Con esta entrega, mi columna cierra su primer ciclo e inicia una breve temporada de descanso. Agradezco a El Semanario por este espacio y a quienes lo hayan visitado por su atención. En retrospectiva, mis puntos de interés al escribir en “El Cristal de las Palabras” han sido:
~ Las características del lenguaje claro.
~ La transparencia y el derecho a entender.
~ El impacto de la tecnología en nuestros procesos de comunicación.
Quiero dedicar este artículo para revisar brevemente los puntos anteriores.
En su dimensión más práctica, la columna ha tratado de definir en qué consiste comunicarse con un lenguaje claro y cómo hacerlo en diferentes situaciones comunicativas, como las juntas, las conversaciones de retroalimentación o la comunicación electrónica. Reconocer un contenido oscuro, complicado y ambiguo, y saber simplificarlo, ayuda a tener procesos de trabajo más ágiles, eficientes y transparentes.
El segundo tema es la implicación del lenguaje en la construcción de la transparencia y del derecho a entender; en particular, en el terreno de la comunicación de organizaciones públicas y privadas con ciudadanos y clientes. No se trata de un tema meramente lingüístico, sino que afecta la calidad de nuestra vida económica y social. En este sentido, es importante denunciar la comunicación oscura y exigir claridad a las instituciones públicas y privadas que deben rendirnos cuentas.
El tercer punto es cómo funcionan nuestros procesos de comunicación (en el entorno laboral) y cómo son afectados por la tecnología que usamos para comunicarnos. La abundancia de información y de conexiones abren grandes posibilidades para la comunicación y la divulgación del conocimiento, pero también nos plantea el reto de rescatar los espacios de presencia y atención que requieren la lectura, la escritura y la conversación profundas, críticas y constructivas. Nos conviene recuperar la calidad de nuestros espacios comunicativos para no perdernos en el mar de pequeños mensajes desarticulados, superficiales y poco fundamentados que inundan el ciberespacio cada día.
Queda mucho trabajo por hacer en la construcción de políticas y prácticas de comunicación que provoquen una comunicación clara y transparente. Por el momento, me enfocaré en promoverlas dentro de mi trabajo cotidiano. Regresaré a esta columna una vez que haya cosechado novedades interesantes. Hasta entonces.