vacunas contra COVID-19

En un lento proceso de vacunación ¿Se podrán vacunar a todos los adultos mayores?

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De acuerdo con las etapas de vacunación presentadas por el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell en diciembre del año pasado, en febrero deberían de empezar las vacunaciones a adultos mayores de 60 años

En nuestro país hay 15.4 millones de personas con 60 años o más, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), esto representa poco más del 12% de la población mexicana en su totalidad. 

En la conferencia matutina en Palacio Nacional del martes, se abordó el tema del proceso de vacunación a este sector de la población, el director del Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (INSABI), Juan Ferrer explicó que la vacuna tiene carácter universal, pero su aplicación está sujeta al consentimiento de las personas. 

El titular del INSABI detalló que son conscientes del número de personas que necesitarán la vacuna en esta etapa y estiman que tres millones de ellas no podrán salir de sus casas. 

De igual forma, indicó que la secretaria se está poniendo en contacto por vía telefónica con los adultos mayores para confirmar sus datos y preguntarles si desean aplicarse las vacunas

Lo llamativo en estas declaraciones es que los institutos de salud están dejando a elección de los adultos mayores la decisión de vacunarse o no, algo que sería muy contraproducente en el intento de inmunizar a la población, de acuerdo con expertos que han hablado del tema.

En una entrevista para CNN en Español, el Dr. Joseph Varón manifestó la importancia que todos reciban la vacuna contra el coronavirus para evitar contraer la enfermedad mucho más violenta.

¨Las implicaciones de no vacunarse son relativamente sencillas: te puede dar el COVID muy severo y te puedes morir¨, explicó el Dr. Para CNN.

¿Podremos vacunar a todos los adultos mayores a tiempo?

En un lento proceso de vacunación ¿Se podrán vacunar a todos los adultos mayores?
Fotografía: Reuters

Otro detalle para tener en cuenta es el número de dosis necesarias para poder vacunar a todo este sector de la población, si tenemos en cuenta que la próxima vacuna disponible en México será la Sputnik V, la cual los pacientes requieren aplicarse dos dosis para inmunizarse con ella

Se necesitarían cerca de 31 millones de dosis para que todos los adultos mayores queden inmunizados, pero por cómo se ha dado el proceso de vacunación en el país no da indicios que esta etapa se vaya a completar a tiempo.

Hace un mes se recibió el primer cargamento de vacunas contra el COVID-19 en México, desde entonces se han vacunado poco más de 650 mil personas, lo que representa el 0,5% de la población del país.

Si tenemos en cuenta que los adultos mayores representan poco más del 12% de la población mexicana, de seguir avanzando de esta forma, llevaría 24 meses, es decir 2 años, vacunar a todos los adultos mayores.

Según el plan presentado en Palacio Nacional en diciembre pasado, esta etapa abarcaría 3 meses, de febrero a abril de este año, pero esta también incluye vacunar a personal médico faltante, lo que implica que serán más las personas que necesiten ser inmunizados. 

El gobierno federal anunció la compra de 24 millones de dosis de la vacuna Sputnik V, un número que no será suficiente para poder vacunar a todo este sector, sumado a que esta todavía no ha sido aprobada por la Cofepris para su uso

Lo que debería de preocuparnos es que mientras avanza el año, se necesitarán muchas más vacunas para poder inmunizar a los distintos sectores de la población establecidos en el plan que gobierno ideó.

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¿Y los estados que no han recibido? Alcaldes buscan comprar vacunas contra COVID-19

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El pasado viernes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador sorprendía a todos al autorizar a los gobiernos locales y a la industria privada la compra de vacunas contra el COVID-19

Esta decisión contradecía su intención inicial de centralizar el proceso de vacunación desde el Gobierno Federal y la del mismo subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. 

En ese sentido, el grupo de gobernadores del Partido Acción Nacional (PAN), mostraron su intención de comprar dosis de las vacunas de Pfizer, AstraZeneca pero al consultar con estos desarrolladores la respuesta fue contundente.

¨No hay suministros disponibles sino a partir de diciembre o en 2022¨, así que las vacunas no podrán ser adquiridas por los gobiernos locales, ni mucho menos por la iniciativa privada.

El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles del PRD remarcó que su gobierno tampoco compraría vacunas contra COVID-19 por esta misma causa, la escasez mundial de las dosis impide su adquisición.

Alcaldes buscan comprar dosis por su cuenta

Bajo un desorden de distribución, alcaldes buscan comprar vacunas contra COVID-19
Fotografía: Getty Images

Los gobiernos estatales no son los únicos quienes pretenden comprar las vacunas, también así lo quieren los alcaldes de algunas demarcaciones del país, un caso es el alcalde de la Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo. 

El alcalde morenista informó que ha sostenido conversaciones con distintas autoridades, laboratorios y empresarios, a fin de adquirir vacunas contra el COVID-19 y ayudar en la distribución en la CDMX.

También así lo buscan hacer los alcaldes de los municipios de Ecatepec y Nezahualcóyotl en el Estado de México. Ambos mandatarios se han reunido para adquirir, en una semana, más de 500 mil dosis de la vacuna Moderna INC.

Distribución inequitativa y falta de vacunas

Bajo un desorden de distribución, alcaldes buscan comprar vacunas contra COVID-19
Fotografía: Getty Images

La escasez de dosis de vacunas a nivel mundial, complica un poco más las cosas en cuanto a la adquisición, distribución de las vacunas y el proceso de vacunación en el país. 

Hasta el momento sólo se han vacunado 645 mil 105 personas en México, de acuerdo con el portal OurworldinData.

Lo anterior representa el 0,5% de la población mexicana, lo que la pone detrás de países como Brasil, Canadá, Estados Unidos, Francia, naciones que han vacunado por encima del 1.5% de su población. 

De acuerdo con el gobierno federal, el cual acordó la compra de 24 millones de dosis de Sputnik V, recibirán en los primeros 15 días de febrero las primeras dosis de estas vacunas, sin especificar cuántas de estas serán. 

coronavirus México y compra
Fotografía: EDGARD GARRIDO / REUTERS

En un comunicado emitido por la Secretaría de Salud, se informó que estas primeras dosis serían para inmunizar a las personas mayores de 60 años, pero tampoco se dan detalles de cuáles serán los estados beneficiados o el proceso de distribución de estas dosis.

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Este ha sido uno de los principales retos del gobierno, ya que la cantidad de vacunas que se han recibido no han servido para distribuirlas de manera equitativa a cada entidad federativa, para así apalear la crisis sanitaria.

Estados como Oaxaca y Chiapas han tenido que esperar mucho más que el resto para recibir las primeras dosis, las autoridades de salud apuntaron que esto se debió a problemas de clima para poder transportar. 

Empresas podrán comprar vacunas en México

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Empresas públicas y privadas podrán comprar vacunas contra la COVID-19 en México, para aplicarlas de manera paralela al plan nacional de vacunación, informó el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia matutina.

“Quiero adelantar que he dado instrucciones al secretario de Salud, al doctor Jorge Alcocer, para que hoy mismo se emita un comunicado estableciendo que cualquier empresa o Gobierno local que quiera adquirir vacunas para aplicarlas en México tiene autorización, solo que deben de anexar a la solicitud el contrato de adquisición de las vacunas, la cantidad y la farmacéutica”, dijo López Obrador.

De esta manera, se podrá tener contacto con alguna de las farmacéuticas que fabrican vacunas contra el virus SARS-CoV-2, siempre y cuando sean las ya autorizadas por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS). Tal es el caso del remedio desarrollado por Pfizer y BioNTech, con el que inició la vacunación nacional o el de AstraZeneca y la Universidad de Oxford. Así mismo, se tomarán en cuenta las vacunas que se autoricen en el futuro.

Quienes deseen hacerlo, deberán enviar al gobierno federal una solicitud con el contrato con la farmacéutica y la información de cuándo llegará la vacuna, las dosis pedidas y dónde se aplicarán. “Esto último para que no haya duplicidades, porque existe un plan nacional de vacunación. Y nosotros vamos a cumplir con el compromiso de vacunar a todos los mexicanos”, expresó López Obrador.

El presidente dijo que empresas privadas podrían donar las vacunas a la beneficencia pública, aunque no existe falta de presupuesto para adquirirlas. En tanto, otros estados pueden organizar su propio plan de vacunación si así lo desean.

Antes de este anuncio, el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, publicó en su cuenta de Twitter las intenciones que tenía de comprar la vacuna rusa Sputnik V por su cuenta. “Tras una reunión virtual con empresarios rusos, el Secretario de Salud, Manuel de la O, anunció que hay un laboratorio de ese país interesado en instalarse en Nuevo León para llevar a cabo la producción de la vacuna contra el COVID-19”, publicó. “Debemos buscar una mayor disponibilidad de dosis para los nuevoleoneses y así darle agilidad a la vacunación”, agregó.

Ante un aumento de contagios y hospitalizaciones a nivel nacional, el reporte oficial más reciente de la pandemia en México, reveló los siguientes números:

  • Casos confirmados: 1 millón 711 mil 283.
  • Casos activos estimados: 115 mil 495.
  • Casos sospechosos: 472 mil 119.
  • Defunciones: 146 mil 174.
  • Defunciones con casos sospechosos: 165 mil 360.
  • Negativos: 2 millones 160 mil 822.

COVID-19 y la controversia sobre el dióxido de cloro

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Las vacunas contra COVID han llegado. Mucha gente no las quiere. No soy antivaxxer, pero no es preciso serlo para preocuparse aquí. Normalmente, desarrollar una vacuna nueva toma una década (a veces más). Estas nuevas vacunas recibieron una autorización de emergencia y se apresuró su producción en unos cuantos meses, con pocas pruebas, para luego autorizar de tajo su distribución mundial. No sabemos cuáles serán los efectos a largo plazo—es una tecnología de ARNm totalmente nueva. Y la evidencia temprana de Israel—donde las inoculaciones avanzan a paso furioso—es preocupante concerniendo su efectividad.

¿Acaso debimos echarnos este clavado con vacunas enteramente nuevas y apresuradas? No si existen alternativas. De acuerdo a las reglas establecidas:

“La autorización para usos de emergencia reconoce que en tiempos de necesidad extrema, la vacuna cumple con ciertos requerimientos para justificar su uso durante la pandemia de COVID-19, incluyendo que no existen alternativas adecuadas, aprobadas, o disponibles.

¿Será que realmente no hay alternativas? Quizá haya una.

En la pujante ciudad industrial de Querétaro, México, famosa por su hermoso centro colonial, el Dr. Manuel Aparicio Alonso, quien dirige un hospital llamado Centro Médico Jurica, afirma que todos y cada uno de los pacientes con COVID por él atendidos, tanto en el hospital como en sus casas, se han recuperado pronto, casi todos en el espacio de tres días. Ninguno ha muerto—ni siquiera los casos más graves—. Su total de pacientes es más de mil. ¿Qué hace? Les da dióxido de cloro (ClO2).

Arde una gran controversia sobre esto—quizá lo haya escuchado—.

De un lado están los ministerios de salud del mundo y la Organización Mundial de Salud, quienes vedan los estudios clínicos para explorar la posible efectividad del dióxido de cloro contra el COVID, y quienes afirman—al unísono—que es peligrosamente tóxico para los humanos y, además, inútil para prevenir o curar el COVID. Dichos asertos los corean a grito de pecho las marcas de medios más grandes. Y los repiten muchos doctores. A su manera de ver, los defensores del dióxido de cloro son todos unos charlatanes. Los llaman locos. Los llaman peligrosos.

Del otro lado están miles de doctores médicos (sí, con título) de toda la civilización hispana, que estrechan lazos con doctores en otros lados, y que se han organizado como Coalición Mundial Salud y Vida (COMUSAV). El antes mencionado Dr. Manuel Aparicio Alonso es el vicepresidente de COMUSAV México y director médico de la COMUSAV a nivel mundial. Estos doctores afirman que han administrado colectivamente el dióxido de cloro a miles de pacientes con COVID. A su manera de ver, los burócratas de salud son dogmatistas ciegos. Los llaman mal informados. Los llaman corruptos.

Ésta es una controversia médica legítima, con médicos de ambos lados. ¿Quién tiene la razón?

Las condenas oficiales y mediáticas contra el dióxido de cloro inicialmente me hicieron pensar que era peligroso y además inefectivo contra el COVID, pero al enterarme de los médicos de la COMUSAV me surgieron dudas, pues me resultaba difícil impugnar sus motivos. ¿Por qué habrían miles de doctores de suplicar a las autoridades—como han hecho—que permitan a los pacientes terminales de COVID ensayar dióxido de cloro como terapia compasiva de última instancia—a menos que les interese salvar vidas y además crean que el dióxido de cloro es efectivo?

Dr. Manuel Aparicio Alonso
Dr. Manuel Aparicio Alonso, vicepresidente de COMUSAV México y director médico de la COMUSAV a nivel mundial.

Pero si USTED no es doctor (yo tampoco), quizá le parezca atractivo decir: “Bueno, pero la OMS y otros ministerios de salud hablan por el Estado, y eso resuelve la cuestión.” El problema, sin embargo, es éste: las autoridades médicas con apoyo del Estado han sabido equivocarse en el pasado—y en escala pandémica—. No quisieron escuchar, por ejemplo, al Dr. Ignaz Semmelweis, por mucho el mejor médico de todos los tiempos (si medimos el éxito médico en números brutos de vidas salvadas).

Semmelweis enseñó la importancia de la higiene. Para los europeos, cuyas calles medievales habían sido caños a cielo abierto, la importancia de la higiene no estaba clara todavía en el siglo XIX. Los doctores terminaban sus autopsias y se iban directo a asistir partos sin primero limpiarse. Semmelweis demostró que lavarse las manos con una solución clorada de cal hacía que las asombrosas tasas de mortalidad en las clínicas se desplomaran. Pero su victoria científica tendría que ser póstuma porque las autoridades médicas de su día, indignadas de ira de verse culpadas por tantas muertes, lo internaron a la fuerza en un psiquiátrico donde pronto fue apaleado a muerte (por los guardias). Era el año 1865.

¿Cuál es la lección?

La última vez que nos trataron de vender los poderes sanadores de la desinfección clorada, las necias autoridades médicas se rehusaron a contemplar la evidencia o intentar el experimento sencillo e inofensivo de desinfectar sus manos. Murieron océanos de personas. Esta vez, tenemos no uno sino miles de doctores luchando contra el sistema burocrático de salud para otra vez ofrecernos la desinfección clorada. Entonces, ¿qué? ¿Damos por descontado que la COMUSAV tiene razón? No, esa no es la lección. La lección es que, en vez de confiar ciegamente en la autoridad burocrática, debemos pensar críticamente, tomarnos en serio a la COMUSAV, e investigar sus afirmaciones.

Como la mayoría de la gente, yo no sabía nada sobre el dióxido de cloro. Pero sí sé leer. Entonces, para tratar de decidir esta cuestión por mí mismo, comencé con una investigación básica de biblioteca, tan fácil de hacer ahora gracias a las bases de datos científicas en línea. Me interesaba saber si existían publicaciones científicas sobre las siguientes tres cuestiones:

1.el potencial tóxico para los humanos del dióxido de cloro;

2. la efectividad en potencia del dióxido de cloro como asesino de virus, y más específicamente, como asesino de coronavirus; y más especialmente,

3. si el dióxido de cloro, ingerido en solución acuosa, puede matar al coronavirus SARS-CoV-2 que causa el COVID-19.

En menos de 20 minutos encontré una bonanza de publicaciones sobre las primeras dos, la mayoría aparecidos en los últimos 20 años, y algunos tan atrás como los años 1980. La tercera pregunta no ha recibido respuesta todavía en la literatura científica.

Aquí enseguida lo que encontré.

Dióxido de cloro—¿blanqueador industrial o purificador de agua?—

Consideremos primero la forma como el dióxido de cloro es discutido oficialmente. En Estados Unidos:

“La FDA [Food and Drug Administration] ha previamente advertido a los consumidores de no comprar o beber productos de dióxido de cloro que se venden en línea como tratamientos médicos, pues la agencia no conoce evidencia científica alguna para apoyar que sean seguros o efectivos y representan riesgos significativos para la salud de los pacientes. La FDA actúa así para proteger a los estadounidenses en respuesta a la pandemia global de COVID-19.

… Las páginas web que venden productos de dióxido de cloro típicamente describen el producto como un líquido que es 28% clorito de sodio en agua destilada. Las instrucciones del producto instruyen a los consumidores a mezclar la solución de clorito de sodio con ácido cítrico—como puede ser jugo de limón—u otro ácido—como ácido clorhídrico—antes de beber. En muchos casos, el clorito de sodio se vende como parte de un paquete que incluye un ‘activador’ de ácido cítrico. Cuando se añade el ácido, la mezcla se convierte en dióxido de cloro, un agente blanqueador poderoso que ha causado efectos secundarios serios y potencialmente letales.

Lo anterior es un tanto extraño. Primero, el dióxido de cloro es “un agente blanqueador poderoso” sólo cuando se usa en concentraciones elevadas. Segundo, contrario a lo que sugiere la FDA, ni la COMUSAV ni otros que promueven el dióxido de cloro como tratamiento para el COVID han recomendado que la gente lo beba directamente. Lo que recomiendan es dióxido de cloro en baja concentración, diluido en agua.

dioxido de cloro, pandemia
Imagen: Update Mexico.

Por lo mismo es relevante—aunque la FDA no lo mencione—que todos los días, durante décadas, grandes hordas de gente han estado tomando solución de dióxido de cloro en baja concentración sin padecer efectos adversos.

Pero no hace falta que me crea a mí. Un documento oficial de 2004, de la EPA (Environmental Protection Agency) de EE.UU. explica que:

“El dióxido de cloro se añade al agua para consumo humano para proteger a la gente de bacterias dañinas y de otros microorganismos. La mayoría de la gente se expone al dióxido de cloro, y a su derivado desinfectante, los iones de clorito, cuando beben agua que ha sido tratada con dióxido de cloro.” (Taylor, Wohlers, & Amata 2004)

Desde que el cloro (Cl) fue primeramente usado para purificar agua al amanecer del siglo XX (una gran revolución en la salud moderna), el dióxido de cloro (ClO2) ha ido reemplazando al cloro como el purificador favorito para el agua potable municipal.

El dióxido de cloro fue primero usado en la planta de tratamiento de Niagara Falls en 1944. “Para 1977 había 107 instalaciones en EE.UU. y 10 en Canadá que habían usado o estaban usando el material.” Y para 1990 “varias miles de instalaciones” en Europa habían usado o lo estaban usando. ¿Por qué ha crecido la preferencia por el dióxido de cloro? Porque su potencia como asesino de microbios “es por lo menos igual, si no es que superior, a la del cloro, y es claramente superior a la de la cloramina”—y además parece ser más seguro—. De hecho, documentar efectos adversos con el dióxido de cloro en mamíferos requiere “concentraciones relativamente altas.”

“La experiencia humana con el dióxido de cloro [en dosis bajas] tanto en estudios prospectivos controlados como en su uso actual en el suministro de agua para las comunidades hasta la fecha no ha podido revelar efectos adversos en la salud.” (Smith & Willhite 1990).

¿Acaso habremos de considerar a esta sustancia que es—a todas luces—inofensiva y que asegura la potabilidad de nuestro consumo de agua como un veneno? , porque “Todo es veneno,” dijo Paracelso, padre de la toxicología, “y nada está libre de veneno; es la dosis, y nada más, lo que establece que una cosa sea o no veneno.” Dicho de otro modo, todo es simultáneamente veneno y no veneno. Pero, ¿cuál es la dosis que hace de algo veneno? Eso depende del organismo. La misma dosis pequeña de dióxido de cloro en solución acuosa es inofensiva para los mamíferos grandes y letal para los patógenos pequeños.

Dado que el coronavirus SARS-CoV-2—causante del COVID-19—es un patógeno pequeño, la siguiente pregunta exige respuesta: ¿Por qué hablan los ministerios de salud y las grandes marcas de medios como si tratar el COVID con dióxido de cloro requiere ingerir una dosis gigante y tóxica para los humanos?

Ya vimos arriba a la FDA. Veamos ahora un caso (perfectamente representativo) de los grandes medios: un artículo de la revista Forbes publicado en agosto 2020. El artículo contiene, para mayor facilidad de comprensión del mensaje principal, una “cita crítica,” explícitamente etiquetada como tal:

“ ‘Los productos de dióxido de cloro no han demostrado ser seguros y efectivos para uso alguno, incluyendo para el tratamiento del COVID-19,’ dijo el Departamento de Salud Pública de Georgia, añadiendo que ‘el dióxido de cloro son [sic] los ingredientes activos en los desinfectantes y tienen usos industriales adicionales. No es para que la gente lo beba.’ ”

¿El dióxido de cloro es totalmente inútil pero un buen desinfectante? Contradicción patente. ¿Y el dióxido de cloro tiene “usos industriales”? Pues sí que los tiene. ¿Pero qué relevancia tiene eso? Si me preguntan cómo me hice de cenar, y contesto que tomé un arma letal para esparcir crema de maní sobre un pedazo de pan, estoy desvariando, aunque un cuchillo de cocina sin duda sí puede ser un arma letal, tal y como el dióxido de cloro también puede tener “usos industriales.” Lo importante aquí es que el dióxido de cloro es un purificador común de agua. ¿Por qué no se menciona eso? ¿Será que, si sí lo mencionan, los lectores verán que el dióxido de cloro (en dosis pequeñas) es “para que la gente lo beba”?

Se vale la pregunta: ¿Será que Forbes está emocionalmente comprometido con ahuyentarnos del dióxido de cloro? Ahí está el título del artículo: “Algunos Estadounidenses Trágicamente Siguen Tomando Blanqueador como ‘Cura’ para el Coronavirus.” Otra vez: blanqueador. Nos quieren hacer entender, por lo visto, que la gente traga desinfectantes de aseo doméstico, para lo cual es perfecta la imagen única del artículo: un popurrí de botellas que sugieren productos para limpiar baños, etc. Pero si por algún milagro llegáramos al final del artículo sin haber imaginado a un lunático devorando su Lysol, Forbes nos ayuda poniendo liga a otro artículo con el siguiente encabezado: “El fabricante de Dettol y Lysol Alerta contra Beber e Inyectar Desinfectante, en Respuesta a una Sugerencia de Trump.”

solucion dioxido de cloro
Imagen: El Comercio de Perú.

No puede uno andarse con demasiado cuidado, así que pido indulgencia. Que conste: Los doctores de la COMUSAV jamás han recomendado que persona alguna se trague o se inyecte los desinfectantes de aseo doméstico (tampoco lo hizo Trump). Lo que recomienda la COMUSAV es dióxido de cloro en dosis muy pequeñas, diluido en agua. O sea que no es tan distinto de lo que la gente ya viene haciendo, sin daño alguno, cuando beben el agua purificada en sus municipios, excepto que la COMUSAV sí está recomendando dosis mayores a las que se usan en la purificación de agua municipal.

Entonces, las nuevas preguntas son:

1.¿Acaso las dosis recomendadas por COMUSAV son dañinas para los humanos?; y

2. ¿Acaso pueden dichas dosis matar al coronavirus SARS-CoV-2?

¿Qué dice la literatura científica?

Los grandes medios publican artículos citando de forma rutinaria a los ministerios de salud, según quienes no hay evidencia científica que avale al dióxido de cloro como seguro o efectivo para combatir el COVID. Pero la literatura científica parece decir otra cosa.

Un artículo reciente publicado en la prestigiada revista científica Frontiers in Microbiology, del Dr. Govindaraj Dev Kumar y colegas (2020), disponible en PubMed Central (una base de datos del National Institutes of Health), hace una revisión de las substancias que podrían matar al nuevo coronavirus. Entre ellas, figura prominentemente el dióxido de cloro, sobre el cual dice: “El dióxido de cloro (ClO2) … es un desinfectante efectivo tanto en estado gaseoso como líquido, y eso lo convierte en un agente biocida versátil.” En concentraciones bajas, mata a los virus SARS: “Para conseguir la inactivación completa del virus [SARS COV-1] en aguas residuales, ClO2 [dióxido de cloro] a 20 ppm requiere 5 min de contacto.” También es efectivo como gas, y “puede igualmente usarse con seguridad en concentraciones bajas en el entorno de los animales y la gente para controlar virus en el aire.”

Encontré muchos otros artículos científicos que testimonian el carácter inofensivo del dióxido de cloro en concentraciones bajas, su efectividad contra los virus de influenza, y los mecanismos conocidos mediante los cuales produce su efecto oxidativo que lo vuelve tan buen desinfectante. Sobre ninguno de estos puntos parece haber una controversia importante en la literatura científica.

Pero más extensa todavía que la mía es la revisión de literatura que hizo la Dra. Karina Acevedo Whitehouse, presentada en un seminario organizado por la Universidad Católica de Murcia (España). Reproduzco aquí sus diapositivas con los artículos relevantes:

Referencias Karina Acevedo Whitehouse
Referencias Karina Acevedo Whitehouse
Karina Acevedo Whitehouse

La postura de Acevedo Whitehouse me parece responsable, escéptica, y empírica—lo que debe hacer un científico cuidadoso—. Ella lamenta igualmente que algunos defensores del dióxido de cloro afirmen que cura todo “desde cáncer hasta calvicie” y que los detractores no quieran considerar siquiera su posible utilidad en la lucha contra el COVID. Sobre la segunda cuestión se muestra cautelosamente optimista aunque todavía agnóstica. Pero sobre su toxicidad para los seres humanos, dice, la literatura científica es clara:

“Una revisión de la literatura [científica] demuestra que mientras las dosis [de dióxido de cloro] utilizadas [para tratar COVID], ya sea por la vía oral, o por vía endovenosa en algunos casos, están por debajo de los niveles ya establecidos de toxicidad, los efectos negativos sobre los organismos, incluyendo el humano, son de leves a nulos.”

Dra. Karina Acevedo-Whitehouse
Dra. Karina Acevedo Whitehouse (Fotografía: Diario de Querétaro).

La COMUSAV está recomendando un protocolo desarrollado por el Dr. Andreas Kalcker, a quien los medios han denostado salvajemente con ataques ad hominem, y quien ha estado estudiando el dióxido de cloro durante años. En el protocolo de Kalcker una persona debe beber, para efectos preventivos, dosis de 1.5 mg o 3 mg de dióxido de cloro por litro de agua. Comparando, consideremos que Judith R. Lubbers, uno de los científicos en la lista de Acevedo Whitehouse, administró a sus participantes humanos, en uno de sus estudios, una solución con 5 mg de dióxido de cloro por litro de agua, cada día por 12 semanas, sin observar efectos adversos.[1]

Los estudios de Lubbers han sido considerados como el estándar de oro para establecer la toxicidad del dióxido de cloro en un reporte publicado—nada más y nada menos—por la OMS. Dicho reporte, de 2002, dice lo siguiente:

“En una serie de estudios extensivos con voluntarios humanos sobre los desinfectantes de agua, grupos de 10 varones recibieron dióxido de cloro en solución acuosa en distintos protocolos… (Lubbers et al., 1982, 1984; Lubbers & Bianchine, 1984). Las observaciones incluyeron examinación física (presión arterial, ritmo respiratorio, pulso, temperatura oral, y electrocardiografía), bioquímica extensiva de la sangre, hematología, análisis de orina, y el registro subjetivo del gusto. No se registraron efectos adversos para ninguno de los parámetros medidos.” (Dobson & Cay, 2002)

Acevedo Whitehouse ha encontrado en la literatura científica sólo 4 casos reportados de toxicidad por ingesta de dióxido de cloro o su precursor, clorito de sodio acidificado, “y uno de esos casos fue por un intento de suicidio; una persona que tomó cantidades tremendamente altas, muy por encima de los niveles de toxicidad.” Pero “en todos esos caso, incluyendo éste, hubo una recuperación absoluta sin secuelas” (énfasis mío). Los efectos negativos del dióxido de cloro en bajas concentraciones, cuando ocurren, dice, pueden siempre ser revertidos.

Acevedo Whitehouse está menos segura sobre si el dióxido de cloro puede eliminar virus dentro de nuestros cuerpos cuando se ingiere en solución acuosa. Precisamos de estudios clínicos cuidadosos. Regresaré a este punto más abajo. Pero quedémonos un poco más sobre la cuestión de la toxicidad y cómo se le comunica al público.

¿Qué dicen los grandes hospitales?

El hospital Ángeles Lomas, un hospital privado de alta calidad en la Ciudad de México, lo dirige mi amigo el Dr. Werner Damm. Le mencioné que estaba investigando este tema y me comentó que el hospital ha venido tratando pacientes que llegan con quemaduras en el tracto digestivo superior luego de ingerir dióxido de cloro. Me dijo que, de acuerdo a los expertos, el dióxido de cloro no tiene efecto alguno sobre el SARS-CoV-2. También me compartió una hoja informativa sobre dióxido de cloro que ha circulado mucho y que el hospital publicó en su revista Enlace Médico (diciembre 2020).

Esta hoja informativa afirma que el dióxido de cloro es un gran oxidante y, como tal, es un buen desinfectante, purificador de agua, agente limpiador, y blanqueador. Pero, como tratamiento para el COVID, “su uso no ha demostrado beneficio alguno cuando es aplicado en la garganta o ingerido.” En cuanto a su toxicidad, la hoja explica que causa “la muerte celular en los sitios donde se tenga contacto.” Cuando mata muchas células, hay “erosión del epitelio y entonces, luego de ingerirlo se presentan vómito, náusea, dolor abdominal, diarrea e incluso hemorragia del tubo digestivo.” La proporción de dióxido de cloro que se absorbe luego impide que la sangre traiga oxígeno a los tejidos, y destruye los glóbulos rojos. “Otros efectos incluyen lesión renal, alteración en la producción de hormonas tiroideas, lesión miocárdica (que puede derivar en arritmias letales) y efectos neurológicos como crisis convulsivas.”

Leyendo eso, se me pusieron los pelos de punta. Pero mirando más de cerca noté que esto parecía tratarse de consumir dióxido de cloro en directo, en su forma pura, sin diluir, pues la hoja afirma que “la FDA lo aprueba como potabilizador, pero no para su consumo directo” (énfasis mío). Y concluye con lo siguiente: “El dióxido de cloro elimina el virus igual que lo haría el ácido muriático, pero eso no significa que podamos ingerir alguno de los dos sin dañar nuestro propio organismo.”

Nuevamente cuestioné la relevancia. Los muchos miles de personas que están consumiendo dióxido de cloro como tratamiento para el COVID bajo supervisión de COMUSAV no se lo toman en directo. El tratamiento recomendado por la COMUSAV en absoluto es como tragar ácido muriático. Se trata de diluir cantidades muy pequeñas de dióxido de cloro en agua. ¿Entonces?

Para tratar de aclarar esto, le marqué al Dr. Guillermo Pérez Tuñón, jefe del Centro de Toxicología de Ángeles Lomas, y el autor de la hoja informativa sobre dióxido de cloro. Amablemente, me brindó una hora de su tiempo. Le pregunté específicamente si la hoja estaba considerando dióxido de cloro consumido en solución acuosa. Me contestó que sí—no me esperaba eso—.

Pero siendo que mucha gente con regularidad consume dióxido de cloro—sin daño alguno—en el agua purificada que beben, ¿por qué no había especificado él las concentraciones de dióxido de cloro que precisan las lesiones de su listado? “Porque es una concentración muy variable en la que se han presentado [en el hospital] los diferentes pacientes,” me dijo. “Son concentraciones que se han realizado más de manera doméstica.”

“Pero,” insistí, “¿qué tal que se la volteo? ¿Abajo de qué concentración se vuelve inofensivo el dióxido de cloro.” Me contestó: “Ese dato no está disponible. No lo tenemos disponible. … No hay un artículo científico que mencione que hay una concentración segura para consumir por vía oral dióxido de cloro.”

Eso me pareció inconsistente con toda la literatura que había examinado y, más puntualmente, con la hoja informativa del propio Pérez Tuñón, donde se afirma, invocando la autoridad de la FDA, que el dióxido de cloro es seguro, en bajas concentraciones, para purificar agua municipal para consumo humano. Y de hecho es seguro consumirlo en concentraciones bastante más altas, según los estudios de Judith Lubbers, aquellos que la propia OMS ha considerado como el estándar de oro para establecer la toxicidad del dióxido de cloro (ver arriba).

meme dioxido de cloro

Siendo así, le pregunté al Dr. Pérez Tuñón sobre los estudios de Lubbers. No los conocía. Cuando le leí todo lo que Lubbers había examinado, en términos de efectos adversos en potencia, sin encontrar uno solo, él notó que faltaba algo en aquella lista. Me dijo:

“Bueno, habría que analizar bien el estudio. Realmente, en ninguno de estos parámetros [mencionados] yo veo identificada una muestra tisular de mucosa gástrica, que es el principal sitio de contacto primario donde se registra la lesión inicial por dióxido de cloro, por oxidación. … No, mucosa gastrointestinal, podríamos decir, mucosa desde el nivel de la cavidad oral, del esófago, del estómago. Porque la mayor parte de los casos reportados en los pacientes que hemos tenido y que se han reportado en la literatura [por problemas luego de tratarse su COVID con dióxido de cloro] hacen más referencia al estómago—lesiones gástricas, como tal—.”

En efecto, Lubbers nunca menciona posibles lesiones gástricas. Pregunté entonces sobre esto al Dr. Manuel Aparicio Alonso, director médico de COMUSAV a nivel mundial.

No hay razón alguna, me dijo, para que Lubbers se preocupara por lesiones gástricas, porque cuando el dióxido de cloro se prepara correctamente, como sin duda se hizo en aquel estudio, tiene un pH neutro, es decir, ni ácido ni alcalino, y no daña la mucosa. “Por eso nosotros [en COMUSAV] hacemos mucho hincapié en que el inicio de un tratamiento con dióxido de cloro es tener un buen producto…—lo ideal es que un químico lo produzca.” La COMUSAV acerca a la gente a un proveedor que ellos avalan, entrenado por el químico del propio COMUSAV, cuyo producto los doctores de la COMUSAV están empleando ellos mismos.

¿Pero entonces por qué llegan a los hospitales pacientes con lesiones gástricas?

Esto sucede, dice el Dr. Aparicio Alonso, porque mucha gente se está automedicando con dióxido de cloro. Dichos pacientes están usando ya sea un producto fraudulento, ya sea uno elaborado de forma subóptima.

El doctor dedica mucho tiempo—como expresó en un seminario de la Universidad Católica de Murcia—examinando fotos de productos que le envía la gente, para decirles si tienen el correcto y cómo usarlo, o para decirles dónde adquirir dióxido de cloro bien hecho. Aun cuando tienen el producto correcto, quien se automedica a veces toma una dosis demasiado fuerte, o la toma demasiado rápido.

O también hay gente con intolerancia gástrica, “pero como tienen intolerancia gástrica a tomarse una aspirina, a tomarse un café, o a comer irritantes.” Su incomodidad con el dióxido de cloro, dice Aparicio Alonso, no es específica a la sustancia, sino al paciente. Entonces al recetar cualquier medicina, él primero pregunta si hay intolerancia o sensibilidad gástrica, y si la hay, primero:

“Yo les receto un protector de la mucosa gástrica, y si tienen una hernia hiatal les receto un procinético, que es algo que aumenta el vaciamiento gástrico, porque cualquier medicamento les va a exacerbar los síntomas. Lo mismo con el dióxido de cloro.”

Aquellos pacientes con sensibilidad que toman dióxido de cloro (o alguna otra medicina), me dijo, deben ser cuidadosos con sus dietas. Para alguien como yo (tengo hernia hiatal), al tomarlo como profiláctico, me recetaría primero una dosis baja, subiéndola gradualmente conforme mi cuerpo haga resistencia. Y recomendaría en contra de consumir alimentos acidificantes como son los lácteos, azúcares, pan, y pasta (además de lo obvio: café, alcohol, vinagre, etc.). Si un paciente muy sensible ya tiene COVID y necesita un tratamiento de emergencia con dióxido de cloro, dijo, se lo administra con un enema. En pacientes ya muy críticos, se hace endovenoso.

Por ésta y otras razones, la COMUSAV aconseja a la gente que no se automedique con dióxido de cloro. Sin embargo, me dice Aparicio Alonso, los problemas gástricos que surgen con el uso subóptimo de solución de dióxido de cloro, en las concentraciones bajas que la mayoría está usando, no supone un peligro letal.

Luego de esto, regresé con el Dr. Pérez Tuñón. Quería estar totalmente claro sobre lo siguiente: ¿Acaso él esperaba ver lesiones serias—como las que había listado en su hoja informativa—si la gente consumía dióxido de cloro de acuerdo a las recomendaciones de la COMUSAV, mismas que siguen el protocolo de Andreas Kalcker?

Proyecté el protocolo de Kalcker en la pantalla para que Pérez Tuñón pudiese ver la concentración exacta de dióxido de cloro en solución acuosa que Kalcker recomienda. El doctor estuvo de acuerdo que, con este protocolo, sólo pacientes con sensibilidad gástrica tendrían problemas. Sin embargo, me expresó su escepticismo de que, tomando dióxido de cloro oralmente en dichas concentraciones, pueda haber todavía una cantidad suficiente, luego de pasar por el hígado, para que pueda matar virus en el cuerpo.

En lo que concierne a la hoja informativa del Ángeles Lomas, añadió, no fue elaborada para informar sobre lo que sucede con el protocolo específico de Kalcker porque la gente se automedica de distintas formas, así que se preparó la hoja para advertir sobre el rango total de problemas que pueden verse cuando la gente consume cantidades peligrosas de dióxido de cloro.

Dr. Andreas Kalcker
Dr. Andreas Kalcker (Fotografía: Revista Ideele).

La COMUSAV no recomienda el MMS

Un producto de dióxido de cloro muy popular es el Miracle Mineral Solution, o MMS. El Dr. Pedro Chávez Zavala, presidente de COMUSAV México, me explicó que el MMS adquirió una mala reputación cuando gente en España comenzó a automedicarse con él y tuvo problemas. Las autoridades españolas prohibieron la sustancia sobre la base de reportes informales y no hicieron una investigación. Luego de eso hubo un tropel mediático en contra del MMS en España y otros países.

¿Es peligroso el MMS?

Según la COMUSAV, este producto sí puede llegar a producir efectos secundarios que, sin embargo, “no son severos.” Aun así, la COMUSAV prefiere que la gente no lo consuma. Lo que recomiendan es la solución de Andreas Kalcker, conocida como CDS (Chlorine Dioxide Solution), misma que se esmeran en diferenciar del MMS. Como dicen:

“Mucho se ha dicho en los medios de comunicación sobre el riesgo de consumo de MMS y muy a menudo se confunde con el CDS. Es importante aclarar que el MMS es una solución preparada mezclando unas pocas gotas de cada uno de los dos reactivos: clorito de sodio, por un lado, y un ácido que puede ser cítrico o clorhídrico, por otro.”

La reacción produce dióxido de cloro.

“Esta mezcla se añade a un litro de agua, se coloca en una botella, se sella y se consume por vía oral durante todo el día. El problema de esta mezcla es que ninguno de los reactivos es químicamente puro y al ingerir esta mezcla de estos dos reactivos, también se ingieren las impurezas de estos. Estas impurezas o subproductos químicos pueden generar molestias como diarrea, vómitos y otros efectos secundarios que, aunque no son graves, sí son irritantes, sobre todo cuando se bebe una dosis elevada de estos productos debido a la escasa información que existe en el público en general, lo que, debido a la emergencia sanitaria al tratar de prevenir o tratar el COVID-19, lleva a no buscar consejo o consulta médica y a consumir productos que no han sido preparados bajo la supervisión de profesionales capacitados para su fabricación.” (p. 7)

Por contraste con el MMS, dice la COMUSAV, el CDS es muy puro, y “no contiene absolutamente ningún clorito de sodio, ni ningún ácido.”

La posición de la COMUSAV sobre el MMS es más difícil de comunicar que la distinción binaria: ‘el MMS es malo; el CDS es bueno.’ Por un lado, la COMUSAV no quiere a la gente bebiendo MMS porque produce algunos efectos adversos; por otro lado, rechazan la demonización del MMS como inefectivo contra el COVID y, además, como una amenaza para la vida.

¿Pero, realmente funciona el dióxido de cloro contra el COVID?

Que el dióxido de cloro sea bueno matando virus en el aire, en las superficies, y en las muestras tisulares en laboratorio, y que sea seguro beberlo en concentraciones bajas disuelto en agua, no quiere decir, como apunta la Dra. Acevedo Whitehouse, que la solución de dióxido de cloro tomada tendrá éxito matando coronavirus ya en el cuerpo. Eso es lo que llaman el ‘efecto antiviral en vivo.’ Un artículo defendiendo la hipótesis de que el dióxido de cloro debiera tener dicho efecto fue publicado en el Journal of Molecular and Genetic Medicine.

El primer paso para testear una hipótesis como ésta normalmente es demostrar que una sustancia tiene efectos antivirales en modelos animales. Siendo así, un grupo de científicos, entre quienes la Dra. Acevedo Whitehouse, han ensayado la efectividad de la solución de dióxido de cloro para matar coronavirus en embriones vivos de gallina. Su estudio, posteado a Bioarchiv, “demuestra que el ClO2 [dióxido de cloro] puede ser una opción viable para controlar los coronavirus aviarios, y nos presenta con la posibilidad de que pudieran observarse efectos similares con otros organismos.” Si se confirman estos resultados, se justifica proceder con el test más importante: estudios clínicos con humanos.

A los doctores de la COMUSAV dichos estudios no les hacen falta. Ya están completamente convencidos de que el dióxido de cloro es asombrosamente eficaz contra el COVID. Lo han visto funcionar en humanos, dicen, miles de veces. Pero para convencer a muchos de sus colegas se necesitan estudios doble ciego con humanos. Así las cosas, la COMUSAV ha suplicado a las autoridades en todos lados—las mismas que aprobaron vacunas desarrolladas en tiempo récord con una tecnología totalmente nueva—que aprueben protocolos para dichos estudios clínicos. Hasta la fecha, sin éxito.

La razón, me dice el Dr. Eduardo Insignares, es que las advertencias oficiales de peligro de las burocracias de salud han atado las manos de los comités de ética que deben aprobar los estudios. La excepción es Bolivia, donde el Dr. Insignares ha completado un estudio clínico cuya publicación está pendiente.

Los estudios clínicos, empero, no son la única manera de hacer ciencia. También tenemos estudios epidemiológicos: investigaciones estadísticas sobre las correlaciones de ciertas variables o tratamientos con las consecuencias de salud en poblaciones grandes. El Dr. Manuel Aparicio Alonso me dice que tiene 50,000 pacientes tomando dióxido de cloro en dosis preventivas. Además, varios miles de pacientes infectados con COVID han sido tratados por los doctores de la COMUSAV con dióxido de cloro (alrededor de mil tan sólo por Aparicio Alonso). La COMUSAV está creando un registro cuidadoso de los resultados. Estos datos, dicen, demuestran que el dióxido de cloro funciona, y están preparando dichos datos para publicación en las revistas científicas.

La experiencia boliviana

Bolivia constituye una gran intervención de campo, a nivel nacional. Se reportó en julio que los legisladores bolivianos, aconsejados e influenciados por la COMUSAV, habían aprobado una ley para volver accesible el dióxido de cloro a la población—sobre las objeciones del ministerio boliviano de salud—. Hecho lo cual, se volvió general el tratamiento de dióxido de cloro en todo el país.

Bolivia es un país pobre (su ingreso per cápita es apenas superior a un tercio del mexicano) y no dispone de una infraestructura médica de primer orden. Por lo cual, es relevante que, luego de aprobarse la ley de dióxido de cloro, los casos de COVID en Bolivia se desplomaron rápidamente mientras que en el resto del mundo—incluyendo los países ricos de Occidente—surgieron de nuevo los casos en los últimos meses de 2020.

¿Es un dato concluyente? No. Hace falta más información. Los datos bolivianos pudieran reflejar una coincidencia. Quizá alguna otra peculiaridad boliviana haya intervenido al mismo tiempo para producir esa curva. O pudiera ser un efecto placebo. Empero, es notable que ningún otro país en el continente americano hizo bajar sus casos de COVID a esta velocidad. Y los datos bolivianos vienen del ministerio boliviano de salud, mismo que durante este periodo se oponía a la ley de dióxido de cloro, o sea que un sesgo a favor de este resultado no ensucia los datos.

El reportaje de los grandes medios sobre Bolivia es difícil de explicar. Ahí está por ejemplo (caso perfectamente representativo) de Business Insider.

Luego de las elecciones, que hicieron subir al poder a un nuevo gobierno, con un nuevo ministro de salud que recomienda el dióxido de cloro, Business Insider publicó el 1 de diciembre el siguiente encabezado: “El nuevo gobierno de Bolivia alienta a la gente a consumir blanqueador tóxico como cura para el COVID-19.” Blanqueador tóxico. Otra vez esto.

En ninguna parte del artículo se menciona que el dióxido de cloro se usa de forma rutinaria y segura para purificar agua municipal. Tampoco menciona que los casos de COVID se desplomaron en Bolivia luego de comenzar el uso extendido de dióxido de cloro. Son omisiones muy extrañas. Especialmente considerando que, cuando Business Insider publicó aquel artículo, los datos de COVID en Bolivia se veían así (fuente: worldometers):

Gráfica Business Insider

¿Y qué puede decirnos Business Insider sobre los efectos supuestamente devastadores de este “blanqueador tóxico”? Nada. ¿Por qué? ¿Acaso no hay nada que reportar? Lo único que mencionan es un artículo que publicaron ellos mismos en el lejano septiembre, donde reportaban tan sólo una presunta muerte boliviana por ingestión de este “blanqueador tóxico.” Un país entero; una presunta muerte.

Pero seamos justos: el artículo de septiembre sí decía que Business Insider había visto una “nota urgente” que “habían compartido doctores bolivianos encarados con un surgimiento de pacientes que dañaron sus cuerpos” con dióxido de cloro. Y eso suena a cosa seria. Pero a diferencia de los líderes de la COMUSAV, quienes, si bien se arriesgan a la sanción (o peor) de las autoridades, se identifican por nombre y están públicamente disponibles para entrevistas, los doctores bolivianos que supuestamente hablaron con Business Insider “pidieron se respetara su anonimidad.” Lo cual es raro porque, en aquel momento, su posición en contra del dióxido de cloro era apoyada por el ministerio de salud boliviano. ¿De qué se preocupaban? En todo caso, ni yo ni nadie puede contrainterrogar a estos presuntos doctores sobre el presunto “surgimiento” de cuerpos dañados.

Es cierto, empero, como sin duda señalarán los detractores del dióxido de cloro, que los casos COVID en Bolivia se levantaron en diciembre a los niveles del verano, y más alto aún. Y eso no pinta bien para el dióxido de cloro. Le pregunté al Dr. Pedro Chávez Zavala sobre esto, pues está en contacto íntimo con las autoridades bolivianas. Según él, los bolivianos se confiaron porque, viendo la situación mejorar tanto, imaginaron que la crisis se había superado y dejaron de tomar dióxido de cloro justo cuando empezaron a congregarse para las fiestas decembrinas—de ahí el surgimiento de casos—.

Sin embargo, es importante señalar, me dice el Dr. Aparicio Alonso, que los pacientes con síntomas serios de COVID continuaron recibiendo tratamiento de dióxido de cloro, y esto, en su opinión, es lo que explica que los fallecimientos por COVID se hayan mantenido bajos. En las dos gráficas que siguen (fuente: worldometers) puede apreciarse que, si bien los casos de contagio subieron muchísimo a partir de diciembre, las muertes durante este segundo surgimiento han sido una fracción de las muertes veraniegas.

Gráfica Business Insider
Gráfica Business Insider

La COMUSAV está ahora mismo organizando entrenamiento extensivo para la infraestructura de salud de los militares bolivianos—e incluso para todo el cuerpo militar—. La universidad militar se está encargando de producir el dióxido de cloro para los bolivianos. Y los militares, y la policía, se hacen cargo de su distribución nacional con la creación de brigadas de salud que viajan a todas las comunidades. En consecuencia, la COMUSAV espera que los casos de COVID bolivianos se desplomen nuevamente durante el mes de febrero.

Estemos atentos.

¿Qué concluyo?

Comencé esta investigación muy escéptico sobre el dióxido de cloro, y muy aprehensivo por los reportes mediáticos como para darle una probada. Ahora pienso que el sesgo oficial en contra del dióxido de cloro es una desinformación: el tratamiento de baja concentración que recomienda la COMUSAV ha sido falsamente representado como una dosis alta comparable con las concentraciones que requiere un blanqueador industrial. Aun si resultase que el dióxido de cloro en baja concentración no ayuda con el COVID, no creo que sea un peligro para la salud humana.

Será interesante ver cómo reaccionan a este artículo algunos doctores, entre quienes están mis amigos y alumnos, pues han venido advirtiendo en contra del dióxido de cloro. Creo que mis amigos hacen esto con total honestidad. ¿Pero acaso lo harán equivocados? Quizá hayan sido influenciados en demasía, por un lado, por los asertos oficiales de los ministerios de salud (mismos que citan por reflejo), y quizá los hayan impresionado demasiado, por otro lado, los pacientes que, luego de automedicarse, presentaron problemas.

Comparto, como nota personal, que conozco mucha gente que sigue las recomendaciones de la COMUSAV y ha estado tomando CDS por un tiempo; no han contraído COVID ni experimentado efectos secundarios adversos. También conozco gente, incluyendo miembros de mi familia extendida, que dieron positivo para COVID con síntomas serios y que afirman haberse curado muy rápido (tres días) tomando CDS, por contraste con quienes no lo toman.

¿Acaso es el CDS la solución? No lo sé. No puedo dar una conclusión definitiva. Pero este clavado en el tema me ha convencido de que el CDS debe ser urgente y masivamente investigado. Por lo menos algo de recursos debiera destinarse a esto, en vez de demonizar la sustancia. Y en lugar de prohibirla, debiera estar regulada para darle al público certeza de lo que consume, mientras que los doctores debieran legalmente poder administrarla a los pacientes que dan su consentimiento, porque en la dosis recomendada por la COMUSAV, no parece ser tóxico. No veo problema con que pacientes afectados por COVID lo ensayen como tratamiento, o que la población general—o por lo menos los familiares de los afectados—lo tomen de forma preventiva (pero claro, bajo supervisión médica).

Esta postura me parece responsable y ética, congruente con la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial:

“En el tratamiento de un paciente, cuando no existan intervenciones probadas o que hayan sido efectivas, el médico, luego de buscar asesoría experta, y con el consentimiento informado del paciente o de un representante legalmente autorizado, podrá utilizar alguna intervención no probada si en el juicio del médico ofrece alguna esperanza de salvar la vida, restablecer la salud, o aliviar el sufrimiento. Donde sea posible, dicha intervención debe ser objeto de una investigación, diseñada para evaluar su eficacia y seguridad. En todos los casos, las nuevas informaciones deben ser registradas y, siempre que sea oportuno, de conocimiento público.”

La COMUSAV ha invocado explícitamente la Declaración de Helsinki. Obtienen consentimiento informado por escrito de todos los pacientes que reciben dióxido de cloro, y están, dicen, investigando y recopilando registros cuidadosos. Estos datos figurarán en los artículos que preparan para publicación en las revistas científicas.

Pero si los esfuerzos de la COMUSAV, apegándose a la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial, son éticos y responsables, queda una pregunta. ¿Por qué hemos visto a las burocracias de salud, por un lado, tan fanáticamente optimistas sobre las vacunas nuevas—hechas, éstas, con una metodología enteramente nueva, desarrolladas en un abrir y cerrar de ojos y costando una fortuna—mientras que, por el otro lado, están muy paranoicos con el dióxido de cloro, que es bastante seguro y además muy barato?

Posdata: ¿Y la ivermectina?

Muchos médicos de la COMUSAV, entre ellos Manuel Aparicio Alonso, recetan también ivermectina, un medicamento muy conocido para combatir parásitos. Arde también una controversia sobre la ivermectina, pero por lo menos sobre esta cuestión sí se han aprobado estudios para evaluar su efectividad contra el COVID, y la evidencia parece indicar que es efectiva.


[1] Lubbers  JR  &  Bianchine  JR. Effects  of  the  acute  rising  dose  administration  of  chlorine dioxide, chlorate and chlorite to normal healthy adult male volunteers. J Environ Pathol Toxicol 5(4-5):215-228, 1984.

Lubbers JR et al. Controlled clinical evaluations of chlorine dioxide, chlorite and chlorate in man. Environmental Health Perspectives. Vol. 46, pp.57-62, 1982.

Lubbers JR et al. Controlled clinical evaluations of chlorine dioxide, chlorite and chlorate in man. Environmental Health Perspectives. Vol. 46, pp.57-62, 1982.

Lubbers JR et al. The  effects  of  chronic  administration  of  chlorine  dioxide,  chlorite  and chlorate  to  normal  healthy  adult  male  volunteers. J  Environ  Pathol  Toxicol  Oncol 54(5):229-238, 1984a.

Lubbers JR et al. The effects of chronic administration of chlorite to glucose-6-phosphate dehydrogenasedeficient healthy adult male volunteers. J Environ Pathol Toxicol Oncol 5-4(5):239-242, 1984b.


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Vacunas ya están distribuidas en todo México

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El plan de vacunación contra la COVID-19 que se realiza en México, ya cumplió con la distribución en todo el país, informó el presidente la república, Andrés Manuel López Obrador. Con esto, a partir del 21 de enero, comienza a aplicarse el remedio desarrollado por Pfizer y BioNTech en hospitales y centros de salud de todos los estados.

“Cumplió la Secretaría de la Defensa y la de Marina con el plan de distribución, de logística de las vacunas que se van a empezar a aplicar el día de hoy en centros de salud, en hospitales COVID para terminar, para seguir avanzando con los médicos, con los trabajadores de la salud, pero ya están en todos los estados las vacunas”, aseguró López Obrador.

Por otro lado, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, informó que otras vacunas que llegarán a México, como la Sputnik V o la desarrollada por CanSino, cuentan con suficientes resultados para comenzar a aplicarse de manera segura.

En conferencia de prensa, López-Gatell dijo que no existen resultados finales de los ensayos clínicos de ninguna vacuna contra la COVID-19 en ninguna parte del mundo, ante los recientes comentarios de que esto podía suponer un problema.

Explicó que, ante el uso de emergencia, los resultados intermedios de ensayos masivos son suficientes para garantizar una aplicación segura. Los resultados finales, agregó, requieren de un seguimiento de hasta dos o tres años, sin embargo, la situación actual hace urgente la aplicación.

“Afortunadamente los ensayos clínicos, desde que fueron diseñados, consideran la posibilidad de que con resultados intermedios se tenga suficiente certidumbre, garantía, de que se trata de productos seguros y eficaces”, aseguró.

En las últimas 24 horas, México registró 20 mil 548 nuevos contagios de COVID-19. Los números acumulados, presentados en el reporte más reciente, son los siguientes:

  • Casos confirmados: 1 millón 688 mil 944.
  • Casos activos estimados: 108 mil 991.
  • Casos sospechosos: 425 mil 900.
  • Defunciones: 144 mil 371.
  • Defunciones con casos sospechosos: 163 mil 481.
  • Negativos: 2 millones 130 mil 111.

Llega sustancia activa de AstraZeneca para envasar vacuna en México

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Durante la madrugada de este miércoles, llegó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México el primer embarque con la sustancia activa para la vacuna contra la COVID-19, desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford.

A las 4:05 horas, el vuelo comercial de pasajeros de Aeroméxico AM29, arribó desde Buenos Aires, Argentina, de donde salió el día 19 de enero por la noche. Se trató del Boeing 787, que transportó tres contenedores tipo Va-Q-Tainers, con un peso de 2.4 toneladas.

Los contenedores especiales, sirven para mantener el contenido a la temperatura adecuada. La flota Boeing 787 Dreamliner de Aeroméxico, tiene capacidad para transportar entre nueve y 11 en cada vuelo. En total, fueron 5 mil 230 litros de la sustancia activa los que llegaron a México.

Este remedio fue producido por el centro biotecnológico mAbxience de Argentina y será estabilizado y envasado en México, en el laboratorio Liomont, de Ocoyoacac, Estado de México, explicó el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell. Se espera que esta vacuna pueda ser aplicada a finales de marzo.

“Este miércoles tenemos el gusto de recibir el primero de estos embarques a granel, es un granel para aproximadamente un millón de dosis, ojo que digo el aproximadamente porque, por las condiciones de operación en planta, puede ser que se obtenga menor cantidad o a veces raramente también mayor”, explicó López-Gatell.

El convenio entre Liomont y AstraZeneca, supone la compra y abastecimiento de 77.4 millones de dosis de la vacuna para México, mientras que en el América Latina se distribuirán unos 200 millones de dosis en diferentes países. Esto siguiendo el acuerdo con la Fundación Carlos Slim, para producir esta vacuna en colaboración con Argentina.

El reporte oficial más reciente de la pandemia en México, acumula los siguientes datos:

  • Casos confirmados: 1 millón 668 mil 396.
  • Casos activos estimados: 102 mil 797.
  • Casos sospechosos: 421 mil 255.
  • Defunciones: 142 mil 832.
  • Defunciones con casos sospechosos: 161 mil 946.
  • Negativos: 2 millones 100 mil 534.

Despiden a funcionario por vacunarse antes de tiempo, suman cuatro casos en Tabasco

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El director jurídico del Hospital Gustavo A. Rovirosa de Tabasco, Emanuel Mendoza Herrera, fue despedido por aplicarse la vacuna contra el COVID-19 antes de que le correspondiera. Es el cuarto funcionario tabasqueño que pierde su trabajo por esta situación.

Según el plan de vacunación en México, la vacuna se aplicó, en una primera etapa, al personal de salud que está en la primera línea enfrentando la pandemia, en contacto directo y constante con personas contagiadas de COVID-19. Sin embargo, hubo quienes no respetaron este orden.

Guillermo del Rivero León, Coordinador de Asuntos Jurídicos del Gobierno del Estado, informó sobre la situación de Mendoza Herrera en su cuenta de Twitter:

“Hemos anunciado el cese del Jurídico del Hospital Rovirosa. Insistimos en que existe una política de vacunación que fue publicada en el @DOF_SEGOB y que debemos cumplir los servidores públicos bajo el principio de legalidad. El Gobernador no permitirá que se rompa este principio”, publicó Rivero León.

Mendoza Herrera no es el primer directivo de un hospital de Tabasco que viola los protocolos de salud establecidos, al vacunarse sin formar parte de la primera línea de atención a pacientes. El director del Hospital de la Mujer, Germán Arturo Corzo Ríos y la directora del administración de la Unidad de Medicina del ISSET, María Elvia Fernández Fernández, también fueron cesados de sus cargos por dicha situación.

Por su parte, tras el despido de Corzo Ríos, el director administrativo del Hospital de la Mujer, German Palmer Baños, presentó su renuncia. Él también aprovechó su cargo para vacunarse contra COVID-19 antes que el personal de primera línea.

La directora del Hospital del Niño, Silvia Gutiérrez Lucatero, también aparece en el registro de la Secretaría de Salud como una de las primeras en vacunarse, sin embargo, ella no ha sufrido las consecuencias de los antes mencionados.

El domingo pasado, concluyó la primera fase de la vacunación al personal de salud en México. Se ha vacunado, a la fecha, a 492 mil 529 trabajadores de la salud en el país y 6 mil 546 ya han recibido las dos dosis necesarias.

Pfizer reducirá envío de vacunas, retomará en marzo

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Por orden de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la vacuna contra la COVID-19 desarrollada por Pfizer y BioNTech, comenzará una distribución prioritaria en países pobres, con lo que se reducirá el suministro a países como México hasta marzo.

En días pasados, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, adelantó sobre este hecho y dijo estar de acuerdo con la ONU. El secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, detalló más al respecto en entrevista con un programa radiofónico.

Herrera explicó que la ONU pidió a Pfizer ampliar su producción de vacunas, de mil 300 millones anuales a 2 mil millones. Por lo tanto, cerrará una de sus plantas para ampliarla y posteriormente enfocar el envío de dosis en África.

Sin embargo, la misma ampliación permitirá recuperar el suministro a México en marzo, a tiempo para cumplir con el compromiso de tener 5 millones de dosis en el primer cuatrimestre del año, aseguró Herrera.

Aunque el próximo embarque para México sería de 400 mil dosis, llegarán sólo 200 mil y al menos por tres semanas no se recibirán más. En cuanto Pfizer logre aumentar su producción, llegarán en grupos de 700 mil dosis, para compensar, señaló el funcionario. 

Mientras que vacunas como la Sputnik V o la de CanSino, están pendientes de aprobación, se espera que también lleguen a México. La de AstraZeneca, por su parte, arribará este miércoles desde Argentina, en forma de material que se envasará en México para crear cerca de 1 millón de dosis.

Se ha vacunado, a la fecha, a 492 mil 529 trabajadores de la salud en el país y 6 mil 546 ya han recibido las dos dosis necesarias. En cuanto al reporte general más reciente de la pandemia en México, los números acumulados son los siguientes:

  • Casos confirmados: 1 millón 649 mil 502.
  • Casos activos estimados: 98 mil 554.
  • Casos sospechosos: 414 mil 276.
  • Defunciones: 141 mil 248.
  • Defunciones con casos sospechosos: 160 mil 151.
  • Negativos: 2 millones 75 mil 246.