salubridad

¿Pero qué necesidad?

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El Dr. Hugo López-Gatell Ramírez es un médico impecablemente formado, estudió Medicina en la Facultad de Medicina de la UNAM, varios de sus profesores en esta etapa lo recuerdan como dedicado, inquisitivo, inteligente y simpático; después hizo la residencia de Medicina Interna en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y de la Nutrición en donde obtuvo el grado de Especialista, durante un tiempo permaneció como médico del servicio y se le conocía por su interés y dedicación por los pacientes y los residentes. Hizo después, en el mismo instituto la Maestría en Ciencias Médicas, para después viajar a hacer el Doctorado en Salud Pública en la Escuela Johns Hopkins en Baltimore; que es una de las escuelas más prestigiadas en el campo, si no la que más. Yo tuve el gusto de conocer a su padre el Dr. Francisco López-Gatell Trujillo durante mi paso por el entonces Centro Hospitalario “20 de Noviembre” del ISSSTE; él fue un urólogo muy profesional, una persona sobria, seria, muy culto y respetuoso, con valores que seguramente logró transmitir.

Lopez-Gatell padre

A su regreso a México el Dr. Hugo López-Gatell se incorporó primero al Instituto Nacional de Salud Pública, una institución muy competitiva hacia el interior, donde al parecer se desempeñó con facilidad, después paso a las áreas epidemiológicas de la Secretaría de Salud, donde ha permanecido ya desde hace varios años, hasta llegar a ser, ahora, el Subsecretario del ramo. En el camino se ha dedicado también como profesor y ha hecho muchas publicaciones valiosas en prestigiadas revistas mexicanas e internacionales. Como ya decíamos, es un hombre ilustrado con una cultura amplia, lo que, junto con su experiencia como maestro y conductor de grupos, seguramente le han dado la facilidad para ejercer con agilidad y facilidad como vocero del gobierno federal ante la pandemia de la COVID-19 en la que transcurrimos.

Insisto en que no hay duda de que el Dr. López-Gatell tiene los conocimientos y la capacidad no sólo para hablar de la COVID-19, sino para dirigir los esfuerzos para combatir la epidemia por la infección de SARS-CoV-2. Desde luego, le han encomendado una tarea sumamente difícil y desgastante, hablar en público, realmente en público, porque sus conferencias son transmitidas por diversos medios, tradicionales y no tanto; hablar durante una hora cinco días a la semana dando noticias que tienen que ser casi siempre malas, es una tarea magna. Con altibajos lo ha conseguido.

Lopez-Gatell
Hugo López-Gatell Ramírez, titular de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud (Fotografía: 88.9 Noticias).

Sin embargo, hay que resaltar unos resbalones, no pequeños, que no tienen que ver, en mi opinión, con sus capacidades, sino con la disciplina partidaria o hacia sus superiores. Resalto sólo algunos que creo que son así:

El rescate que tuvo que hacer del Sr. Presidente cuando éste mencionó las estampitas al principio de la pandemia, y el salió rápidamente a comentar que Andrés Manuel López Obrador no era un factor de contagio sino un ejemplo moral; rara respuesta para un hombre de ciencia.
Una más fue la que sucedió durante una plática con una legisladora de oposición que le discutía sobre el número de casos y de defunciones de la COVID-19, terminó de manera brusca, y quizá grosera, diciéndole que el proceso cognitivo empezaba con la atención y que como ella no la tenía no hablaba con ella; me parece que él siendo, además, un experto en educación, sabe que la arrogancia y la soberbia son algunos de los mayores de la andragogía (aprendizaje del adulto).
El titular del Poder Ejecutivo se ha negado a utilizar cubrebocas a lo largo de toda la pandemia, el López-Gatell no lo usa tampoco durante sus comparecencias. No sabemos si las discusiones acerca de la utilidad de cubrir la boca y la nariz las ha suscitado para justificar a su jefe o realmente así lo piensa, ahora ha venido quedando claro que es una medida útil y que es recomendable utilizarlo.
Después de haber pronosticado un curso de la pandemia en nuestro país y no haber acertado –olvidando que hacer predicciones es muy arriesgado especialmente sí es sobre el futuro–, se estableció una discusión sobre si la enfermedad estaba en control como decía el Sr. Presidente, y también afirmaba el Subsecretario, y si el número de casos nuevos y de fallecimientos seguía siendo tan elevado. En aquél momento dijo que ésa era una manera pobre de observarlo, que lo útil eran otros datos como la ocupación hospitalaria, el número de intubados, etcétera.
Una persona tan competente como él sabe que el número de casos y las cifras de fallecimientos marcan el curso de la enfermedad.
También de manera exabrupta respondió a la pregunta sobre los médicos cubanos, y lo hizo sin mayor sustento, sin justificar la acción, desde luego, porque no hay nada más a contraestilo de la carrera de López-Gatell que la medicina cubana.

El área de atención de los enfermos y por lo tanto los indicadores que se han diseñado para medirla, no son de la responsabilidad de la Subsecretaría de la que él es responsable, lo es de la Dra. Asa Christina Laurell, sin embargo, ella no ha salido a dar explicaciones, o lo ha hecho de manera muy poco notable. El Secretario de Salud Jorge Alcocer Varela poco ha dicho. Muchas cosas se han mencionado, pero desde luego considero que el Dr. Alcocer es una gente capaz, con posibilidades de hablar y explicar en público, no puede ser de otra manera, no hubiera hecho una carrera tan destacada y tan distinguida como profesional de otra forma.

La Dra. Laurell, decíamos, ha aparecido muy poco, y también creo que tiene la capacidad para estar al frente del problema. Estoy seguro de que la idea de traer médicos cubanos es de ella, bajo la función operativa de su alumna Oliva López Arellano, la Secretaria de Salud de la Ciudad de México; llevan años trabajando desde la Universidad Metropolitana en un modelo así para México. Me pregunto, ¿por qué no trajeron médicos con experiencias exitosas en el tratamiento de COVID-19? Chinos, coreanos, italianos, alemanes o españoles, países en los que la letalidad es mucho menor que la que estamos teniendo nosotros; en sus países además se establecieron medidas acertadas en muchos aspectos, desde diagnóstico precoz, medidas terapéuticas, manejo de aislamiento, evaluación de la población inmune, entre otras. ¿Por qué cubanos? Creo que es un golpe en la mesa para decir “así van a ser las cosas”.

Pero en lo que estábamos, ¿por qué sólo Hugo López-Gatell aparece?, ¿el resto del equipo no es capaz?, ¿no saben hacerlo?, ¿o lo están dejando morir solo?

Pero unas cuestiones más: ¿por qué un profesional tan sólido como López-Gatell no dice la verdad, sólo la verdad y toda la verdad? ¿Por disciplina? Y esta disciplina, ¿está plegada a la jerarquía o los pensamientos ideológicos? No me atrevo a responder a esto.

Aunque el término se diseñó en los años 90, en 2009 se empezó a utilizar el término “sindemia” para destacar la asociación que existía entre los padecimientos, especialmente crónicos, y sus consecuencias sociales. El ejemplo para esta asociación entre sinergia y epidemia es la asociación entre sobrepeso, obesidad, diabetes mellitus, hipertensión arterial, enfermedad renal crónica, etc., y sus consecuencias sociales y económicas, aunque aquí se hablaba sólo del costo que los servicios médicos tendrían que hacer para atender a los enfermos.

Quizá la COVID-19 no constituya sólo una epidemia, tampoco sólo una pandemia, si no que sea una sindemia, dado que además de las consecuencias propias de la enfermedad, tiene graves repercusiones sociales, económicas, y aunado al gasto para atender a los pacientes, también está la disminución en la producción, en la pérdida de puestos de trabajo que ocasiona, así como las consecuencias políticas de esto, hay gobiernos que salen mejor parados que otros al enfrentar al SARS-CoV-2.

Es la tormenta sindémica perfecta. Aunque COVID-19 es una pandemia, los países la enfrentan de manera diferente y, por tanto, sus resultados ante la sindemia no serán los mismos.


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Mientras el mundo se alarma por una pandemia, en México jugamos a los abrazos

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Estamos sin ninguna duda ante un serio problema a nivel mundial, el tema del coronavirus por donde se le quiera ver, está ocasionando que la economía mundial colapse y obviamente en nuestro país les pegará a las clases más débiles. Trataré de ser más explícito, tomemos como referencia un restaurante, por miedo, las personas no acudirán de la forma que normalmente lo hacían, ¿qué pasará con el personal? –el chef, su staff, los meseros, los garroteros, el capitán, el gerente–, posiblemente afecte también al dueño, desde luego, porque tiene que cubrir los gastos fijos –renta, luz, gas, teléfono, internet, etc.–, pero ¿qué pasa con el salario de los demás?, obviamente el dueño al no tener entradas, no podrá pagar los mismos y tampoco las cuotas obrero–patronales. Este simple ejemplo puede ser escalable a cualquier negocio, fábrica, u otro. En los casos en que los trabajadores estén afiliados al IMSS, probablemente no sufran tanto, pero los que no cuenten con este servicio, ¿qué podrán hacer?

El tema no queda ahí, sin duda los más afectados serán los más humildes, y es cierto, dado que ellos no tendrán posibilidad en caso de contagiarse, de asistir a un hospital privado, tendrán que acudir a los servicios de salud que proporciona el gobierno, pero si ponemos atención que en nuestro país en estos mismos, no hay medicinas, o muy pocas, siento realmente que este tema ha sido tomado muy a la ligera por las instituciones y por el mismo presidente. Mientras vemos cómo los países de primer mundo cierran sus fronteras para evitar al máximo la propagación del virus, nosotros abrimos las puertas tanto a cruceros como a aviones. En México “no hay coronavirus” y no pasa nada, es más, el presidente decía con irresponsabilidad que nos abrazáramos, cuando es una de las principales medidas que solicitan, evitar saludar de mano, de abrazo, de beso, etcétera.

Esperemos realmente que “no pase nada”. Pero volvamos al punto, nuestra clase trabajadora, en muchos casos, mal alimentada, con defensas bajas y con nulas posibilidades de hacerle frente a este tema tan delicado, la pregunta sería, ¿qué y cómo vamos a hacer frente para evitar que esto se expanda de forma acelerada y tenga proporciones inimaginables?, revisemos las indicaciones que proponen las autoridades (mundiales):

pais de coronavirus
Ilustración: Fortune.

~ No saludarse de mano, abrazo o beso.
~ Lavarse las manos de forma frecuente con jabón y agua.
~ Utilizar gel antibacterial si no hay jabón y agua.
~ No acudir a lugares concurridos –hay mayor posibilidad de contagio–.
~ De ser posible, quedarse en casa y trabajar desde ahí.
~ No hacer compras de pánico.
~ Tratar de quedarse en casa y, los que puedan, hacer home office –obvio no es para todos–.
~ Evitar al máximo estar con alguna persona enferma.
~No tocarse el rostro.

Queda en evidencia que pese a las medidas que se están tomando en otros países, en el nuestro no hay ni la menor idea de qué hacer, hagamos un recuento:

El gobierno de Francia al reconocer que ya existe una crisis mundial, pagará el agua, luz y gas de su pueblo. Condonará impuestos y las empresas no pagarán renta.

En nuestro país ya se dijo que no habrá ninguna condonación de impuestos ni facilidades para el pago de los mismos, vaya diferencia, ¿no?

Las Bolsas mundiales han caído de forma estrepitosamente, Estados Unidos de febrero a la fecha; ha caído más de un 30%, Alemania -5.31%; Reino Unido -4%; Italia -6.10; Europa -4.86; y Japón -2.46 –datos de Imagen TV–.

Las líneas aéreas están pasando por la peor crisis de la historia, ya que nadie viaja y los pocos que lo hacen, temen a algún tipo de contagio. Las líneas nacionales de Aeroméxico e Interjet anuncian que sus aviones están completamente sanitizados, y que esta última, pese a la situación financiera que pasa, llevará un máximo del 60% de su capacidad, todo con el fin de que los pasajeros no vayan tan juntos o pegados.

Vemos que una vez más es la propia ciudadanía quien pone en marcha acciones, pese a que ninguna de las dependencias oficiales se haya pronunciado al respecto, lo que causa más descontrol.

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Ilustración: BBC.

Me gustaría tener el ánimo de las autoridades mexicanas y pensar realmente que no pasará nada y que esto muy pronto será recordado como un suceso histórico único, pero que con el tiempo pasará sin pena ni gloria. Pero sabemos que no puede ser así. ¿Qué serán de las comunidades que no cuentan con agua?, ¿cómo podrán lavarse las manos?, sin acceso a gel antibacterial y con un sistema de salud (INSABI) fallido, con pocos o nulos medicamentos. Esta situación podría desatar un tema muy serio que termine de darle la estocada final a la falta de planeación, seriedad, compromiso, responsabilidad, de patriotismo de nuestros dirigentes, empezando desde la cabeza, ya que en repetidas ocasiones ha dicho que todo lo que pasa es producto del pasado, de la corrupción, de los “fifís” que van a Europa, y por su culpa han traído el virus a nuestro país; se le olvida que uno de esos “fifís” es su hijo y que ha presumido sus viajes y los lugares que ha visitado.

Seguimos con la división y lo peor es que en una situación de emergencia se alimente más el odio, el populismo vil y descarado, haciendo que crezca la inconformidad de las clases productivas que, pese a todo, argumentando la explotación de los conciudadanos, con salarios pobres que no alcanzan para nada, al menos ellos, los asalariados, son personas productivas, gente que se levanta temprano, se expone al subirse al transporte urbano, para luego ser asaltados impunemente –lo he comentado–, para ganarse un salario y cuando menos darle sustento a su familia. Contrario a los becados actuales, “los ninis”, que NO hacen nada; se la pasan viendo la vida correr sin dar golpe, como se dice coloquialmente, pero eso sí, criticando al que ha sobresalido pese a todo. Obviamente no pueden aceptar que alguien más lo haya logrado y ellos no; no pueden comprenderlo ya que pregonan la ley del menor esfuerzo.

Pero incluso estas personas, en caso de algún contagio, ¿a dónde acudirán?, el tema es que en todo el país no hay suficientes camas de terapia intensiva, que son las que de presentar el virus, se requerirían, luego entonces, ¿dónde está el plan de contingencia?, ¿qué pasará con nuestro pueblo ante esta carencia?, ¿dónde está el Secretario de Salud?

Ustedes, ¿qué opinan?

Nos seguimos leyendo si gustan.


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