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COVID: ¿Somos ejemplo para el mundo?

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La pandemia se ha expandido por todo el mundo, pero algunos países han logrado tener muy pocos muertos. Los países con más muertes al 23 de febrero de 2021 son: Estados Unidos–512,593, Brasil–247,276, México–181,809, India–156,598. La India tiene 1,386 millones de habitantes y México 128 millones. En Letalidad= 100*muertes/Contagiados somos los campeones mundiales con 8.8%, el que sigue tiene la mitad. Somos ejemplo de lo que no hay que hacer.

La pandemia se contagia por contacto directo o por las gotitas expedidas al respirar y al hablar. Medellín, Colombia, ha logrado una letalidad del 1%, midiendo a su población para localizar contagiados sintomáticos y asintomáticos, aislarlos de la población ayudándoles con efectivo, víveres y medicinas.

México necesita reducir letalidad de COVID

Se puede hacer si aprendemos de quienes lo han conseguido. Como acabamos de mencionarlo, el ejemplo más cercano es Medellín, que tiene letalidad 0.88%, midiendo a contagiados y hasta 40 de sus contactos para aislarlos y reducir los contagios. Nuevo León toma en cuenta los resultados de laboratorios privados y reconoce 164,794 confirmados y 9,453 muertes con una letalidad de 5.7%, pero los datos federales dicen 104,241 confirmados y 8,000 muertes con una letalidad de 7.7%. Recordemos que el epidemiólogo José Luis Alomía desechó 30 mil resultados de laboratorios privados porque fueron medidos a personas asintomáticas, para él solamente los que tienen síntomas están enfermos. No entiende que, si el virus está en la garganta y nariz, es portador quien al hablar y toser esparce los virus y contagia a sus contactos. Eso claramente incrementa los contagios y sigue en su puesto.

datos covid pandemia
Imagen: The Atlantic.

La medida más eficaz para reducir los contagios es aislar a todos los confirmados y sus contactos también confirmados. Cuando se contagió el Secretario de Hacienda se midió a 60 de sus contactos, cual debe de ser. Pero se omitió al presidente que como ciudadano debe cuidarse de no contagiar a otros, él tiene mucho más contacto y debe poner el ejemplo. Medir a los contactos debe hacerse con todos los confirmados, pero el gobierno solamente mide a los que tienen síntomas claros. Se da el caso de que se internan en los hospitales y no se les hace el examen; a los muertos ya no se les analiza y por lo tanto no se les toma en cuentan. ¿Cómo sabemos que no analizan contactos?, basta con comparar la cifra de analizados, al 4 de julio de 634,991, con los 308,439 confirmados y sospechosos, la diferencia de 326,552 alcanza para medir a un sólo contacto; Medellín mide 40 por contacto.

Los estados de alta letalidad deben aprender de los de baja letalidad. Nos informan de la letalidad por estados, pero como ciudadanos necesitamos la letalidad por hospital. Desde el 12 de junio pedí esta información a Infomex (folio 0321500064720) y dicen contestar en 9 días, pero meses después recibí la información de un hospital con 50% de letalidad. Todos queremos la mejor atención para nuestros pacientes. Saber la letalidad de hospitales públicos y privados nos dice si vale la pena pagar a los privados, y si los privados tienen menor letalidad obliga al gobierno a mejorar los hospitales públicos. El gobierno debe investigar las causas de por qué hay hospitales de baja letalidad y utilizarla para mejorar a los otros.

Hace años critiqué al Seguro Popular y ahora al Insabi, por obligar a registrarse en un padrón burocrático que no sirve para nada. Se supone que quieren que todo mexicano tenga servicio médico. Expandan los hospitales públicos de manera que cualquier mexicano enfermo, que no esté afiliado al IMSS o ISSSTE, se presente al hospital más cercano y se le atienda sin mayor dilación. Mientras les falte capacidad a los hospitales públicos es una falacia el seguro público. Actualmente los médicos en las farmacias cumplen esta función, es muy engorroso pedir cita y la den para meses después.

muertes no registradas covid
Imagen: Nexos.

El gobierno federal debe decidir cómo luchar contra el Coronavirus. No hay cura contra éste y el contagio es por contacto directo. China logró controlarlo, en 40 días mediante una cuarentena rigurosa en las zonas afectadas. En Europa, hay países que implementaron quedarse en casa, multando el salir de casa, excepto ir por medicinas o alimentos. En México existe la sugerencia de no hacer reuniones y quedarse en casa, pero no se castiga. Hemos visto quejas por fiestas familiares y pueblos que impiden el tránsito de viajeros que intentan hacer uso de su derecho de libre tránsito. La policía prohíbe el uso de las playas y no encuentro una razón para hacerlo. Podrían pedir 10 metros de distancia entre personas en la playa, pero no cerrarlas por completo. Si no quieren turistas, cierren todos los hoteles. Pero el turismo es una fuente de ingresos para Hacienda y para todas las personas que viven del turismo y que no tienen otros ingresos. Los turistas vienen a usar las playas y los acapulqueños tienen derecho a usarlas, son ciudadanos en pleno uso de sus derechos. Tampoco entiendo la prohibición de fabricar cervezas y coches, que son nuestros mejores productos de exportación.

Lo que no se vale es la aplicación de leyes inexistentes con el pretexto de la pandemia. Expidan los decretos correspondientes, pero que sean justificados. Si no quieren reuniones porque permiten las manifestaciones. Si no se puede viajar, cierren todas las líneas de autobuses y aeropuertos, no molesten sólo a los coches. Si no podemos salir de casa, multen el hacerlo, exceptuando el ir al médico, por medicinas o alimentos. Pero, sobre todo, controlen a los policías y autoridades municipales que se consideran con derecho a impedir a los mexicanos a transitar por su país.

El peor error del gobierno es no aplicar pruebas a las personas asintomáticas, que constituyen el 70% de las personas enfermas. Tenemos pocos casos registrados porque simplemente no los medimos y los declaramos neumonía atípica. Mienten impunemente, y la corrupción la fomenta la impunidad

aislamiento covid
Imagen: uecdn.es

COVID: Vacunas y letalidad en México

La buena noticia es que ya comenzó en enero la vacunación de adultos mayores y la mala es que comenzarán por las poblaciones aisladas, seguirán con ciudades medias y finalmente las grandes ciudades. Sabiendo que los más expuestos están en las grandes ciudades esperaba comenzaran por ellos. También dijeron que vacunando a los adultos mayores las muertes bajarán en un 80%. ¿Quisiera saber cómo calcularon este número? Actualmente los muertos adultos mayores son menos que 80%.

Presentaron una gráfica mostrando que la letalidad de 16% la han bajado al 6%, pero los datos de Italia, España, Estados Unidos y México muestran una historia diferente. Los otros tres han bajado su letalidad de a menos de 4% a menos de 2%. México ha bajado de 12% a 8.7%. Hace meses pedí la letalidad de TODOS los hospitales de la CDMX y sólo me dieron la de un hospital del IMSS con 50%. El presidente promete que su gobierno es transparente, por lo que reitero mi solicitud de la letalidad de TODOS los hospitales de la ciudad. Esto permitirá premiar a los buenos y los ciudadanos podremos buscar al mejor hospital para nuestros parientes. Éste es el hospital que hay que ampliar para reducir las muertes, obligación del gobierno.

grafica letalidad covid

COVID: Misterio explicado en CDMX

Llevo meses diciendo que Medellín es un ejemplo para combatir el Covid. El alcalde de la ciudad decidió combatirlo mediante muchas pruebas y aislamiento de los contagiados, a pesar de que el resto de Colombia seguía las políticas de su gobierno. Medellín sacrificó proyectos para poder mantener a los aislados con un salario, alimentos y medicinas. López-Gatell decidió no gastar en pruebas y sólo se realizan en personas con síntomas. Él tiene razón en no gastar en pruebas, si solamente le sirven para poner un número en su informe diario. Hay muchos mexicanos conscientes que se gastan 3 mil pesos en una prueba PCR y para no contagiar a sus conocidos se aíslan voluntariamente. Los asintomáticos son los más peligrosos para contagiar, pero es un concepto que López-Gatell no entiende.

Cuando Sheinbaum introdujo kioscos para medir a voluntarios asintomáticos, la felicité pensando que era un gesto de aprender de Medellín. Llevo meses tomando los datos diarios y no entendía por qué no bajaban los contagios en la CDMX. Le comuniqué que hacía mal en no incluir entre los contagiados a los datos diarios de los kioscos, solamente reporta los datos federales. Con el noticiero de Leopoldo Zea se me aclaró el misterio. El pasado 12 de febrero entrevistó a un par de personas que habían salido positivos en su prueba en el kiosco. Ambas dijeron que les dieron una receta con un par de medicinas por si tenían molestias, un té de artemisa y que se fueran a su casa.

¿Y qué fue lo que pasó? No los aislaron, ni les ayudaron económicamente, para ese efecto, como en Medellín. Así no bajan los contagios. Hay que reconocer nuestros errores cuando los cometamos, pero aquí lo grave no es equivocarse, sino que no se corrige la falta. Los datos muestran que no hay cambio en el ritmo de crecimiento de los contagiados, ni de las muertes.


Lecciones para el mundo sobre el Covid-19 (sin cubrebocas)

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¿Qué nos dice de nuestros tiempos el hecho de que el presidente de uno de los países con peor desempeño frente a al Covid-19 (el peor de entre 53 evaluados en el ranking que acaba de publicar Bloomberg) aproveche su participación en la cumbre de los líderes de las mayores economías del mundo para aleccionar sobre cómo se controla una pandemia?

Justo cuando su país padece un fuerte rebrote del virus, aunque sería más preciso decir repunte, pues su tasa de contagios nunca ha registrado un descenso sensible. Y en días de récord de defunciones, sobre un contexto de ya más de 100 mil muertos en la cifra oficial, aunque es probable que sean 200 mil o incluso 300 mil según investigadores.

Ese país está entre los 10 con más mortalidad por el virus y es el de mayor letalidad, es decir, donde más se mueren quienes se contagian: 9.8 por cada 100 casos confirmados, seguido de Irán (5.4), Italia (3.8) y Estados Unidos (2.2). De acuerdo con Amnistía Internacional, también es donde más trabajadores de la salud han muerto. Sin embargo, nada de eso retuvo a su mandatario, que varias veces ha afirmado que su gobierno ya domó a la epidemia, para dar consejos sobre lo que funciona en estas crisis.

Paradójicamente, ninguna mención de algo tan elemental y asequible como el cubre bocas, aún para un país subdesarrollado o “emergente” como el suyo. Tal vez porque considera que en las grandes cumbres no está bien detenerse en los detalles, sino concentrarse en lo trascendente. Dirá, hay prioridades. Como cuando a principios de este año, en días pre-covid, pero en medio de problemas de escasez de medicamentos que en su país han sufrido niños con cáncer o afectados por el VIH, aseguró que esos dos grupos y todos sus conciudadanos pronto contarían con servicios de salud y medicamentos gratuitos, y como si vivieran en Dinamarca. No a largo plazo, sino antes de que concluya este mismo año.

muertes en Mexico covid
Imagen: Alto Nivel.

Para un país en el que antes de la pandemia 49% de la población estaba en la pobreza y 60% sin cobertura de salud garantizada, ¿cuál es la medicina que necesitas aquí y ahora frente a la promesa de seguridad social danesa en un año?

De la misma forma, para qué hablar con otros presidentes de lecciones como la necesidad de hacer pruebas de contagio y otras medidas viables y de probada efectividad, cuando puedes declarar solemnemente: Señoras y señores, 1) debe hacerse realidad el compromiso de quitar montos de deuda a las naciones pobres; y 2) que los países de ingresos medios tengan acceso a créditos con tasas de interés equivalentes a las de los desarrollados.

No lo dijo, pero se entendería, por su adhesión al principio de autodeterminación de los pueblos, que lo anterior es independiente a para qué se necesite la quita o las tasas de interés cero o negativas, como los bonos que acaba de colocar China en Europa, si bien con razones económicas sólidas como solvencia financiera, lo cual vale en los mercados más que los discursos. Como si fuera lo mismo pedir para comprar equipo médico urgente que para no verse en la necesidad de parar momentáneamente obras como una refinería, aunque ésta no se necesite, y menos en este momento. Por eso llamó a la fraternidad universal, aunque acreedores e inversionistas seguramente serán cautelosos de que la “ayuda mutua” no sea como la MAD atómica (Mutual Assured Destruction) del Dr. Strangelove de Kubrick, en este caso la fisión de su dinero y el de los contribuyentes de naciones como la de ese preclaro y fraterno presidente. 

Lecciones y preceptos

Especialistas en salud pública han reiterado que, a estas alturas, la pertinencia y efectividad de las mascarillas están más que demostradas científica y empíricamente. Incluso, algunos estiman que si en el país de este presidente se siguiera esa lección –uso obligatorio y generalizado– podrían salvarse unas 10 mil vidas de aquí a marzo del año próximo. Sin embargo, él considera que hay otras lecciones a seguir más importantes.

cubrebocas AMLO
Imagen: Notigram.

Por ejemplo, declaró que es mejor prevenir que curar, por lo cual hay que promover una alimentación saludable, evitar productos con exceso de sal, azúcares, grasas y químicos. Asimismo, hacer ejercicio físico y practicar algún deporte.

Otro de sus preceptos es que hay que confiar en la responsabilidad de la gente y abandonar la tentación de imponer medidas autoritarias, para lo cual recurrió a su apotegma de nada por la fuerza, todo por el convencimiento y la razón.

Ésa puede ser una explicación de por qué él mismo nunca usa cubrebocas. Psicólogos podrían pensar que en esa actitud quizá hay una mezcla de narcisismo, megalomanía y soberbia, con una pizca de pensamiento mágico, otra de indisposición a aceptar que uno a veces se equivoca y debe corregir, más una cucharadita de reto a sus detractores, con un toque final de fe en el valor de la firmeza a toda prueba, aun en el error y con rumbo al precipicio.

Se entendería que todo eso se justifica en su filosofía de la responsabilidad y la razón, que seguramente subyace a otra de sus iluminaciones: la de que el pueblo es sabio, aunque a veces cometa linchamientos o fiestas multitudinarias en medio de una pandemia, así que para qué imponer nada o predicar con el ejemplo, aunque muchos se contagien y mueran.

Más aún si el asesor científico estrella de este presidente partidario del convencimiento, encargado de la estrategia nacional, dice cosas como ésta sobre el detalle del cubre bocas: “No digo que no sirva, sirve para lo que sirve, y no sirve para lo que desafortunadamente no sirve”.

AMLO en la Cumbre Líderes internacionales
Imagen: Reporte Índigo.

Respuesta deseable

Hubiera sido sensacional que alguien como la Canciller de Alemania, pilar de sensatez en este mundo patas arriba (sin ironía), dijera algo como esto:

“Señor Presidente, con todo respeto, como usted dice, pero quisiera complementar las lecciones que nos ofrece. Además del uso de la mascarilla y las pruebas, que quizá omitió por ser algo tan obvio, hay algo esencial: esta pandemia nos ha mostrado, con crudeza, que para enfrentar los grandes retos de nuestro tiempo, lo mismo pandemias que el cambio climático, la politización de la respuesta nacional e internacional es una receta para la catástrofe.

“Estimados colegas: estos asuntos exigen abordaje con base en evidencia y soporte científico, técnico y especializado. Los políticos debemos asegurar que así sea. En nuestro caso, tenemos experiencia sobre escalar y competir por el poder; y en el mejor de los casos, nos ocupamos de ejercerlo por el bien común. Pero no somos expertos en virus y salud pública, ni en un sinfín de temas que demandan competencia especializada. Olvidar eso y confundir la representación democrática con un salvoconducto para gobernar por ocurrencias y sentires personales y de grupo, o peor aún, en función de la confrontación por el poder, no sólo es irresponsable, sino éticamente inaceptable.

“Quizá, incluso, debería tener implicaciones de negligencia punible administrativa o penalmente, porque produce más muerte y desgracia. Estoy seguro, Señor Presidente, que usted, que ha insistido en que su gobierno implica una regeneración moral e incluso ha promovido una constitución de ese género y una consulta sobre decisiones de ex presidentes que han afectado a su país, estará de acuerdo.

“En esta época de posverdad, que no es otra cosa que arrumbar los hechos objetivos, aquello que se ignora o no gusta, para creer que lo real o lo legítimo son las emociones, lo que funciona popularmente y las creencias personales o aun identitarias, los líderes globales tenemos que ser defensores de la verdad a secas. Entender que sin este principio, difícilmente habrá soluciones efectivas a los grandes desafíos que enfrentamos.

“Remarcaría, con todo respeto para cada uno de ustedes, que como líderes en nuestras naciones, debemos fomentar la unión en lo esencial en nuestros pueblos, más allá de diferencias políticas o de otra índole, y más aún ante crisis como ésta.

“Lo mismo aplica a nivel internacional, porque igual que con el clima y su calentamiento, un virus no reconoce fronteras, así que debemos trabajar en coordinación para salir adelante, aparte de replicar las mejores prácticas.

G20 virtual
Imagen: El Tiempo de Monclova.

Habría sido de gran ayuda para México; incluso para el mundo. Pero lo sería más, en esta era de amor al espectáculo, si alguno de los interlocutores fuera más concreto y usara alguna metáfora con gran capacidad de reproducción en las redes. Por ejemplo: ante una tragedia como ésta, con todo respeto, no es aceptable presentarse aquí como un niño que cacharon copiando en el examen de matemáticas, sacó cero de calificación, y aun así, con las orejas de burro que le puso la maestra, desde la esquina declara “2+2=5” porque “primero los reprobados”.

Eso no es “Ciencia y Tecnología de la Cuarta Transformación” versus “ciencia neoliberal”, sino una patraña y una reverenda… Como la fábula del rey que anda desnudo pero orgulloso de su traje invisible de tan fino. Pero no lo duden: no trae ropa, aunque su pueblo sabio no lo detecte aún.


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Letalidad, incidencia y mortalidad por COVID-19

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Me parece que la manera de apreciar la evolución de la COVID-19 como pandemia, es observando el número de casos que sucede entre la población en un tiempo determinado. Para ello comentaremos la incidencia en casos por 100,000 habitantes, que también resulta trascendente observar la mortalidad en la población en general, y lo haremos con fallecimientos por millón de habitantes y, por último, la letalidad, es decir, el número de muertos de acuerdo con el número de casos. Todo lo haremos durante el tiempo en que se han presentado los casos de esta nueva enfermedad y hasta el 28 de junio.

Utilizo los datos de la página datosmacro.expansion.com, la cual es fundamentalmente económica, pero que ha venido haciendo un seguimiento puntual de los casos de la enfermedad causada por SARS-CoV-2. Como se trata de una pandemia, se pueden hacer comentarios en los resultados obtenidos en diferentes países, y aunque la enfermedad no inició simultáneamente en todos lados, sí es posible hacer comparaciones puesto que se extendió rápidamente como una ola.

Comentaba en una nota anterior que la COVID-19 es en realidad una sindemia, ya que además de ser una epidemia por presentarse más casos de lo esperado, tiene notables repercusiones económicas y no sólo las ocasionadas por el gasto que provoca su atención, sino aquellas relacionadas con la producción y la productividad de todos los países y las graves afectaciones sociales, fundamentalmente surgidas por las restricciones en los intentos para contenerla; pero también en los temores y miedos por la gravedad de la situación y sus consecuencias políticas porque los gobiernos han tenido éxitos y secuelas por las medidas adoptadas ante la enfermedad.

Les muestro unas tablas y unas gráficas en las que vierto los datos obtenidos sobre incidencia, mortalidad y letalidad de diez países americanos, ocho europeos y dos asiáticos. Podemos observar que los resultados obtenidos en China y Corea del Sur son destacadamente buenos frente al resto, China logró contener la enfermedad en una zona específica de su territorio y también consiguió mantener una letalidad que ahora vemos baja al compararla con otros países; aunque, claro, tomaron medidas sanitarias drásticas que incluyeron aislamiento social absoluto y obligatorio, la realización de un gran número pruebas diagnósticas consiguieron levantar rápidamente en las zonas afectadas hospitales bien equipados para la atención de los pacientes. En Corea del Sur hubo una inmediata reacción con las medidas sanitarias y consiguieron muy buenos resultados, a pesar de tener una mayor incidencia al conseguir una letalidad muy baja. En ambos países los casos nuevos son muy bajos y llevan varios días con mortalidad en 0 o cercana a cero.

letalidad covid 19

En Europa los resultados son contrastantes, se comenta que la respuesta fue tardía y algunos países como Italia, España y Reino Unido van teniendo muy malos resultados con gran número de casos por cien mil habitantes y una mortalidad elevada por millón de habitantes, a pesar de que los tres contaban y cuentan con servicios de salud catalogados como de los mejores del mundo. Finalmente, tuvieron que tomarse medidas sanitarias estrictas que han conducido a una disminución considerable del número de casos y una mortalidad de varios días en 0. Al comparar los datos de Suecia, Noruega y Portugal se pueden obtener observaciones interesantes, en los dos últimos las medidas sanitarias, el aislamiento social y la realización de pruebas diagnósticas amplias fueron estrictas, mientras que en Suecia fueron muy laxas e incluso voluntarias, la diferencia entre el número de casos y el número de fallecimientos son notables.

Entre los países de América, la pandemia, aunque se inició posteriormente, se extiende hasta ahora, y mientras en Europa el número de casos y fallecimientos ha disminuido considerablemente en nuestro continente, la incidencia y la mortalidad se encuentran en los puntos más altos. Aquí las medidas gubernamentales han sido dispares, en Estados Unidos se inició la invasión por SARS-CoV-2 y las medidas sociales para aislar a la población fueron diferentes en distintos estados, en Nueva York tuvieron al inicio un gran número de casos y una elevada mortalidad, sin embargo, con medidas severas, tomadas por el gobernador y el alcalde, lograron contener la COVID-19; esto no ha sucedido en otros estados y en California y Texas tienen la incidencia más alta, con mortalidad y letalidad elevadas. El caso es que, a pesar de tener un gran servicio de salud, tienen la mayor mortalidad por millón de habitantes del continente.

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En algunos países centroamericanos, aun sin contar con un sistema de salud tan avanzado, los resultados han sido buenos o muy buenos, como en Costa Rica y Honduras donde por las medidas sanitarias aplicadas, los resultados son exitosos; se puede decir que son países pequeños y menos transitados, pero los datos ahí están. En algunos países sudamericanos el inicio de la pandemia fue caótico, como ejemplo Ecuador y Perú, sin embargo, posteriormente establecieron medidas sanitarias estrictas y los resultados al momento no son tan malos, en Chile el número de casos por cien mil habitantes es muy elevado, no obstante, la mortalidad y la letalidad son mejores que en otros sitios; quizá se deba a la práctica amplia de pruebas diagnósticas (PCR) que se llevó a cabo y, por lo tanto, el número de casos confirmados mayor.

En Brasil se presentaron y siguen manifestándose muchos casos nuevos, pero mantienen una letalidad y una mortalidad mejor que la que está sucediendo en Estados Unidos. En México los resultados han sido intermedios, aunque la letalidad es la más alta de América, lo que probablemente se deba a que han estado haciendo muy pocas pruebas diagnósticas y por eso el número de casos leves o asintomáticos están subdiagnosticados, lo cual puede elevar artificialmente la letalidad y disminuir la incidencia.

Como hemos estado enfrentando a una enfermedad desconocida, a pesar de que lleva ya seis meses entre nosotros, las respuestas han sido diferentes y no necesariamente se pueden criticar, sólo se podrá hacer a posteriori, dado que las medidas sanitarias tienen repercusiones económicas y sociales notables. Las medidas en China y Corea del Sur con aislamiento social y confinamiento obligatorio y forzado, aunado a la realización de muchas pruebas diagnósticas, han conseguido buenos o muy buenos resultados, aunque han sido calificadas en otros sitios –no sabemos si al interior– como autoritarias.

También consideremos que los llamados rebrotes son manejados de una manera similar, con aislamiento de los enfermos y los contactos, así como la realización amplia de pruebas diagnósticas para detectar enfermos no sólo graves sino con enfermedad leve e incluso asintomáticos. A los gobiernos de España e Italia se les acusa de haber tomado las medidas de manera tardía, sin embargo, consiguieron abatir los casos, los fallecimientos, y con ello la letalidad, la incidencia y la mortalidad. Las medidas de confinamiento fueron estrictas, obligatorias y vigiladas, y ahora han iniciado un periodo de flexibilización, cuando sus cifras de casos nuevos son muy bajas y la de fallecimientos aún más; tuvieron una respuesta enorme para conseguir atender a los enfermos que en un momento fueron muchos y, para otros periodos, la saturación de camas de hospitalización y terapia intensiva fue absoluta, llegando a tener problemas incluso para manejar los cadáveres de las víctimas de la enfermedad. Ahora están cuidando enormemente los rebrotes, realizando muchas pruebas, identificando los casos de contagio, y cuando los descubren practican un aislamiento extremo de los enfermos y sus contactos.

En Suecia el confinamiento fue voluntario y sin vigilancia, obteniendo resultados menos buenos, todavía a fin del mes de junio tenían varias centenas de casos nuevos y varias decenas de fallecimientos. En América han sucedido casos que llaman mucho la atención. Los únicos gobernantes que no usan cubrebocas son Bolsonaro, López Obrador y Trump, quienes continúan con sus actividades acercándose a la población en giras y actividades políticas, y que han mandado mensajes contrastantes acerca de la gravedad de la COVID-19. En América se han iniciado las medidas sanitarias que, en México, Brasil y Estados Unidos no fueron estrictas, teniendo muchos miles de casos nuevos y muchos cientos de muertos diariamente. En México aún no se realiza la búsqueda de casos con pruebas de PCR amplias. No sabremos el éxito de los resultados hasta después de un tiempo, e indefinido; es cierto que las consecuencias económicas han sido notables, pero es difícil compararlas con las sanitarias.

 Creo que dos actividades serán de gran riesgo en el futuro del control de la enfermedad, las actividades de ocio (casi un oxímoron) y el turismo, los empresarios de ese sector han presionado muchísimo para que sus actividades se abran y que no cabe duda de que los beneficios económicos de hacerlo serán notables, pero lo que pasará con el SARS-CoV-2 no lo sabremos hasta que suceda.

El director de la OMS, Tedros Adhanom, ayer comentó que lo peor está por suceder y pareciera que no todo mundo lo escucha. Es destacada la inversión conjunta de los países de la Unión Europea que han creado un fondo de muchos miles de millones de euros para apoyar la búsqueda de una vacuna; la que aún no se ve cercana y que sería una verdadera solución a la crisis. Dos acciones gubernamentales curiosas, aunque no necesariamente negativas para sus gobernados, han sido las realizadas por los presidentes de Brasil y Estados Unidos; Bolsonaro hizo un donativo (inversión) de varios cientos de millones de dólares a una compañía inglesa (Sanfer) que le garantiza obtener cien millones de dosis de la vacuna que dicen están a punto de conseguir. Con medios menos claros, Trump acaba de lograr que toda la producción de remsedivir se quede en Estados Unidos para garantizar el tratamiento de los americanos y que, por cierto, no está absolutamente evidenciado que el antiviral sea realmente tan efectivo.

Todos los países tuvieron que hacer un esfuerzo extraordinario para contar con instalaciones hospitalarias; en otros, el primer nivel también fue privilegiado. En ese sentido, México lo consiguió, reconvirtiendo hospitales, haciendo varios de manera provisional, y aunque la atención seguramente no ha sido homogénea, sí ha resultado suficiente. Me parece, no obstante, que la disponibilidad de camas de hospitalización y de terapia intensiva no debiera ser el indicador para flexibilizar las medidas sanitarias, sólo debería influir la disminución en la presentación de casos nuevos y la mortalidad por la COVID-19.

Estamos ante una sindemia no vista en cuando menos 100 años, y a pesar de que ahora se cuenta con mayores medios científicos y tecnológicos, el desconocimiento de su historia natural ha impedido su control.


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