Inteligencia Artificial

La revolución del reclutamiento a través de la Inteligencia Artificial

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Hace algunos meses me encontré con una persona que estaba en la búsqueda activa de una oportunidad laboral, ante mi pregunta acerca de su formación, me comentó que había concluido con una maestría en una institución reconocida internacionalmente, con experiencia laboral en bancos, consultoras, etc., manejaba perfectamente un segundo idioma, era joven, educado, etc. Me comentaba que, aunque ya había pasado por varias entrevistas y procesos de selección, algunos reclutadores le comentaban que estaba sobre calificado, otros no le dieron respuesta, otros cancelaron las entrevistas, entre otras muchas cosas que pueden suceder en este proceso. Y la cuestión es que, muchas veces, el proceso de contratación tiene que ver con las personas que entrevistan, no necesariamente con el candidato, pues éste puede ser muy bueno y tener los conocimientos suficientes, la edad adecuada, incluso la experiencia, pero, la subjetividad del reclutador puede detener el proceso, ¿por qué?, la respuesta de algunos reclutadores es que muchas veces el candidato es poco serio en la entrevista, se nota que no se conoce bien, no tiene una proyección a futuro, es poco formal, entre otras muchas cosas.

¿Qué pasaría si este proceso de reclutamiento fuera objetivo, sin los prejuicios del reclutador, sin las ideas equivocadas que se pueden tener del prospecto? Hoy en día ya es posible reclutar a través de plataformas que te ofrecen el apoyo de la Inteligencia Artificial (AI) para evitar cuestiones subjetivas en la elección del mejor candidato; algunas de ellas son Talview, Ideal, Retorio, entre otras. En particular, Retorio busca integrar la psicología en el proceso de reclutamiento, con base en The Big 5 Personality Model, a través del cual, se califican los siguientes elementos: Extraversión (sociable-reservado), Conciencia (eficiente-reservado), Amabilidad (amigable-insensible), Neuroticismo (nervioso-seguro) y Apertura a la experiencia (curioso-cauteloso):

ia reclutamiento
Imagen: Retorio.

Asimismo, dicha plataforma, asegura un 90% de precisión en la afinidad del candidato para el puesto, interesante, ¿verdad?, podría ser que la tecnología nos haya dado las herramientas necesarias para no fallar en la contratación del perfecto candidato para nuestra empresa, pero ¿será realmente objetivo? La empresa German Public Broadcasting realizó un experimento para analizar la manera en la que operan estas plataformas y evaluar su objetividad. Es importante destacar que la Inteligencia Artificial que utilizan estas plataformas, analiza el tono de voz, el lenguaje que se usa, los gestos y las expresiones faciales, para con ello, crear un perfil de personalidad conductual.

Dicho perfil, no sólo ofrece un porcentaje muy alto en eficacia, sino que es objetivo y más rápido que cualquier proceso de reclutamiento tradicional. El proceso es el siguiente: se pide al candidato grabar un video en el que se responden ciertas preguntas básicas, con base en ello se realiza el análisis del sujeto y se obtiene una calificación de los 5 grandes aspectos de la personalidad (Big 5 Personality Model). La empresa alemana contrató a una persona para este estudio (sujeto 1) para que respondiera las preguntas que se le indicaron.

Los resultados fueron los siguientes:

Para la siguiente muestra, la misma persona usó lentes al grabar el video (sujeto 2), los resultados se mostraron similares en casi todos los elementos excepto en la conciencia, donde el resultado bajó a nivel medio. Posteriormente, el mismo sujeto (sujeto 3) se quitó los lentes y se cubrió la cabeza con una bufanda, aquí los resultados cambiaron dramáticamente, colocando la amabilidad, extraversión y apertura en un nivel alto, la conciencia en un nivel extremadamente alto y el neuroticismo en un nivel extremadamente bajo.

Se le pidió al candidato realizar nuevamente el video con cambios de ropa mínimos como color de blusa, cambio en el peinado, etc., los resultados siguieron cambiando. Finalmente, se pidió al sujeto que repitiera el video con las mismas prendas y el resultado en este caso no cambió. En otra prueba, se mantuvo la vestimenta, pero se cambió el fondo, añadiendo un cuadro en la parte de atrás, repisas con libros, etc., en este caso, también hubo cambios considerables en los 5 puntos señalados en la tabla. Finalmente, se hicieron pruebas con filtros y los resultados también fueron distintos.

A partir de estos resultados podemos observar que aún la tecnología existente no provee de resultados objetivos en un porcentaje amplio, sino que, por el contrario, intervienen elementos mínimos para obtener un resultado u otro, incluso variaciones importantes. Habría que preguntarse si incluso así se obtiene la afinidad del 90% en la elección del candidato, aunque, si se saben estos datos, sería útil para el candidato vestirse de una manera determinada, o bien, colocar ciertos objetos atrás de él para que el software arroje datos favorables y sea el candidato idóneo para el puesto. Lo más interesante aquí, es que la subjetividad de las personas también tiene que ver con el proceso, pues son los seres humanos quienes desarrollan la tecnología y, con ello, dejan una parte de subjetividad en ésta.

Hoy en día, empresas de alto nivel ya utilizan este tipo de software. Si te piden un video para tu postulación recuerda que, al igual que con los reclutadores, todos los elementos cuentan, a tu favor o en contra, así que, suerte con tu proceso.


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La Generación COVID

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2020 fue un parteaguas para la humanidad. Para Ortega y Gasset –tristemente cada vez menos citado– son los grandes eventos el punto de inflexión que señala el surgimiento de una nueva generación. Hay una generación COVID y están incluidos en ella todos aquellos que tuvieron entre 11 y 25 años en 2020.

¿Que significa ser joven en pandemia? Sin saberlo expresar de otra forma que a través de vivencias, los jóvenes se asumen en esa realidad para la que parecen haberse preparado desde el momento de su nacimiento. La generación COVID nació sapiente digital, es su lenguaje, su forma de comunicar, su referente, lo digital es su base, su periscopio para observar desde lo profundo, el océano de lo social.

Son los pertenecientes a esta generación, quienes prescindieron primero de los espacios de oficina y convirtieron miles de espacios, lofts, almacenes, viejos locales de las grandes administraciones, en conversatorios, salones de co-creación y cafeterías. Los jóvenes conocen todos los atajos y algoritmos de simplificación y logran en fracciones de segundo lo que otros cincuentones o sesentones como yo tardamos mucho en materializar. 

Desde hace años los jóvenes participan en grupos de apoyo para resolver problemas en línea. La innovación es parte de su vida, saben naturalmente que la innovación es un auxiliar para alcanzar metas. Quieren lograrlo rápido y están dispuestos a sacrificar la sagrada escolaridad por el conocimiento puro y directo.

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Imagen: Blogs.

Hace más de medio siglo, Abraham Moles predijo que las formas de aprehensión del conocimiento ya no eran las de la ortodoxia legada por la educación convencional, el quadrivium, el trivium, las enseñanzas aristotélica, tomista, cartesiana, o de las decenas de reformas del sistema escolarizado, sino las de un universo mosaico (aleatorio) aparentemente desorganizado y proveído en la comunicósfera, ese ambiente en que se encuentran y atropellan, luchan por la existencia y la prevalencia, los mensajes, los contenidos tanto de los medios tradicionales reconvertidos por la transmedia y las redes sociales.  

Una nueva cultura mosáica, parece instalarse en la conciencia de la nueva generación COVID. Una, en la que el conocimiento es mas autodidáctico, menos sometido al flagelo del programa. El individuo construye cada vez más, formas de asociación entre las ideas provenientes de los más diversos espacios de la comunicósfera y sus infinitas redes sociales ya sea cableadas o irrigadas a través de los sistemas de antenas y los satélites para constituir moléculas de conocimiento, células activas, órganos y algoritmos, sistemas y funciones, verdaderos cursus vitæ.

Ethernet, la red en el aire, es un buen aforismo para hablar de ese espacio que desde Teilhard de Chardin y su idea de “noosfera” (esfera de las cosas espirituales) hasta Bachelard y su noción de obstáculos epistemológicos (que inhiben por atavismos y nomenclaturas el acceso al conocimiento puro), o Harold Rosen y su concepción de la geoestacionariedad para los satélites llamados de comunicación (que permitió la comunicación instantánea en todo el planeta), son todos ellos elementos, premisas, que lejos de inspirar son en las que estriba la nueva generación para expresarse, construir y vivir en la realidad.

Las grandes empresas y no sólo las tecnológicas, están contratando independientemente del perfil y el récord académico, a personas que sepan resolver, pensadores directos que puedan trabajar en un ambiente de convivencia con la Inteligencia Artificial y el big data. Personas que intuyan nuevas formas de reducir la complejidad a parámetros manejables.

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Imagen: La Voz de Galicia.

Todos sabemos hoy que el teletrabajo permanecerá, que no nos desplazaremos más de manera inútil, ni nos someteremos al caos de los trasportes en horarios pico. Para ser productivos no necesitamos estar en un sitio específico, telepresencia y teleacción lo sustituyen.

Estamos acondicionando nuestros espacios cotidianos para hacerlos más cómodos y amigables, los videojuegos han contribuido a desarrollar nuevas ergonomías para operar interfaces donde la experiencia es más holística, audio, video, nuevos paradigmas sensoriales, impresoras e imágenes en tercera dimensión. Los asistentes y las formas de realidad virtual aparecen todos los días. Muchos jóvenes están contribuyendo a desarrollarlas. La domótica (la telemática en casa) está reemplazando a la burótica (la telemática de oficina). Esta ciencia inspirada por las experiencias de realidad encuentra en la Generación COVID a su principal promotora.

El espacio exterior se revalúa, los jóvenes quieren contribuir a materializar estos ideales, a  través de formas sencillas como el veganismo que crece exponencialmente. Una nueva conciencia de sostenibilidad aparece menos como un mandato de los organismos internacionales que como una forma natural de vida. La protección del ambiente comienza a partir de cambios sustantivos en la cotidianidad, en las formas de alimentación, en los modos de vestirse, en la utilización de fibras eco-friendly y desde luego en los modos de la comunicación.

La experiencia de asociación física está cambiando, el gusto por la alteridad, por la otredad se expresa de modo distinto. Los jóvenes se ven para tocarse, para sentirse, para intercambiar formas de libertad hasta hoy insospechadas. Toman nuevos riesgos y ponen en juego neurotransmisores poco utilizados antes, usando rincones del cerebro para conexiones neuronales distintas. La espiritualidad nueva esta allí, reconociendo la perfección del origen y la imperfección humana.

El trabajo en equipo no es sólo un trabajo humano sino un ejercicio auxiliado por instrumentos de inteligencia artificial y realidad virtual. Lo verdadero ya no está en el objeto sino en el sujeto que percibe. Las cosas son porque se experimentan aunque sean efímeras.

teletrabajo, pandemia
Imagen: Rotary International.

En la historia de la humanidad son pocos las epistemes (los momentos de ruptura que provocan nuevas formas de pensar). Grecia al inventar la filosofía concibió uno, Rousseau habla claramente de esto en su Emilio que señala que comenzamos a construirnos cuando comenzamos a vivir de manera distinta.

La era COVID nos ha hecho comenzar a percibir la vida dese la fragilidad de la existencia, para la generación que lleva este nombre, la fragilidad es consustancial al espacio de realidad. La generación COVID es en este sentido una generación de carácter existencialista como lo fue la generación de la postguerra en Europa.

La educación no es para esta generación, otra cosa que la aprehensión de la realidad de una forma nueva y específica: doméstica y domótica, de naturaleza virtual. Los colegios que Rousseau llamaba risibles establecimientos lo son hoy en mayor grado. Este pensador que muere 10 años antes del inicio de la Revolución francesa es, sin embargo, el más grande inspirador intelectual de ésta. 

Hoy, pensar la educación es asunto de procuración de plataformas, de apoyos para la autoformación, quizá en una mixtura de contactos presenciales y de algoritmos didácticos que permitan el registro, la traza, la huella y la memoria de trabajo, y sobre todo su proyección para la adquisición de conocimiento significantes y venidos libremente de la totalidad, de esa enciclopedia abierta que es la comunicósfera.

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Imagen: Freepik.

Todos somos educandos y cada quien construye su propio vector de educación, el individuo es la carrera, no el programa, porque el individuo se resuelve en libertades y la escuela es atávica.

Pero ¿quién guía?, ¿qué referentes motivan?, ¿qué remplaza al maestro? Los nuevos marcadores de tendencia están en muchos casos desvirtuados, son estridentes y no tienen rumbo, quizá la mayor lección y el legado de la generación COVID sea la propuesta de reconocimiento de nuevos referentes axiológicos como los que parecen aparecer en la conciencia de naturaleza, la espiritualidad ecuménica, el servicio humanitario, la ingeniería de la inclusión y la conciencia de la fragilidad.

En México, la falta de identidad común, la ausencia de un contrato social respetado por todos, es probablemente responsable de la falla sistémica del sistema educativo, cuya “modelización” ha fallado. Las escuelas coloniales fueron divisorias, las del periodo independentista fallaron por su clasismo, la reforma trajo el modelo positivista cotidiano pero no pudo aplicarse de manera generalizada, los colegios extraídos de la revolución se probaron deficientes, los del periodo neoliberal mediocres en su mayoría y las de la cuarta transformación adolecen aun de una marcada falta de fuerza negociadora para restarle poder a los clusters mediáticos y desarrollar una verdadera política de inclusión digital. 

Ponerse a la escucha de la nueva generación y establecer paradigmas incluyentes no es fácil, pero no hay de otra.


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Reconocimiento facial: lo que implica que se sepa quiénes somos

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En la revolución digital en la que estamos inmersos, se ha vuelto común el empleo de tecnologías de reconocimiento facial para acreditar nuestra identidad, ya sea para fines de seguridad, médicos, financieros, laborales, e incluso, para interactuar en redes sociales.

A través de ella desbloqueamos nuestros teléfonos móviles, autorizamos operaciones bancarias, “etiquetamos” amistades en fotos, ingresamos a nuestros trabajos, o bien, podemos localizar personas desaparecidas o que hayan cometido un delito.

Woodrow W. Bledsoe –uno de los pioneros de la Inteligencia Artificial– en los años sesenta, desarrolló el primer sistema semiautomático de reconocimiento facial capaz de ubicar y calcular proporciones de oídos, ojos, nariz y boca en fotografías para su comparación con fuentes de datos de referencia.

¿Qué es el reconocimiento facial? De acuerdo con el Grupo de Trabajo del artículo 29 de la Unión Europea, se trata del procesamiento automatizado de imágenes digitales (fotografías, videos grabados y en vivo) que contienen rostros de personas y que sirve para identificarlas, categorizarlas o autentificar su identidad.

reconocimiento facial
Imagen: Jon Berkeley.

Esta tecnología permite reconocer a un individuo a partir de sus datos biométricos, al confrontar los rasgos físicos de su cara, como la distancia entre sus ojos, la longitud de su nariz o el ángulo de su mandíbula, con plantillas previamente registradas y relacionadas con una identidad específica.

La tecnología no es ni buena ni mala. Su ventaja está en la manera en cómo la aprovechamos, sin vulnerar derechos fundamentales. Por ejemplo, el reconocimiento facial se ha utilizado con éxito para facilitar al Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano y a otras instituciones de salud estadounidenses, el diagnóstico de la enfermedad genética Síndrome de DiGeorge, que afecta desde 1 de cada 3000 a 1 de cada 6000 niños y cuya detección es especialmente difícil en África, Asia y Latinoamérica.

El rostro es un dato biométrico porque da cuenta de las características físicas de una persona, lo que permite identificarla o hacerla identificable. Además, es un dato personal sensible, porque incide en su esfera más íntima y su uso indebido pueda causarle discriminación o ponerla en un riesgo grave.

Pero ¿qué implica que se sepa quiénes somos mediante el reconocimiento facial? Una de las principales preocupaciones es que a través de su aplicación se atente contra los derechos humanos. Por ello, su empleo debe regirse por el cumplimiento de principios y deberes del sector público y privado que garanticen la protección de los datos personales.

En 2019, la empresa VPNMentor descubrió una importante brecha de seguridad en una base de datos de la plataforma Biostar 2, que gestionaba los sistemas de seguridad de acceso a instalaciones de 5,700 organizaciones en 83 países, incluidos gobiernos, multinacionales, bancos y la policía metropolitana del Reino Unido.

rostro biometrico
Imagen: Claire Merchlinsky.

Los investigadores de la empresa tuvieron acceso a más de 27.8 millones de registros y 23 gigabytes de datos como huellas digitales, información de las caras e imágenes de los usuarios, sus nombres, contraseñas, domicilios, correos electrónicos, entre otros.

Con motivo de la firma, en 1981, del Convenio 108 del Consejo Europeo para la Protección de las Personas con respecto al tratamiento automatizado de datos de carácter personal, cada 28 de enero, desde 2006, conmemoramos el Día Internacional de la Protección de Datos Personales, para difundir los derechos que tenemos para el cuidado de nuestra información personal, y las responsabilidades de su buen manejo.

El reconocimiento facial plantea retos sobre su aplicación segura y legal en el tratamiento de datos biométricos, salvaguardando los derechos de las personas. En esa misión, los órganos autónomos guardianes de los datos personales, como el INFOCDMX, tenemos un papel esencial para garantizar su protección, sin dejar de aprovechar la tecnología.

Decía Cicerón que “el rostro es el espejo del alma, y los ojos, sus delatores”. El derecho a la protección de nuestros datos personales nos da el poder de decidir quién y cómo los trata. Nosotros decidimos quién puede ver nuestra alma y saber lo que nuestros ojos revelan sobre nuestra intimidad.


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Tecnológico Nacional firma convenio con IBM para capacitar estudiantes

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Más de 600 mil estudiantes se verán beneficiados con herramientas para desarrollarse en las tecnologías más avanzadas, gracias a un convenio firmado por el Tecnológico Nacional de México (TecNM) y la empresa IBM.

Estudiantes de licenciatura y postgrado, serán capacitados en áreas de alta demanda como la Inteligencia Artificial, Nube, Blockchain, Computación Cuántica, Ciberseguridad y Open Source, informó un comunicado de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

El director general del TecNM, Enrique Fernández Fassnacht, señaló la importancia de los contenidos digitales y celebró la ayuda de IBM, junto a quienes permitirán “a los estudiantes contar con herramientas prácticas que fortalecerán su formación y mejorarán sus perspectivas laborales”.

Este acuerdo, permitirá a estudiantes del TecNM, tener acceso a IBM Academic Initiative, programa de autoservicio digital, con acceso a software, cursos y Nube con soluciones de la empresa como IBM Cloud, Ciencia de Datos, IBM Security, Quantum, Blockchain e Inteligencia Artificial. Así mismo, podrán acceder a tecnologías como Linux y Open Source.

Se proporcionarán materiales para enseñanza, aprendizaje e investigación no comercial, con manuales y Redbooks sobre tecnologías de IBM, con lo que se adquirirán conocimientos prácticos.

IBM también pone a disposición del TecNM el programa Academic Tech Talks, con sesiones de formación que pretenden despejar dudas y profundizar más en la IBM Academic Initiative.

Lo anterior, también estará disponible para más de 29 mil docentes e investigadores del TecNM.

Este acuerdo se consideró estratégico por la SEP, al darse en medio de la pandemia de COVID-19, donde las actividades académicas de los 254 campus en las 32 entidades de la república, se realizan de manera virtual.

Elon Musk: empresario del año, una vez más (Fortune, 2020)

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En un artículo mío reciente exponía cómo se ha ido desplazando la iniciativa y financiamiento de la investigación y desarrollo (I+D) hacia el sector privado y, si hay un ejemplo notable de ello, es lo que encarna el genial Elon Musk.

Elon Musk se convirtió a fines de noviembre del presente año en la segunda persona más rica del mundo después de Jeff Bezos (CEO de Amazon). Entre los empresarios más acaudalados e innovadores, Elon Musk es de los más osados, imaginativos y perseverantes y está ayudando a ampliar el conocimiento y la innovación en varias áreas medulares para la humanidad. Éstas se centran en actividades que pueden ayudar a mitigar los problemas de las emisiones efecto invernadero, proyectar a los seres humanos hacia la conquista del espacio y desarrollar una Inteligencia Artificial (IA) que él llama “amigable” (DW).

En el ámbito del combate al cambio climático, Elon Musk ha impulsado Tesla Motors (o Tesla Inc. en su versión actual), SolarCity y The Boring Company que contribuyen a acelerar la transición a la electricidad limpia y al transporte eléctrico. Tesla, la compañía que produce automóviles eléctricos y que controla aproximadamente un tercio del mercado de vehículos de este tipo actualmente, quintuplica el valor conjunto de General Motors y Ford (Fortune).

Musk, junto con otros socios, comenzaron a desarrollar la idea de producir un coche eléctrico en 2003, justo cuando General Motors abandonaba la idea de hacerlo debido a todas las dificultades y limitaciones que presentaban los automóviles basados en esta tecnología hasta ese momento (insuficiente autonomía, baterías con capacidad limitada, baja velocidad, falta de infraestructura, entre otros). Elon Musk entró a esta actividad justo cuando parecían inviables los coches impulsados por energía renovable. Además, con una visión mucho más amplia de los retos energéticos, simultáneamente se propuso desarrollar baterías significativamente mejores para el almacenamiento de energía renovable de amplio uso.

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Foto: Actualidad.

Los objetivos de Tesla Motors eran muy ambiciosos: elaborar un vehículo eléctrico que pudiera competir con los mejores automóviles deportivos de gasolina, empezando con un modelo de lujo muy caro para luego, en etapas posteriores, fabricar coches eléctricos mucho más accesibles y así irlos popularizando (nótese que aún no llega a esta meta pues el más económico de ellos sigue siendo bastante caro, 36,000 USD). Este emprendimiento era carísimo, tardado y muy complejo, considerando toda la I+D y las inversiones que se debían hacer. Si bien Elon Musk y en menor medida otros socios del sector privado aportaron enormes cantidades de dinero para llevar a término este proyecto, de no haber sido por fondos públicos de la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) en 2008, y un importante préstamo en 2009 como parte del Advanced Technology Vehicles Manufacturing Loan Program (ATVM), la empresa hubiera quebrado. Aún así, y habiendo logrado aumentar su producción año con año, durante la década de los 2010 y hasta 2019, registró pérdidas. Entre 2019 y 2020 Tesla por primera vez logró tener ganancias. La venta de créditos de emisiones de CO2 a otras automotrices fue lo que más le ayudó.

La fabricación de los vehículos y los demás productos elaborados por Tesla tienen detrás una enorme cantidad de I+D e invenciones cuya utilidad irá mucho más allá de Tesla misma. Según un abogado especialista en patentes, Tesla tenía más de 900 solicitudes de patentes ya aprobadas o en proceso en 2020 (desde 2014 se supone que hay libre acceso a las patentes de Tesla). Como muchos procesos de invención y, luego, innovación, los emprendimientos de Elon Musk han enfrentado innumerables obstáculos, demoras y fracasos, pero en suma, ha sido una historia de éxito.

Elon Musk prevée que al transitar enteramente a una flota de automóviles eléctricos el consumo de electricidad se duplicará. Por eso se necesitará poder almacenar energía de generación intermitente como la eólica y la solar con baterías especiales para ello. Desde 2015, Tesla ya produce dos sistemas de almacenamiento de energía renovable que podrían llegar a abastecer mucha de la actividad eléctrica en la economía. En 2016, Tesla se fusionó con SolarCity, que se especializa en la instalación de paneles solares fotovoltaicos y creó el proyecto Solar Roof para fabricar tejas de vidrio que absorben los rayos solares para producir electricidad, pero con una tecnología diferente de la de los paneles solares. Estos proyectos tampoco han estado libres de problemas técnicos y financieros.

The Boring Company fundada por Musk responde a su preocupación por el inmanejable nivel de tráfico que se ha generado en las ciudades (se inspiró en un embotellamiento que le tocó en Los Ángeles). La compañía tiene el propósito de construir túneles subterráneos en forma eficiente para que en ellos se puedan instalar los tubos para el sistema HyperLoop, que revolucionaría los medios de transporte. En ellos podrían trasladarse cápsulas o vagones con 28 pasajeros a una velocidad casi supersónica de 1200 km por hora aproximadamente, por lo que un viaje de Los Ángeles a San Francisco se haría en media hora, por ejemplo. Esta velocidad sería posible de alcanzar porque los tubos casi carecerían de aire, lo que reduciría al mínimo la fricción de los vehículos, además de que éstos flotarían. El sistema funcionaría con energía eléctrica generada por paneles solares y el costo del transporte sería menor al del tren, el avión o el automóvil actualmente. Indudablemente, si se hace realidad esta gran innovación, habría un gran beneficio para el medio ambiente y para las personas. Las primeras pruebas de esta vía de transporte ya se están realizando.

hyperloop
Imagen: LZone.

El otro gran emprendimiento de Elon Musk es la conquista del espacio, facilitando los viajes a esa dimensión y teniendo como meta final la colonización de la Luna y de Marte. Por lo pronto, desde 2002 este empresario ha desarrollado la compañía Space Exploration Technologies Corp., conocida como SpaceX, que provee servicios de transporte espacial. La empresa ha revolucionado la industria espacial al inventar un cohete que puede re-utilizarse, regresando a la tierra una vez cumplida su misión y pudiendo emprender nuevos viajes al espacio, lo que además, abarata el transporte extraterrestre. SpaceX ha completado más de cien viajes al espacio y recientemente hizo su primer traslado de astronautas de la NASA a la Estación Espacial Internacional, lo cual no tiene precedentes, pues anteriormente no había habido una colaboración público-privada espacial de este calibre.

En el campo de la investigación de la Inteligencia Artificial, Elon Musk en asociación con otros emprendedores creó la empresa sin fines de lucro OpenAI (2015), cuyo objetivo es “avanzar en el campo de la inteligencia digital de una manera en que sea posible beneficiar a la humanidad como un todo, sin las limitaciones de tener que generar retornos financieros” (traducción propia). La empresa ofrece acceso gratuito a sus resultados de investigación de IA y además de los avances propios en este terreno espera contribuir a la seguridad de dicha IA y evitar que grupos poderosos la monopolicen.

El fin último de esta compañía no está del todo claro porque es una tecnología en marcha, que avanza a pasos agigantados y a lo que contribuirá la empresa. Pero cuando la IA supere la inteligencia humana, OpenAI quiere asegurarse que esa inteligencia se usará con buenos propósitos. Más recientemente (2020), OpenAI ha comercializado una Interfaz de Programación de Aplicaciones (o API, por sus siglas en inglés), que son un conjunto de funciones y procedimientos que pueden ser usados por otro software. Con ello la empresa deja de ser puramente altruista y logrará así tener fondos para financiar la I+D de OpenAI.

No menos importante es la incursión que está haciendo Elon Musk en el desarrollo de interfaces cerebro-computadora, para lo cual fundó la empresa Neuralink Corporation (en 2016). Acerca de sus actividades, se puede leer en su página web: “Estamos creando el futuro de las interfaces cerebrales: estamos construyendo dispositivos que ayudarán a personas con parálisis y estamos inventando nuevas tecnologías que expandirán nuestras habilidades, nuestra comunidad, y nuestro mundo”. La idea es que puedan tratarse problemas neurológicos estimulando el cerebro en forma directa. Están diseñando el primer implante neuronal que permitirá a las personas controlar los aparatos digitales y la computadora desde el cerebro con sólo pensar qué quieren hacer.

Viendo la impresionante capacidad de Elon Musk de empujar la frontera del conocimiento en tantas direcciones diferentes y cruciales, no sorprende que desde 2006 haya recibido más de 25 reconocimientos de los más diversos organismos: ambientales, aeronáuticas, aeroespaciales, exploradores, entre muchos otros. Hay que agregar a los logros tecnológicos de Elon Musk que muchas de sus innovaciones las ha compartido, pues al ser de fuente abierta, quedan a disposición del público para emplearlas de diversas formas y para que otros también puedan realizar avances adicionales a partir de esos nuevos conocimientos. Por último, también es necesario reconocer que la motivación de muchos de sus inventos tienen que ver con resolver algunos problemas importantes que enfrenta la humanidad como el cambio climático, la contaminación, y las limitaciones que enfrentan muchas personas con problemas físicos que les impide usar los medios digitales, entre otros.

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Imagen: Compote.

Dicho esto, retomemos el tema de quienes desarrollan la innovación actualmente. Es el sector privado en los países desarrollados el que realiza la mayor parte de la I+D (los países emergentes con la gran excepción de China, no contribuyen mayormente a ello). Las empresas privadas asumen el 60% de tal esfuerzo en Singapur, el 78% en República de Corea, y 72% en Estados Unidos. El sector público en realidad tiene más importancia de la que parece porque provee buena parte del apoyo de investigación básica, la educación y la infraestructura que se necesita. La pregunta, entonces, es: ¿debería continuar esta tendencia o debería el sector público asumir un rol más activo en orientar el avance de la tecnología para que ésta realmente responda a las mayores necesidades de la humanidad?

En el caso de Elon Musk, varios de sus inventos e innovaciones responden a prioridades sociales y otros innovadores también han hecho importantes contribuciones, pero los retos son enormes y no se puede esperar que la iniciativa privada responda a todos ellos espontáneamente. Los gobiernos que tienen una visión de conjunto de los grandes problemas de la sociedad necesitan tomar más responsabilidad.

Algunas personas como Arati Prabhakar, nada menos que ex Directora de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada en Defensa (o DARCA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, y que ahora dirige una ONG –Actuate– que se enfoca en ubicar las innovaciones que pueden resolver los mayores problemas sociales, considera que la I+D e innovación debería poder responder adecuadamente a cuatro retos fundamentales: generar datos e información confiable; una verdaderamente buena salud para toda la población; oportunidades para cada persona (superar la desigualdad); y mitigar el cambio climático.

Se necesita un ecosistema de innovación que ayude a enfrentar estos retos sociales y los genios tecnológicos como Elon Musk deberían ser parte de un esfuerzo colectivo para resolver los problemas más apremiantes de la humanidad. Pero los gobiernos también deberían asumir un mayor rol para que la tecnología que producen los actores privados se orienten más a resolver los problemas urgentes de la sociedad. Y, por cierto, si no lo hacen por falta de recursos sería hora de cobrar, para este fin, los impuestos necesarios a los grandes gigantes tecnológicos que han producido multibillonarios.


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El yo artificial: prótesis, avatares y robots

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“El cuerpo es un concepto”. Cuando hace años escuché esta frase, me pareció chocante y síntoma de un idealismo absoluto que considera la mente como primordial y a la materia, cuerpo incluido, como una derivación de su etérea actividad. Después de años de indagar sobre el problema mente-cuerpo me he dado cuenta de que mi convicción realista de que existe un mundo fuera de las mentes que puedan percibirlo y recrearlo, implica que el cerebro es el órgano dedicado precisamente a percibirlo y recrearlo. En este sentido acepto una variante puntuada de esa frase: “El cuerpo” es un concepto. En efecto la conciencia de uno mismo implica la imagen y representación verbal del propio cuerpo por el sistema mente-cerebro y éstas tienen una realidad psicológica indudable y trascendente que sostiene a un yo dúctil y mudable que exploro en estas secciones.

Recuerde el lector o lectora algún incidente de ir conduciendo su automóvil e involuntariamente rozar o rayar la carrocería con algo externo: ¿no sintió este choque como si la superficie metálica fuera la propia piel? Al conducir un vehículo, la imagen o representación del cuerpo se extiende a todo el coche, porque en su movimiento éste depende de las decisiones del conductor. Pensemos en el bastón de un ciego. Insensible e inerte por sí mismo, el bastón se torna en una extensión, en una prótesis del cuerpo, porque el ciego palpa al entorno con él, descubre obstáculos y lo manipula para apoyarse, remover un estorbo o propinar un bastonazo. El cerebro del ciego realiza un acomodo funcional que Juan González, filósofo mexicano de la percepción, denomina “recalibración prostética”, una adaptación tácita e inmediata de las capacidades funcionales que pone en evidencia la extraordinaria plasticidad cerebral en íntimo juego con la situación.

banco ciego
Banco ciego, ilustración de “La isla del tesoro” (1911) por Newell Convers Wyeth. El bastón del ciego se convierte en una extensión prostética de su cuerpo. (Imagen de Meister D).

En la realidad virtual ocurre una readaptación más patente, pues el ajuste implica una reorganización de los sistemas sensitivo-motores. La identificación con avatares o dobles virtuales muestra la maleabilidad no sólo de la imagen corporal, sino de la agencia y sentido de posesión del cuerpo, capacidades que explota de manera espectacular la película Avatar de James Cameron (2009), aunque la ficción de producir un avatar tridimensional que se desempeñe en el mundo real no tiene por el momento posibilidades. Las técnicas actuales de realidad virtual sí han permitido crear simulaciones del cuerpo del participante en tercera dimensión de tamaño real. Incluso ha sido posible sumergir al sujeto en ambientes virtuales que reproducen situaciones realistas de tal manera que se reconozca en el avatar virtual y tenga la ilusión de poseer ese cuerpo que dista de ser el suyo. Para ello es necesario sincronizar los estímulos sensoriales del cuerpo original y del sustituto, como hemos relatado antes en referencia a la ilusión de la mano de hule. Lo que se produce es una ilusión del cuerpo entero y el participante puede verse a sí mismo sea en primera persona, como si en efecto estuviera en el cuerpo virtual de su avatar, o en tercera persona, como se ve uno entre dos espejos. Estas técnicas se han usado para modificar ciertos trastornos de la imagen corporal, como la anorexia, pues, al cambiar las dimensiones del cuerpo virtual, cambian las actitudes de los sujetos hacia sus propios y “verdaderos” cuerpos.

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Sigourney Weaver y su avatar en la película Avatar de James Cameron (2009) (Imagen de Bolsamania).

Otra cuestión de la maleabilidad de la conciencia corporal y de la autoconciencia se refiere a si será posible generarla en robots capaces de comportarse como seres humanos. Si esto fuera así, el robot debería ser considerado análogo a un ser humano, aunque su cuerpo sea mecánico. He referido antes que en su célebre libro “Yo, robot” (1950) el científico y escritor de ciencia ficción Isaac Asimov inventó a Cutie, un tipo avanzado de robot que desdeña a los humanos, se autoproclama profeta de los robots y no se convence de que es una máquina. El relato asume que un robot tan inteligente como Cutie disfruta de una conciencia de sí, pero se puede pensar que es un sofisticado artilugio parlante que capta el mundo y obra sobre él, pero sin sentirlo ni sentirse.

Portada de “Yo robot” de Isaac Asimov, originalmente publicado en 1950. Abajo: Ilustración de este libro en Loresumo.
Yo robot de Isaac Asimov,

Decidir una cuestión de este calibre parecería requerir el recurso del teatro griego conocido por la expresión latina Deus ex machina (el dios que baja de la máquina), la aparición en escena de un dios para resolver un enigma que está más allá de la capacidad humana. Esta expresión, pero sin intervención divina, constituye el título de la película de ciencia ficción Ex-machina (Alex Garland, 2015), la cual aborda de manera lúcida y fascinante el intento de resolver si una máquina en forma de una figura femenina capaz de habla y conducta humanas, es o no es consciente y, sobre todo, si tiene conciencia de sí misma. Para ello Nathan (Oscar Isaac), su creador, un extravagante potentado y genio de la Inteligencia Artificial que vive aislado en un hogar-laboratorio remoto y paradisíaco, manda traer a Caleb (Domhnall Gleeson), avezado técnico de su empresa, para dictaminar si la robot llamada Ava, tiene o no conciencia. Caleb se da cuenta de que se trata de una avanzada prueba de Turing, la propuesta de que si no es posible distinguir la conducta del robot de la humana, el robot debe poseer no sólo inteligencia, sino conciencia de sí mismo, lo que vendría a constituir, de hecho, un yo artificial.

Ex-Machina
Ava, Caleb y Nathan, personajes de Ex-Machina, película de Alex Garland (2015) que plantea averiguar si una robot construida para comportarse como humana tiene conciencia de sí (Imagen de: World of Movies).

Para ello Caleb entrevistará a Ava durante una semana y deberá dar su dictamen. Cuando Ava (Alicia Vikander) aparece en escena, es claramente una robot, pues partes de su estructura son transparentes y dejan ver la maquinaria interior, pero en su totalidad, en su actitud y en su faz Ava es claramente femenina, atractiva y acaso seductora. Caleb se da cuenta de que Ava no sólo tiene una inteligencia aguda y emociones congruentes, sino que parece tener conciencia de sí. Pero ¿se trata de una simulación magistral o Ava está realmente consciente? Cuando Caleb le pregunta si puede demostrar que es un ser consciente de sí, ella sagazmente le responde: ¿puedes tú probar que eres autoconsciente? Al no haber evidencia demostrable, Caleb debe generar una opinión justificada. Pero vemos que Nathan ya había previsto esto y para él la prueba definitiva consistiría en que Caleb se enamore de Ava, con lo cual se habrá cumplido con creces la prueba de Turing. Caleb, en efecto, se enamora de Ava, pero ella tiene otros planes que demuestran capacidades muy eficaces y elaboradas de manipulación, simulación y planeación de estrategias para satisfacer sus deseos.

En tanto espectador de la película, veo que todas estas son características necesarias de la autoconciencia, pero ¿son suficientes y probatorias? Como no es posible tomar la perspectiva de Ava, la cuestión depende de si se puede atribuir autoconciencia a otro ente con base en su comportamiento y lenguaje. Dado que Ava despliega caracterísitcas que asociamos a la autoconciencia se la concedemos de forma espontánea y razonable como se la concedemos a nuestros prójimos humanos. Pero el asunto tiene implicaciones profundas. Por ejemplo: para crear una humanoide autoconsciente su creador debería conocer el fundamento material de la autoconciencia, implementarlo en el robot y comprobar que se comporte como tal. Pero Nathan ha fabricado una máquina que reproduce o imita a la perfección conductas humanas y se pregunta si Ava en verdad es y está autoconsciente. La inteligencia artificial ha hecho creer que no importa de qué está hecha la máquina, sino lo que hace y ejecuta, pero un neurobiólogo como el que esto escribe está convencido que la conciencia y la autoconciencia requieren de un organismo vivo no sólo dotado de neuronas, sinapsis y neurotransmisores, sino de inscripciones históricas, culturales y simbólicas para que pueda ser consciente del mundo, de sí mismo y poder disfrutar de ese saber que sabe de sí.


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Adopción de Relojes Inteligentes en México

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En la actualidad, los teléfonos inteligentes y la conectividad móvil han logrado permear a una gran proporción de individuos en el país, cambiando la forma en la que la gente se comunica y realiza muchas de sus actividades diarias. El siguiente eslabón que ha emprendido esta ruta de adopción creciente de la tecnología es la interconexión digital de todos los objetos o “Internet de las Cosas” (IoT por sus siglas en inglés).

Uno de los desarrollos, pionero en encabezar esta tendencia hacia su masificación, ha sido el reloj inteligente o smartwatch en inglés. Desde su entrada al mercado en 2012, los principales fabricantes de equipos y de la industria relojera, han desarrollado estos dispositivos, llamando la atención de los consumidores, al convertir estos accesorios en mucho más que instrumentos para conocer la hora.

La oferta de estos dispositivos comprende relojes que cuentan con diversas funciones para hacer facilitar la rutina diaria, convirtiéndose en aliados para el trabajo, la salud, el deporte, y en general, para facilitar el quehacer cotidiano. 

Dimensionamiento del Mercado de Smartwatches

En México, de acuerdo con el estudio “Análisis y Dimensionamiento del Mercado de Smartwatches en México 2T-2020” elaborado por The Competitive Intelligence Unit (The CIU), se contabilizaron un total de 9.4 millones de usuarios de smartwatches al segundo trimestre de 2020 (2T-2020), cifra que representa un nivel de adopción de 9.1% sobre el total de los mexicanos mayores de 12 años.

La adquisición de estos equipos implica un gasto adicional al de un smartphone, lo que genera una barrera para que el mercado mexicano los adopte de forma masiva atribuible al bajo poder adquisitivo promedio de la población. No obstante, el desarrollo tecnológico y la diversificación de ofertas han propiciado una aceleración en la tenencia de estos dispositivos.

Apple es el líder dentro de este mercado, al contabilizar una participación de mercado de 34.3% de los dispositivos en uso al 2T-2020. Esto se explica porque los equipos iPhone, que representan 12.3% de los teléfonos inteligentes en el país, son compatibles de manera óptima con esta marca de relojes, además de que estos usuarios eligen en promedio, otros dispositivos propios del fabricante para integrar un ecosistema de equipos conectados.

mercados de relojes inteligentes

En segundo lugar, con una proporción muy cercana se ubica Samsung, con 32.4% del total de relojes inteligentes en manos de los mexicanos. Esta empresa registra el mayor reconocimiento de marca, pues 84.5% de las personas en México la conocen como desarrollador de equipos móviles. Adicionalmente es el principal vendedor de teléfonos inteligentes, con aproximadamente 1 de cada 3 equipos en uso.

En tercer lugar, se encuentra Huawei con 1 de cada 10 relojes conectados en el país, marca que ha logrado incrementar su huella dentro del mercado mexicano en los últimos años.

Posteriormente, se posiciona Fitbit con 9.3% del total, marca pionera y especializada en el desarrollo de sensores y monitoreo personal de salud y actividad física.

El restante 13.9% se encuentra atomizado entre diferentes fabricantes, algunos de ellos enfocados en usuarios de gama alta y otros intentando adentrarse al mercado masivo, todos en búsqueda de implementar estrategias de negocio con base en el conocimiento de los hábitos de uso, preferencias y características de los usuarios en México que les permita hacerse de una porción del mercado.

Gasto al Alza en Dispositivos de Conectividad

Actualmente, los usuarios gastan en promedio $4,384 pesos por la obtención de un reloj inteligente, lo que representa una cifra mayor a los $4,058 pesos que desembolsan por adquirir un smartphone.

Durante este último trimestre, en medio de una doble crisis económica en el país, una inducida por las decisiones de política pública del gobierno federal y otra ocasionada por la crisis pandémica global, que provocaron la mayor caída registrada en la economía mexicana (-18.7%), los usuarios en México continúan registrando esta tendencia ascendente en el gasto promedio por la adquisición de un teléfono inteligente.

En este periodo, este indicador creció 9.9% en términos anuales, al pasar de $3,694 pesos en promedio en 2T-2019 a ubicarse en los $4,058 pesos. Además, es la primera vez que el gasto supera la barrera de los $4,000 pesos.

Este marcado esfuerzo de los mexicanos por contar con más y mejores dispositivos dispositivos de conectividad, les permite continuar con sus actividades laborales y escolares en estos momentos de confinamiento.

En lo principal, los poseedores de un smartwatch reportan que los utilizan para recibir notificaciones, escuchar música, monitorear su salud, realizar rutinas de ejercicio y establecer alarmas.

Sin duda, en un mercado que se aproxima aceleradamente a la adopción universal de smartphones y conectividad móvil, los relojes inteligentes son uno de los dispositivos pivotales en la transición a la apropiación creciente de objetos conectados.

A partir de ello, es previsible que otros desarrollos como las bandas inteligentes, asistentes de voz, televisores, entre muchos otros, continúen su avance a convertirse en un puente de conectividad habitual del consumidor mexicano.


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La tecnología de la información: herramienta esencial para enfrentar la pandemia

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Graciela Moguillansky* y Claudia Schatan.

1. Las TICS son una gran ayuda para hacer frente a la pandemia

El contar con un sistema sanitario digitalizado que permita prevenir, diagnosticar, tratar y hacer seguimiento de las enfermedades, se constituyó a nivel mundial, en una de las claves a la hora de frenar y tratar la COVID-19. Esta tecnología que recibe el nombre de eHealth o eSalud, venía desarrollándose con anterioridad sobre todo en los países de más altos ingresos, incorporando la Inteligencia Artificial (IA), incrementando el uso de la telemedicina o sacándole el máximo provecho al Big Data para el tratamiento y procesamiento de miles de datos.

En una breve reseña de las herramientas más desarrolladas durante la pandemia, destacan las Apps de pre-diagnóstico, y aquellas diseñadas para controlar la expansión del virus a través de datos de localización. Las primeras han suplido la falta de realización de test masivos a la población, permitiendo orientar al usuario sobre las posibilidades de estar contagiado y cómo deben actuar en estos casos. Por su parte, las Apps de localización han permitido trazar la ruta del virus, monitoreando a aquellas personas contagiadas, o posiblemente contagiadas, e indicando a la población qué lugares suponían un mayor riesgo de contagio. Si bien esta herramienta ha sido extremadamente útil en Corea del Sur, el principal escollo de su implantación en el resto de los países se encuentra directamente relacionado con la regulación del derecho a la privacidad y la protección de datos, ya que estas Apps se basan en la información de geolocalización de los usuarios.

Los chatbots han sido otro tipo de aplicaciones que han ayudado a transmitir información de manera más natural por medio de la conversación, llevando a cabo una función preventiva esencial. Muchos han sido los países que han apostado por esta forma de comunicación con la población para asesorar sobre la posibilidad de estar o no contagiado y sugerir recomendaciones sobre las medidas a tomar. 

Inteligencia Artificial, algoritmos
Imagen: PMFarma México.

Por su parte, el uso de la telemedicina fue potenciada ante el colapso de los hospitales y el temor al contagio, funcionando a través de consultas telefónicas, videollamadas o plataformas web. Sin embargo, el grado de eficacia de esta herramienta ha dependido de la madurez de la interoperabilidad del sistema, idealmente permitiendo la conexión con la historia clínica previa del paciente, y la incorporación posterior al registro clínico habitual del mismo.

Por último, la tecnología 3D ha coadyuvado a suplir algunas carencias de material médico y de protección a las personas, como las pantallas de protección y respiradores o partes de ellos, entre otros elementos.

2. El estado de avance de la eSalud en América Latina y el Caribe (ALC) al momento de la pandemia

Ha habido disposiciones sobre la eSalud, por ejemplo, del Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), instando a sus Estados Miembros a generar las condiciones para que las TIC se incorporen en los sistemas nacionales de salud, pero a inicios del 2020 se había avanzado poco en esta materia.

De hecho, el desarrollo del ecosistema digital de ALC alcanza un nivel intermedio en el mundo, muy por debajo del logrado por Estados Unidos o Europa Occidental, aunque tiene mejores indicadores que los de Asia-Pacífico y África. A la vez, la tasa anual de expansión de la digitalización en ALC es menor a la de otras regiones a nivel internacional. Esta relativa lentitud dificulta el manejo y el análisis de la enorme cantidad de información proveniente del ámbito sanitario que, además, está fragmentada y almacenada en múltiples silos con datos no integrados.

chatbots
Imagen: Canales TI.

Un aspecto fundamental para lograr esta integración de la información médica es la interoperabilidad de los sistemas que dan soporte al proceso asistencial. Dicho intercambio efectivo de información entre los actores y sistemas se logra por medio de la utilización de estándares comunes, siendo su adopción uno de los obstáculos para el avance de la interoperabilidad y con ello el desarrollo de la eSalud.

En la práctica, el avance en eSalud en ALC es muy heterogéneo, como lo señala la Oficina Regional de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Los datos disponibles al año 2015, mostraban que si bien el 61% de los países contaba con una estrategia nacional de eSalud, muchos aún debían pasar de la fase de la formulación de políticas y estrategias a la de implementación, estando más rezagados aquellos países de menores ingresos per cápita. Lo anterior se revela, por ejemplo, en que sólo un 26.3% de los países del continente americano cuenta con una legislación que apoya el uso de la tecnología de la información en los sistemas nacionales de salud. Al mismo tiempo, el 73.7% de esos países atribuían su incapacidad de crear historiales electrónicos de salud de los pacientes a la falta de financiamiento.

El estudio de la UIT destaca como otros retos a superar, además de la falta de interoperabilidad de los sistemas informáticos y el pobre financiamiento, la carencia de identificación electrónica (firma electrónica del ciudadano), escasez de profesionales con las aptitudes y la experiencia apropiadas para elaborar y ejecutar proyectos en torno a la eSalud, las deficiencias en la infraestructura tecnológica y la falta de compromiso político, indispensable para movilizar los recursos jurídicos, financieros, humanos y de infraestructura cruciales para adoptar y poner en marcha los servicios de eSalud. A lo anterior se debe agregar las diferencias lingüísticas, en particular en países con importante población indígena. De esta manera, la incorporación de la tecnología de la información en salud es aún un gran desafío para la región.

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Imagen: El Diario Vasco.

3. ¿Está aprovechando ALC las nuevas tecnologías digitales para enfrentar el COVID-19?  

Existe una marcada disparidad en la disponibilidad de infraestructura digital entre y dentro de los países de ALC, lo cual ha sido un obstáculo para ofrecer servicios de salud digitales adecuados durante la presente pandemia. A ello hay que agregar que, especialmente durante los primeros meses del COVID-19, las redes digitales fueron sometidas a un fuerte estrés debido al aumento de las comunicaciones virtuales, con el correspondiente incremento del tráfico de información. Por ejemplo, en Argentina y Brasil aumentó este tráfico entre febrero y fines de abril de 2020, entre un 30% y 50%. Ello causó una disminución de la velocidad de descarga de las redes y entorpeció las comunicaciones digitales justo en el momento en que más se necesitaban.

Ante los problemas enfrentados, los países latinoamericanos reaccionaron de distintas formas. Entre las medidas específicas tomadas por los gobiernos para superar las limitaciones de acceso a Internet durante la pandemia se pueden mencionar: la negociación de algunos gobiernos con los operadores de redes de Internet para congelar las tarifas (Argentina); ofrecer más tiempo a los usuarios en forma gratuita (México) y evitar la interrupción de los servicios de telefonía Internet y TV por falta de pagos (Ecuador), todas iniciativas que ayudaron a mitigar algo las desigualdades de acceso. A la vez, varios países han buscado la forma de ampliar el espectro de manera temporal para mejorar la capacidad de transmisión de datos. Perú, por ejemplo, asignó espectro adicional durante un periodo de seis meses a los operadores con el propósito de garantizar la continuidad y la calidad del servicio de Internet. Asimismo, se ha apostado por aumentar la velocidad y estabilidad de las comunicaciones digitales al incorporar un mayor número de Puntos de Intercambio de Tráfico (IXP, por sus siglas en inglés). Este tipo de plataforma permite a los proveedores locales de Internet canjear su tráfico de datos sin solicitar a compañías foráneas que realicen la interconexión. En Costa Rica, por ejemplo, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), ha podido aumentar la velocidad de Internet con el ingreso a un circuito nacional de intercambio de datos, activando un IXP.

Nótese que a pesar de las medidas tomadas, de acuerdo a un estudio de CEPAL, en junio de 2020, sólo el 44% de los países de la región contaba con suficiente velocidad de descarga para permitir el desarrollo de varias actividades simultáneas en línea.

No obstante las dificultades mencionadas, prácticamente todos los países desarrollaron sitios web y/o aplicaciones descargables fácilmente desde un teléfono inteligente, a través de los cuales las autoridades nacionales de salud entregaron información actualizada de la situación de la pandemia e informaron sobre las medidas adoptadas por el sector público al respecto. Muchos proveen mecanismos para que las personas puedan hacerse un autodiagnóstico respecto a la enfermedad; proveen información sobre la ubicación de hospitales o clínicas a las cuales la población puede acudir si necesita atenderse; pueden incluso conseguir una cita virtual para atención médica; y en un par de países (Uruguay y Perú) existe el rastreo de pacientes con COVID-19 para su confinamiento y alertar a las personas con las cuales estuvieron en contacto (CEPAL).

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Imagen: El Espectador.

En cuanto a la interoperabilidad, Uruguay es el país que más éxito ha tenido para crear un sistema de este tipo (Sistema Nacional Integrado de Salud), pues se encuentran digitalizados los datos clínicos del 95% de la población. Esta información, además, está protegida a través de un dictamen de protección de datos personales en una ley de telemedicina. Con la ayuda de la Inteligencia Artificial (IA), este sistema clasifica a las personas según su riesgo clínico y los médicos pueden así determinar el grado de emergencia que puede tener el tratar cada caso. Costa Rica, por su parte, también ha avanzado en concentrar la información médica de la población y el Expediente Digital Único en Salud (EDUS) cubre alrededor del 30% de la población. Los recursos digitales descritos para Uruguay y Costa Rica muy probablemente jugaron un rol importante en el control bastante efectivo de la pandemia en ambos países. Los demás países de la región están lejos de contar con una interoperabilidad semejante.

Hay otros avances muy importantes en eSalud en ALC y que están en la frontera tecnológica. Se han desarrollado plataformas sofisticadas para ofrecer otros servicios de salud que pueden ser muy útiles especialmente durante la pandemia, pero cuya aportación seguirá siendo muy valiosa en el futuro. Tal es el caso de la plataforma mexicana desarrollada por técnicos y médicos Teeb.Health, mediante sistemas operativos iOS y Android para la atención médica digital que utiliza la tecnología Blockchain. Con esta plataforma los médicos, pacientes, hospitales y farmacias, podrán contar con la expedición virtual de recetas médicas, acceder a expedientes clínicos y realizar consultas virtuales, al mismo tiempo que se protege la privacidad de los datos del paciente. Se necesitaría contar con este tipo de plataformas en forma más generalizada en los países de ALC.

Es indudable que la pandemia ha acelerado la incorporación de la tecnología de la información y la comunicación en los sistemas nacionales de salud de ALC. Sin embargo, la pandemia también deja en evidencia el atraso de la tecnología en la mayor parte de la región respecto a la de las naciones desarrolladas, así como la desigualdad en el acceso. La inclusión de eSalud, a la luz de la presente emergencia, se ve como una prioridad para poder atender un derecho esencial de la población.


*Graciela Moguillansky es economista graduada de la Universidad de Chile, consultora internacional, especialista en desarrollo productivo e innovación, fue funcionaria de CEPAL, Naciones Unidas.


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