Angelina Jolie es una personalidad del mundo del cine muy conocida por su belleza. La mayoría de la gente sabe además que estuvo casada con Brad Pitt, y también que la pareja tiene hijos biológicos aparte de los adoptados en lugares lejanos. De entre las varias facetas de ella, la de activista humanitaria ha sido difundida sobre todo por revistas de entretenimiento y especialmente a través de fotografías en las que una vez más resalta el atractivo físico de la actriz de 44 años y madre de seis hijos, quien fue nombrada Embajadora y más tarde Enviada Especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Quizá menos gente sepa que en diferentes ocasiones y lugares, Jolie ha hecho donaciones millonarias, siempre acompañadas de un compromiso personal encaminado al desarrollo de proyectos viables de acuerdo a necesidades específicas.
El hecho es que con el tiempo se ha ido involucrando igualmente con otros grupos humanos vulnerables, entre ellos los niños en situaciones de inestabilidad, y que su participación en el combate universal contra el hambre es sobresaliente. El grado de compromiso y nivel de eficacia que ha demostrado en su labor la han convertido en voz autorizada cuando se trata de temas de derechos y protección humana.
Con Camboya Jolie tiene una relación especial: no sólo el rey le otorgó la ciudadanía en 2005 como reconocimiento a su labor humanitaria, sino que fue ahí donde adoptó a su primer hijo. Ella misma confiesa que en ese país, durante el rodaje de Tomb Raider (2001), fue cuando cobró conciencia real de la miseria en el mundo, y que a su regreso se contactó con la ONU para informarse acerca de los diferentes lugares en los que ocurrían conflictos. Así comenzó una serie de viajes, que a veces hacía coincidir con su trabajo de actriz, por diferentes países africanos, Pakistán, Tailandia, Ecuador, Kosovo, Jordania, La India… para comprender la problemática de cada lugar. “Creo que todos queremos justicia e igualdad, la oportunidad de una vida con sentido”, declaró en esos años.
Sin dejar de actuar en cintas comerciales si acaso anodinas –probablemente como medio para financiar sus proyectos humanitarios–, Jolie utiliza su imagen pública con absoluta conciencia para influenciar a dirigentes y políticos, entre ellos los congresistas y senadores de Estados Unidos: “la forma de hacer mover el balón”, explica. Con el Reino Unido sus lazos se estrecharon desde que en 2012 liderara la campaña para la Prevención de la Violencia Sexual en Zonas de Conflicto, iniciativa que se convirtió en tema prioritario de la reunión de los G8 en 2013, y que dio como resultado en 2014 la cumbre más importante que ha habido sobre el tema y a cuyo protocolo se integraron 151 naciones.
Lo que quizá sea novedad para muchos es que la inspiración para dicha iniciativa, lanzada por el Secretario de Exteriores británico, William Hague, fue la película En Tierra de Sangre y Miel –In the Land of Blood and Honey, 2011– escrita, dirigida y producida por Angelina Jolie. El título de la cinta proviene del nombre que los turcos dieron a la región de los Balcanes, “bal”, miel, “can”, sangre, aludiendo a la ferocidad con que su gente se resistió a la invasión. Aborda el hecho de las violaciones grupales que tenían lugar en forma sistemática durante la Guerra de Bosnia en los años 90, un tema muy serio y nada agradable, para el que la directora previene al público desde la primera escena.
La historia de base es la relación de una pareja, ella artista bosnia musulmana y él, soldado serbio, que había comenzado antes de la guerra, y durante ésta se convierte en una mezcla de pasión y desconfianza sin punto de coincidencia emocional entre el victimario y la víctima. Jolie escribió el guion en un mes, pensando que se quedaría en su escritorio, como una forma de liberar su frustración por la indiferencia de la comunidad internacional ante la injusticia. Pero la película rodada durante 42 días en Bosnia y Hungría, con actores bosnios en los roles estelares, tuvo buena recepción y ganó algunos premios así como la nominación Mejor Película Extranjera en los Globos de Oro. A la versión en lenguas balcánicas siguió otra en inglés, quizá con el objetivo de interpelar a quienes tendrían el poder de evitar que se reproduzcan situaciones semejantes, como había sido el caso del Secretario Hague. En mi opinión, además de la valentía de Jolie, la cinta evidencia su potencial para crear buen cine, en este caso, sensato y honesto en el manejo de contenidos sensibles.
Angelina había debutado como directora en 2007, con el documental A Place in Time, en el que varios actores famosos amigos suyos, Jude Law, por ejemplo, filmaron la vida cotidiana en orfanatos y campos de refugiados, cada uno en una parte distinta del mundo pero al mismo tiempo. La idea era reflejar la esencia humana que es la misma en cualquier cultura, con el fin de promover una comprensión y aceptación universal. Más tarde, a Tierra de Sangre y Miel siguieron Inquebrantable (2014) y Frente al Mar (2015) para volver luego al tema de las atrocidades de la guerra con el que, en mi opinión, representa un excelente logro cinematográfico, en gran parte debido a la impecable dirección de Jolie: Primero mataron a mi padre –First they killed My Father, 2017–.
En palabras de la propia directora, Primero mataron a mi padre tenía que resultar una “carta de amor” para Camboya. En mi opinión, eso es lo que es: al tiempo que uno mira en pantalla las atrocidades del genocidio perpetrado por el régimen de los Jemeres Rojos en su propio país, se sorprende con tanta belleza que, imposible como parezca, también percibe, aun si no entiende dónde está exactamente. Creo que no se trata sólo del contraste con los magníficos paisajes rurales del país. Hay además un velo mágico de inocencia que envuelve todo el relato, aun si a través de este transparenta el horror: el velo es la mirada de una niña.
La trama narrativa se estructura en torno a la experiencia de la pequeña, lo que llama su atención y cómo lo interpreta, los recursos que encuentra para sobrevivir ignorando lo insoportable de su nueva circunstancia tras la deportación de la ciudad, trabajos forzados, castigos absurdos, muerte, hambre… afortunadamente protegida por el amor familiar que permanece a flor de piel en su memoria y la sostiene frente al derrumbe de su mundo. La niña ahora adulto es en realidad Loung Ung, la coautora del guion cinematográfico, quien colaboró con Angelina en la adaptación del libro de sus propias memorias de infancia. Si para algunos En Tierra de Sangre y Miel pecaba de un afán didáctico por explicar las circunstancias, para otros, en Primero mataron a mi padre falta contexto histórico –nada que no se resuelva, pienso, con una rápida lectura sobre el retiro de Estados Unidos de la Guerra de Vietnam y posteriormente la instauración de Kampuchea Democrática según la sangrienta interpretación del dictador Pol Pot sobre el marxismo-leninismo–.
Por mi parte, encuentro que las dosis de elementos que se mezclan dentro de la cámara de Dod Mantle es perfecta: alguna frase sobre los americanos o los revolucionarios que escapa desde la oficina del padre de Loung a puerta entreabierta, un montaje de imágenes de noticiero: Nixon declarando postura de neutralidad junto a gente masacrada en Phnom Penh… e infinidad de planos abiertos sobre la carita de Sareum Srey Moch, jovencísima y muy prometedora actriz camboyana, con corte a su perspectiva de alguna de las barbaries cuya visión intenta evitar, incluida la oposición de sus zapatos actuales con el recuerdo de sus lindas zapatillas rosas. También impresionantes por lo oportuno de su aparición son los planos aéreos de ríos humanos durante las deportaciones masivas, que alternan con los de mil verdes de una selva alucinante. Un armado perfecto de la secuencia de todas esas imágenes da como resultado una película tan poderosa como entrañable.
Primero mataron a mi Padre obtuvo crítica favorable. Ganó premios importantes aun si no son los más conocidos: Camerimage de fotografía –el mismo que ganaría la película Roma de Alfonso Cuarón en 2019–, Mejor Película Extranjera en los Hollywood Film Awards y el de Libertad de Expresión de la Crítica de Cine en Nueva York, lo mismo que nominaciones en competiciones internacionales. Angelina Jolie decidió distribuirla en Netflix con el fin de que alcanzara un público más extenso. Es posible que la decisión obedezca otra vez a los fines de su vocación de altruismo humanitario. De cualquier forma, pienso que en lo que toca a los espectadores es hora de que le demos el crédito que merece nada más que como directora.
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