#AccionConInaccion #UnDiaSinNosotras #9M2020
A unos cuantos días de cumplir un año, precisamente el 8 de marzo de 2019, publiqué mi artículo “¡Viva la mujer!”. Dicho artículo lo escribí con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, además de que soy un convencido de que los seres humanos somos iguales, sin importar género, y que seguir menospreciando a la mujer denota ignorancia, falta de valores y principios y absoluta estupidez (como lo describe la Real Academia Española en su definición: “Torpeza notable en comprender las cosas”).
Hoy escribo sobre lo que harán muchas de las mujeres, a lo largo y ancho de nuestro país, el próximo 9 de marzo. Es la acción con inacción la que motivará a un paro, que consiste en que las mujeres no irán a trabajar, no asistirán a sus clases, no consumirán nada fuera de sus casas, porque simple y sencillamente, no saldrán. Un día sin nosotras, como se le ha bautizado a este movimiento, es una iniciativa impulsada por varias organizaciones sociales que ha tocado muchas fibras y que ha movido corazones. Surgió como muestra a una verdadera solidaridad en torno a la mujer, como yo nunca la había visto en mi país. La iniciativa fue escuchada y recibida con mucho interés, aunque también ha generado controversias y detractores. El resultado lo sabremos el martes.
La acción con inacción es precisamente lo que tiene a la mujer mexicana protestando. En México se han diseñado e implementado un sinnúmero de programas en atención a la mujer, ha habido muchas “acciones” para mejorar su condición, pero al final, no pasa nada. Hay inacción total. Puedo concluir eso cuando veo que una iniciativa como la que nos ocupa ha encendido a un grupo muy importante de la población que está inconforme con la forma en que se trata a las mujeres de este país. Este grupo, no sólo de mujeres, al menos están haciendo hoy un alto en el camino para revisar la condición de la mujer en México. Este país, desde sus orígenes, ha sido, por decirlo suavemente, inequitativo con la mujer. El problema hoy es que los niveles de violencia y abuso hacia la mujer han llegado al grado de ver a una niña de siete años brutalmente torturada y asesinada, detonando la indignación de millones de personas. Fátima fue la gota que derramó el vaso.
Según datos del INEGI, en México se registran 10 asesinatos de mujeres todos los días. Las mujeres indignadas, con toda la razón, se agolpan en manifestaciones sin que haya respuestas contundentes. Hay inacción ante la acción. El lunes próximo, en una manifestación que me parece a todas luces inteligente y que ha sumado cada vez más voces, la inacción de un solo día pondrá en alerta a todos sobre las acciones que vendrán después por parte de las autoridades y la sociedad en su conjunto, para revertir esta crisis de violencia hacia la mujer que ya tiene años viviéndose.
Yo realmente espero que con la visibilidad que dará esa manifestación pasiva a la vulnerabilidad que tienen las mujeres en México, haya una nueva conciencia y se acabe con esa dinámica de discriminación que, desde nuestra propia cultura, perspectiva psicológica, sistema de creencias o ejemplos recibidos, ha sido arraigada en la sociedad mexicana desde tiempos inmemoriales. Hombres y mujeres hemos sido corresponsables de que en México todavía no entendamos que, sin distinción de género, los hombres y las mujeres tenemos igual valía. Nuestra educación ha puesto al hombre como el eje de la familia, como la figura de autoridad y como el “fuerte”. La realidad nos ha dado grandes lecciones. La mujer es más fuerte que el hombre y, en muchísimos casos, es el eje de la familia, pero al final, la fuerza bruta se impone.
Me sumo, como hombre, a esta causa y a cualquiera otra que sirva para lograr la equidad de género, para que a la mujer se le respete y no se le agreda, y que existan consecuencias para aquellos quienes sigan violentándola.
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