La palabra “Impuesto” viene de “imponer”. Esta imposición es necesaria para que cualquier gobierno tenga los suficientes recursos para poder funcionar adecuadamente. El tema es muy complejo, por un lado, el gobierno debe justificar que lo que cobra tendrá un uso eficientemente en beneficio de sus gobernados, recaudando estrictamente lo que se necesita para tener un buen desempeño, sobre todo en seguridad, servicios de salud e infraestructura y, por otro lado, los que pagamos impuestos, simplemente por condición humana, trataremos de pagar lo menos posible, nadie quiere pagar lo más posible, la cuestión es hacer los cálculos de manera correcta y de acuerdo a las reglas establecidas para cumplir con la ley.
Idealmente, el cobro de los impuestos debe ser justo, tiene que haber proporcionalidad en cuanto a las ganancias y ser competitivos con otros países, además deben incentivar la inversión y la reinversión. En ese sentido, lo que más desincentiva a la gente en el pago de impuestos es ver cómo unos cumplen con ello y otros no simplemente porque se mueven en la informalidad.
Estoy muy consciente y, más en la situación que vivimos, que hay gente miserable que vive en condiciones paupérrimas, por lo que cobrarles impuestos es definitivamente inhumano. Pero hay también muchos causantes potenciales como los mercados sobre ruedas o en los sistemas de transporte público, y en múltiples actividades más, que se escudan en la informalidad y no son sujetos de fiscalización simplemente porque no están dados de alta en las computadora del SAT o del IMSS.
A través de los años me parece que hemos caído en un juego perverso en el cual los causantes inventan estrategias para pagar menos impuestos y el gobierno trata de buscar esquemas para que no lo logren. Honestamente, aquí los grandes ganadores son los despachos fiscales y los abogados que hacen los amparos, ya que entre más complicado es el esquema, más trabajo tienen, más cobran y mejor les va.
Ahora con las nuevas modificaciones fiscales que han incrementado los riesgos de manera muy importante, les va a ir a todo dar.
Me parece que deberíamos hacer un paro en el camino, respirar profundamente, analizar este juego tan perverso, y cambiar radicalmente la manera cómo interactuamos contribuyentes y gobierno.
Quizás sea mucho más eficiente un impuesto a las ventas sin deducciones y muy sencillo de calcular, no hacer excepciones con nadie y atacar con mayor fuerza a aquellos que no están cautivos.
La verdad, es muy cómodo cazar en el zoológico. Hoy en día se exige más a los cautivos con informes y reportes, pues se les incrementó el riesgo de manera importante, y a los ilegales que están en la jungla, resulta más peligroso y complicado atacarlos, poco se hace para que también paguen lo justo.
Si analizamos el precio de muchos productos, como pudieran ser refrigeradores o automóviles, o ropa, o departamentos de vivienda, todos tienen un componente de precio de estrategia fiscal y costos contables para pagar al gobierno que no hacen ningún sentido.
Me parece que el objetivo a seguir es que el sistema de recaudación sea más simple, justo, y eficiente, y dejar este círculo perverso y muy costoso de ver quién es más creativo para bajar el pago o cobrar más; como país este camino debe darnos mejores resultados de competencia en todos los ámbitos.