Construyendo sueños

Aceptar para transformar

Lectura: 3 minutos

Soltar en estos tiempos es vital para nosotros como seres humanos y como empresarios. No podemos volver al mundo al que estábamos acostumbrados, porque ya no es el mismo. Tenemos que transformarnos para entrar en la “nueva normalidad” y sólo lo lograremos si lo aceptamos de una vez.

Dicen que el mundo nos afecta a todos para bien o para mal. Cuando lo hace de modo positivo, solemos decir que estamos bajo una racha de “buena suerte”, en donde todo aparentemente sale como queremos y esperamos: somos felices. En un polo opuesto, con una racha “negativa” encontramos dolor y sufrimiento, problemas, complicaciones gratuitas, eventos desafortunados.  Solemos creer que durante esos momentos tenemos una especie de nube lloviendo sobre nuestras cabezas y por lo mismo dejamos de ver lo positivo de esas circunstancias.

Carl Gustav Jung, uno de los padres de la psicología moderna, sabía de lo que hablaba cuando dijo que el ser humano invariablemente es transformado cuando se enfrenta a UN PROBLEMA. Así, mientras Einstein hablaba de la crisis como una bendición en la vida, Jung también creía que, al superar el obstáculo, saldríamos irremediablemente más fuertes de él.

“Lo que aceptas te transforma; lo que niegas te somete”.

aceptar el cambio
Ilustración: MIT Review.

Jung fue reconocido por sus estudios realizados en el campo de la mente y su interpretación. De hecho, admitía la creencia de que existía algo más entre los seres humanos, más allá del simple destino. Él defendía la idea de que todos los seres humanos habíamos llegado al mundo por y para algo; también decía que había una especie de fuerza cósmica gracias a la cual conoceríamos a muchas personas a lo largo de nuestra vida, y cada una de ellas tendría un propósito o una misión especial para enseñarnos a soltar y a ser más asertivos.

Aunque el campo de la psicología es uno de los campos que más se pueden refutar por la misma condición variable de los humanos –no es una ciencia exacta como las matemáticas, en la que en todas partes del mundo si quieres sumar 1 + 1 son 2), Jung daba cátedras sobre la aceptación de las experiencias negativas como catalizadores o transformadores de seres humanos. Explicaba también que estas vivencias negativas debían ser analizadas y aceptadas. Mientras más rápido comprendiéramos esto, más rápido seríamos capaces de salir adelante.

Como empresarios, hemos tenido unos de los momentos más críticos de nuestra historia. Por todas partes han caído negocios enteros, con tradición, negocios que considerábamos íntegros. Hemos visto videos en redes sociales de directores llorando por no tener dinero para pagarles a sus colaboradores, empleadores que tienen que despedir gente, locales vaciándose, anuncios de “SE VENDE” O “SE TRASPASA”.  Y en sí, cualquier número de noticias trágicas. La pregunta aquí sería: ¿Qué estamos aprendiendo en estos momentos y cómo saldremos adelante?

transformar el mundo
Ilustración: Hugo Herrera.

Con estas lecciones, según las conjeturas del psicólogo experto en el tema, nosotros deberíamos encontrarnos ya en el punto de la aceptación –cualquiera que sea nuestra situación–; ya que hemos vivido momentos complicados desde hace semanas. Según Jung, si algo negativo nos ocurre y somos lo suficientemente capaces de no interferir demasiado –de aceptar y movernos hacia un lugar seguro, con acciones pensadas y estratégicas–, estas situaciones se volverán impermanentes, o mejor dicho: pasajeras. Si nos replanteamos nuestras estrategias y aceptamos lo que viene; entonces, sin duda, tendremos un regreso más planeado y exitoso. Por ende, estaremos transformados en nuevos seres humanos, que aprendimos de la pérdida a no aferrarnos, a soltar lo que no podíamos sostener y a superar el mal trago para volvernos mejores empresarios.

Aceptando y transformando nuestro entorno en el menor tiempo posible nos hará mejores empresarios y mejores personas, sólo así estaremos listos para esta nueva era: La Era Post COVID 19.


También te puede interesar: Argonautas somos y en el mar estamos.

Argonautas somos y en el mar estamos

Lectura: 4 minutos

Quien domina el mar, domina todas las cosas.
Temístocles.

Aventurarse en el mar o el océano es una tarea que dispone muchas energías, insumos y planes. Por eso, en este nuevo orden, tenemos que salir como verdaderos argonautas, expertos en surcar los mares llenos de peligro, en salir cuanto antes de esta temporada.


Once mil años desde la primera vez que surcamos el mar y aún no sabemos qué nos espera. Desde los argonautas que surcaron el mar desde el Puerto de Págasas –Grecia–  hasta la Cólquide –región que hoy forma parte de Georgia– para encontrar el vellocino de oro, las historias de Odiseo para llegar a su casa, o la espeluznante Moby Dick. Emprender o ser empresarios en estos tiempos es como ser un héroe que surca el océano en una nave sin control. Requiere, además la fuerza para enfrentarnos con leyendas urbanas, con cuentos irreales, con monstruos ficticios, con piratas enemigos al acecho, con tormentas que durarán días, meses o años. Con falta de viento que nos deje a la deriva, con la amenaza de bruma, con la enfermedad dentro del barco e incluso, con icebergs. Pese a todo el panorama aciago, nuestra historia como marineros tendrá que ver con nosotros interpretando los papeles de héroes de este cuento, porque sólo si dominamos el mar, saldremos vencedores.

En estos días, además de creer en nosotros mismos y de vernos como héroes, tenemos que mantenernos enfocados en las primeras acciones. Si estamos preparados desde ahora, la curva será más sencilla y podremos salir adelante más pronto. De hecho, en México tenemos una gran ventaja entre las desventajas: en el océano que nos toca, hay miles de barcos, de yates y de balsas, pero también hay personas que no tienen nada, más que sus brazos para salir adelante. Todo este panorama imprevisible, nos llevará a una gran lección: tenemos que ayudarnos. Los que nadan desesperados, pueden trabajar mejor por la presión y la necesidad. Los que tienen balsas, necesitan ajustar sus maderas para seguir adelante y es justo lo que los barcos pequeños pueden hacer por ellos. Los pequeños barcos pueden moverse rápido y ayudar a reparar a las balsas.

empresarios y mar
Imagen: Freepik

Esta última idea llegó a mí después de platicar con Dror Shaked, cofundador y Vicepresidente de Wix.com, quien me decía que en estos tiempos, tanto las grandes, como las pequeñas y medianas empresas pueden recuperarse, porque las PyMEs serían como los “pequeños botes” que pueden revirar y maniobrar las veces necesarias para esquivar peligros. Mientras que las grandes pueden simplemente no sentir esos peligros a la vista. De la misma manera, para los barcos más grandes, el retomar impulso o cambiar el rumbo requerirá nuevas mediciones y acciones en beneficio de la tripulación y de las naves.

Al respecto, mi buena amiga, Adina Chelminsky, complementa la idea principal: estamos en un tiempo en donde no tenemos que correr. Tenemos que  NADAR o hundirnos.

Así sean tus brazos el motor, o te apoyes de un pequeño barco, considero importante apegarnos a una estrategia de emergencia, a una especie de manual para el argonauta que incluya cómo nadar más rápido, sin cansarnos; cómo ayudar a más náufragos, balsas o botes –de cualquier tamaño– y cuáles son los recursos imprescindibles y cuáles aquellos de los que hay que deshacernos. Les comparto algunos ejemplos:

~ Si tu bote, tu barco o tus ganas de nadar se están hundiendo: Tira todo lo que no sea indispensable, incluyen recortes a gastos innecesarios, viajes, comisiones, etcétera.

~ En un posible hundimiento, organiza a tus mejores marineros: Los más rápidos, los que convencen a la gente, los que se quedarán contigo si es que el barco se hunde e incluso, los que te ayudarán a nadar contra corriente, si es que llegaras a cansarte. No los pierdas.

~ Mira atentamente alrededor: Debe haber otros barcos, otras balsas que están pasando peores situaciones que tú –siempre hay–. En medida de lo posible, ayúdales.

~ Modifica tu barco: Seguramente encontrarás barcos diferentes, con los que puedas negociar tus productos, servicios o modificarlos de acuerdo a lo que observes. Tienes que analizar qué es lo que puedes hacer de manera inmediata, qué es lo que podrá tardar un poco más y qué te gustaría hacerle a tu barco para crecerlo exponencialmente.

~ Encuentra capitanes o leyendas vivientes y pregúntales. Los barcos más experimentados encontrarán una versión de tu nave para hacerla más rápida, más ligera o más grande.

ola de los pymes
Ilustración: Getty Images.

La lógica y la estadística no han podido contra nosotros. Antes lo había dicho, pero hoy estoy más convencido que el ADN del mexicano tiene una característica única: sus ganas de salir adelante. Pese al panorama aciago que se muestra, para salir adelante hemos echado mano de todos los recursos que nuestra capacidad de adaptación nos trae; desde las empresas y los negocios que se ponen a fabricar cubrebocas y batas para esta época, hasta aquella que construye respiradores artificiales, en lugar de autos. Los tiempos de ahora nos dieron grandes lecciones sobre la fragilidad de nuestra especie y por eso debemos entender que a partir del día 1 de la desescalada, tenemos que volver como nuevos seres humanos, a conquistar los océanos, considerando que las condiciones no son las mismas para todos, pero que todos estamos y estaremos nadando sin parar.

Cuando todo pase, diremos que salimos adelante por el corazón y la creatividad que le pusimos a cada proyecto. Además de las lágrimas y los ajustes a nuestras vidas. Estamos cada vez más cerca, pero mientras eso ocurre, tenemos que estar listos con lo que conocemos y lo que tenemos a la mano para empezar. Muchos desde cero, otros desde un panorama más soleado. Lo cierto es que a partir del día en que podamos poner un pie fuera de nuestras casas, debemos ser capaces de surcar los mares y defender nuestra lancha, bote o balsa… Porque hoy no estamos en el mismo barco. Estamos en el mismo océano.


También te puede interesar: Frente común ante las Fake News.

Frente común ante las Fake News

Lectura: 3 minutos

La semana pasada, en la Ciudad de Birmingham, Inglaterra, un grupo de personas incendiaron una torre 5G de más de 21 metros de altura. La razón era inverosímil: todos habían leído una noticia en sus muros de Facebook (fake news) donde afirmaban que las ondas de este tipo de tecnología, eran las causantes de la propagación de coronavirus.[1]

En el panorama actual, las teorías conspirativas en relación al tema suelen ser sacados de contexto, como si se trataran de historias de ciencia ficción. Otras teorías como ésta, afirman que las ondas de transmisión de la tecnología 5G debilitan el sistema inmune, lo que facilita la propagación de enfermedades, y en tiempos como éste, el dispersar información falsa tiene implicaciones peligrosas.

Para los más estudiados, el término fake news es un oxímoron; es decir, es una figura literaria que utiliza dos conceptos contradictorios. En realidad, para ser considerada noticia, ésta debe contener un cúmulo de información actual verdadera, por lo tanto, al ser noticias falsas, no deberían existir. Sin embargo, el buscador de Google tarda 0.42 segundos en encontrar más de 105 millones de resultados cuando buscamos “fake news generator”, e incluso, hay portales con logaritmos generadores de este tipo de noticias. Imaginemos la repercusión de este dato cuando en el mundo hay más de 4 mil millones de usuarios de Internet. En un mundo donde la libertad de información era un derecho, las mal llamadas fake news se han encargado de eliminar rastros de esa credibilidad que antes manejaban los grandes medios de comunicación.

fake news covid
Ilustración: Salud con Lupa.

La desinformación es un tema que nos atañe a todos y por ello es preciso combatirla con adecuadas lecciones de adiestramiento y de detección de noticias falsas para todo el público en general. De hecho, durante una investigación realizada por la Universidad de Nueva York y Princeton, en Estados Unidos se llevó a cabo un experimento en donde segmentaron a 3,500 personas, proporcionándole diversos tipos de noticias e información. El resultado arrojó que la población que más propagó desinformación fue la mayor de 65 años, pero también el 3% de los jóvenes entre 18 y 29 años lo hicieron. Lo que quiere decir es que aunque fue menor la dispersión, se realizó de igual manera.

No hay nada peor que la mentira y en estos momentos no podemos, ni debemos, compartir información de la que no somos capaces de discernir entre la mentira y la verdad. Por ello, sociólogos y expertos en el tema recomiendan seguir estos pasos para descubrir si la nota o información es del todo cierta:

   1. Lee completa la noticia, no sólo el encabezado o título. Analiza lo siguiente:

a) ¿La noticia te causó una reacción emocional muy grande? Lo más probable es que sea falsa. Este tipo de información está planeada para este fin. No la compartas.
b) ¿La noticia te pide que “creas en ella” o cita datos genéricos –por ejemplo, en lugar de citar la fecha exacta, dice “la semana pasada” sin especificar el día–?
c) ¿La noticia cita fuentes confiables? Puede ser desde el nombre y apellido de un especialista, su cargo y la dependencia que representa.

2. Averigua la fuente. Si es una noticia compartida por WhatsApp, donde no hay una autoría o simplemente se ha compartido de celular en celular, desconfía de inmediato y por favor “no la compartas”.

3. Busca el titular en Google. Este paso es vital. Si la noticia es verdadera, seguramente habrá más noticias y más fuentes oficiales replicándola –periódicos reconocidos, portales de noticias, etcétera–.

fake news coronavirus
Ilustración: Jem Venn.

4. Busca las cifras que se citan en el artículo y checa dos o tres veces la fecha de publicación. Hay muchas noticias que se “reciclan” y se viralizan de manera importante por impulso.

5. Resume la idea de la noticia o el audio que te compartieron y búscala en Google. Si es falsa, saldrán notas referentes.

6. Si te comparten una imagen con la información, guárdala en tu teléfono y súbela en alguno de estos portales de verificación de imágenes: Google Images, Reverse Images.

Si en esta época tan delicada aportamos un granito de arena no sólo quedándonos en casa, sino compartiendo y desmintiendo la información que no es veraz, no sólo acabaremos más pronto con la pandemia de salud. También terminaremos de una vez por todas con la desinformación y haremos entre todos, una red de verdades compartidas, consciente e informada. Estoy seguro que después de que esto pase, nuestra sociedad crecerá y evolucionará de manera extraordinaria.


Notas:
[1]Mast fire probe amid 5G coronavirus claims”, noticia de la BBC.


También te puede interesar: ¿Lloramos o vendemos pañuelos? Cómo enfrentar la pandemia.

¿Lloramos o vendemos pañuelos? Cómo enfrentar la pandemia

Lectura: 3 minutos

El miedo de contagiarnos, el miedo de que se contagie alguien de nuestra familia, algún amigo… Las compras de pánico, la escasez de productos, el pánico bancario… ¿Qué estamos haciendo para evitar que ocurra lo mismo del cuento Algo muy grave va a suceder en este pueblo de Gabriel García Márquez?

Según el cuento, un día cualquiera, una mujer se despierta con la sensación de que algo malo ocurrirá en el pueblo donde vive. Se lo comenta a sus hijos y uno de ellos hace el comentario a un amigo, quien le comenta a otra persona y a su vez, ella lo comenta al carnicero del pueblo, por lo que le pide más carne “por si algo malo ocurriera” (…) él se lo dice a otros clientes y el pánico comienza a apoderarse del pueblo. Compran más insumos, se dan cuenta que no pasa nada, pero “hace más calor” y estalla el miedo colectivo. Un vecino toma la iniciativa para mudarse del pueblo, y para que la desgracia no lo siga, decide prenderle fuego a su casa. Al ver esto, todos los habitantes hacen lo mismo y dejan el pueblo vacío, con incendios por todas partes y, al final, la señora que había iniciado la cadena de histeria va clamando “Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca.”

pandemia
Ilustración: Asis.

Como en el cuento, lo que ha ocurrido en los últimos días parece ficción. Sin ser experto en la materia y opinar más allá de lo que estamos viviendo en el sector empresarial, es uno de los más grandes retos que tenemos los que generamos empleos y contribuimos con la economía en México, sea formal o informal. Como el mismo Einstein decía es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias… Así que, antes de parar todo en el país, debemos sí o sí, pensar en este tiempo para superarnos a nosotros mismos y salir más fuertes de lo que en realidad creemos que somos.

Las pandemias no son nuevas en la historia de la humanidad. De hecho, se tienen registros de enfermedades como la peste bubónica en Europa, en 1606, cuando se prohibieron las reuniones y los espectáculos teatrales en una cuarentena obligatoria. Mientras los artistas se desesperaron, William Shakespeare dedicó el tiempo a escribir tres obras literarias que hasta la fecha siguen montándose con éxito: “Antonio y Cleopatra”, “El Rey Lear” y “Macbeth”.  Por otro lado, pensemos que históricamente los grandes males nos han impulsado a investigar más sobre las epidemias: tenemos la suerte de vivir en una época donde la malaria, el cólera y la viruela tienen menos víctimas mortales gracias a los medicamentos que han sido descubiertos y distribuidos en beneficio de las poblaciones vulnerables.

crisis coronavirus
Ilustración: New Scientist.

Consideremos que la verdadera epidemia es y será la desinformación. La gente puede morir de miedo, más que de la enfermedad. Está comprobado que si nos cuidamos y nos quedamos en casa por unos días podemos ayudar a bajar el número de contagios. Recordemos que el momento de la crisis es un momento sin igual, donde nuestra creatividad debe fluir y enfocarse en el modo del cómo sí podemos salir adelante.

Aprovechemos estos días de incertidumbre para crear soluciones emprendedoras, premiemos la innovación y compartamos ideas en nuestra comunidad para cuidarnos, sin información falsa, sin compras de pánico, sin emprendimientos “indeseables” o subiendo el precio de los productos que vendemos. Al contrario, busquemos cómo ayudar a la gente en tiempos de crisis, sigamos produciendo soluciones en beneficio de todos y creemos conciencia demostrando que hoy más que nunca somos mexicanos y que la base de nuestra magia radica exactamente en ver la oportunidad en cada calamidad.


También te puede interesar: Crisis globales y cambio de época.

Ajedrez y Big Data: Coches automáticos

Lectura: 3 minutos

¿Qué tienen que ver el primer programador de videojuegos por computadora y el automóvil autónomo? Más de lo que piensas o, mejor dicho, más de lo que los algoritmos y los aprendizajes automáticos de una computadora realmente inteligente piensan.


“No podemos resolver problemas usando
el mismo tipo de pensamiento
que usamos cuando los creamos”.
Albert Einstein.

En la década de 1950, un programador informático de IBM llamado Arthur Samuel, programó una computadora que jugara contra él al ajedrez. Las primeras partidas eran interesantes, porque la computadora registraba las jugadas y respondía conforme a las jugadas legales. Pero conforme pasó el tiempo, Samuel se aburrió porque siempre ganaba. Así que desarrolló un subprograma, en el cual al mover una pieza, la computadora calculara las probabilidades de los futuros movimientos. Pero la máquina seguía sin funcionar, así que Arthur resolvió que la computadora esta vez era la que se aburría de jugar con él, porque siempre tenía las mismas respuestas. Entonces tuvo una gran idea: puso a la computadora a jugar contra ella misma.

La computadora, guardaba cada una de las jugadas y aprendió a mejorar sus jugadas al punto de ganarle todas las partidas a su creador.

Arthur y problemas de IA
Arthur L. Samuel, pionero en la resolución de problemas didácticos de la Inteligencia Artificial.

Pero una partida entre hombre y máquina seguía sin funcionar bien; el sistema se encontraba en un estado demasiado embrionario. Entonces la máquina jugaba contra sí misma. Al hacerlo, recopilaba nuevos datos. Al reunir más datos, la exactitud de sus predicciones mejoraba. Así que jugó contra la computadora y perdió. Una y otra vez. El hombre había creado una máquina que le superaba en habilidad en una tarea que él mismo le había enseñado.

Más de sesenta años después, en la Universidad de Stanford, algunos investigadores introdujeron en un algoritmo de aprendizaje automático miles de muestras de células mamarias cancerosas, así como las tasas de supervivencia de las pacientes, y le pidieron al ordenador que identificara los signos que mejor predecían que una biopsia determinada resultara claramente cancerosa. El ordenador produjo once indicadores que pronosticaban que una biopsia de células mamarias sería positiva. Y hasta esa fecha, los patólogos sólo tenían ocho claves. Es decir, encontraron tres factores más que los especialistas no habían tomado en cuenta. La computadora lo hizo sin ellos.

Todos estos avances se han convertido en lo que hasta el día de hoy es algo sumamente revolucionario, la posibilidad de que un carro ande de manera autónoma y su conductor pueda dormir sin la menor preocupación. Kenneth Cukier, editor de datos de la revista The Economist y coautor de Big Data: La revolución de los datos masivos (2013),lo define de manera magistral:

[…] ¿Por qué tenemos coches que se conducen solos? ¿Acaso a la industria del software se le da mejor incluir todas las normas de circulación en un código? No. ¿Es por el aumento de la memoria de los ordenadores? Tampoco. ¿Procesadores más rápidos? No. ¿Algoritmos más inteligentes? De nuevo, no. ¿Chips más baratos? Tampoco. Todo esto ayudó, pero lo que de verdad hizo posible la innovación fue que los expertos en tecnología cambiaron la naturaleza del problema.

coches automaticos
Imagen: Forbes.

Lo que idearon fue cambiar el problema. Ellos no querían enseñarle a conducir al auto. Más bien le enseñaron a guardar todos los datos a su alcance, aquellos que lo rodean, y le enseñaron a tomar la decisión correcta basándose en todas las lecciones. El auto es capaz de predecir hasta mil eventos diferentes. Si el semáforo está en rojo, el auto debe detenerse, pero si el semáforo está descompuesto, o hay un obstáculo, o si de casualidad el semáforo se cayó en medio de la calle, el auto sabe cómo proceder. Incluso, cuando nosotros no estamos en condiciones de manejarlo.

Estas lecciones nos dan una conclusión clara: necesitamos cambiar la naturaleza de nuestros  problemas. Pensar en el cómo se debería y en cómo lo haríamos de manera diferente. Las computadoras con sus aprendizajes automáticos seguramente nos ayudarán a resolver muchas cuestiones de la vida diaria, que nuestro ojo no puede percibir, o simplemente no podemos recordar con tanta exactitud como una máquina.  Nuestros negocios ahora también necesitan entender qué hay más allá de las decisiones de los clientes. Tienen que comenzar a pensar de acuerdo a lo que el Big Data descubre, y que nosotros todavía no nos damos cuenta.


También te puede interesar: Crear o resolver problemas, enseñanzas de lo digital.

Los introvertid@s

Lectura: 3 minutos

Los introvertidos suelen ser catalogados como personas retraídas o reservadas. Algo que en términos prácticos no suele ser tomado en cuenta para ciertos cargos, como una gerencia importante, o un puesto mayor… pero, ¿estamos haciendo lo correcto?

El mundo empresarial y los retos de la industria requieren colaboradores capaces de solucionar problemas. Líderes que definan soluciones creativas e innovadoras, que sean conocedores del mundo, ágiles de mente y muy importante: que puedan hacerte pensar como ellos para llegar a una meta.

La idea universal de la selección natural de las especies, en donde se diferencian los líderes de los seguidores, es uno de los referentes por excelencia en materia empresarial. Por un lado, las personas extrovertidas son como el sol de una empresa, los que definen los “goles”, los que cierran tratos. Por el otro lado, los más tímidos son los menos indicados para liderar proyectos, para definir estrategias o crear nuevas soluciones. Los que piensan antes de actuar, los que atienden a profundidad los problemas. ¿A cuál de estos dos perfiles contratamos o deberíamos contratar?

La abogada y escritora estadounidense Susan Cain,[1] define que los directivos estamos dejando pasar muchas oportunidades al no tomar en cuenta que la introversión también se asocia con el liderazgo. De hecho, de acuerdo a varios estudios antropológicos, se cree que la mitad de la población mundial es introvertida. Ejemplo de ello lo encontramos en directivos de negocios y empresas de cualquier tamaño; en colegas de trabajo, en la familia, con los amigos, etcétera.

introvertidos y perlas
Imagen: Pinterest.

 Todos sabemos reconocerlos por su capacidad o incapacidad de hacer las cosas a su modo. Los extrovertidos normalmente hablan y luego piensan, los introvertidos piensan primero y hablan después. Los extrovertidos son entusiastas, mientras que los introvertidos son más reservados para sus círculos sociales, los cuales son pequeños en comparación con los extrovertidos, quienes no tienen ningún reparo en compartir sus experiencias con más gente.

En realidad, la introversión en las personas es simplemente un estereotipo al cual estamos acostumbrados por mero prejuicio, porque casi siempre se les encasilla como una persona tímida, o peor aún, como antisocial. En realidad, son personas que mantienen una línea de pensamiento mucho más estructurada, que analiza y funge como mediador de conflictos y, en muchos casos, como solucionador de los problemas complejos.

En este sentido, Mihaela Enache, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universidad Oberta de Cataluña, afirma que “cada vez hay más investigaciones que sugieren que el liderazgo no requiere ser extremadamente sociable, los líderes más eficaces no entienden como indispensable el perseguir la notoriedad”. Más bien, tienden a escuchar activamente, mientras mantienen y transmiten la calma en tiempos de tormenta o a la hora de tomar decisiones.

De hecho, en una época donde las paredes dejan de existir y donde cada día estamos más acostumbrados a crear espacios del tipo co-working, es importante entender  que hay personas que necesitan la privacidad para crear, no porque sean antisociales, sino porque es necesario esa calma para escucharse a sí mism@s.

En conclusión, las cualidades de una u otra personalidad tienen que mantenerse y respetarse en todo momento, ya que tanto son necesarias personas extrovertidas, como lo son las introvertidas. Los pensamientos, las ideas y los proyectos seguramente resultarán mejores si encontramos la dualidad de ambas y nos replanteamos la idea de lo que en verdad las personas introvertidas podrían lograr. Así que la próxima vez que pienses que “el mundo es de los aventureros” también reconoce que, en realidad, los aventureros que razonan y analizan las opciones antes de actuar son también rasgos de personas introvertidas.


Notas:
[1] Quiet: The Power of Introverts in a World That Can’t Stop Talking

“Los burros no son como los pintan”. Sólo una cuestión de inteligencia

Lectura: 4 minutos

“Es un mito. El burro es más inteligente que el caballo, y con diferencia. Si tienes siete caballos y metes un burro, a la semana todos los caballos siguen al burro. Cuando no había topógrafos ni ingenieros de caminos mandaban a un burro y, por donde pasaba, construían el mejor camino. Son tremendamente inteligentes”.
Dilfenio Romero. Creador de Burrolandia: Asociación Amigos del Burro, en España.

En la búsqueda por entender y medir la inteligencia humana, dos especialistas en psicología intentaban explicar por qué algunas personas mantienen mayores resultados en pruebas o test de conocimiento general. Uno de ellos era el francés Alfred Binet, quien a principio del siglo pasado intentó definir un instrumento capaz de medir una escala de “inteligencia” para detectar a niños cuyo proceso de aprendizaje no fuera ideal. El resultado en este caso fue el Test de Predicción de Desempeño Escolar, con el cual se podía definir en una prueba lo que el niño podría o no resolver en cuanto a sus conocimientos.

Casi a la par, el inglés Charles Spearman definía en su teoría Bifactorial que la inteligencia depende de un factor general (factor hereditario) y otros especiales (como las habilidades desarrolladas por cada persona).

Aunque ambas posibles teorías no han sido del todo avaladas, se han utilizado diversas partes de sus investigaciones para definir ciertos parámetros como el Coeficiente Intelectual (CI), o en pocas palabras, para definir la inteligencia de cada ser humano. A pesar de que no todo el mundo comulga con estas investigaciones, la realidad es que cuando leemos en las noticias que un niño tiene un CI arriba que el de Albert Einstein o Stephen Hawking, damos por hecho que el futuro de este niño será brillante, aunque no sabemos si en realidad será así, o si el niño en cuestión utilizará su habilidad mental para hacer nuevos descubrimientos. Quizás el niño o niña en cuestión quisiera ser chef, pintor o dedicar su vida a viajar por el mundo. ¿Qué pasaría con esa mente “privilegiada”?

coeficiente intelectual
Ilustración: Pinterest.

El contexto es otra de las características que los estudios no han podido resolver para que exista una relación con la inteligencia “más” desarrollada. William Kamkwamba, es uno de los muchos ejemplos que existen por ahí, donde no es tan importante la escuela o colegio donde asistes. Kamkwamba creó el primer sistema de riego en una comunidad africana golpeada por la hambruna sólo con un viejo motor, una bicicleta y piezas de metal que funcionaban a modo de hélices.   Historias como éstas han roto de nueva cuenta esa idea de que la inteligencia sólo se puede desarrollar de manera exitosa en escuelas de prestigio.

En el mundo empresarial, hay personas sumamente exitosas que no concluyeron estudios universitarios, o si lo hicieron, no todos estuvieron en una escuela de renombre. Empresarios sin demasiadas bases administrativas, pero con gran sentido innato para crear negocios o empresas capaces de mantener a cientos y miles de familias.

Lo que hemos aprendido es que si se estudia o no, ya no es una condicionante para definir el éxito de una persona. De hecho, Howard Gardner publicó en 1983 un libro donde habla más allá de la inteligencia, él habla de las inteligencias múltiples, donde cada ser humano es capaz de destacar en ciertas esferas; por ejemplo, las personas que son buenas para las matemáticas, las que tienen una capacidad especial para crear como los artistas, los que son buenos para los idiomas, etc. Para él, las personas tenemos diferentes contextos con los cuales hemos desarrollado más ciertas partes de nuestro cerebro, lo que da pie a nuestras capacidades para ser exitosos en uno u otro contexto, e incluso, la forma en que vemos el éxito suele ser diferente en cada empresario. Recordemos que no siempre somos exitosos por tener una casa, autos o cotizar con nuestra empresa en la Bolsa de Valores. Pero también podemos ser exitosos si somos felices al pasar tiempo con la familia. La inteligencia, entonces es tan subjetiva como el éxito; así han nacido términos tan injustos como los de ser “inteligente” o ser “burro”.

niño burro
Ilustración tomada del cuento “Pinocho”.
¿Los burros son tan burros?

Cuando fuimos a la primaria, ser “burros” era una de las ofensas más terribles. Algunos profesores incluso avergonzaban a los niños y niñas que no eran lo suficientemente inteligentes como el resto del grupo, poniendo en la cabeza una diadema con dos grandes orejas, comparándonos así con esos animales. La realidad con el paso de los años nos ha enseñado que la inteligencia de los burros es mayor para ciertas situaciones donde los caballos huyen despavoridos. Se ha observado incluso que los burritos suelen ser más cautelosos y con buena capacidad de memoria para reconocer cuando una persona les ha tratado mal, y es por ello, que muchas veces utilizan esa terquedad característica para no hacer lo que les piden. En otras palabras, los burros también son inteligentes.

Así, si aún no tienes muy claras tus metas del próximo año en cuanto a lo que quieres dedicarte, o bien, sigues con ese miedo constante a que te cataloguen como “burro” por hacer algo equivocado, es mejor que lo pienses de nuevo, porque ni los burros son como los pintan, ni la inteligencia de un ser humano puede ser comparada con la de otro; todos tenemos características diversas y eso en gran medida es lo que hace la vida interesante.


Fuentes:
Los burros son tremendamente inteligentes“, (2019) Sergio C. Fanjul, El País.
¿Son tontos los burros?“, Muy Interesante.

Tajles y circunloquios: ¿cómo negociar en el mundo?

Lectura: 3 minutos

Cum Romae fueritis, Romano vivite more”.
(“Cuando a Roma fueres, como romano vivieres”).

En ciertos momentos de la vida, nos cuesta tomar una decisión y saber decir no, es –a la fecha– una de las faltas más comunes cuando intentan dar un paso adelante. Tan sólo al pensar en abrir un nuevo negocio, al adquirir una franquicia, cuando contratamos un servicio… Son tantas las situaciones donde nuestra capacidad nula de brindar una respuesta es tal, que en ocasiones, vivimos postergando la vida misma.

Esta forma de actuar, de “andarnos por las ramas”, de dar vueltas y rodeos suele definirse en el lenguaje escrito como un circunloquio[1], donde la idea central es confusa por dar demasiados detalles, o perderse en una serie de ideas capaces de confundir al más ávido lector. En el ámbito empresarial, estos circunloquios podrían definirse con negocios en stand by, o de manera más trágica, en oportunidades únicas desperdiciadas.

Negocios.
Imagen: Freepick.

Por otro lado, están las personas que todo lo quieren resolver en el mismo instante. No esperan por nada o por casi nadie. La importancia de resolver, en lugar de inquirir en esas afamadas “vueltas”, es lo que se conoce en Israel como pensar/hablar/actuar/negociar de forma tajles[2],  en donde la importancia del tiempo que le toma a una persona decidir, suele ser mínima. Aplica también para la toma de decisiones de cualquier negocio. ¿Y si se equivocan? Simple: lo resuelven de la misma manera, con el conocimiento adquirido ante el fracaso.

La globalización nos abrió posibilidades a la negociación con otros países, pero al ser un mercado diferente, una población nueva, debemos tomar en cuenta todos los pormenores de los protocolos o las actividades que llevan a cabo a la hora de intentar cerrar un trato en un país diferente al nuestro.

Así, las negociaciones internacionales cuentan con características diversas que es preciso aprender si queremos que sean exitosas. Al respecto; Adeli Buendía, experta en Comercio Internacional, nos habla de la importancia de conocer el país, y sobre todo, las costumbres a la hora de negociar. “Dependiendo de cada país, habrá que ver –por ejemplo– si es conveniente hablar de temas personales. En España y Latinoamérica en general funciona bien en las negociaciones”.

Negociar.
Imagen: Freepick.

De acuerdo con el artículo de Cristina Vílchez “Tips para negociar con empresas de diferentes culturas”[3], define que es importante tomar en cuenta las recomendaciones de las diferentes Cámaras de Comercio del país al cual queremos entrar, así como investigar y conocer la naturaleza de los acuerdos en cada latitud, por ejemplo:

  • En Chile, les interesa escuchar el precio y la rentabilidad del negocio/producto/servicio a comercializar.
  • En Japón, los contratos son vistos con mucha desconfianza.
  • En Rusia se cierran los negocios durante una comida.
  • Los italianos y los turcos respetan los acuerdos si puedes beber a la par de ellos.
  • Los alemanes y los japoneses toman mucho en cuenta la puntualidad, mientras que en Latinoamérica somos más relajados (hasta cierto punto).

Sin duda, son puntos interesantes si estás pensando en hacer negocios internacionales, por ello, es preciso tomar en cuenta los consejos antes mencionados y tratar de ser –hasta cierto punto– tajles, pero sin olvidar que en el mundo aún abundan los circunloquios que llevarán al límite tu paciencia. Hay que encontrar siempre el equilibrio en todo, más aún cuando se trata de negociar.

Notas:

[1] Expresar mediante un rodeo lo que puede decirse de forma más breve.

[2] Ir al grano, sin rodeos.

[3] “Tips para negociar con empresas de diferentes culturas