar diariamente al niño a la guardería, situación que siempre vi que cumplió al pie de la letra mientras yo laboré en ese lugar.

Esta imagen de la mujer con esquizofrenia corriendo descalza bajo la lluvia, protegiendo a su hijo que cubre con su propio y único impermeable, me ha seguido muchos años. La esquizofrenia puede no ser impedimento para amar, proteger y hacer todo por aquellos seres que dependen de nosotros; por qué no asumir nuestro rol dentro de la sociedad y cada cual actuar en total apego a la ley y las normas más elementales del civismo. Proteger a nuestra familia y proteger a los cercanos denunciando cualquier situación que lo amerite, forma parte de nuestro deber de ciudadanas y ciudadanos. ¿Seremos una sociedad esquizofrénica?


Cuando a las mujeres les crecieron alas

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En torno al Día Internacional de la Mujer es que ahora escribo la siguiente reflexión. En medio de la pandemia, las mujeres salen a las calles a manifestarse: la percepción sobre el riesgo de perder la vida a causa de la violencia de género sobrepasa el riesgo por contagiarse con el virus: “El machismo y el patriarcado son una pandemia en sí misma y para ello no hay vacuna”. Por eso se manifiestan ellas, por eso nos manifestamos todas las que deploramos la violencia contra las mujeres, la desigualdad, la injusticia. Las miles de mujeres que decidieron no salir de sus casas, saben que hay otras miles que salieron por ellas para extender el reclamo: “el cuerpo social se manifiesta por todas”.

Las manifestantes, como otros años, llevan tapabocas morados y pañuelos verdes, cantan consignas y muestran pancartas. Como hace un año, ahora las mujeres también se cubren el rostro. El año pasado muchas de las manifestantes también llevaban pañuelos en la cara, ahora, además se cubren como parte de las medidas sanitarias por la pandemia de Covid-19. El año pasado sólo se cubrían para protegerse de ser identificadas o para evitar que algún gas antimotines entrara en sus vías respiratorias; ahora, además, lo hacen para evitar un posible contagio del coronavirus.

manifestacion mujeres, dia internacional de la mujer
Imagen: Plumas Atómicas.

Las calles de las ciudades mexicanas y de varios países fueron tomadas por las mujeres en una lucha con la que quiere hacer visible la otra pandemia: la de la violencia contra las mujeres, la de los feminicidios, la de la desigualdad. Las mujeres gritan, no se cansan: “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”. Madres, hijas, amigas, vecinas, alumnas, maestras, todas se dan cita en el espacio público para exigirle a la sociedad, al gobierno, a los medios de comunicación, a los varones y también a las otras mujeres.

La muralla de contención que se colocó en torno al Palacio Nacional de la Ciudad de México fue cubierta con nombres de mujeres desaparecidas; el metal se forró con el dolor de las madres, de los padres y de las familias de quienes han sido arrancadas de sus vidas. El gris metálico se llenó de color morado y de flores blancas para recordar a esas mujeres y para hacer un llamado público, para exigir que esto se detenga: ni una más, ni una menos. Esta muralla que puede representar la indiferencia, insensibilidad e incapacidad del gobierno se convirtió en un acto social para exigir, para evidenciar el problema, para manifestar la injusticia.

vallas en palacio nacional, 8M
Imagen: Gatopardo.

Las feministas, las manifestantes, las mujeres también están presentes en las redes sociodigitales. Graban y difunden videos para cantar, para expresar, para exigir a varias voces: “Que tiemble el Estado, los cielos, las calles / Que teman los jueces y los judiciales / Hoy a las mujeres nos quitan la calma / Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”.

Todas ellas hacen ruido, todas tratamos de expresarnos, de gritar, de exigir desde nuestras trincheras a fin de ser escuchadas… y es que la violencia -física y simbólica- contra ellas, contra nosotras, contra nuestras hijas, contra nuestras hermanas, contra nuestras madres no cesa; la desigualdad no disminuye; el patriarcado sigue reproduciéndose en las interacciones familiares, en el trabajo, en la política, en la vida social. Debemos parar, debemos hacer ruido, debemos seguir exigiendo para que las cosas cambien, porque ya no pueden ser como siempre han sido, porque, además, a las mujeres nos crecieron alas.


Las diferentes facetas del feminismo

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El pasado lunes 8 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer. Fue notorio que por las circunstancias de la pandemia en algunos países o regiones no se pudo llevar a cabo o se impidieron por motivos sanitarios, como sucedió en España, por ejemplo. En México, cuando menos en la Ciudad de México, las mujeres se manifestaron con grandes resonancias, estuvieron presagiadas desde muchos días antes, tanto en sus consecuencias como en su intensidad.

Muchas circunstancias avivaron las manifestaciones, desde luego la primera motivación está dada por la enorme insatisfacción, inquietud y enojo de las mujeres; pero también por alguna de las respuestas de los diferentes niveles gubernamentales, especialmente por las actitudes del titular del Poder Ejecutivo, ya que días antes estuvo defendiendo a su candidato a la gubernatura de Guerrero, que está acusado por varias mujeres de violación, acoso y otros delitos; además de que se declara como no feminista, porque siendo humanista es suficiente.

Las agrupaciones han sentido como agravios diversas acciones gubernamentales, que se han respondido con diversas actitudes violentas. El señor presidente en sus acostumbradas conferencias matutinas ha comentado que la violencia que se genera en las manifestaciones feministas está dirigida contra él y su proyecto de gobierno, y está manipulado por sus adversarios formado por grupos de conservadores; incluye en esto la campaña que en su contra ha desatado Félix Salgado Macedonio, debido a la postulación que su partido ha hecho para la candidatura a gobernador del estado de Guerrero por su partido MORENA; AMLO lo ha defendido a plenitud y fortaleza, pero más grave podría parecer que una parte de las mujeres del propio partido no se ha manifestado en contra.

acoso sexual salgado macedonio
Imagen: ED.

La animadversión de los grupos feministas, justificada o no, es muy importante y se extiende al resto de su gobierno; y pese a que algunas forman parte de éste, desde luego los esfuerzos para mejorar la apreciación de las mujeres organizadas ha resultado infructuosa. El presidente además de afirmar que las manifestaciones violentas que pudieran surgir, y surgieron, el 8 de marzo, tomó previsiones al respecto; algunas nos parecieron –cuando menos a algunos de nosotros– desmesuradas, ya que haber cercado muchas zonas por la que transcurrirían las manifestaciones, incluidos los edificios de zócalo capitalino fueron inusuales, quizá exageradas y probablemente inapropiadas.

La respuesta a las manifestaciones resultó violenta, hay versiones de que sí fue de manera exagerada o reglamentaria, pero violenta. Quizá lo más grave resultó en que los motivos de las manifestaciones quedaron opacados por su represión y las acusaciones acerca que se llevaron cabo por adversarios del proyecto gubernamental de la 4T; mucho se destacó que había hombres entre los manifestantes, como si los hombres no pudiéramos o debiéramos ser feministas. En fin, un Día Internacional de la Mujer en el que no destacaron la fuerza de sus protestas e inconformidades, sino los esfuerzos gubernamentales para contener sus manifestaciones; es posible que Salgado Macedonio haya salido fortalecido y las actitudes de la 4T justificadas.

No estoy de acuerdo en las actitudes violentas durante las manifestaciones, de ningún tipo, y quizá la pandemia debió generar que las que se presentaron este lunes, se realizaran de otra forma. Pero, ciertamente, fueron atajadas y combatidas de forma desmesurada y con métodos criticables.

En todo el mundo el movimiento feminista ha adquirido tintes violentos que en ocasiones se desbordan, pero también es cierto que las peticiones de las mujeres no han sido atendidas. La respuesta ha sido diversa en diferentes países. Mientras en algunos como Francia, Noruega, Islandia y Nueva Zelanda se han creado Ministerios (Secretarías de Estado) específicos para atender el problema y se les ha dotado con presupuestos amplios, con los que han ido obteniendo resultados, todavía incompletos, pero alentadores, en nuestro país se duda en la justificación del movimiento, se les critica y no se les atiende adecuadamente, se duda de su legitimidad y se critican sus actitudes.

facetas del feminismo
Imagen: Carla Orozco.

Existe una clasificación internacional de brecha de género que basada en varios indicadores establece una jerarquización por país. Los indicadores son, la participación de la mujer en la economía y la oportunidad que tiene para hacerlo, el acceso a la educación y sus resultados, la participación política y los resultados en salud y la supervivencia. Los primeros lugares son –y en ese orden–: Islandia, Noruega, Finlandia, Suecia y Nicaragua. La situación de este último país nos hace dudar de la precisión del método; pero, en fin, es un intento de un esquema comparativo.

México ocupa el lugar número 25, España el octavo, Alemania el décimo, Francia el quinceavo. Creo que al sistema le hace falta tomar en cuenta algunos aspectos muy agraviantes y por lo tanto muy importantes, me refiero a los delitos cometidos específicamente contra las mujeres y el grado de impunidad que tienen. No conozco los datos de muchos países, pero sólo comento que en España se cometen entre 50 y 100 feminicidios anuales, causados por las parejas sentimentales y que prácticamente no existe impunidad; en México se cometen tres feminicidios diarios y la impunidad rebasa el 90%.

La participación política de la mujer fue un arranque en la lucha del feminismo y la posibilidad de votar y ser votadas, el inicio del camino en esta esfera. No se inicia sino hasta el siglo XX, en Australia en 1902, en Islandia en 1915, en el Reino Unido en 1918, y en México se consolida en 1955 durante el gobierno del presidente Adolfo Ruiz Cortines. En cuanto a este sólo marcador, se podría decir que en México se han logrado grandes avances; ahora tenemos un Congreso con gran participación femenina y prácticamente la mitad de las Secretarías de Estado están encabezadas por mujeres. Pero un solo aspecto no es suficiente.

Desde luego que el feminismo ha ido cambiando a lo largo del siglo XX y lo que llevamos del actual y ahora en todo el mundo, en unos lugares más que en otros, se ha tornado violento. Hay que entender que las mujeres se encuentran muy agraviadas por conductas agresivas, vejatorias, coercitivas, que nacen de una sociedad que se resiste al cambio, pero el cambio debe surgir de diferentes vertientes, pero quizá encabezado por los gobiernos; que deben entender, comprender, las demandas legítimas y encabezar y favorecer el cambio.

favorecer feminismo
Imagen: Taryn Hann.

Pensando en las modificaciones que el feminismo ha tenido a lo largo de los años, recordé de un cuento maravilloso de Emilia Pardo Bazán, una mujer extraordinaria de su tiempo, escritora destacada y prolífica, profesora generosa, esposa, amante y feminista de su tiempo; esto último fue lo que seguramente le impidió acceder a la Academia de la Lengua y a más numerosos premios; este año se conmemora el centenario de su fallecimiento. El cuento se llama “El encaje roto” y está escrito en 1897. En éste, una amiga de la protagonista relata, primero no haber podido asistir a la boda de Micaelita y haberse perdido los sucesos acontecidos que son ni más ni menos haber dicho que no aceptaba a Bernardo como esposo al pie del altar; total, un escándalo que derribaba una boda esperada por toda la sociedad; dos o tres años después encuentra a Micaelita en una balneario de verano, tan frecuentados en esa época, y le pregunta y contesta que el motivo no es nada trascendente ni complicado; le relata cómo unos momentos antes de ir a la iglesia, Bernardo le pide que agregue a su magnífico vestido de novia un encaje que ha pertenecido a varias generaciones en su familia, pero al estarlo colocando se rompe y Micaela descubre una mirada de furia, de ira de violencia en Bernardo; él tenía fama de ser violento pero, hasta ahora, con ella se había comportado como un caballero gentil, educado y cariñoso. Ella en el camino a la iglesia toma la decisión para no tener una vida de sometimiento y violencia, la única forma que tenía de hacerlo era negarse ante el altar.

Las mujeres tienen la obligación de buscar una vida alejada de la violencia, el sometimiento y el derecho a demandarlo como ellas lo consideren conveniente, y los que estamos de acuerdo con ellas, apoyarlas.

Señor presidente, el feminismo no es un movimiento en contra de la 4T, la búsqueda de la igualdad que usted quiere (si es que la encuentra), no remediará los agravios que las mujeres reciben todos los días.

Postdata: Un cariñoso recuerdo para la Sra. Esperanza Pérez Verdia de Braun, quien hace años me regaló la magnífica colección de las obras completas que cito de Emilia Pardo Bazán.


Lecturas recomendadas:
Índice global de brecha de género.
Emilia Pardo Bazán. “El encaje roto”, en Cuentos de amor. Obras completas. Tomo XVI. Establecimiento tipográfico de Idamor Moreno. Madrid. 1916: 253-259.


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8M 2021, continúa la marcha

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No fui a la marcha. Me dio miedo comprometer todo un año de confinamiento, pero también me dio mucho pesar no participar con el cuerpo. A las 6:50 del lunes, previo acuerdo en redes sociales, me uní a la iniciativa de escribir en el chat de la mañanera el de #NoSoyBotNiSoyPartido, #8M. Me sorprendió la cantidad de mensajes. Recordé lo que sucedió hace un año, las jacarandas como metáforas del color del movimiento, el calor, el sentido de unidad. Salí a caminar y me encontré con gusto y no poca sorpresa ciertas acciones, tímidos actos comunicativos, que no vi el año pasado: carteles morados en las puertas de varios edificios, calles cuyos nombres fueron modificados temporalmente por cartelitos escritos a mano, mujeres de todas edades caminando solas, como yo, pero con playeras que ostentaban los principales hashtags.

Antier, no obstante, se asistió a otra jornada histórica: la continuidad a la marcha del 8M de 2020, cuando salimos a las calles hasta las más renuentes a las participaciones de ese tipo, cuando sentimos unidad e identificación, a pesar de nuestras incontables diferencias, porque salimos a reclamar por nuestra seguridad y por la justicia que, simplemente, no llega para las víctimas de violadores y feminicidas. Dadas las condiciones del confinamiento voluntario y el peligro de contagios, me llamó la atención no recibir información desde la semana previa sobre qué haríamos para apoyar quienes decidiéramos no salir. La información tardó en llegar, pero finalmente se hizo presente, y a raudales, máxime a raíz de la colocación de las vallas en torno al perímetro del Palacio Nacional desde el fin de semana. La valla fue indignante, pero la respuesta de las mujeres fue inmejorable: la escritura de los nombres de las desaparecidas, la colocación de las flores, la creación de un memorial efímero (paradójico, pero cierto) que dio un impulso a la simbólica del movimiento y que generó, desde luego, todo tipo de reacciones adversas, pues ese aparato de “defensa y protección del patrimonio”, como se dijo que era, aparecía, en realidad, como una fortaleza de la estulticia, la necedad y la represión ciega.

8m marcha
Cortesía: Sara Baz.

Quizá los eufemismos resultaron más ofensivos y provocadores que nunca: “el muro de la paz” es una designación indignante, para propios y extraños. Lo más contrastante, después de ver la represión, fueron las declaraciones que AMLO hizo en la mañanera del 9 de marzo. Acusó a las mujeres de cometer actos de “evidente provocación”, mismas que las fuerzas del orden aguantaron “estoicamente”. Al ser cuestionado por una periodista sobre su apoyo irrestricto a la candidatura de Salgado Macedonio a la gubernatura del estado de Guerrero, AMLO manifestó que “no podemos permitir los linchamientos políticos”, ya con visible fastidio, pues las imprecaciones no han sido pocas. Si no podemos permitirlos, ¿entonces por qué sí podemos permitir la impunidad y la represión?

Cerca de 22,000 personas ocuparon el espacio público este 8 de marzo. Salieron, a pesar de la pandemia, a reclamar una agenda de derechos que, en años, no se ha visto cumplida. Salieron también en otras ciudades y sin importar su edad. Cientos se acercaron a la plancha del Zócalo, a pesar de las intimidaciones de la policía y de la presencia misteriosa e inquietante de los apostados detrás de los merlones, en el techo del Palacio. Los miembros del comando “antidrones” evocaron esa imagen terrible de los francotiradores en las fotografías del 2 de octubre de 1968. Lo sé, no es equiparable y a pesar de que ayer hubo lesionadas, no se puede (no-se-puede) ya abrir fuego contra la población civil por manifestarse. Al menos algo hemos aprendido en tantos años, quiero pensar. Pero el tejido de los imaginarios crece, se intrinca y se proyecta cada vez más rápido. Sin duda, las redes sociales y las actuales estrategias de comunicación contribuyen a ello. Desde la colocación del muro, los memes no se hicieron esperar. El meme es un articulador icónico y se dispersa en segundos. Se enriquece, se resignifica, se constituye como bandera momentánea. Me dediqué a buscar y a escuchar testimonios de participantes en la marcha, de la prensa… ¿Para qué las vallas? ¿Realmente se iban a hacer tremendas afectaciones al edificio del Palacio Nacional? ¿Más que las que sufrió en el motín de 1692? ¿Para qué protegemos el patrimonio si, justamente porque es significante, se pretende vulnerar?

8m marcha
Cortesía: Sara Baz.

Se usó gas para dispersar a las manifestantes de la primera línea, por más que el gobierno local y federal lo niegue. Se filtraron, gracias a las redes y a los medios, fotografías y testimonios numerosos que dan cuenta de que la agresión provenía del otro lado del muro. Se observaron y viralizaron actos valientes y asertivos, actos hermosos que construyen una incipiente esperanza en la continuidad de los reclamos, hasta lograr que este país sea seguro para nosotras.

Al igual que en ocasiones anteriores, vi comentarios en redes sociales que me parecieron de lo más retrógrados. No, yo tampoco soy de la idea de agarrar un bote de aerosol y un mazo, pero me avergüenza no tener los arrestos para hacerlo, máxime ahora, cuando no se ve el más mínimo camino para el diálogo, el entendimiento y la comprensión de las demandas; cuando es más importante proteger la candidatura de Salgado Macedonio, convertir en una fortaleza la casa de Andrés Roemer y blindar “el patrimonio”. Me sentí igualmente avergonzada al ver la foto de una señora mayor, con su cubrebocas, haciendo una pinta en los escudos de las policías. Esto no es de edad, ni de partidismos, es solidaridad de género. Experimenté vergüenza y tristeza al saber que muchas de mis alumnas sí tuvieron el valor de ir a la marcha, pese al COVID, y que yo fui educada para no ser violenta. Claro, dicen algunos, que la violencia engendra más violencia y que “hablando se entiende la gente”, pero este gobierno ya ha dado varias, muchas muestras de no querer hablar y de permanecer montado en su macho, literalmente. Ningún cambio sustancial en la historia se ha hecho por la buena, ya se ha dicho y las revoluciones no se hicieron en una mesa de negociación. Quizá esta situación nos obligue a pensar en cómo fuimos educadas muchas de nosotras, y en cuándo vale la pena hacer una intervención más visible en el espacio público. Espero también que todas recordemos esto el próximo 6 de junio.


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El día de la mujer

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Con justa razón se rinde homenaje a las féminas el 8 de marzo, fecha a la que se denominó Día Internacional de la Mujer. Este hecho ha sido el fruto de más de cien años de movimientos feministas, para reclamar igualdad en todos los ámbitos entre hombres y mujeres.

Debemos remontarnos a finales del siglo XIX y principios del XX para recordar las primeras manifestaciones.

Tras la Revolución Industrial, se produjo un histórico periodo de transformación económica y en el modo de trabajo. Con el movimiento obrero, las mujeres también comenzaron a alzar la voz, pero continuaban siendo explotadas sin ley que las amparara; no tenían derecho a votar, a controlar sus cuentas bancarias, ni contaban con la misma formación que los hombres; además su esperanza de vida era mucho menor debido a los malos tratos y a los partos.

El descontento con este modelo de vida comenzó a aumentar tanto, hasta el punto en que el 8 de marzo de 1857, las trabajadoras de la industria textil, conocidas como garment workers’, en Nueva York, organizaron una huelga para demandar salarios justos y condiciones laborales humanas. Dos años más tarde, las manifestantes crearon su primer Sindicato para pelear por sus derechos y cincuenta y un año años después, el mismo 8 de marzo, pero de 1908, quince mil mujeres volvieron a llenar las calles de esa ciudad para exigir sueldos y horas de trabajo justos, así como votar y prohibir el trabajo infantil, bajo el lema “Pan y Rosas”. Estos episodios consolidaron la fecha oficial del Día Internacional de la Mujer, que se ha celebrado a lo largo de la historia.

pan y rosas
Imagen: The Guardian.

En 1910, se celebró el II Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca, al que acudieron más de cien delegadas procedentes de 17 países. Durante el evento la alemana Clara Zetkin, propuso y fue aprobada por unanimidad, que el Día Internacional de la Mujer fuera conmemorado a nivel global.

La lucha feminista, como lo hemos dicho, no es nueva, data de hace más de cien años. Aún en las civilizaciones más reconocidas, las mujeres fueron maltratadas, humilladas y esclavizadas; en el gran imperio romano, eran consideradas como objeto.

A través del tiempo el hombre ha dominado, se convirtió en represor, en buena medida impulsado por su dotación física, con la cual de manera cobarde golpea y llega a matar sin mayor riesgo a las mujeres.

En los últimos años se ha impulsado la creación del delito de feminicidio (homicidio agravado), en el cual, según nuestro punto de vista, bastará en que un varón cause la muerte con intención para que se configure el feminicidio.

En ese tenor, es interesante considerar la sanción, misma que debe ser ejemplar, inclusive discutir la aplicación de la cadena perpetua, o bien sustituirla por una pena de setenta años en prisión. Por supuesto entraríamos a un aspecto de gran corrupción, para tratar de evitar el castigo a toda costa. Nuestras cárceles se encuentran totalmente corrompidas; resulta una desgracia que no se logre que el feminicida cumpla su sanción; es momento de considerar que los Centros de Readaptación Social, no sólo priven de la libertad, sino que implique un verdadero sufrimiento, que permita expiar la culpa cometida. Debe haber estricta disciplina y no olvidar la indispensable reparación del daño a favor de los deudos.

dia de la mujer feminicidios
Imagen: PBS.

En el escabroso tema de la violencia contra la mujer, también debe considerarse una sanción para las agresiones físicas que no lleguen a la muerte y las de carácter psicológico. La protección que se reclama debe provenir de todos los ámbitos en general, no es trabajo exclusivo de la autoridad. Es menester un cambio de conducta, que permita acabar con el pensar de la “superioridad” masculina, situación inculcada desde el hogar, donde cotidianamente se prefiere el nacimiento del varón al de la mujer, cuando esto debe ser lo contrario. No hay nada más bello que el recibimiento de una niña, que es la reivindicación de la madre de la que hemos nacido todos, esa es la mayor bendición para un hogar. Son las féminas quienes necesitan mayor atención, son el orgullo de todas las familias.

En las escuelas el trato a las mujeres debe ser preferencial, de intenso reconocimiento y permanente impulso. Mantener la superación sistemática de ellas, nos permitirá en un futuro cercano, ser gobernados con mayor atingencia.

Tengamos la seguridad en que el día que las mujeres gobiernen el mundo, los resultados serán de grandes beneficios colectivos. La mujer es sensible, inmensa en amor y de profunda responsabilidad. Tiene el instinto para hacer bien las cosas, mantiene la prudencia en los momentos más difíciles y en el ámbito laboral su honradez, dedicación y perseverancia constituyen una plena garantía.

Solo en la medida que nos encaminemos por esos nuevos derroteros, evitaremos la conflictiva que se ha creado entre hombres y mujeres. No permitamos la guerra entre sexos, no impulsemos las protestas unilaterales cuando juntos lo hacemos mejor. Trabajemos en el mismo sentido para lograr el ansiado bienestar, pero ahora bajo la atinada dirección femenina.

A las mujeres no sólo en su día, sino siempre se les debe homenajear porque en cada una de ellas rendimos pleitesía a nuestras inigualables y hermosas madres.


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Día Internacional de la Mujer

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Ayer 8 de marzo se festejó en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer. En varios países salieron las mujeres a las calles a manifestar sus descontentos y, en muchos casos, a exigir no sean violentados sus derechos. En nuestro país no fue la excepción, sin embargo, se presentó dentro de un clima enrarecido con el Ejecutivo federal, ya que son muchas las voces que piden se llegue al fondo en el caso de la candidatura del Sr. Salgado Macedonio acusado, por al menos, de tres mujeres de supuesta violación sexual y que sus demandas no han sido escuchadas por el mismo, sino que utiliza dichos que en nada calman los ánimos, sino que los exacerban, sin tomar en cuenta que la mayoría de la población del país es del sexo femenino. Pero después de darse cuenta de que tal vez no fue la forma más atinada de respuesta, con un posible costo electoral, les pidió que salieran a manifestarse, pero que no pintaran ni dañaran los monumentos, haciéndolo de forma pacífica.

¿Pero qué es realmente lo que las mujeres están solicitando a la sociedad entera?, independientemente del trato igualitario, que paren las agresiones, tanto físicas como verbales, que dejen de haber feminicidios y los ya cometidos, que se encuentre y sancione, que se castigue a los responsables, sin importar de quién se trate, ¿acaso eso es mucho pedir?, ¿está justificado seguir viviendo en una época machista en donde se le mira a la mujer como personas de segunda mano?, ¿acaso no es reprobable el hecho de que alguien que nació del vientre de una mujer, ataque, golpee, maltrate o llegue a asesinar a una mujer?, incluso a agredir a su propia madre; esto desde luego que es intolerable e injustificable aquí.  

dia internacional de la mujer
Imagen: Krystal Lauk.

El mundo ya cambió, ahora son las mujeres quienes son las responsables de llevar las riendas de los países más avanzados; de las empresas más importantes; que hay escritoras, locutoras, conductoras de radio y televisión, deportistas destacadas, intelectuales y líderes de opinión, y ¿qué me dicen de las mujeres madres solteras que sacan abantes al o los hijos?, ¿de las amas de casa en las que recae la educación de los hijos y que por tal excelente labor, no cobran ningún salario? Es más, en la presente Legislatura, la Cámara de Diputados está prácticamente representada en su mitad por diputadas, luego entonces, ¿realmente es necesario que sean ellas mismas quienes salgan, se manifiesten y pidan lo que por derecho constitucional les corresponde? Desde luego que no, es inadmisible.

Considero que la época del macho mexicano ha pasado a la historia o está por hacerlo, pese a que muchos no lo acepten y traten de demostrar su hombría por medio de la fuerza, ya que intelectualmente no lo lograrían hacer y, abusando de la misma, golpean y maltratan sin importar el ejemplo que dan a los hijos –por ello se dice que el hijo de un golpeador, golpeador será–. Esperemos que cada día sea mucho menor y por fin se logre erradicar dicha conducta de la sociedad. Por ello son las demandas de las mujeres, para ser oídas, escuchadas, tomadas en cuenta y lo más importante, se concreten en soluciones palpables.

dia internacional de la mujer
Imagen: Xaviera Altena.

Este movimiento, en especial en nuestro país, tiene tanta relevancia que me gustaría que no fuera a ser caldo de cultivo de algunos oportunistas para restarle importancia al mismo, colando en las filas a provocadoras, anarquistas, que definitivamente opacaran el mismo, causando daños, saqueos, etc. Como sociedad y mexicanos que somos, apoyemos y defendamos la importancia que tienen los derechos de las mujeres, dar valor a las exigencias naturales de ellas no es un privilegio, es hacer cumplir nuestra carta magna y respetar las garantías individuales de todas y todos. Es lo que debe de ser y ojalá se logre a corto plazo, cumpliéndose éstas a la brevedad posible, por lo tanto, apoyémoslas siempre que podamos, que son nuestras compañeras, amigas, confidentes y tal vez lo más importante, nuestras compañeras de viaje y de vida.

Debemos honrar tanto a las pioneras como a las que han seguido en la lucha cambiando las reglas del juego cada día y han abierto con esto, un camino pleno para las futuras generaciones.

Por eso, el Día Internacional de la Mujer, debería de ser todos los días.

Pero como siempre, ustedes tienen la última palabra.


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Aquí nomás, ¡robándome a la muchacha!

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No recuerdo el nombre de la película (mexicana), pero en ella el maloso de malolandia se robaba a caballo tendido a la muchacha de la hacienda, guapa ella, honesta, hija de buena familia, virginal e inocente, no para pedir un rescate millonario como hoy se acostumbra (secuestro), sino por su “harto enamoramiento” y para “hacerla suya” (título de propiedad no incluido) y así vivir felices para siempre.

Esto hoy nos parece aberrante y hasta suena a broma, sin embargo, en nuestro país robarse a la muchacha llegó a ser –e increíblemente todavía lo es, sobre todo en el narcomundo– una práctica común. Con esto se tipificó al bandido-héroe que, sobreponiéndose a su vapuleado destino y complejo de inferioridad, hacía justicia por su propia mano y terminaba ganando, entre otras cosas, el trofeo mayor: la flor más bella del ejido.

rapto de la mujer
“El rapto”, Lucio López Rey, 1942.

Aunque parezcan sinónimos, rapto y secuestro tienen una línea divisoria. Mientras ambas son la privación de la libertad de una persona contra su voluntad, el rapto implica una intención deshonesta o sexual (contra la mujer en específico), en tanto el propósito del secuestro, cometido asexualmente, es económico o hasta político. Por eso se pueden secuestrar no sólo personas, sino también trenes o aviones, con los que la verdad sea dicha es difícil tener sexo.

Por supuesto en aquel tiempo de romanticismo ranchero salvaje, robarse a la muchacha, aunque haya sido deporte nacional, era un delito, mas no siempre se castigó de la misma manera. Si en la colonia no fue sólo una fechoría civil, sino un delito contra el Rey y la Iglesia que se castigaba con la pena de muerte en automático, no así durante el siglo XIX, donde el rapto perdió su gravedad y las sanciones dejaron de ser públicas, para cambiarlas por tiempo en cárcel, la mayor de las veces con penas cortas.

rapto de la novia
Fuente: Wikipedia.

El primer Código Civil mexicano que se redactó fue en 1870. En él robarse a la nena más bonita de la kermesse se veía sólo como “un impedimento para contraer matrimonio, mientras la mujer no fuera restituida a un lugar seguro, donde libremente manifestara su voluntad de casarse o no con su raptor”. Se establecía que “el rapto de una mujer contra su voluntad y con fines deshonestos, debía ser castigado con una pena temporal y sería impuesta si la raptada tenía menos de doce años, por no ser considerada muy pequeña. El rapto de una mujer virgen que fuera menor de veintitrés años, pero mayor de doce años, era castigado con la pena de prisión mínima”, que podía ser hasta de cuatro años con multa de entre cincuenta a quinientos pesos.

Sólo se daba cadena perpetua cuando el malandrín se negara a decir el paradero de la damisela, o que de plano la susodicha desapareciera por completo o muriera. Ahora bien, con el sólo hecho de que el raptador manifestara ante la autoridad su “sana” intención de casarse con la joven, y ella estuviera de acuerdo, el acusado quedaba en libertad. Otra manera de evitar la cárcel era soltando el bendito billete: “ya fuera dotando a la ofendida si fuera soltera o viuda, o reconociendo a la prole si es que la hubiera y si la calidad del ofensor lo permitía, y si esto era posible tenia que mantener a los hijos”, lo que a la larga resultaba mal negocio, pues no tardaban en caer la abuela, los tíos y los sobrinos.

rapto de las sabinas
“El rapto de las sabinas”, Francisco Padilla, 1874.

El rapto como asunto legal tuvo muchos matices y recovecos, ya que en ocasiones la joven estaba de acuerdo a ser “robada”, o quizás su esposo o los hermanos de ésta incitaron al galán a que por favor se la llevara. Se dan casos con los que más de una película, novela o historieta se han hecho. Por lo mismo la ley mexicana desde entonces jaló parejo y tanto culpable como cómplices o encubridores cargaban con las mismas sentencias.

Ahora bien, en su artículo 187, el Código Penal de 1872, estipula que: Si el raptor daba su primera declaración y al momento de su captura no había entregado a la mujer raptada ni dicho donde la tenía, se agravaba la pena a un mes más de prisión por cada día que el detenido tardara en entregarla. Si no lo había hecho para cuando se dictaba la sentencia, la pena se agravaría en lugar de un mes a dos meses más de prisión. Si el raptor se casaba con la mujer raptada no se podía proceder criminalmente en su contra, ni de los cómplices por el delito de rapto, por lo menos no hasta que se declarara nulo el matrimonio. Podían denunciar el rapto, la mujer misma, su esposo, si ésta fuera casada, sus padres o sus abuelos o tutores”. Los queridos “padrinos” (curas) nunca se mencionaron.

Rugendas, rapto de la novia
“El rapto de la cautiva”, Rugendas, 1845 (Fuente: Arqueología e Historia).

Mientras tanto, en provincia las cosas se daban más lentas, como lo vemos en Jalisco, donde se dio el primer código penal hasta finales de los ochenta del siglo XIX. En él existían delitos intencionales y de culpa, un concepto un tanto inocentón, si se toma en cuenta que para el primero el canalla debía aceptar que de antemano ya estaba pensando en ratearse a la chiquilla. Entonces la pena entraba a una “estimación” según el juez. Si se comprobaba el delito, éste era castigado de manera leve o grave, según las causas, siendo éstas: “Cometer un delito contra una persona sin considerar su edad avanzada o su sexo (una mujer), cometerlo a propósito y por la noche, en despoblado, o en un lugar solitario, emplear la astucia o un disfraz, aprovechar el cargo que tuviera el delincuente para cometer el crimen, hacer uso de armas, ser una persona instruida, tener antecedentes de malas costumbres, ser sacerdote o ministro, tener algún parentesco con el ofendido, utilizar engaños, cometer el delito en la casa del ofendido, el abuso de confianza, obligar a otro a cometer el delito, etcétera” (Código Penal, 1885: 6). Cuestión de imaginarse al cura disfrazado de dragón, robándose en despoblado a la hija del boticario a la mitad de una noche tapatía.

Es curioso ver que conforme pasa el tiempo, el rapto de chamacas en el Código Penal de Jalisco se encripta dentro de los delitos “contra la familia, la moral pública y las buenas costumbres”, donde además se daban específicamente las características que debía tener el raptor: “Comete rapto el que contra la voluntad de una mujer se apodera de ella y se la lleva por medio de la violencia física o moral, del engaño o de la seducción, para satisfacer un deseo torpe o para casarse”. ¡Wow!, definitivamente al bribón no se le daba mucho campo de acción, pues entre sus imbéciles intentonas en satisfacer sus “torpes deseos” le quedaba sólo una salida: casarse, lo que hoy en día las nuevas generaciones lo tomarían como un verdadero suicidio.

rapto de la mujer
“El rapto de Proserpina”, Alessandro Allori, 1570 (Fuente: Wikimedia).

Increíble es que hasta 1923 en las leyes jalisquillas se hicieron “ligeros” cambios en lo concerniente a nuestro tema, cuando decidieron que el robo de damiselas fuera un delito privado que sólo afectaba “las buenas costumbres de la sociedad”, sin tomar en cuenta que la familia era la más afectada, ya que se manchaba para siempre el honor de sus mujeres al prescribir en la misma ley con todas sus letras que para que se castigara el delito debía existir una “cúpula carnal”. ¡Uff¡, todos tras la pianola, por favor.

Sería hasta 1933 que en Jalisco cambiaron las penas por rapto de cuatro años y multa de quinientos pesos a dieciocho años y los mismos quinientos pesos, si bien se abrieron nuevos panoramas demenciales, pues entonces había que tomar en cuenta, por ejemplo, situaciones como un hermano raptándose a la hermana e invitando a la fiesta al cura disfrazado de dragón.

Aguafuerte de Goya
“Aguafuerte de Goya” de la serie “Los Desastres de la Guerra”, titulado “No quieren” (Fuente: El País).

En fin, como siempre y sin duda, lo más espeluznante de todo es la visión de cómo, a través del tiempo y de un delito atroz, la mujer va tomando calidad de “propiedad”. Si en los siglos XVII y XVIII el rapto de una mujer era un delitoque se castigaba con la pena de muerte, en el siglo XIX la misma injuria toma, ¡en el código penal!, carácter de “apoderamiento”.

Lo peor de todo es que dentro de las leyes mexicanas, desde 1885 hasta 1933, el robo de muchachas no tuvo mayor cambio, más que en el tema de que tendría que suceder una “cúpula carnal” para que se castigara. Quiero ver al leguleyo ministerial haciendo la prueba para comprobar esto…

En fin, ahora les toca a ellas robarnos.

*Todo el entrecomillado de este texto se encuentra en: http://www.publicaciones.cucsh.udg.mx/pperiod/estsoc/pdf/estsoc_07/estsoc07_103-131.pdf


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