Cualquier cambio real ha surgido desde la gente, de la organización de la sociedad para modificar aquello que afecta nuestro buen y bien vivir; esperar soluciones mágicas o fórmulas políticas milagrosas es lo que nos ha provocado periodos de decepción y desconfianza.
Esa aparente ausencia de opciones, que nace de la pérdida de credibilidad en casi todo lo que nos rodea, tiene consecuencia de violencia, de agresión y de pensamientos que se dirigen en contra de nosotros mismos.
En unos días, como cada año, celebraremos el día específico que designamos para dos de los sentimientos que más buscamos prolongar en el tiempo: el amor y la amistad. Suena lógico que en esa misma fecha (días antes y días después, también) muchas personas pierdan el sentido de vivir, precisamente por la falta de aquello que otros están celebrando.
Por eso se pueden tener algunos aumentos estacionales en las lesiones o los intentos de suicidio, aunque no es un asunto de fechas, sino de un proceso en el que quien sufre se empieza a convencer de que no habrá otro remedio a su situación que atentar contra sí mismo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y las últimas mediciones del INEGI, que coinciden, el principal segmento de la población que intenta o comete suicidio son las y los jóvenes entre 20 y 24 años, es decir, quienes ya están en edad productiva. No son los únicos: adolescentes, menores de edad y adultos mayores, son otros grupos de la población que registran índices significativos de pensamientos, intentos o suicidios que, tristemente, se consuman.
Son vidas que se pierden, cuando pudimos hacer mucho para evitarlo y para prevenirlo. Quien decide hacerse daño pasa por diferentes etapas y envía alertas específicas para pedir ayuda antes de tomar la decisión. Para quienes no estamos en este entorno, esas señales pueden pasar desapercibidas, pero existen herramientas y procedimientos profesionales para brindar ese apoyo a tiempo.
Uno de los espacios en donde hoy convivimos más horas son las redes sociales, es el foro y la arena en la que compartimos, nos identificamos y reñimos, también es un sitio en el que muchas personas envían mensajes para pedir ayuda porque viven una depresión profunda o una crisis emocional para la que no tienen respuesta.
Durante varios años las compañías más importantes de tecnología, entre ellas las plataformas de redes sociales, han trabajado para que sus algoritmos puedan detectar palabras y frases que son un signo de que algo no está bien y puede desembocar en un suicidio. Sin embargo, a pesar de la tarea permanente de sus ingenieros, el factor humano es indispensable para apoyar a quien requiere de lo que llamamos primeros auxilios psicológicos. Éste es un problema mundial en el que todos podemos colaborar para prevenir y resolver posibles eventos.
Con tal propósito, a partir del 12 de febrero, Twitter y Confianza e Impulso Ciudadano –la organización civil que tengo el privilegio de encabezar– lanzamos el 5511-8575-55, una línea civil gratuita que atenderá a nivel nacional y en tiempo real a quien necesite ayuda en este tipo de casos por especialistas ampliamente capacitados.
Como en todo, empezamos con el esfuerzo de profesionales y de un equipo de trabajo que estará atendiendo de 9 a 18 horas y después estaremos conectados las 24 del día para ayudar a quien lo necesita, sabiendo que una crisis no surge sólo en horario de oficina. Pronto esperamos ampliar nuestro servicio.
Mientras tanto, damos un paso adelante para encontrar soluciones a los problemas que nos aquejan, desde la ciudadanía y con la voluntad y el compromiso de que, juntos, podemos mejorar nuestra calidad de vida.
Líneas similares ya funcionan en Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, a través del enorme respaldo de Twitter. Será la primera vez en México y esperamos unirnos a esta red de aliados, números telefónicos y herramientas tecnológicas para ayudar en el momento que sea y en el lugar donde se encuentre quien necesita apoyo.
Agradezco a Twitter en México y en Latinoamérica por confiar en nosotros como su socio en esta formidable tarea y, anticipadamente, a cada uno de ustedes por difundir la línea. Éste es un ejemplo de que no hay que esperar para que podamos cambiar en mejorar la manera en que vivimos.
Síguenos en nuestras redes sociales @ConfianzaMX y en nuestro sitio web www.confianzaeimpulsociudadano.org.mx. para estar en contacto.
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