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Modigliani en México. Arte durante la pandemia

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Los museos han empezado a abrir. Siempre, con las restricciones y los cuidados pertinentes. Las últimas entregas de Apasionarte han revelado cómo la tecnología se ha incorporado al mundo del arte. El poder caminar, de forma virtual, por distintas salas, en recintos de todo el mundo, puede resultar un descanso ante lo que estamos viviendo (o puede hacer surgir gratos recuerdos de viajes realizados). La pandemia desafió a todos; para las instituciones culturales representó un gran reto. ¿Cómo seguir ofreciendo contenidos cuando la disposición fue el cierre? Un camino fue brindarnos recorridos virtuales. Numerosas instituciones ya los tenían diseñados, pero ahora tomaron un cariz más atractivo. Otra manera fue diseñar micrositios en internet.

El Museo del Palacio de Bellas Artes había programado, para este año, una exposición con motivo del centenario del fallecimiento del pintor Amedeo Modigliani (1884-1920). Si bien en algunos diarios se promovió la idea de una “exposición virtual”, en realidad se trata de un micrositio que bajo el título de El París de Modigliani y sus contemporáneos nos invita a conocer sobre el tema y nos prepara para la visita de forma presencial cuando la contingencia sanitaria lo permita.

torre Eiffel y el Sena
“Llegada a París”. Gaumont Pathé Archives [ca. 1909-1914]. Fuente: Fotografía tomada de la página del Museo.

Durante las primeras décadas del siglo XX, París se convirtió en una ciudad que recibió numerosos artistas migrantes. Varios de ellos convivieron e intercambiaron posiciones estéticas. La atmósfera que los rodeó fue de creatividad, aunque también de problemas económicos. Las vanguardias artísticas estaban en su periodo de máxima explosión y la “Ciudad de la Luz” les abrió las puertas. A pesar de lo audaz que podían resultar algunas de las propuestas, este grupo de artistas formarían la llamada “Escuela de París”. La influencia de Picasso, Cézanne y los expresionistas rodearon al italiano Modigliani, a los bielorrusos Chaïme Soutine y Marc Chagall, al francés Maurice Utrillo. Cualquier creador que visitara París, debía recorrer las calles de Montmartre y Montparnasse, convertidos en los barrios parisinos donde vivieron estos artistas. Varios mexicanos llegarían a esas tierras como Diego Rivera y Benjamín Coria, quienes buscarían un ambiente propicio para dejar fluir su imaginación creativa.

Maurice Utrillo, Porte Saint-Martin
Maurice Utrillo. Porte Saint-Martin, ca. 1908. Colección particular. ©Maurice Utrillo/SOMAAP/2020. Fotografía: Pinacothèque de Paris/Fabrice Gousset. Fuente: tomada de la página del Museo.

El micrositio El París de Modigliani y sus contemporáneos nos ofrece varios motivos para entrar en él. Está dividido bajo los nombres de “Secciones”, “Publicaciones”, “Línea del tiempo”, “Biografías”, “Microhistorias” y “Playlist”. “Secciones” se refiere a las distintas “salas del museo” y sus distintos ejes temáticos que configurarán la muestra presencial. Casi todas incluyen videos que resultan joyas de la filmografía, pues en su mayoría, provienen de los archivos Gaumont Pathé, uno de los mayores bancos de imágenes de los siglos XX y XXI. Así, podemos admirar el París de esa época: el metro, la Torre Eiffel, las orillas del Sena, los carruajes que transitan junto con los primeros automóviles (el contraste en las velocidades de algunos conductores es de llamar la atención), el Arco del Triunfo, Montmartre, las cúpulas de la Basílica de Sacré-Cœur y las torres de la Catedral de Notre Dame, pero sobre todos los boulevares. El correr de la gente en esas anchas calles con sus aceras, árboles y luminarias o en los caminos con altas escaleras que dan cuenta de lo bulliciosa que era la ciudad ya desde esa época. Y, sobre todo, ver a “Modi” y otros artistas, pintando en sus talleres.

La exposición tiene su origen en la colección Jonas Netter. Sin duda, un acierto en seleccionarla. Cada “sala” nos ofrece reproducciones digitales de los cuadros que conformarán el recorrido; siempre en alta resolución que permite apreciar la pincelada del artista y evocar al original. Además, se intercala la presencia de pintores mexicanos y nos va ofreciendo paralelismos que resultan sumamente sugestivos. Artistas nacionales que estuvieron en París y que al regresar trajeron su atmósfera, pero con adaptaciones a la realidad mexicana. Es el caso de El muelle (ca. 1904) del regiomontano Alfredo Ramos Martínez (1871-1904) que de alguna manera convive con la Porte Saint-Martin [Puerta Saint-Martin] (ca. 1908) del francés Utrillo.

Alfredo Ramos Martínez, El muelle
Alfredo Ramos Martínez, El muelle, ca. 1904. Fuente: Fotografía tomada de la página del Museo.

La sala del propio Modigliani promete un deleite para la vista, así como también la correspondiente a “Algunos compañeros de viaje mexicanos” donde se realiza el rescate de la obra del pintor Benjamín Coria, quien fue amigo del italiano junto con Rivera y Ángel Zárraga y tuvo una labor importante como maestro en la Academia de San Carlos a su regreso al país. El retrato que pintó Modigliani de Rivera y el Exvoto. Martirio de San Sebastián de Zárraga, son muestra de la convivencia que hubo entre ellos. Incluso se dice que Modigliani fue el modelo para el personaje de la obra del durangueño. En el libro y el cuadernillo, en otra pestaña del mismo sitio, se podrá leer sobre las más recientes investigaciones acerca del tema.

Ángel Zárraga, Exvoto. Martirio de San Sebastián
Ángel Zárraga. Exvoto. Martirio de San Sebastián [detalle], 1911. MUNAL, INBAL. © Ángel Zárraga/SOMAAP/2020. Fuente: Fotografía tomada de la página del Museo.

La muestra nos permite valorar la diversidad de tendencias que se presentaron en esta época. El mundo se encontraba en transformación. Apenas había finalizado la Primera Guerra Mundial y las obras de pintores como Picasso y Tolouse Lautrec seguían muy presentes. Modigliani forjó en sus cuadros esas influencias. Alargó y en muchas ocasiones, distorsionó la figura humana de la mano de un colorido muy peculiar que brindó contraste en muchas de sus obras e incorporó el influjo de la África Negra. Recordemos que a inicios del mismo siglo XX se había presentado una exposición sobre arte primitivo que incluyó varias esculturas y máscaras africanas que impactaron al mundo en general. Picasso lo derivó en el cubismo y Modigliani en el diseño de sus obras.

Modigliani, Niña vestida de azul
Amedeo Modigliani. Fillette en bleu [Niña vestida de azul], 1918. Colección particular. © Fotografía: Pinacothèque de Paris. Fuente: tomada de la página del Museo.

Otro género muy cultivado por la bohemia parisina fue el desnudo, que causó más de un escándalo por lo atrevido de sus representaciones. Junto con la máscara, podemos admirar varios de esos cuadros que produjeron gran revuelo y consolidaron lo que después se llamó la “Escuela de París”. Un lugar especial en la museografía es para el pintor Soutine, quien con sus trazos violentos y su paleta de colores vivos alimentó el expresionismo pictórico.   

Les recomiendo visitar todas las partes del micrositio. En publicaciones, el visitante podrá leer en línea (sin poder descargarlo) tanto el libro como el cuadernillo, con espléndidos textos sobre la exposición y también con excelentes reproducciones digitales (aunque todas las veces que se quiera acceder, hay que registrarse). El playlist es recomendable, aunque cada pieza tiene una duración de 20 segundos (después se pueden buscar los títulos para escuchar la música de la época, de forma completa). También hay vínculos a YouTube con conferencias de especialistas en el tema.

Modigliani. Retrato de Diego Rivera
Amedeo Modigliani. Retrato de Diego Rivera, 1916. Acervo Museu de Arte de Sâo Paulo Assis Chateaubriand. Donación de Mario Dedini, 1952. MASP. 00147. Fuente: Fotografía tomada de la página del Museo.

Mientras se escribía esta columna, las autoridades anunciaron que la inauguración se realizará el próximo 8 de septiembre. Contará con alrededor de 164 cuadros de más de 40 artistas nacionales y extranjeros. Valdrá la pena asistir, siempre y cuando la contingencia sanitaria lo permita.


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Los Derechos Humanos’ en imágenes

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Se inaugura muestra fotográfica sobre los derechos humanos en San Lázaro

En el ala sur del edificio A del Palacio Legislativo de San Lázaro fue inaugurada la exposición referente al Quinto Concurso Nacional de Fotografía “Los Derechos Humanos”, organizado en conjunto entre la Secretaría de Cultura de Coahuila; la agencia Cuartoscuro; la Fundación Pedro Valtierra, A. C. y la Academia Internacional de los Derechos Humanos.

El eje temático de esta quinta edición fue el cumplimiento y/o la violación de los derechos humanos, el cual convocó a dos mil 324 fotógrafos y reunió dos mil 807 fotografías, de las cuales fueron seleccionadas 61 para formar parte de la exposición a partir de un jurado conformado por Gabriela Pérez Montiel, Isaac Esquivel Monroy y Elina Castillo Jiménez.

El primer lugar fue para José Luis González Palacios, con su fotografía “Sueño frustrado”, donde se ve a una madre llorando a los pies de su hijo cuya mirada se dirige a un miembro de la Guardia Nacional sosteniendo su arma.

El segundo lugar fue para Laura Patricia Álvarez Álvarez, con su serie “El imperio de las ilusiones”; y el tercer lugar fue para Enrique Ordóñez Guadarrama con la serie “Ataques con ácido, crimen que arde y destruye más que la piel”.

“Hoy nos encontramos con el trabajo de estos fotógrafos quienes con su sensibilidad y calidez humana han hecho posible que su arte adquiera un halo especial de plataforma auténtica, la que muestra una realidad social a la que no podemos permanecer indiferentes”, declaró en la ceremonia inaugural Ana Sofía García Camil, secretaria de Cultura del estado de Coahuila.

Por su parte, Pedro Valtierra Ruvalcaba, director de Cuartoscuro, estimó que “los fotógrafos de prensa son un gremio importante en la estructura de los medios de comunicación. Es fundamental la fotografía para comprender cualquier noticia, para los fotógrafos de prensa no es suficiente hacer imágenes; es importante que éstas circulen”.

Resaltó que este concurso nacional de fotografía tiene “uno de los premios más importantes, podemos decir que es el premio más importante en monto económico, para el primer lugar son 100 mil pesos”; en tanto, el segundo lugar recibe 50 mil pesos y el tercero, 30 mil pesos. Valtierra subrayó la importancia de que el tema de los derechos humanos se aborde desde las instituciones, “eso me llama la atención y me parece que es un estímulo a los fotógrafos”.

Fuente: Notimex

Gala Internacional de Automóviles 2020

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Gala Internacional del Automóvil 2020 en Xochitla Parque Ecológico

Modelos de décadas pasadas Volkswagen, Audi, Ford, Chevrolet y más, solo se podrán admirar en esta Gala Internacional del Automóvil.

La Federación Mexicana de Automóviles Antiguos y de Colección presentan una colección de 300 atractivos modelos de coches antiguos, clásicos y de colección.

Facia, parrilla, parachoques, rines, capó, son algunos de los elementos originales que se conservan en los ejemplares que serán exhibidos en los bellos jardines de Xochitla Parque Ecológico, siendo también la oportunidad especial para tomarse la foto al lado de estos originales autos que pocas veces se encuentran en el andar cotidiano de la Ciudad de México.

Desde el primer modelo de combustión interna fabricado por el alemán Karl Benz en 1886, los automóviles han experimentado un sin número de cambios y mejoras, tanto en su exterior como en su interior; y conservar un original de los cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta u ochenta, es un arte que le confiere la categoría de modelo antiguo y de colección.

Con la experiencia de los miembros de la Federación Mexicana de Automóviles Antiguos y de Colección (FMAAC) se tendrán pláticas para que los amantes del motor se adentren más en este fascinante mundo de las máquinas; sin dejar de lado el concurso de elegancia y pasarela de autos.

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Exposición Zapata después de Zapata la polémica

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Autoridades dieron a conocer los acuerdos alcanzados entre la Secretaría de Cultura y la familia del Caudillo del Sur.

En seguimiento a los acuerdos alcanzados entre la Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y descendientes del General Emiliano Zapata respecto a la pieza La Revolución, que se encuentra dentro de la exposición Zapata después de Zapata, se informa que la cédula informativa con la posición de la familia fue colocada la tarde de este 16 de diciembre.

A la letra, dice: “Descendientes de Emiliano Zapata expresaron su desacuerdo con esta imagen, por considerar inadecuada la representación de Zapata. Mediante el diálogo entre autoridades de la Secretaría de Cultura y el INBAL, el Museo del Palacio de Bellas Artes mantendrá la obra, basándose en el principio de la protección al derecho de libertad artística y creativa”.

Los acuerdos incluyen también el compromiso por difundir por todos los medios a su disposición, la dignidad y el homenaje al General Emiliano Zapata, incluyendo una cartilla itinerante sobre su figura y legado. Así mismo, la Secretaría de Cultura se comprometió a que la publicidad de la exposición refleje la diversidad de las obras que la componen.

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Esto, sin olvidar el respaldo a la diversidad y una condena a la violencia contra miembros de la comunidad LGBTTI+ y el apoyo a sus derechos.

El creador del concepto curatorial y el artista afirmaron que respetan la opinión de la familia, aunque explicaron que no la suscriben; sin embargo, respaldan el acuerdo alcanzado con las autoridades. Los museos y el arte son foros públicos a partir de los cuales es posible ejercer la libertad creativa y generar diálogos respetuosos e incluyentes.

Los acuerdos se alcanzaron luego de realizar un recorrido por la exposición Zapata después de Zapata, mismo que se llevó a cabo el pasado 11 de diciembre.

         La exposición estará abierta hasta el 16 de febrero del 2020, de martes a domingo, en un horario de 10 a 18 horas, en el Museo del Palacio de Bellas Artes, en donde los visitantes podrán disfrutar de más de 140 obras y podrán participar dejando sus opiniones en las pantallas interactivas que se han puesto en el recinto.

Es importante recordar que el director del museo, Miguel Fernández Félix, aseguró que en el recinto se trabaja “para construir un espacio incluyente y plural, promoviendo la diversidad artística de una cultura heterogénea. La paz social no se puede lograr por la vía de la violencia, solo a través del entendimiento. Sí al diálogo, no a la violencia”.

Fuente comunicado.

París en tres exposiciones

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París es precioso en todas las épocas del año, el otoño no es la excepción. Sus lluvias pertinaces y refrescantes no impiden si se está preparado, pasear bajo su manto húmedo y contemplar sus vistas siempre seductoras que revelan desde el gris que se instala, perspectivas que hacen vibrar la siluetas de los edificios públicos y civiles. El frío que comienza permite jugar con el vestuario, los abrigos se justifican, pero no se abotonan aún.

La economía parece ir mejor, hay menos manifestaciones, menos quiebra de empresas y el nivel educativo aumenta según informa el ministro Blanquer. Pero en el orden político las cosas están revueltas, el antiguo Frente Nacional sigue avanzando ahora como Rassemblement National, una especie de nueva versión del fascista Rassemblement National Populaire de los años 40. La prensa anuncia que, si hoy fueran las elecciones, este partido las ganaría, por poco, pero las ganaría. Macron sigue con su visión de una Europa en revisión y reestructuración frente al Brexit desde luego, pero también frente a las presiones de Albania y Macedonia para entrar en la Unión. Mélenchon y su Francia insumisa, siguen siendo un bastión de inteligencia de izquierda y preparan sus baterías para la elección municipal en 2020.

Pero lo mejor de París en el otoño está en la abundancia de exposiciones significativas, Degas en el Orsay, Greco en el Grand Palais, Da Vinci en Louvre, la colección Alana (Chile) de arte renacentista en Jacquemart-André, la pintura inglesa en el Musée du Luxembourg, y la exposición faro del otoño, Francis Bacon en el centro Pompidou.

San Pedro, El Greco.
“Las lágrimas de San Pedro”, El Greco (1600-1605).

Doménikos Theotokópoulos

El Greco nos hace recorrer sus tiempos florentinos, toledanos y romanos en esta exposición curada por Guillaume Kientz, un joven alsaciano, historiador de arte y autor del libro México en el Louvre, obras maestras del s. VII.  Especialista en pintura cardenalicia italiana, arte español portugués y latinoamericano, fue conservador en el Louvre y ahora curador de arte europeo en el Museo de Arte Kimbell de Fort Worth en Texas, uno de los más grandes expertos mundiales en Velázquez y en El Greco. Nos regala con esta exposición en que el griego, Doménikos Theotokópoulos se presenta como un autor desinhibido extrañamente moderno, que se tutea con los artistas contemporáneos, un hombre que pinta a penas medio siglo más tarde que Leonardo y rompe moldes como nadie se atrevió en su tiempo, para inspirar siglos más tarde a Picasso, a Delacroix (retrato de Chopin), a ModiglianiCézanne, entre muchos otros.

Piedad.
“Piedad”, El Greco (1571-1576).

La exposición cuenta con un trabajo académico en sus retratos, sus estudios de forma como el manto de cristo, la pasión, la crucifixión, la Asunción o la anunciación; al igual que Leonardo, hay en su propuesta artística una perspectiva religiosa en que se da vuelo para encontrar los rostros de Jesús, de María, o de Pedro el apóstol.

Su trabajo delicado y técnico para encontrar la humedad de la lágrima me parece extraordinario igual que su manierismo para dibujar el cuerpo yacente de Jesús en el regazo de María. ¿Defecto de visión o propósito? Sus rostros alargados y únicos, sus pliegues estridentes en mantos de imaginados y probables, hacen del Maestro la referencia en el uso de colores y de juegos de luz que despiden el arte renacentista y saludan al siglo de oro y otras modernidades entonces impredecibles.

La exposición de unas 70 obras permanecerá abierta, resintiendo la ausencia de algunas realizaciones mayores del pintor, que El Prado decidió en el bicentenario de su fundación (noviembre 1819) conservar en su recinto. La exposición estará abierta al público hasta febrero de 2020.

Leonardo

Da Vinci es el cuatrocentista Verrocchio en sus primeros años formativos. Se hace clara su disciplina en el trabajo académico en que dedica años al estudio de la luz y de la forma, trabajando mantos y pliegues, rostros, anatomía, detalles, detalles invisibles que hará aparecer maás tarde en sutiles referencias encarnadas.

Me gusta imaginar por las calles de Florencia, durante días, un Leonardo obsesivo, observador, tratando de encontrar al Ángel de la Anunciación y a la Virgen, justo niña antes del “Momento”. Encontrarlos, el gusto de hacerlo y llevarlos al carbón primero y al pincel luego.

Ángel adolescente que “sabe” ya y que, con respeto, sorpresa devoción, espanto también, profiere espiritual:

—Te saludo María, tan llena de gracia.
El Señor es contigo, bendecida has sido
entre todas las mujeres…

Boceto.
“María al recibir la Anunciación”, Leonardo Da Vinci (s/f).

Asciende la mirada desde su humildad y la eleva hasta el contacto con quien no le mira, tan grande es su sorpresa y su certeza. La mano virginal recorre la escritura sagrada, y la mirada se pierde en un no lugar, por saberse ella, en sitio inenarrable, íntimo y perfecto como aquél que describe Juan de la Cruz:

                                    Entréme donde no supe, y quedéme no sabiendo.
                                    Toda ciencia trascendiendo…

Al otro extremo, la belle ferronière, sabida amante del rey François I, de Francia, obsequia una mirada de escrutinio, a quien la pinta, a quien la verá desde la historia, un dejo de orgullo y otro de repudio, el discreto tocado y la perfección del vestido y el peinado contrastan con la soltura, la libertad, la desafectación serena, la ausencia, de la Anunciación.

La exposición es extraordinariamente didáctica y nos lleva a reflexiones que van desde el estudiante de la academia del Verrocchio, hasta sus años finales en Amboise, el palacio habilitado por el rey de Francia para disfrute del Maestro.

Anunciacion.
“Anunciación”, Leonardo da Vinci y Verrocchio (1472).

Los comisarios Vincent Delieuvin y Louis Frank, son jóvenes y al tiempo que toman sus riesgos que les hacen usar de la tecnología para penetrar en las entrañas de la obra a través de la fluorografía, e invirtiéndose largos años en el trabajo, logran esta exposición referencial para celebrar los 500 años de la muerte del Maestro.

Francis Bacon

Penetrar el mundo de Francis Bacon es asumirse en esta epoca donde lo que priva es una forma de visión del mundo, el espejo, la dislocación, la transparencia y el valor del gesto, la infinitud del análisis del cotidiano.

Bacon.
Segundo plano de “Tríptico”, Francis Bacon (1967).

Bacon es teórico y brutal en su percepción del mundo. Lo es en su condición de artista mayor del linaje irlandés en que se reconoce junto a Hockney o a Joyce. Crea su propio ecosistema de sensibilidades sin distingo de origen; por eso las lecturas de Bataille, Nietzsche, Esquilo o Conrad, entre otros.

Bacon lleva su plástica a todas sensibilidades, su pintura no está hecha para satisfacer los gustos mundanos sino para desajustar a quien mira su obra siempre espejo de una realidad en busca de enfoque.

En el panteón de los espíritus finos, Bacon, Leonardo y Greco se tutean y divierten. Les mueve la misma motivación, la luz. Lo humano… junto con otros pinceles y otras colecciones, París se muestra ufana de sus exposiciones, nos lleva de la mano de una a otra y el tiempo deja de existir. Hace unos meses hablamos aquí de la prehistoria como una ciencia y un arte modernos, hoy en cambio, recorremos entre saltos cinco siglos.

En el arte todos nos volcamos y rendimos a la evidencia de nuestra condición, humana a veces y animal también. Nos mueve los sentidos la belleza, la interpretación de la luz, las sutiles capas para lograr un sfumato perfecto como los de Leonardo, que nos acerca a la realidad de la anti-línea que aparece sólo en la revelación del dibujo primigenio.

Acompañar a Bacon en sus lecturas disertaciones, conjeturas, declaratorias y realizaciones es un poco estar ante el analista. La búsqueda del instante perfeccionado en una anunciación improbable en Leonardo y Greco o en un lavabo baladí que refleja el universo. Un rubor virginal y un pedazo de carne humana ensangrentada a “lo Bacon”, todo luz, todo transparencia y brutalidad. Son caminos del arte, todos inaugurados por el artista verdadero, que asume la misión de hacer transparente el sentimiento y asume la luz como materia.

Tres exposiciones, perfectamente distintas y terriblemente iguales en su provocación. La ciudad de París las recibe como a muchas otras, con sus interminables filas de espera y sus sistemas de reservación eficaces.

Man at washbasin.
“Man at washbasin”, Francis Bacon (1989-1990).

Suelo ir a estas exposiciones proveído de un cuaderno y mi móvil para tomar algunas imágenes de eso que me hace entender mejor. A veces una mirada, una proporción, una forma de dibujar la nariz, esa idea de no asociar la dirección de la mirada con la dirección del torso, tan presente en Leonardo. La mirada y los ojos extraordinariamente en medio de ese semicírculo que es la cara. Las complejidades de un gesto simple. La libertad de una boca, la rebuscada perfección del pliegue en un manto. Los pies siempre individuados, fuertes o improbables, las manos tan significantes y en ocasiones disociadas del cuerpo que las contiene.

Las motivaciones de pintar las capillas de Andahuaylillas, la Sixtina o el templo de Bonampak que con tanta maestría copió Rina Lazo para que podamos admirar en el Museo Nacional de Antropología, son todas motivaciones estéticas. 

Las cuevas como Altamira, Lascaux, Font de Gaume, testimonian que el mayor primitivismo americano es posterior. Y veo tan cerca esos 30 mil años que nos distancian de esas formas perfectas. Sólo 300 siglos para caminar desde Europa por las estepas asiáticas hasta Australia o Bering. Todo esto evidencia la circunstancialidad del ser humano en el planeta, hecho que hizo patente la exposición “Prehistoria” en el mismo Pompidou, hace unos cuantos meses, nos asegura que, si por algo trascenderá nuestra especie, es por el hecho artístico, por un sonido, por un trazo, por una forma única en el universo.

Pienso en nuestra educación estética en México, tan pobre y con tanta abundancia de riqueza en muros, en edificios enteros, en telas. La asociación con Egipto y Mesopotamia en el trabajo de los frescos que no seccionan como las escuelas europeas que usan la geometría del caballete o el cuadro, es natural. Pienso en la capilla de San Miguel en Ixmiquilpan de Hidalgo, con su trazo prehispánico al servicio de la colonia en un encuentro extraordinario bien estudiado por Serge Gruzinski. Pienso en el calmécac mexica o en las escuelas de escribas y sacerdotes. En la belleza de guerreros y danzantes esbeltas en los salones sofisticados de la antigüedad americana, fundidos hoy en danzas, muchas de ellas inhibidas o afectadas por una interpretación angular, por la falta de libertad, pauperizadas a través de cinco siglos de historia. La estética mexicana es un trabajo social, político, comprometido, una tarea por emprender y en que la 4T ha dicho muy poco, muy, muy poco, no se escucha…