La pluma ecléctica

¿En qué se han convertido las izquierdas políticas?

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Platicando con unos estudiantes, me decían que el actual gobierno representaba la izquierda en México. Sin embargo, criticaban que la izquierda tenía pretensiones equivocadas.

Me pusieron como ejemplo de capitalismo a Noruega o Finlandia y yo les discutía que, en todo caso, esos países (sé que no es así), resultaban ser mucho más de izquierda que el nuestro, allá se ha alcanzado un estado de bienestar al que todos deberíamos aspirar.

En esos países, la educación, y yo que diría “la buena educación”, es universal y gratuita, igual que la salud. Uno de ellos me habló del manifiesto comunista de Marx, argumentando que jamás se ha logrado.

Les explicaba que para todo fin práctico (advirtiendo que no soy experto en el tema) nuestras generaciones, la mía y la de mis estudiantes, no hemos podido ver en realidad ningún país latinoamericano en donde la izquierda haya florecido para bien de sus habitantes.

La referencia primera y obligada es Cuba, en su época mi padre creyó sinceramente que el experimento cubano sería un éxito, pero murió antes de ver el desenlace –para mí fatal–, del castrismo cubano.

izquierda cuba
Imagen: Alberto Caudillo.

Castro, junto con El Che Guevara, parecían al principio unos libertadores, pero al paso de los años la Revolución cubana devino, como de todos es sabido, en una dictadura.

El libertario se convirtió en dictador y lo que parecía una revolución, terminó en un gobierno déspota y autoritario que, durante años mantuvo un cerco en torno a sus propios ciudadanos, prohibiéndoles cualquier manifestación en contra del régimen.

Recuerdo que en mi adolescencia surgió fuertemente el nombre de otro “libertador”, Daniel Ortega, quien al igual que lo hizo Castro, luchó contra Flugencio Batista; Ortega lo hizo oponiéndose al régimen de Anastasio Somoza.

Cabe señalar que, en ambos casos, tanto el cubano como el nicaragüense, antes de las revoluciones de izquierda existían historias patéticas, escritas por otros dictadores que habían oprimido por años, tanto a cubanos como a nicaragüenses. El hartazgo de la población fue, en gran medida, lo que facilitó tanto a Castro como a Ortega iniciar sus movimientos “revolucionarios”.

No hay duda de que las cosas debían cambiar en ambos países, pero es evidente que a la postre, tal y como lo deja claro la historia, ambos usaron el argumento del socialismo/leninismo, el argumento de la “izquierda libertadora”, pero lo usaron para sus propios fines e intereses.

Hoy en Cuba gobierna el hermano de Fidel después de que él lo hiciera casi por 50 años. Cabe decir que Fidel entregó el mando a su hermano, sólo cuando sus condiciones de salud, derivadas de su vejez, así lo exigieron. En este contexto, desde el 2008 la isla es gobernada por Raúl Castro. O, dicho de otra forma, desde 1959 la isla es gobernada por los Castro.

Igual pasa con Daniel Ortega quien mediante diversas formas se ha eternizado en el poder haciendo incluso vicepresidenta a su esposa Rosario Murillo.

En concreto, ya que mi intención no es dar cátedra del socialismo ni mucho menos, lo que yo le argumentaba a mi estudiante es que, en realidad, si tomamos los ejemplos latinoamericanos, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Venezuela, etcétera, lo que queda claro es que jamás hemos visto un gobierno socialista.

latinoamerica izquierda
Imagen: Política Exterior.

Lo que hemos visto son personajes como Castro, Ortega, Hugo Chávez, ahora Nicolás Maduro o Evo Morales que, bajo el argumento del socialismo, bajo el argumento de defender a los pobres, lo que han hecho es intentar y en algunos casos lograr, eternizarse en el poder. Son personajes que, en mi opinión, han usado el argumento del marxismo/leninismo pero para sus propios y obscuros fines.

Concluí diciendo que es en este contexto latinoamericano el socialismo jamás ha existido. Han sido populistas autoritarios con ínfulas dictatoriales, quienes usando el argumento de la “izquierda” han terminado siendo opresores de sus pueblos.

Algo muy parecido a lo que sucede en nuestro país, en donde presumiblemente el gobierno actual se dice de izquierda, pero no abandera las verdaderas causas populares.

Aquí en mi país, la historia se repite, atrás del actual gobierno hubo gobiernos malísimos, existió lo que Vargas Llosa denominó como la “dictadura perfecta”, un sistema no de líder único, pero sí de partido único. Esos antecedentes, al igual que en los ejemplos antes expuestos, son los que dieron pie a que el actual gobierno pudiera llegar.

No me parece pues, que MORENA represente ninguna ideología de izquierda, MORENA es en realidad un movimiento coyuntural, basado en el hartazgo de una sociedad, cansada de las decisiones de los gobiernos anteriores.

Creo que la opinión de Vargas Llosa fue, vista en retrospectiva, muy acertada, y ahora, aún con el cambio, México sigue siendo una dictadura perfecta, entendiendo por dictador la definición dada por la Real Academia de la Lengua Española, que a la letra dice: “En la época moderna, persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos y, apoyada en la fuerza, los ejerce sin limitación jurídica”.

“México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México” (Vargas Llosa).

La evolución de la insensatez (segunda parte)

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En la entrega anterior plantee la serie de absurdos e insensateces que he apreciado a lo largo de esta pandemia que nos ha tocado vivir. La imaginación de las personas para inventar rumores es casi inagotable, nuestra sociedad bullanguera y católica prefiere creer en los milagros antes que en la ciencia.

Somos capaces de creer más en los chamanes que se anuncian en la televisión y que por 50 pesitos te ofrecen quitarte cualquier mal impuesto, cualquier amarre en el que te hayan metido si tú saberlo, que en la medicina.

Preferimos pedirle a la virgen, antes incluso de acudir al médico, el pensamiento mágico y la fe parecen inquebrantables. Hace años era el agua del Tlacote el remedio eficaz para todo, hoy de frente a la pandemia, lo es el dióxido de cloro.

Gárgaras de bicarbonato, aseguran unos, infusiones de una hierba llamada Artemisa, afirman otros, que no sólo previene sino que cura el COVID.

dioxido de cloruro
Imagen: Comercio Perú.

Otros más venden cápsulas de ajo negro como un medio para fortalecer el sistema inmunológico y prevenirnos del COVID, y así podríamos seguir con una larga lista, eucalipto, jengibre, miel de abeja y un largo etcétera parecen ser preferibles a la medicina tradicional.

Ni qué decir de las múltiples teorías conspiratorias en torno a la pandemia y al uso del cubrebocas, todo parece tener un trasfondo en el que parecen lo mismo los Illuminati de Baviera o Bill Gates. El estado profundo (lo que quiera que ello signifique) o el gran complot de la Big Pharma, las antenas 5G, que incluso llevaron a la quema de mástiles de telefonía en Reino Unido; teoría, por cierto, apoyada por personajes como Miguel Bosé.

Evo Morales atribuyó a Estados Unidos y las multinacionales (otra vez, lo que quiera que ello signifique) “una planificación para la reducción de la población innecesaria”. ¿Y cuál es la población innecesaria? Se preguntaba el propio Evo, y su respuesta era contundente, los abuelos y las personas de la tercera edad.

Donald Trump pasó de negar el peligro del COVID-19 a afirmar que China y la OMS estaban aliadas y en contubernio para generar esta crisis, esta pandemia. No olvidemos su recomendación de “inyectar” desinfectantes para curar la enfermedad.

Curiosamente un archienemigo de la Unión Americana, el ayatolá Jamenei, usando la misma estrategia de Trump, sugirió que el virus fue manipulado por Estados Unidos, para hacerlo más propenso al perfil genético de los iraníes y lograr así un contagio mayor. Cabe decir que, actualmente el mismo ayatola, afirma que no vacunará a su población porque las vacunas se fabrican en Estados Unidos y en países occidentales.

trump contra la ciencia
Imagen: KAL.

Pero creo que ya me desvié, en el caso mexicano, ¿qué es lo que nos impulsa a tener más fe en el pensamiento mágico que en la ciencia? Pues bien, lo que encontré en la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología, elaborada por el INEGI, fue que:  

En promedio el 71.5% de los mexicanos mayores de edad encuestados, entre 2011 y 2017, consideran que los mismos mexicanos confiamos demasiado en la fe y muy poco en la ciencia. Nótese que hablamos de un tercio de la población quien reconoce confiar más en la fe que en la propia ciencia.

Por otra parte, otra de las preguntas en dicha encuesta es si consideran que, debido a sus conocimientos, los investigadores científicos tienen un poder que los hace peligrosos. A esta pregunta igual, en el período 2011-2017 en promedio, el 52.5% manifestó estar de acuerdo o muy de acuerdo con dicha afirmación.

Así, como podemos ver, una tercera parte de la población mexicana confía más en los actos de fe que en la ciencia y más de la mitad de la población cree que la ciencia les otorga a los científicos un poder tal como para ser considerados personas peligrosas.

Me parece que esto explica bastante bien el porqué, a lo largo de la pandemia, la sociedad mexicana ha abrazado todo tipo de mitos y teorías conspiratorias. La conclusión (al menos en mi caso) es simple, nos falta una educación en la que se explique de manera sencilla y clara qué es y para qué sirve la ciencia. Creo sinceramente que un país no puede avanzar si en la mayoría de su población impera el pensamiento mágico y una actitud de confianza en los milagros antes que en la ciencia.


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La evolución de la insensatez (primera parte)

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La pandemia provocada por el SARS-CoV-2, nos ha exhibido como sociedad, no sólo a la nuestra, a todas las sociedades del mundo. Cada sociedad en lo particular ha reaccionado de manera diferente, pero hablemos de México.

Allá por febrero del 2020 iniciamos el tema de la pandemia con el rumor de que el SARS-CoV-2 se desarrolló y liberó intencionadamente en un laboratorio en Wuhan (China), como una estrategia para suprimir las libertades civiles y establecer un nuevo orden mundial.

En abril del año pasado en diferentes partes de la República algunas personas amenazaron con quemar hospitales si recibían pacientes COVID. De hecho, al menos en Sabinas Hidalgo, Nuevo León, sí hubo un intento real de quemar un hospital.

No podemos omitir en este listado los hechos relacionados con médicos y personal de enfermerías quienes fueron atacados en la vía pública, a algunos los golpearon, a otros más incluso les aventaron ácido.

evolucion insensatez
Imagen: OHCHR.

Otro de los rumores que aparecieron por mayo del año pasado, fue que al ser internado en los hospitales, les robaban a los pacientes el líquido de las rodillas, mismo para el cual había un mercado negro en donde valía sumas exorbitantes. Debo confesar que al principio creí que era una broma, pero tal parece que sí había gente preocupada porque fuera real.

También allá por mayo del año pasado, la gente internaba a sus familiares muy enfermos y al morir, gritaban y despotricaban en contra del personal médico, el rumor que corrió como reguero de pólvora, fue que en los hospitales estaban matando a la gente.

En Sinaloa, tras un mes de Ley seca, cuando la medida se levantó, la gente se volcó a comprar bebidas alcohólicas, pasamos de los ataques al personal sanitario, a considerar como casi héroes a los repartidores de cerveza, la gente incluso y a riesgo de su propia salud, estaba presta para ayudar a descargar los camiones con tan valioso producto.

Ya para junio cambiaron y se sofisticaron los rumores, ahora se decía que las antenas de 5G trasmitían una señal que debilitaba el sistema inmune. Según el rumor, esto era para que más rápido las personas se enfermaran, pues había un acuerdo entre las naciones para bajar súbitamente el número de la población.

evolucion insensatez
Imagen: Cuartoscuro.

Luego se rumoró que la Marina esparciría un desinfectante para frenar los contagios, rumor que se transformó después en otro que sugería que México, junto con el resto de países del mundo, habían acordado esparcir por aire el virus, nuevamente, con la intención de que muriera mucha gente para bajar el índice poblacional.

Otro rumor absurdo, que corrió por las redes sociales, fue que “estaba científicamente comprobado” que los termómetros infrarrojos quemaban las neuronas del cerebro. Igual pasó con los oxímetros, en este caso el rumor fue que en realidad, los médicos escaneaban tu huella digital y así te dejaban en la ruina, pues robaban tu dinero.

Todos estos rumores me hicieron preguntarme por qué sucedían, qué característica de nuestra sociedad hacia que este tipo de afirmaciones sin sentido se esparcieran rápidamente. Teniendo eso en mente y queriendo encontrar alguna respuesta, me topé con la Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología, elaborada desde hace años (al menos desde el 2009) por el INEGI, y precisamente ahí encontré la respuesta.

Por razones de espacio, será hasta la siguiente entrega en la que comente qué fue lo que encontré.


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Justicia “pronta y expedita”

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Uno de los grandes problemas de nuestro país radica en la impartición de justicia, la que además de otros cientos de problemas, es lenta. Mis afirmaciones no son teóricas, para demostrarlo me di a la tarea de promover un juicio de amparo, respecto de diversas modificaciones a la Constitución del Estado de Nuevo León.

Para iniciar diré que el artículo 17 de nuestra Constitución Política (Nacional) establece que la impartición de justicia debe ser pronta y expedita. Esto en concordancia con el artículo 8.1 de la Convención Americana de los Derechos Humanos, donde se ordena que toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente.

En este orden de ideas, el día 12 de marzo del 2019 fue modificado el artículo primero de la Constitución del Estado de Nuevo León, dicha modificación consistió en agregar a dicho artículo, que el Estado reconocía, protegía y tutelaba el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural.

justicia pronta
Imagen: Smart MD.

En virtud de lo anterior el día 2 de abril del 2019 presenté una demanda de Amparo, argumentando entre otras cosas, que dicha modificación me causaba diversos agravios al dotar de derechos al concebido no nacido, e igualmente que la protección (constitucional), de la vida hasta su culminación por “muerte natural” vulneraba mi capacidad de autodeterminación, porque eventualmente los servicios de salud se verían obligados a prolongar innecesariamente mi vida.

Los argumentos son ciertamente mucho más extensos, pero la pretensión de este artículo no es analizar el fondo del asunto sino su forma, particularmente en lo que se refiere al derecho de todo ciudadano a una pronta y expedita impartición de justicia.

El día 3 de abril del 2019, el juez de distrito que debía analizar mi demanda de amparo, la desechó sin siquiera haber leído los argumentos que planteé en la misma. Aquí el principio de prontitud y expeditez se cumplió a carta cabal, pues sólo bastaron 24 horas para desestimar mi demanda.

Consecuentemente y dentro de los plazos que me otorga la ley, el 8 de abril del mismo 2019, presenté un recurso de queja. Dicho recurso fue admitido el 15 de abril del 2019. De nueva cuenta, podría decir que el principio de prontitud y expeditez se cumplió, ya que únicamente bastaron siete días para que el Tribunal Colegiado admitirá mi recurso.

justicia lenta
Imagen: Crimcheck.

Sin embargo, a partir de ese momento todo cambió y mis ilusiones se vinieron abajo. Una vez admitido el recurso de queja el 15 de abril de 2019, fue necesario que transcurriera casi un año, para que dicha autoridad superior (Tribunal Colegiado) pudiera emitir una resolución final. Efectivamente, la decisión final del tribunal colegiado fue emitida el 27 de febrero del 2020, decisión en la que se me daba la razón, pues el tribunal colegiado ordenó al juez de distrito, que admitiera mi demanda y que analizara el contenido de la misma.

Sin embargo, debieron transcurrir otros seis meses, para que el juez de distrito re-admitiera mi demanda, lo que sucedió el 5 de agosto del 2020. Al re-admitir mi demanda se ordenó que la Audiencia Constitucional (momento en el que se debe decidir sobre el fondo del asunto) fuera el 9 de septiembre del 2020.

Ahora bien, argumentando carga de trabajo, fue necesario que transcurrieran otros cuatro meses (de agosto a diciembre) para que el juzgado de distrito emitiera su fallo definitivo, el cual fue dado el 18 de diciembre del 2020.

Como se puede apreciar, fueron necesarios 20 meses (desde abril de 2019 a diciembre de 2020) para que finalmente el juez de distrito emitiera (a regañadientas) su fallo.

Cabe decir, para quienes no son abogados, que esta sentencia aún puedo recurrirla, lo que tomando como referencia los tiempos antes señalados, implicaría probablemente otro año o más para saber el resultado final.

Así de pronta y expedita puede ser nuestra justicia.


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Si me hubieran abortado (Segunda Parte)

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En la primera parte de esta reflexión dije que si mi madre hubiera decidido no continuar con el embarazo que me dio la vida, yo no tendría nada que opinar, en principio porque considero que esa decisión era un derecho de mi madre al momento de decidir su proyecto de vida.

Ahora quisiera centrarme en la segunda parte de la discusión. Si una mujer decide abortar, ¿por qué la hemos de juzgar con el peso del Derecho Penal?

Pensémoslo bien y despacio, una mujer que aborta ¿es realmente una delincuente?, es realmente ¿alguien que deba ser sancionada, privándola de la libertad y encerrándola en una cárcel?

La principal función del Estado es salvaguardar la seguridad de sus ciudadanos, pero hasta donde yo entiendo, un embrión o feto no son ciudadanos. Son, si se quiere, una posibilidad, un proyecto, son un “quizá”. Pero finalmente no son, un aquí y un ahora.

derecho al aborto
Imagen: Expansión.

Hoy contamos con elementos tecnológicos con los que antes no contábamos, hoy es posible con relativa facilidad, saber quién es el padre de una persona mediante pruebas genéticas de ADN. En ese sentido, y suponiendo que una mujer no desea tener un hijo y al abortar es sancionada penalmente, tendríamos que preguntarnos qué consecuencias existen para el progenitor masculino.

Tendríamos que incluir en los códigos penales –pruebas de ADN– y sancionar en su caso a ese varón irresponsable que, muy cómodamente dice, “qué pena, pero no es mi problema”. Y claro que lo es, los seres humanos no nacemos por partenogénesis, se requiere de la intervención de dos, un varón y una mujer.

Excluyendo la Reproducción Humana Asistida, para que no queden dudas, mientras los hijos nacen por relaciones coitales, por una actividad sexual “pasional y eventualmente inconfesable”, los responsables somos ambos, varones y mujeres.  Cualquier argumento contrario es un sofisma o una mentira.

No obstante todo lo dicho, en una sociedad misógina y machista, nadie se pregunta por la responsabilidad del varón, y cuando digo “nadie”, incluyo necesariamente al Derecho y por ende a los legisladores. Desde el derecho existen mil caminos para evadir la responsabilidad derivada de la paternidad. Nuestros procesos judiciales son lentos, nuestras autoridades son corruptas, nuestras leyes son anacrónicas y machistas, y la justicia resulta –siempre– en injusticia.

aborto, padres y madres
Imagen: BBC.

Esto último no es baladí, pues aquella que aborta, es tratada como delincuente, internada en un penal, condenada y obligada a pagar su ominosa culpa. Pero entonces, es necesario regresar a la pregunta; ¿la culpa del varón, dónde queda?

En ese sentido, cuando traer al mundo a un hijo debe ser responsabilidad de dos, y hoy es relativamente fácil asignar la paternidad biológica, tendríamos que preguntarnos si el aborto no es cosa de dos, como fue cosa de dos, la creación de esa vida en gestación.


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Hace unas semanas, en uno de esos webinar que se han puesto tanto de moda, platicando de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, al tocar el tema del aborto, una de las participantes me cuestionó y me dijo: “usted defiende ese punto porque está vivo, pero ¿y si a usted lo hubieran abortado, opinaría lo mismo?”.

La pregunta, debo confesar me causó risa, aunque no lo expresé así. Mi razonamiento, más o menos fue el siguiente.

Si a mí me hubieran abortado (le dije a la muchacha), no estaría aquí, por lo que esta vida vivida, no significaría nada. Es decir, si mi madre hubiera decidido interrumpir su embarazo cuando yo me encontraba en su pancita, eso era, desde mi punto de vista su derecho a decidir sobre su propio proyecto de vida, y yo, simplemente no sería, no existiría.

aborto, derecho mujeres
Imagen: NPR.

Así pues, “desde la no existencia, no podría responder a tu pregunta”. Ésa fue –a grandes rasgos– mi respuesta. Pero más allá de que no podría responder (por no existir), me permití preguntarle a la estudiante si yo no hubiera nacido: ¿en qué hubieran cambiado las cosas?, dudo que el Sol se apagara, o que los planetas dejaran de girar en sus respectivas órbitas. Dudo incluso que esta discusión no existiera.

Nos han hecho creer que nuestra existencia es valiosa per se, sin embargo, cuántas vidas no sólo no valiosas sino hasta perjudiciales se han vivido. La historia está llena de evidencias en ese sentido. Me han argumentado, por ejemplo, que si la mamá de Beethoven lo hubiera abortado, la humanidad se hubiera perdido del gran músico; cuando me dicen eso pienso, que si la mamá de Hitler lo hubiera abortado, la humanidad hubiera sido mucho mejor.

aborto
Imagen: The Boston Globe.

El aborto sigue siendo un grandísimo tabú en nuestra sociedad, seguimos cuestionando el derecho de las mujeres a gestar o no. No se me confunda, aprecio mucho que mi madre se haya dado a la tarea de engendrarme y más aún de padecer un embarazo durante nueve meses. Nueve meses que me permitieron estar aquí, que me permitieron ser y existir.

De hecho, formalmente no encuentro palabras para agradecer tanto amor, tanto sacrificio para que yo hoy, pudiera estar escribiendo esto. Sin embargo, si mi madre hubiese decidido lo contrario, particularmente desde la “no existencia”, no podría cuestionarlo.

Son miles los escenarios por los que una mujer puede querer o no, continuar con un embarazo, las afirmaciones radicales resultan simplistas. Los motivos pueden ir desde el cambio climático, hasta las propias expectativas de vida de cada mujer.


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México y los diminutivos

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Hoy pensé en escribir un artículo chiquito, uno que fuera cortito tratando de explicar por qué nos gustan tanto los diminutivos.

En nuestro día a día utilizamos, en mi opinión, en exceso los diminutivos, de hecho, mis amigos extranjeros no comprenden bien por qué estas cosas son así.

A los diminutivos les atribuimos diferentes connotaciones, una forma de evadir una realidad o francamente un medio para mentir. Por ejemplo, cuando decimos, “ahorita” te lo llevo, la expresión “ahorita” puede significar cualquier cosa, menos lo que debería significar, un acto inmediato.

Es común que nos digan, por ejemplo, al llegar a un restaurante que está lleno, “en un momentito” los pasamos. Un buen mexicano sabe que eso significa que, quien nos atendió, no tiene la menor idea de cuánto tiempo pasará para que seamos atendidos.

ahorita llego
Imagen: @mareoflores.

De hecho, cuando te dicen “un momentito” frente a un trámite burocrático, puede ser traumático, pues en el fondo sabemos que es imposible determinar cuánto tiempo transcurrirá.

En mi primera infancia, cuando me preguntaban “¿cómo te llamas?”, mi respuesta inmediata era: “mijito” Mendoza. Yo sinceramente creía que me llamaba “mijito”, pues mi padre así me decía todo el tiempo; “mijito”.

Ya en mi adultez evito al máximo los diminutivos. Sin embargo, en una ocasión mis alumnos me dijeron que, después de mi clase tenían otra con el maestro “Chuyito” y mientras les decía que no era correcto decir el maestro “Chuyito”, que sonaba despreciativo o incluso peyorativo, en ese momento justo pasó por ahí quien era la directora de la Facultad y me saluda diciendo, hola “Hectorín”. Como es de esperar, yo me puse de todos colores y mis alumnas soltaron una gran carcajada.

En fin, en nuestra cultura son muy comunes expresiones como “un ratito”, “un poquito” o “un momentito”, expresiones que generalmente significan exactamente lo contrario.

Peor todavía hay quienes usan el diminutivo del diminutivo y dicen: “en un momentititito” lo atendemos, o “ahoritititita” te lo llevo, lo que insisto no significa que las cosas sucederán –como sugeriría la expresión– ipso facto.

diminutivo ahorita
Imagen: Sopitas.

El diminutivo puede tener varias connotaciones, una es denigrar, por ejemplo, la típica frase de “es un Gutierritos”, para referirnos peyorativamente a alguien como sinónimo de es un pobre burócrata trabajador.

También se usan como muestra de cariño o aprecio, particularmente cuando se usan en relación a menores de edad. Por ejemplo, mi hijito, mi nietecito, mi sobrinita.

Además, pueden usarse como una forma de respeto, veneración, por lo que es común escuchar frases como: “Le pido a la Virgencita que me haga el milagrito”, o “Si diosito quiere, compraré un terrenito”.

Por último, cabe decir que muy probablemente el uso del diminutivo es herencia del náhuatl, hay quienes opinan que esta práctica es producto del sincretismo cultural derivado de la llegada de los conquistadores europeos a México quienes, para poderse comunicar con los nativos, tuvieron que aprender a hablar su lengua y adaptar el español al uso de los diminutivos existentes en la lengua náhuatl original.


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Sapiens: De animales a dioses

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Yuval Noah Harari es sin duda un escritor excepcional, uno de sus libros más leídos es el que ahora reseñamos, Sapiens: De animales a dioses, un texto sobre historia universal en el que nos da un paseo que va desde el origen mismo del universo, hace aproximadamente 13 mil 800 millones de años hasta nuestra época. Harari con una narrativa accesible, amena y seductora, nos explica los acontecimientos más importantes de la historia del planeta y particularmente de la evolución humana.

En este contexto nos lleva en un viaje hacia atrás que nos permite comprender el proceso evolutivo tanto de plantas como de las diversas especies animales que han coloreado el paisaje terrestre. Nos explica cómo surge el inicio de la biología, con los primeros organismos vivientes, por allá de 3 mil 800 millones de años atrás, y como era de esperarse, se centra en la aparición del ser humano. Acaecida aproximadamente hace 2,5 millones de años.

Nótese la distancia en el tiempo, los primeros organismos vivientes datan de hace 3 mil 800 millones de años, y los primeros y más rudimentarios humanos aparecieron en África hace 2,5 millones apenas. Ésta sola idea, en lo personal, me resulta escalofriante pero ilustradora, particularmente cuando hablamos de “la humanidad”.

Tomando como referencia ese punto de partida, los primeros homínidos tardaron cerca de 500 millones de años para salir de África y extenderse hasta Euro Asia y un millón y medio más años fueron necesarios para que aparecieran los neandertales en Europa y Oriente próximo.  

evolucion humana
Imagen: XL Semanal.

Contrario a lo que se cree, nos dice Harari, la evolución humana no fue lineal, coevolucionaron diversas especies de humanos, de los primeros homínidos derivados del Australopitecos, surgieron variadas especies de humanos. Se cree, que muchas de ellas surgieron y desaparecieron sin siquiera haberse enterado de la existencia de las otras.

El argumento central de Harari es que todo parece indicar que hemos vivido en una idea equivocada: la idea de la evolución lineal del ser humano.

Llama mucho la atención que una de las especies más duraderas fue el Homo Neandertal (Hombre del valle del Neander) que pobló diversas regiones de Asia y Europa, por al menos dos millones de años. Una cantidad de tiempo que, muy probablemente, rebasará por mucho, el tiempo que el Sapiens exista en la Tierra.

Así es, el Homo Sapiens, nuestro verdadero antecesor, apenas tiene en el planeta un par de cientos de miles de años, y la colonización de Europa por los Sapiens apenas data de alrededor de 70 mil años. De hecho, la llegada a América de los Sapiens tiene escasamente 16 mil años.

Yuval Noah Harari
Imagen: Medium.

A lo largo de la existencia de las diferentes especies de “homos” que fueron poblando la Tierra, un punto en común es que todos fueron nómadas, eran cazadores-recolectores, siendo apenas hace unos 12 mil años cuando los Sapiens lograron domesticar las plantas y los animales, lo que les permitió dejar el nomadismo y crear asentamientos permanentes.

Este hecho, la domesticación de plantas y animales, es la primera revolución tecnológica y quizá la de mayor impacto en la historia de la humanidad. Pasar de nómadas a sedentarios, cambió radicalmente el mundo, cambió de raíz la propia evolución de nosotros Homo Sapiens. La domesticación de la agricultura resultó más importante que incluso el descubrimiento del fuego por parte de nuestros antecesores.

Y hoy el Homo Sapiens, con apenas unos cuantos miles de años de existencia, está cerca no sólo de cambiar el mundo sino de cambiarse a sí mismo. Hoy como nunca, con el surgimiento de las biotecnologías, estamos cerca de autodefinirnos, de auto-reconstruirnos.

Sapiens, la especie que tardó más de 50,000 años en poder desplazarse hasta América, está a punto de reinventarse, quizá en los próximos 100 o 200 años lograremos olvidarnos de la evolución natural para, con el barro de las tecnologías, modelarnos como si fuéramos los mismos dioses.   


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