Pablo Neruda y el poder de su escritura

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El 23 de septiembre de 1973 falleció el poeta chileno Pablo Neruda, hombre de gran carisma empoderado con la fuerza de su escritura.

Su obra, su lucha política e ideología, son aspectos que conforman al gran hombre que murió de manera misteriosa tras el golpe al Palacio de La Moneda en 1973. Pablo Neruda, fue un grande entre los grandes que se empoderó con la fuerza de su pluma.

“Es tan corto el amor y tan largo el olvido”

El poeta chileno Pablo Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973. Hombre de gran carisma, comunista hasta las entrañas y luchador comprometido contra la miseria y opresión, Neruda nos regaló una vasta obra, antes de continuar su línea existencial en el recuerdo y la memoria de miles de latinoamericanos.

Fue bautizado como Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto y toda su vida demostró los grandes lazos con su patria, a pesar de ser un viajero incansable. Estudió en el Liceo de Temuco desde 1910 y antes de concluir sus estudios ahí vio publicada su primer artículo en La Mañana, periódico local. Se trataba de Entusiasmo y perseverancia. Antes de estos acontecimientos ya había conocido a la poetisa Gabriela Mistral, quien le obsequiaría obras de Tolstoi, Dostoievski y Chéjov, lo que influyó en su obra.

Pablo Neruda, tuvo un gran compromiso con los desprotegidos y con la ideología contraria a las hegemonías en el mundo. Una de sus grandes intervenciones tiene que ver en su paso por España. Neruda era un político en toda la extensión de la palabra y su pasión lo llevó al consulado de Chile en Madrid. En España conocería a Federico García Lorca.

Para julio de 1936, su vida sufriría un cambio dramático al comenzar la guerra civil española, en la que García Lorca sería fusilado por el régimen de Francisco Franco, apegado al más rancio nacionalismo y catolicismo donde Lorca, un masón, homosexual y socialista, jamás sería bien visto.

En ese contexto, Neruda abandona España para llegar a París, desde donde participaría en activo solidarizándose con la República Española; en 1937 publica España en el corazón, tras su regreso a Chile. Estaría poco en su país, pues para agosto de 1940 se embarcaría a su próximo destino diplomático, siendo Cónsul general de Chile en México, donde acompañaría a David Alfaro Siqueiros en aquel intento de asesinato contra el desterrado León Trotsky; después de eso fue destituido de su cargo como cónsul general en México por ayudar al artista mexicano en esta infame encomienda.

En 1946, ya en Chile otra vez, se convirtió en senador de la República, a cargo de las provincias de Tarapacá y Antofagasta. El mismo año gana el Premio Nacional de Literatura; sin embargo, leal a sus convicciones, protestó en contra del presidente Videla por la persecución que sufrieron los sindicatos en ese entonces; esto le costó una nueva persecución después de leer ante el senado su Yo acuso, en contra de la barbarie de Videla.

Tras la orden de aprehensión girada en su contra por estos actos y gracias al refugio que le brindaron sus cercanos, Neruda sale de Chile en 1949. Años que aprovecha para crear obras como Canto general, que se distribuye de manera clandestina en su país pero también en México, en 1950, con ilustraciones de dos de los grandes muralistas mexicanos, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Cabe destacar que posterior a ello, se adjudicó el Premio Internacional de la Paz, junto a otro grande. Pablo Picasso.

“Para mi corazón basta tu pecho,

para mi libertad bastan mis alas”

Dos grandes

Sería para 1970 cuando el Partido Comunista de Chile lo haría candidato a la presidencia. Aunque declinó la oferta y dio su apoyo incondicional a Salvador Allende. Recordemos que éste último llegó a la presidencia chilena gracias a una alianza electoral con el Partido Comunista, el Partido Radical y el Movimiento de Acción Popular Unitaria. Después de esto, se convirtió en embajador de su país en París.

Para 1971 gana el Premio Nobel de Literatura gracias a Crepusculario y Veinte poemas de amor y una canción desesperada, obra que lo lleva a todos los lectores del mundo.

Pablo Neruda murió el 23 de septiembre de 1973, en la clínica de Santa María. La versión oficial indica que fue por cáncer de próstata.

Aún el año pasado, por estas mismas fechas, los restos de Neruda seguían siendo sometidos a estudios periciales para establecer las causas claras de su muerte; esto, después de su exhumación. Esa versión fue confirmada gracias s un estudio toxicológico ordenado por el juez Mario Carroza y los exámenes se realizaron en la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos y en la Universidad de Murcia, en España.

Aún con eso, los resultados fueron rechazados por quienes demandaron investigar la verdadera causa de muerte, es decir, por el Partido Comunista de Chile, que sostiene que el gran poeta y comunista fue asesinado por los agentes -especializados en ello- de la dictadura de Augusto Pinochet. Bajo esa acusación, Neruda habría sido asesinado por una inyección letal, por lo que los comunistas chilenos rechazan, todavía, la versión oficial de esa muerte.

No es nada descabellado pensar que Pablo Neruda, comunista declarado, luchador social, en contra de las fuerzas que derrocaron a Allende desde antes del golpe de Pinochet, realmente fuera asesinado. Algo parecido sucedió con García Lorca en España y años después el mundo se enteró del fusilamiento por parte del régimen franquista.

Para la historia, Neruda se convierte no sólo en un poeta prolífico sino en un luchador social y político que supo rodearse de los más grandes en su generación. Para muestra, el pequeño repaso a su honorable vida.

Una probadita

Poema 9

Ebrio de trementina y largos besos,
estival, el velero de las rosas dirijo,
torcido hacia la muerte del delgado día,
cimentado en el sólido frenesí marino.
Pálido y amarrado a mi agua devorante
cruzo en el agrio olor del clima descubierto.
aún vestido de gris y sonidos amargos,
y una cimera triste de abandonada espuma.
Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única,
lunar, solar, ardiente y frío, repentino,
dormido en la garganta de las afortunadas
islas blancas y dulces como caderas frescas.
Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besos
locamente cargado de eléctricas gestiones,
de modo heroico dividido en sueños
y embriagadoras rosas practicándose en mí.
Aguas arriba, en medio de las olas externas,
tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazos
como un pez infinitamente pegado a mi alma
rápido y lento en la energía subceleste.

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