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La educación a distancia en México: ¿una oportunidad desperdiciada?

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El Covid-19 ha traído a la palestra a nivel mundial el tema de la educación y el trabajo a distancia. En el caso de México, tal tema y práctica parecen haber emergido inopinadamente, olvidándose el pasado mediato y la experiencia nacional en la materia reconocida, en su momento, a nivel mundial. En todo caso, el Covid-19 ha evidenciado que México ha desperdiciado años exitosos en materia de educación a distancia.

En 1968, en tanto en el Reino Unido (UK) se inauguraba la Open University, México ponía en funciones la Telesecundaria. Mientras en UK se buscaba atender la demanda de educación superior y atender la necesidad de mano de obra y personal capacitado, México acometía la atención de la demanda creciente del nivel de educación secundaria, especialmente en poblaciones dispersas. Así, cada caso se enfocó a los problemas y prioridades públicas.

Ambos programas gubernamentales se sustentaban inicialmente en el uso de la televisión como medio para llevar contenidos educativos e instruccionales. En UK ello se hizo usando la televisión pública, existente prácticamente a manera de monopolio, y en México por medio del Canal 5, de carácter privado, de lo que ahora es Televisa. De igual forma, en el primer caso, el uso de la televisión se realizaba al final del día de transmisiones normales y en México de la mañana hasta el mediodía.

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Imagen: Proyecto Puente.

La experiencia acumulada de UK ha llevado a que la Open University sea una de las universidades más grandes del mundo, tanto en el número de alumnos, como en cobertura geográfica. Con servicios en el África y en algunos países del sudeste de Asia. Asimismo, hoy es reconocida como una universidad de gran calidad en UK. La experiencia mexicana, por otra parte, se fue consolidando a lo largo de los años, tanto en sus contenidos como en la tecnología utilizada.

A mediados de 1990 se estimaba que México contaba con uno de los acervos video gráficos más importantes del mundo, particularmente de carácter cultural y educativo. A la par, la Telesecundaria había migrado de la televisión analógica del Canal 5 hacia el servicio satelital, vía lo que se conoce hoy como Edusat, alcanzando una huella satelital desde Alaska hasta la Patagonia.

El cambio tecnológico mexicano posibilitó abrir la transmisión satelital pública a canales como el Canal 22, entre otros, que fue distinguido internacionalmente como el mejor canal cultural del mundo. De igual forma, fue posible crear la Red Escolar, que se esperaba fuera el eje de la convergencia tecnológica de transmisión y comunicación educativa, que en ese momento emergían a nivel mundial. México logró, así, ser pionero en tan trascendente innovación, al menos en América Latina.

Bajo el paraguas de esta capacidad de transmisión se puso en marcha el Programa Nacional de Educación a Distancia, que integraba, entre otras iniciativas, la creación de la Videoteca Nacional. La Red Escolar, como parte del Programa, además de modernizar y mejorar los contenidos de los programas para la Telesecundaria, difundidos a sus escuelas a través de la Videoteca Escolar, posibilitó desarrollar programas emblemáticos, como el de la migración de la Mariposa Monarca, que conectó a escuelas de Canadá y Estados Unidos de Norteamérica con escuelas secundarias generales de México. 

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Imagen: Flickr.

De igual forma, gracias al Programa se abordó el desarrollo de la enseñanza de las matemáticas a distancia y la computación. En la enseñanza de la computación en las escuelas de educación básica destacaron Tlaxcala, Hidalgo, entre otras entidades, habiendo sido una experiencia reconocida por expertos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ya para entonces, Edusat también era utilizado para fines de capacitación, particularmente de dependencias e instituciones públicas. 

Como iniciativa de política exterior, México compartió el modelo y la imagen de la Telesecundaria con los países centroamericanos, para sus propios fines educativos.  Posteriormente, a promoción del BID los países centroamericanos rediseñaron el modelo de la telesecundaria, especialmente del sistema unitario escolar al servicio de educación netamente abierta, particularmente para adultos, utilizando el formato de videos. En el mismo sentido, desde México el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE), centro del diseño e instrumentación del Programa de Educación a Distancia, comenzó a impartir los cursos de educación a distancia, incluyendo los niveles de maestría, a los que accedían estudiantes de diversos países de Sudamérica.  

El proyecto del Programa de Educación a Distancia en su diseño, acción y concreción fue realizado por el ILCE, organismo internacional regional, cuya sede se encuentra en México con sostenimiento de la Secretaría de Educación Pública. Así, la visión primaria de utilizar a Edusat como eje de la convergencia tecnológica, incluida la Internet, emergió de esta institución internacional regional. El reconocimiento mundial del ILCE en materia de educación a distancia quedó de manifiesto en la reunión de los ministros de educación en el pleno de la Unión Europea, a inicios del 2000, en la que Guillermo Kelley, entonces Director General del ILCE, disertó sobre la educación a distancia y los logros alcanzados por México.

El Programa de Educación a Distancia de México y el uso de EDUSAT fue iniciado en 1996, en plena crisis bancaria nacional y austeridad presupuestal pública, lográndose resultados tangibles e internacionalmente reconocidos. A partir del 2000, en un periodo de ingresos extraordinarios públicos, se pusieron en marcha programas asociados a la educación a distancia, orientados a introducir físicamente equipos y tecnología en las aulas, para fomentar su uso por los estudiantes.  

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Imagen: Pinterest.

Los dos programas más cuestionados y sorprendentes de esa década fueron el de pizarrones electrónicos y la distribución directa de “Tablets” a los estudiantes de educación secundaria. En el primer caso se equiparon aulas que carecían de la infraestructura básica para tener pizarrones electrónicos. En el segundo caso, en mercados y tianguis terminaron siendo comercializadas la “Tablets” distribuidas por la SEP.

Hoy, ante la emergencia desatada por el Covid-19 se ha regresado al uso online de la TV privada para fines educativos y para la intercomunicación del gobierno. Las experiencias elementales de la Telesecundaria y del acervo de sus contenidos parecen olvidados. Al tiempo que la capacidad satelital de Edusat parece seguir dándole vueltas al mundo y esperando ser recordada por la autoridad educativa nacional. Tal capacidad podría cumplir con el compromiso de llevar internet a las comunidades más aisladas de la geografía nacional.

Obviamente recuperar las experiencias pasadas en materia de educación a distancia y poner en uso la capacidad de transmisión satelital implica presupuesto y gasto público, que siendo realmente inversión sería marginal. En todo caso, ello es asunto de evaluar el costo beneficio de pagar un servicio o aprovechar una inversión relativamente vigente. En esa tesitura de racionalidad financiera, se estima que el gasto en los años 2000, en aras de la educación a distancia pudo haber ascendido al orden de 100,000 millones de pesos. Cifra muy acorde a los ingresos extraordinarios del petróleo. 

La educación a distancia en México terminó siendo sepultada por los excesos de los ingresos públicos pasados y, probablemente, por su desviación, siendo hoy olvidada tal experiencia educativa y capacidad de transmisión pública por la austeridad de visión que prevalece.


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