Educación

Forjar comunidad en medio del conflicto, el caso de Israel

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Voy en un tren. Por un momento me siento desubicado. Me imagino que estoy en el Hauptbahnhof de Zúrich, el tren es idéntico. Pero suben jóvenes entre 18 y 19 años. Todos tienen armas largas, se sientan. Duermen a los pocos minutos. Hay negras que parecen de Eritrea, varios blancos, rubios, parecen rusos; otras podrían ser de la Italia Mediterránea. Mujeres y hombres atractivos. Son militares de ambos sexos. Después entenderé que la relación de Israel con su ejército es clave para entender su diversa comunidad.

Subimos a un taxi (en Israel no hay UBER), el chofer no habla inglés, lleva un kipá bordado en la cabeza. Google me ayuda: platicamos por el celular. Le pregunto para qué es el radio que trae encendido, lo veo inquieto. Nos enteramos que participa como paramédico de zona, es voluntario. Pasó un accidente que queda cerca y no puede ir porque nos tiene como pasajeros. En cada lugar en donde está tiene que auxiliar. Hablamos de Tikkun Olam: concepto de reparación del mundo, no es Tzedek (filantropía) pero no le pagan por hacerlo. “Salvar una vida es salvar al mundo” dice. Le menciono México y me habla de Cancún y del Narco. Le impacta el narco y la violencia.

taxi, transporte, Israel
Fotografía: The Times of Israel.

Nadie se presentó haciendo alarde de sus medallas, ni hablando de sus logros. Querían conocer quién estaba del otro lado. Había un profundo interés por el diálogo. No había jerarquías ni sacos ni la pose naturalizada de las cenas mexicanas. En el viaje visitamos a una premio Nobel, comimos y charlamos con veteranos de guerra, científicos, rabinos, médicos y muchas personalidades. Hubo algo en común: humildad y austeridad.

En las calles me pasó lo mismo. Inquieto por esa falta de jerarquía que contrasta con la de un México clasista, cuestioné varias veces a qué se debía; las respuestas se repitieron: al ejército. Ahí aprenden, es obligatorio para todos los judíos, beduinos y otras minorías no árabes. Obliga a convivir. Todas las clases y colores se reúnen. Estar en situación de precariedad crea la vulnerabilidad necesaria para pertenecer. El rico y el pobre pasan hambre, ambos tienen miedo a morir. Ven un futuro común.

Como mexicano cuesta trabajo pensar en el ejército como el cemento de la sociedad. Allá es la norma. Otra coincidencia con Suiza: en el país europeo sólo el 5% de su ejército es profesional, y toda la milicia se debe a que es obligatorio el servicio militar. Tal vez la diferencia del país alpino y el Mediterráneo es que éste obliga más a las mujeres a participar. A pesar de ello, los suizos mantienen un ranking en igualdad de género que los posiciona mejor que las israelíes: son el veinteavo lugar e Israel el 46. México es el 50 de 146. ¿Será que la disciplina y la comunidad podrían ser forjadas por una institución como un ejército civil? ¿Ese ranking será un retrato verdadero de la situación de género? Israel ya tuvo una primera ministra.

Suiza e Israel
Imagen: Bucher Tax AG.

Llamo a Omer. Me lleva a donde van los jóvenes a divertirse. Él acaba ir al ejército. Es un bar en el corazón de la ciudad blanca. Intrigado por su experiencia en el ejército, le preguntó mucho sobre el tema. Es un joven muy inteligente, apenas tiene 21 años, pero tiene una visión de un mundo muy amplia. Sueña con ir a otros lugares, estudiar, ser empresario. Su abuelo y su padre hicieron las primeras plantas desalinizadoras en el mundo. Ellos son empresarios e innovadores. Él busca algo semejante. Me platica de las start up de Israel. De lo difícil que es acceder a las Universidades. Medicina es una de las más complejas. Al llegar a la charla del ejército le explicó lo que me ha impresionado. El poder de cohesión y el que no haya jerarquías. Reflexionamos y le pregunto: ¿qué pensarías de que el ejército acepte árabes no judíos? Medita y dice: “es una decisión difícil, así debería de ser. Pero no podemos arriesgar en tener al enemigo dentro. Hace años había bombas en las ciudades. No hemos logrado esa unidad.” ¿Pero no crees que el ejército la logre como lo ha logrado con todos? Dice que sí, pero que el riesgo es muy alto. Habla de cómo lo han intentado mitigar: el porcentaje de alumnos de medicina es más alto de árabes no judíos, por ejemplo, así existen muchas iniciativas para equilibrar lo que hoy no se puede equilibrar. No es un blanco y negro.

Hablo con Lior, una mujer delgada, blanca y de pelo negro. Su nariz semeja a un perfil persa. Es una mujer atractiva. Se presenta como una promotora de los valores judíos. Habla de las iniciativas de la ciudad. “Será la primera vez que habrá transporte público en Shabatt”. Está emocionada del logro, antes las obras, toda la infraestructura pública se paraba. Ron Huldai, el alcalde de Tel Aviv, a quien Lior ayuda, es un visionario. Sabe que una ciudad que no se mueve se muere. Sabe que el transporte si se centra en las minorías, suple a las mayorías. Miles de personas no creyentes se tienen que transportar. La verdad de unos no se puede imponer a la de todos.

Ron Huldain
Ron Huldain (Fotografía: Haaretz).

Lleva una argolla de matrimonio. Le cuestiono sobre qué hace su esposo. “Esposa”, me cuenta: es comandante del ejército. Llama más mi atención, sé que el matrimonio en el mundo judío tiene que ser religioso. Le pregunto si hay matrimonio civil y me dice que no, se casó en Nueva York. Lior: ¿me dijiste que eras promotora de los valores judíos cómo comulga eso con la imposibilidad de casarte, podrías adoptar? “Tendría que hacerlo fuera. Los valores judíos no son religiosos”. La reflexión es profunda. Hay valores como el Tikkun Olam, como el de comunidad, como muchos otros que son parte de la cultura judía. Amaga al final y dice: “es más David, no soy creyente, habemos muchos judíos ateos que valoramos nuestra comunidad y nuestros valores, por eso los promuevo”. 

Tel Aviv es una ciudad orgullosa de su comunidad gay. Contrasta con el espíritu clásico y conservador de Jerusalem. Estoy seguro que mucho hay de la mirada de Ron y de muchos visionarios en un país en el que las minorías tienen voz. Pero ese contraste también es Israel. Un estado religioso que también se juega en tejer una urdimbre religiosa, con distintas religiones y con entramados laicos.

tikkun olam, reparar el mundo, frase israeli
Imagen: Congregation Beth Shalom.

Alguna vez un amigo me dijo que tenía miedo a leer un libro porque se sentía muy bien y no quería que el libro lo afectara para pensar en algo que no había pensado hasta ese momento y entonces afectar así su calma. Nunca hubiera pensado recordar esa reflexión después de un viaje. Ni una imagen, mucho menos un souvenir podrían resumirlo o expresar lo que ha significado y lo que ha movido en mí. Muy probablemente eso se debe a que este viaje fue detonado y planeado por un educador natural, uno de esos maestros que están dispuestos a cambiar vidas y a transformar: un pensador y un actor sistémico. Hace tres meses de eso y sigo pensando en muchos aspectos, leyendo sobre el lugar y reflexionando.

La estructura de este viaje fue parecida más a la de un día escolar. Mi amigo así planea su vida: horarios destinados a temas: “Eso lo aprendí muy joven y así le sigo haciendo, es el mejor consejo para manejar el tiempo”, eso me dijo hace un par de años Pepe Galicot. Yo no lo he podido lograr. Cada hora o cada dos horas un tópico. El viaje fue así: en vez de clases hubo diálogos, encuentros, búsquedas, visitas pensadas con la meticulosidad de una curadora de arte. Israel es esa cruza extraña entre guerra y paz, entre pasado y vanguardia, entre orígenes y modernidad. División-unión: ying-yang perpetuo y contradictorio en búsqueda de equilibrio y raíces. Vida y muerte.

Jerusalem, bandera
Imagen: Cuadernos de Viaje.

El viaje me deja muchas preguntas. ¿Qué podríamos hacer como mexicanos para forjar comunidad? ¿cómo entablar un diálogo en la diferencia?, ¿hay valores mexicanos?, ¿sería distinto el tejido social con un ejército civil? Todas son preguntas que parecen utópicas. Lo que más impresiona es que en 72 años los israelíes sean una población viendo al futuro, con una gestión clara de las diversidades y afrontando claras adversidades, pero con una visión y deseo compartidos. Voy de regreso al aeropuerto, es el primer sábado con transporte. Veo niños de 5 o 6 años caminando y jugando solos en el parque. Me pregunto si mis hijos o los hijos de mis hijos podrán hacer lo mismo. En el ranking global de paz, Suiza es el onceavo país más seguro, e Israel el 148 de 168, uno de los más bajos (México está en el 140); aunque en homicidios hay 45 en Suiza, 110 en Israel (y 32 mil en México, todas cifras del 2017). 

Algo deja Israel: si sueñas en algo y luchas por algo, es posible lograrlo.


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¿Hegemonía académica china?

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China tiene muy claro su futuro: ser la primera potencia mundial en 2050, cuando se cumplan 100 años de la Revolución maoísta. Y también tiene muy claro el camino: el impulso de agresivas inversiones en políticas de innovación y educación superior. Actualmente su gasto en ciencia y tecnología equivale al 2.12% de su enorme PIB.

La rivalidad por la hegemonía global está en marcha y se manifiesta en varios frentes. La administración de Trump ha emprendido una guerra comercial con China y mantiene una ofensiva contra el gigante tecnológico Huawei. China sabe que la competencia por la supremacía también se disputa en el plano académico-cultural.

La capacidad científica y de innovación de la actual potencia global, Estados Unidos, se explica en gran medida por la fortaleza de sus instituciones de educación superior. De las 10 mejores universidades del mundo, siete son estadounidenses (THE 2020); y este país es, todavía, el que produce investigación de mayor calidad (WEF 2018).

China viene muy de cerca y se yergue como el principal aspirante a desplazar a Estados Unidos. Las universidades de Tsinghua, Pekín, Zhejing y Shanghai, por ejemplo, comienzan a codearse con Harvard, Oxford y MIT. Lo anterior es producto de una efectiva política de inversión a través de la Iniciativa C9, que ha inyectado miles de millones de dólares a nueve universidades de élite chinas. El ranking QS 2020 sitúa ya a seis universidades chinas entre las 100 mejores del planeta.

china y estados unidos
Ilustración: The New Yorker.

La nación asiática es ya el segundo país en cuanto a productividad en investigación.  Lo anterior se explica en gran parte por los 1,235 investigadores que tiene por cada millón de habitantes (México tiene 144). Incluso, según la Fundación Nacional de la Ciencia en Estados Unidos (NSF, por sus siglas en inglés), el 20.67% de los artículos en ciencias e ingenierías que se publicaron en el mundo en 2018, fueron realizados por instituciones chinas. La nación estadounidense ya fue desplazado al segundo lugar, con 16.54% de las publicaciones. Asimismo, se estima que China superará el impacto de las publicaciones estadounidenses para el 2025, posicionándose así como el primer lugar dentro de las potencias mundiales en investigación.

China también superó ya a Estados Unidos en la generación de patentes. De acuerdo con la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (WIPO, por sus siglas en inglés), tan sólo en 2018, la oficina de propiedad intelectual estadounidense reportó alrededor de 597 mil para registro de patentes, mientras que la oficina china reportó 1.54 millones de aplicaciones, lo cual representó un 46.4% de las aplicaciones a nivel mundial.

Además, el principal destino de estudiantes chinos es Estados Unidos, lo que representa un tercio de los estudiantes extranjeros en universidades de este país. Estas cifras tienen muy preocupados a los norteamericanos, temiendo que los estudiantes de la nación asiática no solamente vayan a estudiar. En 2018, el FBI lanzó el documento “China-The Risk to Academia”, donde se establece la amenaza que representa el “espionaje académico” o el robo de conocimiento y secretos comerciales por parte de estudiantes e investigadores chinos. Para Estados Unidos, éste no solamente atenta directamente contra la seguridad nacional, sino que también pone en juego la posición privilegiada del país a nivel mundial.

espias en eeuu
Ilustración: Rebecca Hendin.

Quizás por esta razón cientos de jóvenes chinos no han podido adquirir una visa para estudiar en Estados Unidos. La tasa de rechazo a aspirantes chinos en las universidades pasó de 3.2% en 2018 a 13.5% en 2019. Sin embargo, las universidades norteamericanas no pueden dejar de reconocer que los estudiantes procedentes de China representan un gran ingreso económico para éstas, y también una gran potencia intelectual.

El rápido avance de China en el ámbito de la educación comenzó en la década de 1980 y a partir de ese entonces ha experimentado una rápida y agresiva expansión y desarrollo, a través de reformas graduales que sin duda han demostrado su funcionamiento.

Actualmente está en marcha una nueva guerra fría en la cual los estadounidenses se enfrentan a una lucha geoestratégica, particularmente en Asia, por mantener su primacía a nivel mundial. ¿Debemos prepararnos para una hegemonía china en la segunda mitad del siglo XXI?


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Día Internacional de la Educación

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Día Internacional de la Educación y las cifras en México

La Organización de las Naciones Unidas estableció el 24 de enero como el Día Internacional de la Educación con el objetivo de garantizar el derecho de niños y jóvenes a una educación de calidad e inclusiva.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha señalado que “la celebración de 2020 colocará a la educación y al aprendizaje como el mejor recurso renovable de la humanidad y reafirmará su papel como derecho humano fundamental y bien público; el aprendizaje conduce al empoderamiento de los pueblos, a la preservación del planeta y a promover la paz”.

Las cifras de la educación en México

Las cifras para 2019 en México señalan un total de 36.6 millones de estudiantes, con una planta docente de 2.1 millones y más de 265 mil escuelas.

En cuanto a cobertura de educación pública, en el año de referencia el porcentaje ascendió a 85.5 y la educación privada cubrió el 14.5 por ciento de la población estudiantil.

De los estudiantes en México, el 69.6 por ciento corresponden a nivel básico, 14.3 por ciento a educación media superior, 10.8 por ciento a nivel superior y el 5.3 por ciento en capacitación laboral.

En el marco de la celebración del Día Internacional de la Educación 2020, la organización Social Progress Imperative México detalló que, a cifras de 2019, la Ciudad de México es la entidad federativa con mayor cobertura de educación superior, cubriendo el 66 por ciento de la población.

A esta cobertura mayoritaria de la capital mexicana le sigue el estado de Sinaloa (38%), Nuevo León (37%), Aguascalientes (35%) y Sonora (34%).

Los estados con menor grado promedio de escolaridad en mujeres resultaron ser: Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán.

La UNESCO ha urgido a los países como México a invertir al menos el 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en la educación. Al cierre de 2019, México destinó mil 453.5 millones de pesos a este rubro.

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Excelencia: la evaluación educativa o la búsqueda de la virtud

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Los estudios de postgrado son como una carrera de resistencia. Al terminar la maestría en evolución humana estaba al borde del suicidio. Vivíamos en Berlín, salía a correr porque simplemente no encontraba en mis cavilaciones aquello que me había propuesto en la tesis. Las carreras matutinas, después de horas de desvelo, servían como válvula de escape; a veces dormía una o dos horas y corría cuarenta minutos a las seis de la mañana. Los puentes berlineses estaban rodeados de tambaleantes jóvenes embriagados y seducidos por la fiesta. Mi esposa, preocupada, me veía maltrecho: no quería salir a divertirme, no quería hacer otra cosa sino escribir y hacer mis triangulaciones de datos. Ella conoció Berlín en el verano; yo estuve encerrado. Arturo, un gran amigo, vino de España a visitarnos. Recuerdo cómo en sus charlas intentaba alivianarme, “tómatela más tranquilo mi Deivid”, dijo en su acento chihuahuense, y me aconsejó buscar a mi director de tesis. Me convenció y volé de regreso a Tarragona. Con la guía de Manuel Vaquero, en diez días logré lo que no había logrado en seis meses. La sensación de frustración desapareció: logré mi cometido. Los esfuerzos rinden frutos: me dieron el premio al mejor estudiante y tuve un examen flamante. Si no hubiera tenido la contención y guía necesaria posiblemente en algún momento pude haber saltado de un puente, varias veces lo pensé.

Ese momento de mi vida se revivió hace algunas semanas cuando el caso del fallecimiento de Fernanda Michua, la estudiante del ITAM, estaba en boca de todos. La situación me provocó una búsqueda y una reflexión, a tal grado, que algunas personas pensaban que simplemente estaba provocando la discusión. Durante estas semanas he intentado aclarar mis pensamientos: la cuestión en torno a la excelencia me parece tan pertinente como la del análisis de un sistema educativo carente de sistema de contención y propósito. Los suicidios de estudiantes en las instituciones de excelencia son parte de una normalidad preocupante. En Estados Unidos los estudiantes universitarios presentan índices de depresión cercanos al 40% y uno de cada diez estudiantes reporta haber pensado o intentado suicidarse. El miedo al futuro y al fracaso son terribles. Las estadísticas son un reflejo y una señal que debe llevarnos a una pregunta fundamental: ¿Cómo debe de ser la mejor manera de llevar la educación y el desarrollo de una persona, para que ocurra su florecimiento?

evaluacion
Imagen: Nexos.

Algunas posturas extremas defienden el camino a la excelencia con argumentos adaptativos que rayan en un darwinismo social: “la excelencia no es para todos”, “los líderes son pocos y quien no pueda no está hecho para eso”, “el mundo del éxito no es para los débiles”. Hablé con algunos amigos, deportistas de élite. Sin lugar a dudas, la asimilación del esfuerzo y de llevar las capacidades humanas al máximo es una coincidencia. Una crítica aguda a la economía del placer y el confort, que impera hoy, se esboza en las personas que han dedicado su vida al esfuerzo y la disciplina para lograr un objetivo. El sufrimiento y el esfuerzo se ven como un camino natural si es que quieres llegar más allá. La economía del placer y el confort exhorta a la evasión del esfuerzo y el sufrimiento. Una educación fundada en esa filosofía seguramente nos llevaría a un abismo. Más preocupante es esa postura cuando se anida desde las familias: padres y madres que evitan que su pequeño se esfuerce. La carta de las autoridades del ITAM, sin duda, hace un llamado a una filosofía que evite la economía del confort y el placer: no puedo estar más de acuerdo.

Hace un par de meses tuve la fortuna de visitar una escuela en Tel Aviv: Hemda. En ella, adolescentes de preparatoria que tienen habilidades matemáticas por encima de sus compañeros son seleccionados para acudir a un programa suplementario a las horas lectivas de la escuela. En Hemda les enseñan física, química, robótica y matemáticas aplicadas. Los nuevos Einstein, los fundadores de las start up de vanguardia, las bases de la inteligencia militar y tecnológica israelí, están siendo forjadas en ese templo a la vanguardia de excelencia. La visión es que en ese espacio los niños aprendan a través de la experimentación; laboratorios de tecnología avanzada (que a veces ni las propias universidades tienen) son puestos en las mentes y manos de esos pequeños. La supervisión y la docencia es realizada por puros doctores de élite. Una escuela así es respuesta a las necesidades del mundo moderno, es apostar por el futuro. La escuela se mantiene al margen de las reglas de educación del estado de Israel: requiere experimentar, moverse rápido, cambiar. Los directivos tienen claro que uno de los propósitos es preparar a esos estudiantes para que aprueben los exámenes y sean competitivos en el mundo académico, pero lo más importante es incentivar y promover el amor por el conocimiento y la ciencia aplicada, la resolución de grandes retos. Tal y como lo requiere el espíritu de los tiempos actuales: en la era del conocimiento, la educación es una herramienta y las ciencias aplicadas el camino para el avance tecnológico. Ellos hacen lo necesario para llevar a sus niños a los confines de sus capacidades y abrazar la modernidad.

El contraste de Hemda es alarmante frente a la situación educativa mexicana. La apuesta de dejar en manos de sindicatos el futuro del país, de maestros sin evaluación, parece ser un camino al infierno; la apuesta no está en divisar un futuro ni en apostar lo que se debe hacer para lograrlo. La apuesta mexicana está en mediar un presente, en salir a flote para pertenecer a la medianía estadística mundial en vez de superarla.

portada de libro Alfie Kohn

Pero en ese panorama lo que menos me preocupa son los sistemas de evaluación. Pienso, y si acaso ahí coincido con la visión de la 4T, las evaluaciones son el peor método para llegar a la educación de excelencia. En donde no coincido es en su falta de visión y rumbo. Aclaro, no sé si la hay, por lo menos no la han dado a conocer. Si no se quiere evaluar, está bien, muchos estudios hay que establecen lo que Alfie Kohn ha venido denunciando en los últimos treinta años: “Las calificaciones envenenan todo lo que tocan”.

El fundamento de una visión como la del doctor Kohn se basa en comprender la motivación humana. Los motivadores externos, aunque efectivos crean una economía, que en palabras de Laurie Santos (escuchar episodio Making the grade) “convierten al amor en odio y la virtud en vicio”. Investigaciones muestran que el sistema de calificaciones refuerza un comportamiento negativo orientado más a las metas como fines que al proceso y al logro real. Es un sistema de sobornos, de recompensas. Se convierte la etiqueta del logro en el logro mismo. Los estudiantes se vuelven más mediocres e interesados. Comienza la costumbre de estar más preocupados por estar en el cuadro de honor, por ganar el 10 a como dé lugar, por tener el título, que por la motivación de aprender, saber o resolver. El acordeón para aprobar es el hijo de ese sistema.

Tal y como lo argumentaron mis amigos waterpolistas Diego Castañeda Cooper y Oliver Álvarez Basilio, cuando hablamos del tema: el sistema fitness moderno, producto de la economía de la apariencia, crea miles de personas que se meten, por ejemplo, al maratón al finalizar el mismo para obtener el diploma y tomarse la foto, pero pocos son los que sí lo hacen y entrenaron (Recordemos el penoso caso de Roberto Madrazo en el maratón de Berlín). No dudo que en los sistemas de evaluación educativo haya Estados que maquillaron sus resultados para pertenecer a una precaria élite nacional (me dicen algunos de mis contactos que en Puebla, con los índices de medición del desempeño educativo, algo así ocurrió durante la administración de Peña Nieto. No tengo certezas).

challengues esquema

Mihaly Csikszentmihalyi en su libro Flow estudia cómo personas en diversos ámbitos conseguían el estado de virtud, de placer, de plenitud que se alcanza por momentos al hacer actividades en la vida. Estipula la necesidad de hacer actividades que reten nuestra habilidad y conocimiento a tal grado que no nos lleven a la ansiedad pero sí nos saquen de la zona de confort y que tampoco sean tan simples como para conducirnos al aburrimiento. En 1978 un experimento mostró lo que ocurre con los niños cuando actividades que pueden llevarte a ese estado son calificadas. A niños de once años se les dieron problemas que eran realizables pero difíciles. Pero los separaron en dos grupos: unos bajo un esquema de juego y otros bajo un sistema en el que recibirían calificaciones como en la escuela. Los primeros se mantuvieron realizando esos juegos y avanzando en un nivel óptimo, haciendo problemas cada vez más complejos. Los últimos dejaron de buscar el nivel óptimo y se mantuvieron haciendo problemas más simples para obtener calificaciones más altas. El comportamiento de los niños que eran retados cambió, se obsesionaron más por la calificación que por la resolución del problema.

El problema de la educación no está en tener centros de excelencia que busquen llevar a atletas, estudiantes, músicos a encontrar sus límites, el problema está en el contexto que les lleva a encontrar o no un motivador interno. Las calificaciones como sistema son simplemente una boya externa que en vez de ampliarnos como seres humanos nos reducen a un juego de laboratorio, de ratas que obtienen premios y validación. En la academia pasa lo mismo con el sistema de puntos. Cada vez menos investigaciones tienen profundidad, los académicos se preocupan por cumplir con los puntos y las calificaciones para alcanzar el bono. Es necesario repensar los sistemas desde sus fundamentos.

Examen PISA y la Nueva Escuela Mexicana

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El pasado 3 de diciembre de 2019, en la Universidad de Guadalajara y en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dio a conocer los resultados de la prueba PISA 2018, aplicada a jóvenes de 15 años en 79 países. El llamado “PISA shock”.

Dicha prueba fue aplicada por primera vez en el año 2000 a 28 países miembros de la OCDE, y desde entonces México ha sido evaluado. Actualmente, son más de 80 países los que participan. 

Además de medir conocimientos, mide las habilidades que tienen los estudiantes para hacer uso y transferencia de sus conocimientos; e identificar si son capaces de analizar, razonar y comunicar sus ideas. Muestra la motivación por aprender, la concepción sobre sí mismos y sus estrategias de aprendizaje, entre otros elementos.

El desempeño de nuestro país en esta prueba no es nada alentador; estamos muy lejos de los primeros lugares ocupados por China, Singapur y Finlandia. Sin embargo, la evaluación a México no debe ser tan pesimista.

Resultados PISA

En los 18 años de aplicación de esta prueba el desempeño de México se ha mantenido prácticamente estable. En Lectura se obtuvieron 422 puntos en el año 2000 y 420 en 2018. En Matemáticas se observa leve mejoría al pasar de 385 (2003) a 409 (2018). Y en Ciencias los jóvenes mexicanos subieron nueve puntos en esta última prueba (419), respecto a los 410 de 2006. El puntaje máximo es de 600.

Para ser más justos en el análisis y sus implicaciones de política educativa, el aparente estancamiento de México debe compaginarse con el relevante incremento de matrícula que ha experimentado el país. Tan sólo en la educación media superior hemos pasado de 2.95 millones de estudiantes en el 2000, a 5.23 millones en 2019 (77% de incremento). Mantener el desempeño nacional en la prueba PISA ante este crecimiento, significa que el país ha podido llevar más estudiantes a las aulas sin afectar negativamente la calidad.

No obstante, los resultados PISA 2018 muestran también los impostergables retos del sistema educativo mexicano. En cuanto a la desigualdad, se observa que el grupo de estudiantes más privilegiado superó a los más desfavorecidos por 81 puntos. En cuanto a la “excelencia”, sólo 1% del total de los jóvenes se desempeñó en lo más alto (Nivel 5). Aún más, de los estudiantes con mayores ventajas sociales sólo 3% pudo situarse en un nivel alto de lectura (Nivel 4). Ningún estudiante mexicano en desventaja alcanzó ese nivel.

El concepto de la Nueva Escuela Mexicana está erigiéndose en México y los resultados PISA tienen mucho que aportar, si se analizan sin filias ni fobias. El éxito de toda política educativa descansa en dos factores: centrarse en el aprendizaje estudiantil y tomar decisiones con base en evidencia empírica.   

El valor del celular y la tecnología en la familia

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El acelerado ritmo de la tecnología nos está llevando a perder lo poco o mucho de humanidad que llevamos dentro de nosotros. ¿Se han percatado en sus comidas de fin de semana en algún restaurante cuando todos los miembros de una familia llevan un celular, se sientan, y siguen pegados al teléfono? Se molestan cuando el empleado que los atiende interrumpe para preguntar qué desean tomar. Contestan de mala gana y regresan al aparato, y sucede con todos invariablemente.

Si llevan a un pequeño de dos a tres años lo entretienen con un iPad, seguramente para evitar que dé lata, mientras él se comporta como lo que es, un niño, inquieto, deseoso de conocer, ver, aprender, de dar guerra, es por instinto.

Confieso que mis hijos ya casados, y con sus respectivos hijos, aplican la misma forma, el celular o el iPad. Me doy cuenta que la comunicación ya no existe, y se supone que ir a comer en “familia”, dadas las ocupaciones de todos los miembros, debería ser para convivir genuinamente y compartir cómo nos ha ido en la semana, ya sea en la escuela, el hogar, el club, el trabajo, los planes que todos tenemos y cómo los vamos a lograr, a ejecutar, etc. Es muy lamentable que nada de esto surja.

¿Acaso los niños que no tienen para un celular o un iPad, viven infelices?, ¿cómo es su vida?, ¿realmente ellos sí pueden convivir con su familia?, ¿disfrutan el tiempo juntos? No dudo que en su casa tengan una TV y que, como la mayoría de las personas, vean películas, noticias, programas o series, pero estoy seguro de que su convivencia es mejor porque se da en conjunto y todos participan de la misma.

Si pasamos a otros casos relacionados con el confort y el menor esfuerzo, sólo pensemos cuando nos invitan a una comida cualquiera, y de acabarse el hielo o los refrescos, teniendo cercana una tienda de conveniencia a 100 metros, siempre predomina la preferencia de ir en coche en lugar de caminar un poco. Hay familias, en otras circunstancias (y no sólo económicas), que caminan más para ir por cualquier cosa que haga falta sin la necesidad de sacar el auto.

tecnologia y celulares.
Ilustración: Medium

También cuando se trata de las tareas escolares, el panorama es distinto en familias que cuentan con recursos, en donde hay computadoras óptimas, una buena red de Internet, impresoras, y en general, la mejor tecnología disponible para el cumplimiento de las labores de la escuela sin salir de casa. Pero, en contraparte, ¿qué pasa con las familias de pocos recursos?, ¿tendrán computadora?, ¿Internet?, ¿impresora?, desde luego que no, y si hay dinero tendrán que acudir a un cibercafé –con mucha prisa para que no se les acabe el tiempo comprado de Internet, sacar la mayor información posible, y si les sobra, pedir que le impriman la información y cumplir con la labor escolar para el día siguiente–. Claro que también están las zonas de WiFi que ha instalado el gobierno (aunque no seguras, las hay), pero faltaría solucionar el tema de imprimir.

¿A qué voy con todo esto?, recordemos el tema toral de esta columna “desigualdad”, ¿se dan cuenta del abismo que sufre la mayoría de los niños en nuestro país?, ¿cómo podemos pedir mejor educación para nuestros hijos cuando existe esa brecha enorme de clases sociales?

Si bien es cierto, un sector de los industriales con buenas o regulares intenciones donan equipos de computo a las escuelas (sí, algunos dirán que lo hacen para no pagar impuestos, pero ¿por qué ver lo negativo todo el tiempo y no lo positivo?, están dando herramientas a los niños para evitar que esa “brecha” sea más grande cada día).

Les pregunto ahora, ¿puede realmente haber competencia entre un estudiante con la última tecnología existente a su alcance, y la de otro niño que no tiene idea ni siquiera de cómo prender una computadora?, ¿estar ajeno a las noticias no sólo tecnológicas, sino ambientales, industriales, alimenticias, etc.? Es obvio que no, luego entonces, ¿qué hacer? Desde mi opinión, promover que las empresas importantes donen (con o sin impuestos) equipos, tecnología a las escuelas, ya que está visto que el gobierno no lo hará, y si lo hacen, será porque en esas escuelas asisten conocidos, hijos de empleados del mismo gobierno, secretarias o compadres; si no se han dado cuenta, el sistema no ha cambiado y ni cambiará.

Para muestra del año que termina, si bien es cierto que existían muchas asociaciones “rémoras” que vivían del presupuesto sin hacer absolutamente nada, no todas eran iguales. Por eso se cortó de manera tajante con todas, aunque creo que se pudo haber hecho algo mejor, como realmente investigar las instituciones que eran productivas, separarlas de las deficientes, y quitarles los impulsos, desapareciendo todos los vicios. Lo que ha pasado es una pequeña muestra de que falta personal preparado, instruido, con “sentido común”; no todo estaba corrompido, ¿qué se hizo con la gran cantidad de dinero que supuestamente se ahorró?, ¿dónde está?, ¿por qué no hacer lo mismo con los partidos políticos?, reducir el número de integrantes en la Cámara de Diputados (¿la mayoría trabaja?), del Senado. Si vamos a hacer una limpia, que sea “completa” y veamos si hay voluntad política para llegar hasta allá.

brecha digital
Imagen: ULCM.

De la bandera de principio de año gubernamental, el “huachicol”, ¿quiénes han caído?, ¿cuánto dinero se ha incautado?, los líderes, ¿ya se les comprobó algo?, hay miles de carpetas de investigación, cierto, pero ¿se está investigando en realidad? O, una vez más, ¿es atole con el dedo?

Se le pregunta al Ejecutivo en sus mañaneras sobre este tema, pero la respuesta va a Saturno, pasa por Mercurio, se detiene –el clásico impasse– pero no responde nada de lo que se le cuestionó… así, nadie puede.

Como mencionaba al principio, teniendo un cierto camino recorrido con sus altas y bajas –cómo todos los que trabajamos–, sugería que en las próximas reuniones propias de la bella época decembrina, hicieran el ejercicio de que a la hora de recibir a sus invitados en una reunión familiar, pusieran una cesta, y de la manera más amorosa y cortés pedir a todos que pongan sus equipos celulares dentro de la misma y se dediquen a volver a hacer lo que se acostumbraba antes de la llegada de los mismos. Les aseguro que, aunque al principio algunos se molesten, al final de la velada agradecerán que se les haya inducido amorosamente a convivir con lo más importante que hay para el ser humano, “la familia”, “la amistad”, recuerden que ninguna de éstas se compra, se podrá fingir, cierto, pero ésa se delata o reconoce muy fácilmente.

Sólo me queda agradecer sus comentarios, sugerencias y desearles que tengan unas festividades llenas de amor, y que el 2020 les traiga principalmente salud y, de ser posible, bienestar.

Si gustan, nos seguimos leyendo.

México reprobado en prueba PISA

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Los estudiantes mexicanos no entienden lo que leen y tienen pocas habilidades en matemáticas, es la calificación de México en la prueba PISA.

Los malos hábitos de lectura fomentados desde pequeños en los hogares, así como una mala costumbre de ver a las matemáticas como la materia del horror; podrían ser las razones por las que la calificación de México en la prueba PISA salió reprobatoria en estad dos habilidades.

De acuerdo al Programa Internacional para la Evaluación de los Alumnos (PISA) 2018, el 79 por ciento de los estudiantes de América Latina están en el nivel mínimo de competencia en lectura y no registran avances en el aprendizaje de matemáticas y ciencias.

Entre los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los países latinoamericanos evaluados en la prueba PISA; se mantienen sin cambios respecto al año anterior, lo que para la directora general de la OCDE; Gabriela Ramos, debe representar un dato sumamente de reflexión.

En datos para México, la prueba PISA ubica a la segunda economía más grande de América latina en el penúltimo lugar en competencias de ciencia y matemáticas, sólo por arriba de Colombia.

En temas de lectura, México registró un retroceso, a caer de los 422 puntos en 2000 a 420 en 2018.

“Los estudiantes (algunos en tercero de secundaria y otros en su primer año de bachillerato) tienen dificultades en aspectos básicos de esa disciplina, lo que es preocupante,” indicó el reporte.

México registró una caída del 5 por ciento en lectura realizada por placer, contrastado con el reporte que destaca un incremento en los minutos que los alumnos pasan en Internet.

Aunque hubo una rápida expansión de la educación secundaria, de acuerdo con los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de 2018, solo uno por ciento de los estudiantes mexicanos se desempeñó en los niveles más altos de competencia (nivel 5 o 6) y 35 por ciento no alcanzó un nivel mínimo de competencia (Nivel 2) en las tres áreas evaluadas.

Las niñas superaron a los niños en lectura en 11 puntos, mientras que los niños superaron a las niñas en matemáticas en 12 puntos (promedio de la OCDE: 5 puntos) y en ciencias en nueve puntos.

Sin embargo, el nivel socioeconómico -que por primera vez fue considerado en el examen de PISA- fue un fuerte predictor del desempeño, ya que los estudiantes mexicanos más avanzados superaron en lectura a los estudiantes desfavorecidos en 81 puntos.

Es importante señalar que nuestro país se ubica en habilidades de lectura por debajo de Chile, Uruguay, Costa Rica, y por arriba de Brasil, Colombia Perú y Panamá.

Cuando la educación se mueve, pero hacia atrás

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Hasta hace por lo menos dos décadas, obligar a un estudiante “mal portado” a quedarse inmóvil, era un castigo común en no pocas escuelas.

Se le mandaba a un rincón y, viendo hacia la pared, se le confinaba a ese doble castigo: la segregación y la inmovilidad.

Mas el castigo, que con el tiempo ha ido desapareciendo casi hasta extinguirse, ha sobrevivido sin problema alguno en su versión de sinónimo de disciplina militar.

Legendarios, por parecer estatuas de marfil intocable, han sido por centurias los guardias reales del Palacio de Buckingham, capaces, se dice, incluso, de no pestañar.

La movilidad es el signo de este siglo. De eso no hay duda. No sería la primera vez, sin embargo, que moverse hiciera a lo conocido transformarse radicalmente.

Cual si no hubiese libertad mayor que la de moverse, se sabe de sobra ya lo que el ir de un lado a otro de los comerciantes que acampaban en las afueras de cada feudo, trajo para la historia.

Aquellos lejanos habitantes de los burgos, las afueras de los feudos, sabemos ahora, constituían en realidad una suerte de protoburgueses, que sin saberlo encarnaron el sentido de movilidad del que siglos más tarde se preciaría el capitalismo.

Movilidad artificial.
Imagen: Depositphotos.

 La movilidad física pasó a ser construida en el imaginario como movilidad social, como posibilidad de romper las cadenas de lo que se ha sido, ser por uno mismo, transitar libremente por las rutas de la escala social.

La movilidad es el signo de este siglo, retomemos. El celular es el elemento consustancial de este fenómeno expansivo.

Llevar con uno el celular a donde se vaya, significa portar, trasladar en el bolsillo, de modo literal, la información del mundo, de muchos modos, el mundo mismo.

En el mundo, según algunos reportes, hay actualmente alrededor de 5 mil millones de celulares, repartidos entre siete mil millones de habitantes.

Tales cifras no alcanzan, como se nota de inmediato, a pensar que estamos siquiera cerca de alcanzar el número mágico de un celular por habitante.

Pero el número no deja de ser trascendente. Tanto porque en el recuento de la población se incluye a menores de 10 años, como porque hay países en los que hay más celulares que personas.

Nueva Zelanda, Australia y España tienen más líneas de celulares que habitantes. En América Latina, en Brasil, hace 5 años, había una población de 200 millones de personas, frente a casi 285 millones de teléfonos celulares.

México no ha llegado a cifra parecida, pero destaca el hecho de que de los más de 80 millones de celulares que se reportan, 3 de 4 sean smartphones o teléfonos inteligentes.

La movilidad no es pues sólo moverse en un sentido literal, sino también el sentido, y velocidad, con la que se mueve el entorno, con la que se pasa de un estado de cosas a otro.

Imagen: LearnUpon.

Así, por ejemplo, la multiplicación de los teléfonos celulares, aunado a las crecientes capacidades de éstos, ha terminado por abrirle una posibilidad inédita a la educación no presencial: el mobile learning.

Nada menor resulta, en este contexto, el desprendimiento del mobile learning, aprendizaje en movimiento, de lo que hasta hace poco tenía en el e-learning, aprendizaje a través de plataformas digitales, la mayor expresión de la educación en línea.

Sofía García Bullé, del Observatorio de Innovación Educativa del Tecnológico de Monterrey, llamaba hace apenas unos meses a reconocer en el m-learning características y desafíos propios en relación con otro tipo de experiencias no presenciales.

Escribe García Bullé: “Un enfoque que aprovecha la tecnología móvil para aprender, viene a poner nuevos retos en materia de educación”, para luego centrar en la combinación entre contenidos, tiempo y dispositivos, las condiciones propias de este aprender moviéndose.

Los contenidos del m-learning suelen incentivar el aprendizaje no formal para obtener habilidades, como inteligencia emocional o resolución de problemas… “su práctica de buscar la flexibilidad en el aprendizaje… de forma que los estudiantes puedan cubrir estas secciones cuándo, cómo y donde quieran”, señala la investigadora del TEC.