relaciones afectivas

El final se acerca…

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La duración de la convivencia de una pareja no es necesariamente equivalente a la duración de su amor. Muchas veces el amor ha muerto y la pareja sigue arrastrando su cadáver. También observamos como espectadores el amanecer y el ocaso de las parejas de nuestros amigos, parientes, padres.

Es así como el sentimiento de fracaso en los proyectos amorosos salpica a los dos componentes de la pareja que se deshace; todos pierden en cierta medida, todos soñaron algún día con un amor que crecería o, al menos, se mantendría. Tienen que admitir que al final no pudieron con la empresa, y ¿qué hacen?, se inventan su propia historia para hacerla más digerible, elaborando teorías que dan sentido a sus conflictos, pero la realidad es que la conclusión final presenta más preguntas que respuestas, ya que muchas veces ninguno comprende bien qué es lo que se hizo mal. Pero lo que sí sabemos es que:

El tiempo deteriora la relación, luego se pierde la intimidad y, finalmente, el compromiso.

Si pudiéramos saber con mayor exactitud cuándo empieza el declive en una relación, si tuviéramos un “amorímetro” de alta tecnología que nos advirtiera cuándo una pareja comienza a deteriorarse, ¿tal vez nos iría mejor?

Existen muchas posibilidades de que no llegaríamos siquiera a reconocerlo.

Los continuos fracasos en las relaciones de pareja nos muestra que los procedimientos ensayo-error son los más utilizados y  a esto añadimos que los compromisos son cada vez más endebles a causa del temor a la ruptura, y si no se llega a entender bien una ruptura, es posible incurrir en los mismos errores en futuras relaciones.

abismo en una relación
Imagen: Lifeberrys.

¿Cómo es la crónica de la pendiente final?

*En algún momento de la relación, uno de los dos se va sintiendo incómodo.

*Seguido a esto, va creando su mundo privado para reflexionar sobre lo que le pasa, pero no comparte su preocupación, por lo que la intimidad y la preocupación en el otro se interrumpen.

*El iniciador que sabe que quiere terminar la relación, manifiesta públicamente su insatisfacción, mientras el otro piensa que el problema está en el iniciador y no en la relación.

*Comienzan enfrentamientos directos.

*Para el iniciador, éste ya es un punto de no retorno, mientras la pareja intenta cambiar de actitud y mejorar las cosas, el insatisfecho ya elabora su plan de escape.

*Al final, el equilibrio de poder en la relación se ha roto y el iniciador tiene un poder mucho mayor que el de su pareja, ya que la continuidad o ruptura de la pareja, depende exclusivamente de él.

*Aunque el sufrimiento de ambos puede ser equivalente, para el iniciador éste se ha dilatado en el tiempo, mientras que para el rechazado todo es muy reciente y puede estar desesperado.

*Por fin, el miembro rechazado tiene que redefinir la relación, descubrir las causas de las grietas que llevaron a la separación.

Por último, para que ocurra una reconciliación, la pareja no puede retornar a la situación anterior, sino que debería situarse en una transición hacia algo diferente.

pareja se acaba
Imagen: Medium.

Resumiendo:

Existen cuatro etapas finales que señalan la muerte de una relación:

1.Considerar que los problemas matrimoniales son muy graves.

2. Hablar parece inútil. Cada uno intenta solucionar los problemas a solas.

3. Empiezan a llevar vidas separadas.

4. Se sienten solos.

A veces en la última etapa se busca una aventura como síntoma de un matrimonio moribundo. Ésta no es la causa sino la consecuencia.

Contrario a lo que se piensa, las parejas generalmente no se divorcian  por “cosas o temas grandes” como por ejemplo: dinero, infidelidad, etc., sino porque estos cuatro ingredientes corrosivos van desgastando día a día la relación. Las parejas separadas sostienen que su matrimonio naufragó porque no se sentían amados y apreciados, y así se fueron distanciando poco a poco. Nuestro riesgo más grande en las relaciones no se encuentra tanto en lo que sabemos o vemos que estamos haciendo mal, sino en lo que no vemos, en nuestros puntos ciegos.

Tómate un instante para saber en dónde estás…


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Relaciones afectivas: el apego y la demanda del amor

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En el contexto de las relaciones interpersonales destaca por su importancia la relación que un individuo establece con la o las personas que le son más próximas, significativas y queridas. El tema es de enorme amplitud y profundidad. Se trata del amor y sus facetas de apego, compromiso, entrega, pasión, sensualidad, celos, revancha y tantas otras manifestaciones del vínculo afectivo primordial. El inabarcable e insaciable tema ha sido de interés y ocupación permanente para todas las actividades creativas que van desde las ciencias relacionadas a la reproducción de la especie y la sexualidad humana, hasta un vasto sector de las artes universales y la música popular como el bolero, sin olvidar, desde luego, las teorías derivadas o afines al psicoanálisis.

Para los objetivos de un proyecto sobre autoconciencia como el presente será importante vislumbrar de qué manera la conciencia de sí interviene en el vínculo afectivo y es agitada por éste. Pero aún esta empresa resulta demasiado imprecisa y extensa, por lo que ahora sólo abordaré algunas facetas académicas de interés interdisciplinario. No pretendo trazar un paisaje general del tema del amor pues va mucho más allá de mi limitada perspectiva, aunque reviste una importancia existencial central en mi vida, como para la mayoría de los seres humanos.

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Portadas del libro sobre John Bowlby de Frank van der Horst y de la edición castellana sobre el apego por la editorial Paidós.

Empiezo por el apego primordial. La “teoría del apego” fue desarrollada por los años 60 por John Bowlby, un psicoanalista inglés interesado en la ciencia de la etología, quien se planteó la necesidad de estudiar algunas nociones freudianas y en kleinianas con técnicas de las ciencias de la conducta. Asumió el audaz reto de abordar algunos planteamientos psicoanalíticos como hipótesis de prueba y consideró que el caso más viable era la relación entre la madre y su bebé que fuera destacada como un evento clave del desarrollo humano por Freud y sus seguidores con base en inferencias derivadas de observaciones clínicas en adultos. Bowlby realizó registros sistemáticos de la relación madre-infante en ambientes relativamente controlados, como los de un pabellón pediátrico. Sus extensos estudios establecieron, entre otros hallazgos, la ansiedad de separación, el patente estrés que muestran los bebés privados por periodos prolongados de la presencia de su figura de seguridad, usualmente de la madre. Estos estudios se relacionaron con una célebre investigación realizada en macacos de laboratorio por Harry Harlow que consistió en separar experimentalmente a crías de sus madres, lo cual llevaba a conductas de estrés, agitación y finalmente a una manifestación de depresión y desesperanza que podían ser parcialmente neutralizadas con muñecos sustitutos de la madre. El tema de las conductas de apego y separación, así como sus consecuencias en el comportamiento, el funcionamiento neuroendócrino y la maduración nerviosa se convirtió en un amplio terreno de investigación psicobiológica.

Harry Harlow apego
Harry Harlow con uno de los macacos infantes separados de sus madres y apegados a una muñeca sustituta (fotografía tomada de: Twitter).

Bowlby desarrolló la teoría de que los seres humanos nacen con un sistema innato de apego cuya función es promover una proximidad entre el bebé y su guardián(a) que garantice su sobrevida, sobre todo en condiciones de necesidad y estrés. Los infantes se apegan a sus proveedores de cuidados como figuras primarias de adhesión y vínculo, pero estos últimos varían en su comportamiento hacia el infante, principalmente en el caso de los humanos. Si la figura proveedora de cuidado y afecto es segura y confiable, el vínculo establecido da seguridad al infante para enfrentar los retos del desarrollo, y más en el ámbito de las interacciones y relaciones interpersonales. Pero si la figura de apego es inconsistente o está ausente, los infantes desarrollan un apego inestable, lo cual deriva en problemas de vinculación afectiva. Más adelante aparecieron evidencias de que, en efecto, las cualidades de seguridad o inseguridad desarrolladas durante el apego afectan a las auto-representaciones e influyen en las relaciones afectivas de adolescentes y adultos. La manera como los individuos se vinculan con compañeros escolares, amistades, novios, parejas sentimentales o sexuales y eventualmente con sus propios hijos e hijas, está influida por los diferentes estilos de apego.

Los compromisos adquiridos por una persona forman parte de su red de creencias y de sus ligas con el mundo, en especial con el entorno social y cultural. Los compromisos explícitos son declaraciones sobre conductas y sentimientos continuados y dirigidos. La palabra compromiso evoca una intención recia, enfocada y duradera, usualmente acompañada de un propósito y un plan de acción, así como de una declaración verbal y formal sobre el vínculo que se propone establecer y se pacta explícitamente con una persona, ideología o creencia. Este tipo de declaraciones suelen estar cultural y ritualmente formalizadas, sea en forma de votos religiosos, juramentos civiles o promesas verbales directas. Sin embargo, en muchas ocasiones los involucrados rompen su compromiso o lo profieren sin plena convicción, como sucede de manera bastante frecuente en el matrimonio o en los votos religiosos de castidad o de obediencia. Es posible que, si bien el deseo y la intención son genuinos en el momento que los compromisos se profieren, quienes los toman desconocen los requisitos cognitivos y emocionales involucrados en la consecución de los objetivos que prometen.

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El matrimonio, compromiso ritual y ceremonial de múltiples culturas (fotografías tomadas de: Pxfuel).

Una de las necesidades primordiales de la mayoría de las personas es el tener relaciones íntimas que contribuyan a su existencia más plena. Decía Doris Lessing en El cuaderno dorado: “Todo el mundo piensa esto: ‘yo deseo que haya una sola persona con la que pueda hablar y que realmente me comprenda y sea amable conmigo.’ Esto es lo que la gente realmente quiere, si dicen la verdad.” Idealmente una relación satisfactoria implica la interacción de dos seres humanos independientes y maduros deseosos de compartir cariño, goce, cuidado y apoyo. Para que la relación sea viable en este sentido, parece indispensable que cada miembro de la pareja perciba con claridad al otro y renuncie a la expectativa de que éste satisfaga todos los objetivos de su propia vida. Sin embargo, la situación ideal es muy difícil de alcanzar y dista de ser una realidad para la mayoría de las parejas establecidas, cuyos integrantes deben practicar acomodos difíciles que requieren de autocrítica, adaptación del propio yo, negociación y buena voluntad. Esto hace de la relación de pareja y matrimonial un terreno de convivencia espinoso, pero que presenta oportunidades inéditas de crecimiento y maduración personal.

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Portadas de los libros del científico evolucionista Robin Dunbar y la escritora y Premio Nobel de Literatura Doris Lessing, sobre las dificultades, retos y oportunidades del amor de pareja.

El conocido biólogo evolucionista, primatólogo y neurocientífico social Robin Dunbar ha propuesto el valor evolutivo y adaptativo que tiene la pareja humana precisamente por las demandas que instituyeron las relaciones diádicas para la conciencia y la autoconciencia durante el desarrollo evolutivo del cerebro en los homínidos. En buena parte de su extensa obra, la citada Doris Lessing, Premio Nobel de Literatura, ha explorado el valor de esta ancestral convivencia y confrontación de poder, en la cual el hombre intenta detentar el mando, pero la mujer aventaja en perspicacia.


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