Unión Europea

Nubes que tienen dueño, riesgo soberano en el almacenamiento de datos digitales

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Gaia. Como la diosa madre. Así le han llamado. Con plena conciencia, ni para qué dudarlo, de que se recupera, en el apelativo del proyecto, el de la diosa primigenia. 

Gea, también nombrada así. La madre de todo lo que después del caos emerge.  Gaia/Gea, representación última y primera, a un tiempo, del nuevo comienzo de las cosas, del surgimiento de un orden mínimo donde lo que está por venir encuentra condición de posibilidad.

Gaia X es el nombre con el que la Europa unida cifra uno de sus proyectos tecnológico-digitales más ambiciosos: contar con una Nube propia para resguardar los datos de sus instituciones y ciudadanos.  

Esa información, sensible y estratégica a cuál más, se encuentra hoy mayoritariamente al resguardo de grandes plataformas como Google, Microsoft, Amazon, las tres norteamericanas, o Alibaba, que oferta su servicio desde China.

Datos bancarios, récords de salud, intercambio de mensajes entre gobiernos, y un sinnúmero más de datos se hallan bajo el cuidado de estos gigantes cibernéticos.

datos gaia x
Imagen: Panorama Audiovisual.

Si no fuera real, costaría trabajo pensar, empero, que incluso el órgano ejecutivo, el gobierno de la Unión Europea, tiene sus datos en estos también llamados centros de hiperescalamiento, también llamados “servicios en la nube”.

La pandemia, de proporciones globales, sí, pero de impactos locales, también, ha venido a asentar, aún más, un principio básico: datos y soluciones a los problemas caminan férreamente de la mano.

Si el primer tramo de la Era digital dibujó en su centro a la información como el elemento, a un tiempo, dislocador y organizante de la nueva realidad, hoy los datos ocupan ese sitio.

En buena medida, justamente, en ello recae el paso entre la tercera y la cuarta Revolución Industrial.

Mientras la tercera, surgida a mediados de los noventa, señaló a la información como la pista sobre la que debían repensarse herramientas y procesos, la cuarta, en plena marcha en el presente, obliga a dirigir la mirada hacia los datos.  

Leerlos de modo correcto se torna así en la condición superior para cifrar cualquier intento de compresión de los fenómenos multifactoriales y ampliamente interrelacionados que nos rodean.

En una mirada de Longue durée, resulta más que ilustrativo plantear el tránsito entre las cuatro revoluciones industriales apuntando la mirada hacia lo que fue el combustible esencial de cada una de ellas.

datos abiertos
Imagen: Matt Chinwort.

El vapor para la primera; los combustibles fósiles para la segunda; la información (puesta en computadoras y en el Internet) en la tercera; y, finalmente, hoy, la cuarta, en la que Inteligencia Artificial, Fintech, Internet de las cosas, Blockchain, se soportan sobre la base de los datos, de su calidad, oportunidad, robustez y pertinencia.

Cualquier ruta que menosprecie o relegue aquello que entre los datos reluce, estará condenada a un trazo entre palos de ciego o el caminar en círculos; cuando no, el abierto extravío.

De ahí que el asunto sobre quién posee esos datos, dónde los almacena, bajo qué medidas de seguridad, de acuerdo con la legislación de qué país, se torne en un asunto que rebasa lo meramente cibernético, para insertarse en la lógica de la seguridad soberana.

Unas semanas atrás, el presidente francés, Emmanuel Macron, hablaba de “un tener peso por nosotros mismos”, aludiendo a la Europa unida, y a sus acciones en materia de tecnología digital.

En lo que fue una larga charla con la revista Le grand continent, Macron hace énfasis sobre la idea de “autonomía tecnológica y estratégica”, como pivote de la capacidad para que Europa, dice, sea capaz de “construir sus propias soluciones”.

Si dependemos de las tecnologías norteamericana o china, aseguraba el mandatario francés, “no podemos garantizar a los ciudadanos europeos el secreto de la información ni la seguridad de sus datos privados”.

Tan importante es ello, como lo que concierne, a la manera en que en la actualidad se escurren, territorialmente hablando, responsabilidades jurídicas.

datos digitales
Imagen: Andrei D.

Macron lo planteaba en estos términos, “Europa debe ser capaz de proporcionar soluciones en materia de ‘cloud’; de lo contrario, sus datos se almacenarán en un espacio no sujeto a su derecho, que es la situación en la que nos encontramos”.

De cara a la complejidad del presente y a la necesidad de replantear las rutas preconcebidas hacia el futuro común, los datos tienen, pues, un valor incalculable e insustituible.

Insumo preciadísimo, no es que de quien sean los datos y los sepa organizar y descifrar, será el futuro; pero casi.

De naturaleza titánica, la Europa unida no ha podido elegir mejor resonancia onomástica para pensar en su cloud que Gaia.

Cuenta Georg Jünger acerca esta diosa de cuyo vientre todo volvió a iniciar, Homero la llamaba la Gloriosa y también la que dispensa frutos y vida.

El poder de Gaia, advierte Jünger, abarca lo lumínico, pero también lo subterráneo. Indagadora de lo que está en el orden del cielo, tanto como de lo que está enterrado. Figura tutelar a la le rinden culto los magos y los buscadores de tesoros.

Tesoro inestimable para el presente del futuro, son los datos. No pueden tener mayor dueño que lo público.

Como las nubes; así.


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Más justo, más sano, más ecológico, más digital: asomo de futuro

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La hora del pensamiento social ha llegado. Todo asomo de futuro, aun en plena pandemia, o justamente por ello, no hace sino confirmarlo: el futuro ha de ser social, o no será.

El mundo se alista, de modo inevitable, a enfrentar un desafío mayor. La irrupción de la pandemia ha roto toda la línea de continuidad. Supone, se quiera o no, el diseño, análisis y construcción de una nueva ruta; un nuevo tiempo.

Reparar lo que fue, no será suficiente, eso está claro. Es el futuro lo que está por edificarse; ahora sí, de modo inequívoco.

Si ya desde antes del flagelo que ha representado el COVID-19, el planeta debía encarar la honda transformación que el arribo de lo digital supone, tal desafío se torna aún más complejo en el marco de una triple crisis: de salud, económica y medio ambiental.

Toda acción que se emprenda sea cual sea el sitio del planeta donde se lleve a cabo, ha de estar atravesada, pues, por esta circunstancia de triple y entreverado cariz.

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Imagen: TyN Magazine.

Justicia, salud, ecología y transformación digital se entrelazan para formar, al lado de la igualdad de género, la diversidad, la defensa de las libertades fundamentales y la democracia, en un mosaico cuya cohesión es la reivindicación de una visión social integral de esta realidad compleja.

Hace unos días apenas, la Comisión Europea ha presentado la comunicación que, resumido en seis grandes desafíos, plantea lo que a juicio de este órgano consultivo deben ser los ejes del Programa de trabajo 2021 para la Unión Europea (UE).

(1) El pacto verde, (2) la adaptabilidad al mundo digital, (3) una economía al servicio de las personas, (4) el fortalecimiento del papel europeo en el orden internacional como polo de libertades, (5) el acoplamiento para una vida integrada, sana y capaz de reconocer y valorar la diferencia, y, finalmente, (6) la defensa a ultranza de la democracia, constituyen, palabras más, palabras menos, el horizonte sobre el que la Comisión Europea, visualiza el año uno de la era Post-COVID-19.

La reducción de hasta el 55% de las emisiones de carbono, asociadas fuertemente al calentamiento global, hasta lograr que sea equiparables a las que había en 1990, es el principal objetivo por alcanzar por parte de la UE antes del 2030.

Movilidad inteligente, economía circular, gestión de los diferentes tipos y excesivos volúmenes de los desechos, el desarrollo de una estrategia de bioeconomía que impacte sobre agricultura y ganadería, y, en general, una estrategia sustentada en la preservación de la biodiversidad, forman parte del compromiso que entraña el pacto verde.

pacto verde
Imagen: European Commission.

Al tiempo que, sin dudarlo, la UE ha calificado a los años que vienen como la década digital. Se trata, se plantea, de asegurar el éxito de la transformación digital y la adaptabilidad en todos los órdenes a este nuevo entorno.

Asegurar el resguardo de los derechos y las libertades de los ciudadanos, su identidad, el intercambio de datos, las condiciones en que los servicios y productos son ofrecidos, marcan la traza de un tipo de regulación más allá de la mera competencia.

Ciertos de que este cometido, en tanto responsabilidad pública, no puede atañer sino al Estado, el afán se plantea de la siguiente manera:

“La Comisión continuará su revisión en curso de las reglas de competencia para asegurarse de que sean adecuadas para el entorno cambiante del mercado, incluida la digitalización acelerada de la economía. También actualizaremos nuestra nueva estrategia industrial para Europa para tener en cuenta los impactos del COVID-19, el contexto competitivo global y la aceleración de la doble transición verde y digital.

“Para garantizar condiciones de trabajo dignas, transparentes y predecibles, una propuesta legislativa para mejorar las condiciones laborales de las personas que prestan servicios a través de plataformas será presentado con miras a garantizar condiciones de trabajo justas y una protección social adecuada”.

europa digital
Imagen: Europeum.

Un marco más amplio que garantice los derechos sociales, proscriba efectivamente el trabajo realizado por niños, afiance la seguridad social, garantice condiciones de salud y seguridad en los centros laborales, constituyen los ejes de lo que se concibe como un plan de acción para una economía social.

Tres desafíos relacionados con el rol de la UE en el mundo completan la hoja de ruta que se ha presentado: (1) El fortalecimiento de Europa como un actor con incidencia mundial; (2) la promoción de los valores y libertades sobre los que se ha edificado lo europeo; y, finalmente, (3) el resguardo de la democracia.

A la sombra, asoman, sin embargo, los nuevos autoritarismos conculcadores de libertades, las previsibles nuevas olas de enfermedades de rápida propagación, la fragilidad reiterada del sistema económico, las desigualdades y los desplazamientos humanos, el deterioro ambiental creciente y su flagelo sobre los más débiles.

Las acechanzas no son menores. Nunca, sin embargo, la oportunidad de colocar la inmensa deuda social ha sido mayor.

Reparar lo que fue, no será suficiente, eso está claro.

Una economía social que abra la oportunidad a una sociedad más justa, más sana, más ecológica, más digital, está ahí, en el viso de futuro al que, justo en el vórtice de la pandemia, estamos obligados todos.

Todos.


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Las tendencias globales después del COVID-19 y sus riesgos

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Como lo hemos señalado reiteradamente, la humanidad vive un conjunto de retos inéditos derivados del acelerado proceso de destrucción de la naturaleza, de la sobreexplotación de los recursos naturales y el aún acelerado crecimiento de la población mundial. Los modelos de crecimiento económico que empleamos a nivel global han sido altamente contaminantes y destructivos de la naturaleza. El cambio climático es una expresión de este proceso de contaminación y degradación causado por la actividad humana. Directamente vinculados con el cambio climático están los nueve límites naturales del planeta que están siendo rebasados y que significan las condiciones básicas para la preservación de la vida social e individual en el mundo.

Este panorama se ve agravado por la pandemia del COVID-19 que está afectando la vida y la salud de las personas. De igual forma, esta pandemia generó una profunda crisis económica y social que para algunos analistas sólo es comparable con la Gran Depresión de 1929. Asimismo, se teme que los efectos económicos de esta pandemia tendrán severas consecuencias sociales especialmente en algunas economías emergentes y en países pobres.

Algunas de las tendencias post-pandemia y sus riesgos son, desde mi perspectiva, los siguientes:

1. Es clara la necesidad de fortalecer la lucha contra el cambio climático y en general contra todo el proceso de destrucción de la naturaleza. Esto va desde el respeto a los límites naturales del planeta hasta el cambio de fondo de los modelos de crecimiento económico para lograr generar progreso, desarrollo y bienestar desvinculándolo de la degradación y contaminación de la naturaleza.

energias y tendencias
Imagen: Financial Times.

El riesgo consiste en que los intereses corporativos presionen para una recuperación lo más rápido posible, haciendo las cosas como se venían ejecutando. La evidencia científica nos muestra que estamos ya en un punto muy delicado para el futuro de la humanidad, por lo que es urgente un cambio de fondo en la actividad económica y social, en especial en la industria y la energía.

2. Una segunda tendencia es transitar con mayor velocidad hacia una agenda digital. Es necesario vincular cada vez más la innovación científica y tecnológica al desarrollo y el bienestar. Esto significa desde la Inteligencia Artificial hasta todos los avances en robótica, la investigación bio-médica, entre otros avances, por mencionar sólo algunos aspectos.

Es particularmente interesante la posición de Ursula von der Leyen, comisaria de la Unión Europea que plantea una política de recuperación del COVID-19 sobre dos ejes, el pacto verde y la agenda digital.

El riesgo es que en muchos países subdesarrollados aún no hay conciencia de la relevancia de la agenda digital. Esto va a ampliar la brecha entre los que accedan al progreso y al bienestar, y los que se queden atrás. De igual forma, hacia el interior de las sociedades, en particular en los países en desarrollo con fuertes desequilibrios sociales, esta brecha se puede ampliar. La incorporación social a los avances científicos y tecnológicos exigen sistemas educativos modernos que permitan cerrar esa brecha.

3. Una nueva arquitectura internacional institucional. La crisis económica que provocó el COVID-19, y antes la lucha contra el cambio climático, expresada muy significativamente en el Acuerdo de París de 2015 y en la Agenda 2030 de Naciones Unidas, junto con la atención de otros problemas económicos y sociales, han dejado claro la necesidad de rediseñar y fortalecer una nueva arquitectura internacional institucional para afrontar los riesgos globales del presente y del futuro. El peligro es que se carezca de la voluntad política, por la confrontación entre las potencias, para generar los consensos necesarios que permitan instrumentar los cambios requeridos.

Ursula Gertrud von der Leyen
Ursula Gertrud von der Leyen, política y médica alemana, actual presidenta de la Comisión Europea (Fotografía: Murcia Economía).

4. Es necesario lograr nuevos equilibrios. En la formulación de los cambios que se requieren, es necesaria la búsqueda de nuevos equilibrios: a) Entre el ser humano y la naturaleza; b) Entre el interés individual, motor del progreso y el desarrollo y el interés general de la población; c) Entre el corto y el largo plazo. Es claro que con frecuencia los intereses políticos y económicos están sometidos al corto plazo (la próxima elección o el actual ejercicio fiscal), pero esta situación nos puede llevar a tomar decisiones destructivas; d) Entre mujeres y hombres. Actualmente el camino del progreso y el desarrollo sólo se puede lograr a través de una creciente colaboración entre ambos, sin prevalencia de unos u otros.

5. La defensa de los derechos y las libertades fundamentales. En el pasado reciente se ha estado dando a nivel global una fuerte tendencia al totalitarismo y el autoritarismo. Lo estamos viendo en todo el mundo. Ya lo hemos visto en el pasado. Se han vivido situaciones similares. En la década de los treinta del siglo pasado, Europa se vio asfixiada por el nazismo y el fascismo por una parte frente al comunismo soviético por la otra. El mundo logró librarse (más o menos) de ambos peligros. Ahora hay nuevamente tendencias autoritarias. A las viejas tiranías se unen nuevas dictaduras y autoritarismos tanto en países desarrollados con tradición democrática como en el mundo en desarrollo.

El problema actual es que, con las nuevas tecnologías en todos los órdenes, los mecanismos de control sobre la población pueden ser más efectivos. Es por eso que hay que luchar por un Estado democrático de Derecho, por la preservación de las libertades y el respeto a la dignidad humana.


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México estrecha lazos económicos con la Unión Europea

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Se concreta acuerdo comercial México Unión Europea

La Unión Europea (UE) y México han concluido este martes el último elemento que quedaba pendiente en la negociación de su nuevo acuerdo comercial iniciada en junio de 2016.

En virtud de este Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación entre México y la Unión Europea (UE), conocido como TLCUEM, prácticamente la totalidad del comercio de mercancías entre la UE y México estará exenta de derechos de aduana. 

“La simplificación de los procedimientos aduaneros contribuirá a impulsar las exportaciones”, destaca en un comunicado la UE.

El comisario de Comercio de la UE, Phil Hogan, declaró que aunque los esfuerzos han estado centrados estas semanas en abordar las crisis del coronavirus, también se ha trabajado en avanzar en “una agenda de comercio abierto y justo, que sigue siendo muy importante”.

“La apertura, la asociación y la cooperación serán aún más esenciales cuando reconstruyamos nuestras economías después de esta pandemia”, dijo Hogan, quien añadió que este acuerdo ayudará tanto a la UE como a México “a consolidar sus respectivas economías y a impulsar el empleo”.

“TLCUEM: Reglas que ofrezcan certidumbre”

Se trata de la primera vez que la UE acuerda con un país latinoamericano cuestiones relacionadas a la protección de las inversiones.

Además, el texto apunta que será el primer acuerdo comercial de la UE en el que se incluyan “disposiciones para combatir la corrupción, con medidas para luchar contra el soborno y el blanqueo de capitales”.

Este tratado es parte integrante de un Acuerdo Global más amplio que abarca cuestiones políticas, el cambio climático –se incluye el compromiso de aplicar el Acuerdo de París– y los derechos humanos.

“Llegar a un acuerdo en los tiempos actuales muestra que ambas partes comparten los valores de un sistema de comercio basado en reglas que ofrezcan certidumbre y en contra de cualquier corriente proteccionista”, afirmó la Secretaría de Economía mexicana.

“Flujo abierto de comercio”

Hogan mantuvo este martes una conversación telefónica con la Secretaria de Economía mexicana, Graciela Márquez, en la que el comisario le comunicó que las negociaciones habían concluido. 

Ambos concordaron en que mantener un flujo abierto de comercio e inversión “será fundamental para proteger los empleos, prevenir el colapso de las cadenas de suministro y garantizar que los consumidores tengan acceso a bienes en las mejores condiciones en los mercados”.

México, primer país latinoamericano en firmar un acuerdo global con la UE en 1997, es el primer socio comercial de este bloque en América Latina, mientras que la UE es el tercer socio comercial de México y segunda fuente de inversión extranjera directa. 

En 2019, el comercio México-UE sumó 75.500 millones de dólares y las exportaciones mexicanas alcanzaron prácticamente los 25.000 millones de dólares. Las inversiones de la UE en México fueron de 180.000 millones de dólares. 

Terminada la negociación, se procederá a una revisión jurídica del tratado y tras traducirlo a todas las lenguas de la UE, se enviará al Consejo y al Parlamento Europeo para su firma y adopción.

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México. Tan cerca de la Irlanda Unificada… y tan lejos de Dios

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Harto de escuchar los temas nacionales, esta vez los invito a escaparnos a Irlanda, que tiene un atractivo romántico, casi melancólico, compartido muchas veces por los mexicanos: el fervor patriótico de la unidad nacional.

Irlanda, si bien distante físicamente, tiene mucho en común con México. Por ejemplo, la diáspora irlandesa incluye más de 20 millones de estadounidenses, y los mexico-americanos se aproximan a los 33 millones, mismos que mantienen su lengua, religión y cultura, cada vez más conscientes de su identidad, su fuerza política, económica y social, al interior de su poderoso país vecino.

La República de Irlanda, fuente de pubs, poetas, dramaturgos y demasiadas canciones, ha generado por años empatía en todo el mundo. Así, Irlanda ejerce un poder blando para contener al Reino Unido, su belicoso vecino imperial, muchas veces más grande. Durante muchos años, la unificación fue poco más que una fantasía republicana.

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Imagen: The Economist.

Sin embargo, algo ha cambiado. Esta semana, Sinn Fein, que hace campaña por la unificación nacional, obtuvo la mayoría de los votos de primera preferencia en las elecciones de la República. Y, aunque el Brexit ha sacado a Irlanda del Norte de la Unión Europea, pese a haber votado por quedarse, es probable que el censo de Irlanda del Norte en 2021 confirme, por primera vez, una mayoría de católicos, que tienden a mirar a Dublín, y superan en número a los protestantes, que miran hacia Londres.

La República también se ha vuelto más acogedora a medida que la influencia de la Iglesia Católica se ha desvanecido. Y el “Acuerdo del Viernes Santo”, que trajo la paz a Irlanda del Norte, establece un camino hacia la unificación. No cabe duda de que es tiempo de que Irlanda establezca un plan para su unificación nacional.

EN PERSPECTIVA, la prioridad para Irlanda debe ser averiguar cómo asimilar a los diferentes grupos en una nueva Irlanda. Se necesita trabajar en aspectos básicos como la unificación de dos sistemas de salud, las fuerzas armadas y los servicios de policía, y qué hacer con respecto a la asamblea descentralizada del norte. Si el pueblo del norte y la República eligen el camino de la unificación, los políticos irlandeses y británicos no pueden darse por sorprendidos.


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Celebración del Día Europeo de la Mediación

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El pasado 21 de enero se celebró el Día Europeo de la Mediación en conmemoración de la aprobación del primer texto legislativo de mediación europeo, adoptado el 21 de enero de 1998. Se trató de la Recomendación No. R (98) 1 del Consejo de Europa sobre mediación en el ámbito familiar.

Como es sabido, la mediación es un método extrajudicial para dar solución a un conflicto que puede darse en el ámbito familiar, civil, mercantil, laboral, social, y aún penal, mediante el diálogo y el entendimiento mutuo, con la ayuda de un tercero neutral llamado mediador, quien no puede tomar ninguna decisión obligatoria para las partes, sino que de manera imparcial trata de ayudarlas a entenderse y a ponerse de acuerdo para resolver un conflicto de manera definitiva.

Dicha celebración motivó estudios y análisis relacionados con la forma en la que dicha institución se ha desarrollado en Europa. Desafortunadamente sólo en algunos países europeos la mediación ha logrado asentarse y echar raíces profundas y fuertes, pero en la mayoría ha faltado ese cambio cultural que exige pasar del enfrentamiento al diálogo, en favor de la solución pacífica de los conflictos. El hecho de que la madurez social de las sociedades europeas, que son de las más avanzadas cultural y democráticamente del mundo, no haya logrado florecer la noble institución de la mediación en la forma que debiera, evidencia el enorme reto que para su desarrollo enfrentamos los países con sistemas educativos y democracias mas frágiles.

democracia fragil
Ilustración: Ucalgary

La actual Directiva 2008/52/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, adoptada el 21 de mayo de 2008, regula la mediación en asuntos civiles y mercantiles y ha sido incorporada a lo largo de los años a los ordenamientos de los diversos países que conforman la Unión Europea.  En el contexto español se implantó en 2012 la Ley de Mediación que contiene un registro de Mediadores que no ha garantizado la calidad de los profesionales de la mediación, elemento clave para que las mediaciones tengan éxito. También se ha promovido la mediación a través de la creación del Grupo de Magistrados Europeos por la Mediación y se han intentado crear legislaciones de impulso a la mediación, esfuerzos que han tenido frutos importantes, pero aún insuficientes. En algunos países, como Italia, se ha establecido en algunas materias la obligatoriedad de acudir a la mediación, antes de poder acudir a alguna instancia judicial, lo cual desde luego ha favorecido su desarrollo.

Salvo el caso de Estados Unidos en el que la mediación ha tenido desde hace décadas un éxito contundente, me parece que la mediación aún no logra un pleno desarrollo en Europa, en nuestro continente y en los otros, por la falta de una cultura en favor de la solución pacífica de los conflictos y del acuerdo. Aún hay desconfianza entre la población por la falta de conocimiento de la institución y por la falta de preparación especializada de los abogados tanto en negociación como en mediación, retos que comienzan a enfrentar con seriedad algunas de las universidades más prestigiadas del mundo, incluso de México. En atención a la complejidad de las áreas de especialidad que requiere un mediador profesional, las universidades comienzan a implantar un grado universitario en gestión y resolución de conflictos, lo cual parece muy promisorio.

acuerdo y mediacion
Ilustración tomada de: Dvid Klein.

En México se encuentra en la congeladora un proyecto de Ley General de Medios Alternativos de Solución de Controversias y de un nuevo capítulo del Código de Comercio sobre Conciliación Comercial, aprobados por la Cámara de Diputados a finales de la administración pasada, proyectos que deberán retomarse en el futuro próximo para establecer un marco legislativo uniforme a lo largo y ancho de la República que facilite la profesionalización del ejercicio de la mediación, así también para discutir temas tan relevantes como incorporar la necesidad de asistir de manera obligatoria a una sesión explorativa e informativa previa de mediación, a la que las partes asistan personalmente, o bien, el establecimiento de la mediación como un requisito previo a la vía judicial.

Se comienza a integrar en México algo similar al organismo español denominado  “Instituciones para la Difusión de la Mediación”, creado por distintos colegios profesionales madrileños para impulsar la mediación, esfuerzo que quizá pronto tomará el liderazgo en nuestro país para lograr materializar la anhelada ley de mediación a nivel federal, que logre detonar su uso generalizado para reducir substancialmente la desbordada litigiosidad que agobia a nuestros tribunales y convierte nuestra justicia en algo tan deficiente.

Los esfuerzos para difundir las ventajas de la mediación sobre cualquier otro medio de solución de controversias me parece que es la clave para que la sociedad tenga un mejor conocimiento de su funcionamiento y, en consecuencia, sea utilizado de manera general. El elemento fundamental para que una mediación fructifique, es el ánimo de las partes de restaurar una situación injusta creando un futuro mejor, pero lo que de ninguna manera puede lograr la institución es satisfacer un deseo de venganza o de revancha, el cual sólo puede ser obtenido legalmente a través de los tribunales.


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Juegos de potencias

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Nadie habría imaginado, en 2014, que la crisis de Ucrania entre Rusia, la Unión Europea (UE) y Estados Unidos evolucionaría hasta ser el Waterloo de Donald John Trump cinco años después. La disputa geopolítica entre Occidente y el Kremlin por ese país eslavo, el más poblado y atractivo mercado para la quebrada alianza europea, transitó del conflicto político-bélico a las sanciones contra Moscú, y hoy detona en un escándalo que amenaza con el juicio político al magnate.

Arrogante, el mandatario estadounidense maniobró ante Kiev para dejar fuera de la elección del 2020 a su rival demócrata, Joe Biden. Su error consistió en olvidar que la Comunidad de Inteligencia (CI) de su país no perdonó sus desaires y decidió divulgar su ilegal injerencia en otro Estado, de la mano de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes.

Un miembro de la CI reveló esa presión político-militar de Trump, quien retuvo 400 millones de dólares en ayuda militar para presionar a Ucrania a investigar –y, eventualmente publicar, cualquier anomalía– los negocios de Hunter, hijo del expresidente Biden en aquel país. A la par, denunció el encubrimiento de la Casa Blanca de ese hecho.

No es que a la clase política estadounidense le quite el sueño la abierta injerencia de la Casa Blanca en la política interna de terceros países, ésa ha sido la histórica actitud de la superpotencia militar mundial para lograr sus intereses. Lo que escaló la crisis es que trascendiera al mundo el rupestre modus operandi del Ejecutivo.

Y ésa fue la ansiada oportunidad de los demócratas para consumar su revancha política contra el republicano. Tras fracasar con su trama del Russiagate (la supuesta intervención rusa en la elección presidencial del 2016), jugaron en la Cámara de representantes hasta iniciar la investigación del juicio político (Impeachment). Sin embargo, será el Senado, con dominio republicano, el que decidirá.

impeachment

Proceda o no el Impeachment, ese debate político en la superpotencia impacta en México y el mundo, pues coincide con dos momentos clave en nuestra relación bilateral. Uno, que presionado por la amenaza de Trump de imponer de aranceles exhorbitantes, el Gobierno Federal nos convirtió de facto en el “tercer país seguro” al trastocar drásticamente su política de apertura a la inmigración de Centroamérica, severos vetos bajo custodia de la Guardia Nacional. Y el otro, es el futuro del T-MEC; que en el mejor pronóstico sería confirmado por los demócratas o, en caso contrario, enrarecería más la relación justo en un año electoral cuando se anticipa la reelección del multimillonario neoyorquino.

Quizás esa certidumbre es la que llevó a Trump a confrontarse con sus aliados europeos en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, un bloque que cada vez muestra más fracturas que coincidencias. Además de las diferencias por las cuotas económicas para mantener ese bloque, escalan sus discrepancias por la estrategia ante Rusia y China.

china y rusia
Fotografía: Globalización.

El asunto no es menor, pues lejos de la rivalidad intracapitalista global, China y Rusia cimientan el Siglo Euroasiático con su estrategia multidimensional. Washington teme el poder, control e influencia que derive del juego geoestratégico de estas potencias. Sabe que la cooperación energético-financiera de ambos colosos definirá el orden económico y la tecnología 5G plasmará el futuro de las telecomunicaciones del siglo XXI. Ése es el trasfondo real de la mal llamada ‘guerra comercial’ de Estados Unidos con China.

Ante ese desafío a su hegemonía en Occidente, resulta incomprensible que Donald Trump se confronte con sus aliados en la Unión Europea, cuando ésta se atomiza. Así quedó de manifiesto con la incapacidad de Boris Johnson para concertar el Brexit con la UE y mantener satisfechos a los conservadores escisionistas británicos.

ue-usa

Esos desencuentros intra-capitalistas impactan en favor de la alianza Beijing-Moscú. En Londres y Bruselas se recibe a los chinos con alfombra roja, en espera de dinamizar su economía con los planes de infraestructura y comercio de la Faja y Nueva Ruta de la Seda. Y en cuanto a Moscú, la deprimida Europa no está para desdeñar sus exportaciones energéticas.

Y aunque el mundo parece optar cada vez más por un nuevo orden multipolar, esa transición se traduce en complejos fenómenos socio-políticos en América Latina. Las ultraderechas se reposicionan, cada vez con estrategias más efectivas y se afianza el poder militar, advierte el científico político de la Universidad de Notre Dame, Aníbal Pérez-Liñán.

Atestiguamos la represión a protestas antigubernamentales de los Ejércitos de Perú, Ecuador, Chile y Bolivia, donde se profundizó la crisis política. Tropas peruanas respaldaron la disolución del Congreso, soldados ecuatorianos atacaron a civiles y sus colegas chilenos dejaron ciegos a tres centenas de manifestantes. Al más puro estilo de la contra-insurgencia del siglo XX, los militares bolivianos reprodujeron la fórmula del golpe de Estado e investidura de poderes civiles afines. Esa reedición del poder militar confirma que los Ejércitos son hoy “el dique que protege a los gobiernos o permite su hundimiento bajo la marea opositora” señala Pérez-Liñán. Pese a este juego de potencias, la acción ciudadana también tiene impacto geopolítico.

Enero 31 fin de una era para Reino Unido

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Un proceso que comenzó en el 2016 culminará finalmente en el 2020, asegura el primer ministro del Reino Unido.

El 23 de junio de 2016 se celebró en el Reino Unido el referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea (UE), evento conocido como Brexit, desde entonces las negociaciones para conseguir el abandono de los ingleses le ha costado el puesto a dos primeros ministros y en 3 ocasiones se le ha otorgado una prórroga al nación actualmente gobernada por Boris Johnson.

Existen dos formas en la que se puede dar la separación de los británicos del bloque Europeo la primera de ellas es en forma ordenada y evitando poner una frontera física entre Irlanda del Norte e Irlanda, la primera de ellas parte del Reino Unido, pero compartiendo territorio con la República Irlandesa, y la otra es de manera abrupta e imponiendo de inmediato aranceles a los productos provenientes del continente europeo.

De acuerdo con analistas si se toma la alternativa de una ruptura ríspida la economía de la isla inglesa se verá más afectada, inflación y paridad cambiaria al alza y disminución de competitividad laboral, por ello las autoridades británicas han buscado concretar un acuerdo que deje satisfecho a ambos bandos.

Teniendo como nueva fecha límite el 31 de enero del 2020 Boris Johnson, aseguró que el acuerdo que se negociará con el bloque comunitario será “como ningún otro”.

“Estaremos fuera de la UE y esto es lo más importante”, afirmó el líder conservador en una entrevista con la cadena británica BBC, como parte de la campaña para las elecciones generales del 12 de diciembre.

Johnson defendió el acuerdo de retirada que negoció con la UE y dijo que espera que el nuevo Parlamento lo apruebe porque permitirá a los británicos recuperar “su dinero, sus fronteras, sus leyes, podrán hacer acuerdos de libre comercio y, lo más importante, el Reino Unido en su conjunto saldrá” de la UE.

El “Brexit” permitirá al Reino Unido hacer cosas “de otra manera, alcanzar acuerdos de libre comercio, estaremos fuera y esa será una gran oportunidad para nuestro país”, puntualizó.

Asimismo, resaltó que el acuerdo que se negociará con la Unión Europea será “como ningún otro” que el bloque haya hecho porque lo hará con un país que “ya está en perfecta armonía con sus arreglos (de regulación)”.

De confirmarse el Brexit sería el final de una era y el inicio de un nuevo reto para la Unión Europea.

Con información de Notimex.