deuda pública

2021 sin más impuestos y sin más deuda

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Anuncia Hacienda actualización de impuestos para 2021. Descarta incremento de deuda

México enfrenta la peor crisis económica en cien años y los esfuerzos del gobierno se enfocan en mantener los programas sociales y finanzas públicas sanas apegándose a las promesas del Presidente Andrés Manuel López Obrador de no incrementar la deuda pública ni los impuestos.

Para el 2021 México deberá enfrentar los retos de conformar un Paquete Económico que contrarreste los efectos de la crisis generada por la pandemia que se verá reflejada en una caída en la recaudación de impuestos por la suspensión de actividades productivas en el segundo trimestre del 2020 y la pérdida de empleos.

La Secretaría de Hacienda confirmó que el Paquete Económico 2021 que enviará al Congreso el 8 de septiembre no contará con nuevos impuestos; sin embargo, si habrá actualizaciones de ellos por el proceso inflacionario.

“Solamente se ajustarán (los impuestos existentes) por inflación”, señaló en un video publicado el miércoles en su cuenta de Twitter.

Los documentos que se enviarán al Congreso incluyen los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), Ley de Ingresos de la Federación (LIF) y Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF).

Gabriel Yorio señaló que los CGPE se plasmará la situación económica internacional y nacional, con lo que se podrán estimar los ingresos que se podrán recibir el siguiente año, así como el gasto público que se podrá ejercer.

Mencionó que en la LIF se incluirán las distintas fuentes de ingreso que recibirá el gobierno el próximo año, siendo los impuestos generales y los ingresos por la venta del petróleo los principales.

Sin aumento de deuda pública

El Presidente López Obrador reiteró su compromiso de no aumentar la deuda pública en términos nominales durante su Mantaro. En el discurso de su Segundo Informe de Gobierno reiteró su promesa y señaló que a pesar de que México enfrenta la crisis económica y sanitaria más fuerte de las últimas diez décadas, no se incurrirá en endeudar más al país de lo que está.

“Casi todos los países recurrieron a créditos y aumentaron sus deudas en porcentajes elevadísimos. En contraste, nosotros hemos enfrentado la pandemia y vamos a salir de la crisis económica sin contratar deuda adicional y sin destinar dinero público a “rescates” inmorales, es decir, a quienes no necesitan ser rescatados”, señaló el mandatario.

Al cierre de junio, la deuda pública alcanzó 12.073 billones de pesos, equivalentes al 52.1 por ciento del PIB según en informe de finanzas públicas de la Secretaría de Hacienda.  El monto representa un excendente de 828 mil millones en comparación con lo aprobado en el presupuesto para el año y la proyección idinca que el país podría cerrar el año con una deuda de 12.83 billones.

Programas sociales garantizados

La Secretaría de Hacienda indicó que los principales rubros en que se concentrará el gasto serán en salud, protección social para proteger la economía popular y gasto de inversión pública, principalmente en el sureste del país para cerrar las brechas de desarrollo.

4T no logra cumplir promesa sobre deuda

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Deuda pública de México durante la crisis por coronavirus alcanza el 62% del PIB

La promesa del presidente López Obrador de no incrementar la deuda pública de México se aleja de la realidad en términos reales empujada por la crisis pandémica.

En cifras netas, la deuda del sector público se incrementó en el segundo trimestre del 2020 y alcanzó a representar el 62 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), alcanzando su mayor nivel en treinta años.

En su último reporte de finanzas públicas, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) había estimado un incremento en la deuda pública al 57 por ciento del PIB; sin embargo, la cifra es mucho más elevada a la proyección y mayor al 49.8 por ciento del primer trimestre del año.

A junio, el saldo de la deuda neta sumó 12 billones 336 mil millones de pesos, 1.3 billones de pesos más que el monto reportado al cierre de 2019.

La SHCP justificó el incremento de deuda pública

La deuda pública de México superó el 52.1 por ciento del Producto Interno Bruto en el mes de junio, con la suma de 12 billones 73 mil 415.8 millones de pesos, el monto más elevado desde 2000.

Hacienda explicó que el incremento de la deuda total del país en los primeros seis meses de este año es producto, en mayor medida, de los ajustes en el tipo de cambio.

“El 68 por ciento del aumento (del SHRFSP) respecto a la cifra de 2019 se debió a un efecto de valuación por la depreciación del peso frente al dólar de Estados Unidos”, señaló la dependencia en su informe. “Así, el componente interno (de la deuda) se ubicó en 7 billones 263 mil 580 millones de pesos y componente externo fue de 209 mil 382.7 millones de dólares”.

Hasta 2013, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) se había mantenido por debajo del umbral de 40 por ciento del PIB; sin embargo, a partir del siguiente año, el Gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto comenzó un proceso de gradual de endeudamiento que alcanzó su punto más alto en 2016, cuando el monto sumó 48.6 por ciento del PIB.

La promesa de AMLO

Un paquete de cien promesas fue presentado por el presidente Andrés Mauel López Obrador en aquel diciembre de 2018 cuando asumió el cargo ante miles de personas congregadas en el Zócalo de la Ciudad de México, el cual incluyó no endeudar al país como se había venido haciendo en Administraciones anteriores.

Si bien, la deuda del sector público no ha aumentado en términos nominales, factores externos incrementaron la deuda a cifras reales y, manteniendo un bajo crecimiento del PIB, la deuda pública del país no deja de ser un freno para los planes del gobierno.

La paradoja de la deuda en México

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Deuda pública de México alcanza nivel récord en julio

La deuda pública de México superó el 52.1 por ciento del Producto Interno Bruto en el mes de junio, con la suma de 12 billones 73 mil 415.8 millones de pesos, el monto más elevado desde 2000.

De acuerdo con el informe trimestral de finanzas públicas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), La deuda total del país, medida como el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), se disparó en el primer semestre de 2020 al nivel más alto desde que se tiene registro. Al cierre de 2018 y 2019, la deuda total del país equivalía a 44.8 por ciento del PIB, mientras que en 2017 ascendía a 45.7 por ciento.

El SHRFSP es la medida más amplia de la deuda y está compuesta por los pasivos del sector público presupuestario; los del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB); las obligaciones derivadas del Programa de Apoyo a Deudores de la Banca; los del Fondo Nacional de Infraestructura; la Banca de Desarrollo; fondos de fomento y los Proyectos de Inversión de Infraestructura Productiva con Registro Diferido en el Gasto Público (Pidiregas) de la Comisión Federal de Electricidad.

Hacienda explicó que el incremento de la deuda total del país en los primeros seis meses de este año es producto, en mayor medida, de los ajustes en el tipo de cambio.

“El 68 por ciento del aumento (del SHRFSP) respecto a la cifra de 2019 se debió a un efecto de valuación por la depreciación del peso frente al dólar de Estados Unidos”, señaló la dependencia en su informe. “Así, el componente interno (de la deuda) se ubicó en 7 billones 263 mil 580 millones de pesos y componente externo fue de 209 mil 382.7 millones de dólares”.

Hasta 2013, la deuda pública de México se había mantenido por debajo del umbral de 40 por ciento del PIB; sin embargo, a partir del siguiente año, el Gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto comenzó un proceso de gradual de endeudamiento que alcanzó su punto más alto en 2016, cuando el monto sumó 48.6 por ciento del PIB.

El rápido endeudamiento, aparejado con un bajo crecimiento económico, propició que las calificadoras de riesgo redujeran la nota crediticia de México o la pusieran en revisión a la baja.

Hacienda escuda las cifras en el tipo de cambio

En su informe, Hacienda destacó que pese al nivel observado de la deuda, esta sigue siendo relativamente baja respecto de lo observado en otras naciones. Por ejemplo, la deuda pública bruta total en Italia supera 181 por ciento de su PIB; en Francia, 144 por ciento; España, 140 por ciento; Estados Unidos, 129 por ciento; Canadá, 104 por ciento; Alemania, 84 por ciento; Irlanda, 84 por ciento; y Australia, 57 por ciento.

La dependencia informó también que el costo financiero total de la deuda del país ascendió a 252 mil 541 millones de pesos en el primer semestre del año. La cifra comprende erogaciones por 218 mil 50 millones de pesos para el pago de intereses y gastos asociados con la deuda interna, la cual incluye un monto de 6 mil 602 millones para el pago anticipado de intereses derivado de una permuta de deuda.

No más deuda, ni para apoyar a empresarios

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Arturo Herrera descarta adquirir deuda para apoyar a empresas

El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, cerró la puerta a la posibilidad de adquirir nueva deuda pública para apoyar a empresas afectadas por el COVID-19.

Y es que la convicción del gobierno Federal de no contratar más deuda es inamovible a pesar de las presiones que se puedan estar sufriendo sobre los empresarios obligados a suspender sus actividades productivas como medida para contener la epidemia de la COVID-19 y que ha generado una ola de efectos sobre la economía nacional.

En esta postura, Arturo Herrera descartó la posibilidad de que el gobierno federal contrate nueva deuda para otorgar apoyos fiscales a las empresas, pero a cambio ofreció a los industriales explorar con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) la posibilidad de diferir pagos de luz a enero del próximo año.

Al participar en el Consejo Directivo Nacional de la Canacintra, el funcionario dijo que en el gobierno están conscientes del impacto económico de la pandemia en las empresas, pero recordó que México tiene menores márgenes de maniobra para contratar deuda respecto de otros países, por lo que ese espacio fiscal se tiene que administrar en los siguientes meses.

El presidente de Canacintra, Enoch Castellanos, señaló que una manera que tiene el gobierno de ayudar a los empresarios es que CFE difiera el pago de sus facturas de luz seis meses y empezar a pagar en enero de 2021. “Eso nos daría aire para mantener empleos y podernos reactivar”, le dijo a Herrera.

En el primer trimestre del 2020, los clientes industriales representaron a la empresa estatal 55 mil 379 millones de pesos, el 61.5 por ciento de sus ingresos por ventas de electricidad, de acuerdo con su reporte anual enviado a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) en junio pasado.

Cubrebocas, clave en la nueva normalidad

A una semana de dar negativo en la prueba de COVID-19, el secretario de Hacienda sostuvo que el uso del cubrebocas permitirá relanzar con mayor éxito la economía, ya que consideró que la pandemia durará más de lo previsto.

El funcionario señaló que los países convivirán más tiempo con la pandemia en los ámbitos económico y público, aseguró que “el cubrebocas va a ser no solamente uno de los elementos más importantes para protegernos, sino que va a ser uno de los elementos que permitan relanzar con mayor éxito a la economía”.

Las declaraciones sobre el cubrebocas fueron retomadas en la conferencia de prensa del miércoles 22 de julio al cuestionar al presidente su falta de uso de mascarilla.

Arturo Herrera aclaró que su comentario estuvo en línea a una analogía sobre los cambios obligados a los que las empresas y agentes económicos se someterán en la llamada nueva normalidad y la reactivación de la economía.

México, AMLO y la nueva deuda con el BM

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Adquiere México deuda con el Banco Mundial por mil mdd

Parece que en la Administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el fin justifica los medios y si de apoyar a los jóvenes se trata, el Gobierno está dispuesto a incumplir su promesa de adquisición de nueva deuda pública y solicitar un préstamo al Banco Mundial por mil millones de dólares para apuntalar las políticas de financiamiento para el desarrollo.

La Secretaría de Hacienda confirmó que a mediados del mes de mayo México solicitó un préstamo al Banco Mundial para impulsar los esfuerzos de inclusión financiera, en particular para el programa de jóvenes de entre 15 y 17 años, por un total de mil millones de dólares, crédito que fue aprobado por el organismo mundial.  

El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, recurrió a su cuenta de Twitter para explicar el fin del nuevo préstamo de México, así como el tipo de deuda que se está adquiriendo.

“El crédito que se hace referencia en las notas de medios es un DPL y no tienen destino específico. En resumen este crédito no es adicional a la deuda autorizada por el congreso y no va a financiar el programa de respuesta al COVID19.” Informó el funcionario.

Al respecto, el presiente Andrés Manuel López Obrador, aclaró en su conferencia matutina del lunes 9 e junio que el crédito de México con el Banco Mundial “es una operación de rutina”, algo, dijo “que se solicitó desde el año pasado como parte del manejo de las finanzas” y reiteró que su administración mantiene el compromiso de no aumentar la deuda en términos reales.

Detalles sobre el préstamo con el Banco Mundial

El acuerdo con detalles referidos por el diario El Economista, el documento muestra que el representante de México para la firma del crédito, fue el Titular de la Unidad de Crédito Público de la Secretaría de Hacienda, José de Luna Martínez.

Ambos documentos hacen énfasis en que “es igualmente importante contar con liquidez en el sistema financiero y canales y plataformas financieras digitales eficientes para transferir soporte mientras se eliminan los cuellos de botella que obstaculizan el acceso fluido y la intermediación de recursos”.

En el Artículo III del acuerdo referente al programa, precisan en el párrafo “A”, que “ocasionalmente se pueden intercambiar puntos de vista sobre el marco de política macroeconómica del prestatario (México) y el progreso logrado en la ejecución del programa”.

El titular de la Unidad de Crédito Público deberá suministrar al Banco Mundial información detallada sobre el progreso del programa.

El fetichismo y la ambigüedad de la inversión pública

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Hoy que se reconoce que el tamaño de la economía nacional tuvo en 2019 un decrecimiento o al menos un crecimiento nulo, se fortalece el debate sobre asignación de los recursos públicos gubernamentales, mayormente por parte del gobierno federal.  Debate general que oscurece cabalmente “el qué” y “el cómo” puede crecer la economía en el corto y en el mediano plazo a partir de la inversión pública.

En tal debate, los economistas convencionales insisten en la realización de obra pública y en la industria. En materia de la obra pública no se precisa si ésta debe ser de mantenimiento, reposición o de ampliación. En el mejor de los casos, la obra pública de reposición se hace necesaria por el abandono secular del mantenimiento de la existente y, lo más sobresaliente, por la destrucción deliberada del gobierno de aquella ya existente. 

Por ello vemos sistemáticamente la destrucción de banquetas, calles y grandes carreteras. En muchos de tales casos se apela a su aceptación con la justificación del remozamiento, embellecimiento y modernización de la infraestructura. Para ello obviamente se sustituye la existente por el apetito inconmensurable del cemento.  No se entiende, por tirios y troyanos, que el cemento no se reproduce y que su costo, en las condiciones ambientales y de servicios del país, termina siendo elevado.

baja inversion y desarrollo en el pais
Fotografía: López-Elías Finanzas Públicas.

Por otra parte, en términos productivos, el debate lleva a la urgencia de apoyar a la industria, sin precisar qué significan tales apoyos y, en todo caso, las características que implica la inversión en tal sector. Así, se obvia que las decisiones de inversión en la industria implican periodos de mediano o largo plazos. Que la de maduración de la inversión, especialmente si es de reposición o de ampliación lleva tiempo.  Mayormente importante, que los montos requeridos por unidad productiva y empleo generado son elevados.  

Sin duda, el sector agroalimentario es una gran oportunidad que hemos desarrollado y que podría apoyar aún más al crecimiento y desarrollo del país. No únicamente por la agricultura del norte del país, sino con el apoyo productivo del trópico mexicano, especialmente del sur-sureste. Amén que el sector agropecuario es un sector de corto plazo de maduración, relativa baja inversión por unidad productiva y de ocupación. Ello es posible siempre y cuando veamos el futuro hacia adelante y reconozcamos nuestras fortalezas y oportunidades productivas.

Cuando fui a París, representando a la Secretaría de Programación y Presupuesto en la Reunión de Cooperación México Francia de 1983, nuestro país transitaba del Sistema Alimentario Mexicano al Programa Nacional de Alimentación. Se había pasado de tener la preocupación de la producción primaria, enfocada a la autosuficiencia alimentaria, al reto de la alimentación, dada la crisis de la deuda y su efecto en la caída de los ingresos de las familias. Ya entonces Europa se enfocaba a la agroalimentación y nosotros estábamos en lo primario. 

Hoy las condiciones de política pública parecen seguir ancladas en el enfoque productivista del pasado, con el agravante del desconocimiento de la importancia productiva y económica del “sector” agroalimentario.  En los últimos años hemos tenido un cambio estructural relativamente positivo en la materia, tanto por su relevancia macroeconómica como de exportaciones. Ello porque estamos de vecinos del estómago más grande del mundo y, en mucho, porque hemos sabido aprovechar relativamente tal vecindad.  

inversion exportacion agroalimentaria en mexico
Fotografía: 2000agro.com.mx

Nuestras exportaciones agroalimentarias en valor equivalen al monto total de remesas anuales que el país recibe por los migrantes o a la inversión extranjera directa. En contraste, la balanza comercial agroalimentaria es positiva en menos del 10% de nuestras exportaciones en la materia, uno de los porcentajes más bajos del continente, especialmente frente a Brasil, Argentina o Chile.  Así, importamos proporcionalmente los mayores porcentajes para atender el consumo en soya, trigo, arroz, en mayor proporción que el maíz.  Iguales son los casos de la carne de puerco, aves y leche.  

Dados los volúmenes de importaciones agroalimentarias, apoyar la producción nacional de lo que hoy se importa evidencia que el sector puede ser una opción de política de pública y de financiamiento para el actual gobierno, con grandes expectativas de resultados en el corto plazo y mediano plazo. El “sector” agroalimentario es claramente anticíclico, es decir, aun cuando los otros sectores caigan productivamente, la agroalimentación crece, como aconteció en 2019.  Así, el empleo y la ocupación en la cadena agroalimentaria es una posibilidad del país, como lo evidencia el pasado mediato, a pesar de las políticas públicas y la asignación real de los “apoyos” gubernamentales.

La visión del siglo XIX y XX del grueso de nuestros economistas es anti-funcional y, más grave, relativamente impertinente para el crecimiento y desarrollo del país. Las generalidades y el desconocimiento productivo del país han gestado un fetichismo sobre la inversión y los sectores productivos del país, con demérito del desarrollo del país.