Guerra comercial

TikTok y la guerra entre Estados Unidos y China

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La orden de prohibición incluiría a la aplicación de videos cortos TikTok y a la de mensajería china WeChat. Para Gerardo Gutiérrez Candiani, esta medida no puede pasar desapercibida para México, ya que será una de las claves de la geopolítica en las próximas décadas.

“Hay que tener bien claro cuál es nuestra posición en el mapa de las relaciones internacionales que se perfila, con un antagonismo entre dos potencias con modelos políticos muy diferentes. Sobre este escenario es preciso delimitar, con perspectiva estratégica, el análisis de oportunidades y amenazas, fortalezas y debilidades,” consideró el economista en su artículo “Las tensiones entre China y Estados Unidos y la oportunidad para México.”

De acuerdo con un comunicado emitido por el mismo Departamento de Comercio estadounidense, cualquier acción para distribuir o mantener WeChat y TikTok en tiendas de aplicaciones quedaría prohibida a partir de la fecha señalada y alojar o transferir el tráfico de Internet asociado a la aplicación de mensajería china será considerado como ilegal, misma medida que se aplicará para la app de video cortos.

El documento señala que con esta medida queda prohibida cualquier prestación de servicios a través de móvil WeChat con el propósito de transferir fondos o procesar pagos en territorio estadounidense.

El secretario de Comercio, Wilbur Ross, reconoció que estas acciones son la muestra que el Presidente Donald Trump busca proteger el comercio nacional de las amenazas del Partido Comunista chino, avivando la tensión entre el gigante asiático y la potencia americana.

“Las acciones de hoy demuestran una vez más que el presidente Trump hará todo lo que esté en su poder para garantizar nuestra seguridad nacional y proteger a los estadounidenses de las amenazas del Partido Comunista chino”, señala Wilbur Ross en el comunicado.  

“Bajo la dirección del presidente, hemos tomado medidas significativas para combatir la recopilación maliciosa de datos personales de los ciudadanos estadounidenses por parte de China, mientras que promovemos nuestros valores nacionales, normas basadas en reglas democráticas y la aplicación agresiva de las leyes y regulaciones de Estados Unidos.”, añadió.

Además, el Gobierno estadounidense aclaró que se reserva el derecho de imponer nuevas prohibiciones contra las dos aplicaciones más famosas de origen chino en territorio norteamericano.

“Si determina que el comportamiento ilícito de WeChat o TikTok está siendo replicado por otra aplicación de alguna manera fuera del alcance de estas órdenes ejecutivas, el presidente tiene la autoridad para considerar si las órdenes adicionales pueden ser apropiadas para abordar tales actividades”, cita el comunicado.

El jueves 6 de septiembre el Presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva sobre la manera en la que su gobierno abordaría las amenazas planteada por la app de videos cortos TikTok. En el documento publicado por la Casa Blanca, el Gobierno estadounidense argumentó que la difusión de esta aplicación en su territorio representa una amenaza de China a la seguridad nacional, la política exterior y la economía.

La base de su argumento es que TikTok “captura automáticamente grandes extensiones de información de sus usuarios”, lo que permitiría que el Partido Comunista de China acceda a datos de los estadounidenses y podría ayudar a Pekín a “rastrear la ubicación de los empleados y contratistas federales, crear expedientes de información personal para el chantaje y realizar espionaje corporativo”.

Se incrementa la tensión entre potencias

Gutiérrez Candiani recuerda que la tensión entre Estados Unidos y China radica desde los tiempos de campaña de Donald Trump en su primer camino a la presidencia cuando el magnate acusaba a los chinos de prácticas como dumping, manipulación cambiaria, barreras no arancelarias, así como piratería y robo de propiedad intelectual.

“La competencia tecnológica, cada vez más abierta y agresiva, en la que se inscribe el boicot a TikTok y el acoso a Huawei, es probablemente el signo más claro de que esta tensión bipolar seguirá en ascenso.”, señala y considera que es una oportunidad para México y su relación comercial con el vecino del norte.

“A partir de este año, nuestro país se convirtió en el principal socio comercial de nuestros vecinos del norte, superando a China y a Canadá. No habíamos ocupado ese primer lugar, que tuvieron por décadas los canadienses, hasta que fueron relevados por los chinos en 2015. A nosotros ya nos habían desplazado del segundo lugar dese 2006.”, destaca Candiani en su artículo para El Semanario.

Las tensiones entre China y Estados Unidos y la oportunidad para México

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El 6 de agosto, con las instrucciones emitidas por Donald Trump para prohibir cualquier transacción con TikTok y WeChat, se confirmó que las tensiones entre Estados Unidos y China no sólo están lejos de aligerarse, sino que van en franca escalada. Si la medida sorprendió por lo arbitrario, lo que vendría después, con el bloqueo a Huawei para acceder a chips que son fundamentales para su producción y operación, no se queda atrás. México no debe permanecer indiferente ante este proceso, que será una de las claves de la geopolítica en las próximas décadas.

Hay que tener bien claro cuál es nuestra posición en el mapa de las relaciones internacionales que se perfila, con un antagonismo entre dos potencias con modelos políticos muy diferentes. Sobre este escenario es preciso delimitar, con perspectiva estratégica, el análisis de oportunidades y amenazas, fortalezas y debilidades. Más aún porque, a estas alturas, es claro que nuestro país tiene una oportunidad irrepetible en esta historia: podemos atraer un volumen muy importante de inversiones a partir de las operaciones de manufactura que muy probablemente tendrán que dejar China, así como ser puente entre ese país y Estados Unidos para el intercambio comercial y sobre todo en términos de cadenas productivas.

En esta trama no sólo existe una gran proyección en tanto plataforma manufacturera y logística de exportaciones a Estados Unidos de empresas de diversos países, incluyendo chinas, sino desde el bloque T-MEC hacia China. Contamos con ventajas competitivas muy relevantes para ese propósito, incluyendo el T-MEC, pero también adolecemos de vulnerabilidades en las que hay que trabajar para estar en condiciones de realmente recibir esas inversiones.

mexico y china
Ilustración: Daniel Razo.

Lo que es un hecho es que la oportunidad está ahí. Simplemente pensemos en el contexto detrás de los recientes comentarios del Presidente de la taiwanesa Foxconn, proveedora fundamental de Apple, en el sentido de que, aunque China seguirá desempeñando un papel clave en su producción, los “días como fábrica del mundo se han terminado”. No sólo están considerando alternativas para la cadena de suministro inclusive del producto estrella, el iPhone, sino en sistemas productivos regionales con cierta autonomía, lo mismo en India y el sudeste asiático que en nuestro continente.

Claves del conflicto

El antagonismo de las dos potencias se ha agudizado de manera progresiva desde la campaña presidencial de Trump, quien acusaba ya entonces a los chinos de prácticas como dumping, manipulación cambiaria, barreras no arancelarias, así como piratería y robo de propiedad intelectual.

Como recordaremos, apenas llegó a la Casa Blanca, decretó una serie de aranceles a productos de China, que en su oportunidad tomó represalias. Aunque se acordó una tregua, la mayoría de las medidas está en pie y, por el contrario, la tensión se ha extendido a otras áreas, incluyendo la diplomática, con el cierre de consulados, desencuentros sobre la situación política en Hong Kong y diferendos críticos en materia de defensa, como las operaciones en el Mar de China Meridional de ambos países.

La competencia tecnológica, cada vez más abierta y agresiva, en la que se inscribe el boicot a TikTok y el acoso a Huawei, es probablemente el signo más claro de que esta tensión bipolar seguirá en ascenso. Ocurre que China ya no es sólo “fábrica del mundo”, que accedió a ese estatus con su fuerza demográfica, incentivos a la inversión de gran impacto, como lo fueron sus Zonas Económicas Especiales, y un costo laboral inicialmente muy competitivo. Ahora también es un sólido competidor en algunas tecnologías que marcarán el futuro en varios sectores.

La competitividad emergente en tecnologías de punta le da a China un perfil de influencia global que puede contraponerse a la hegemonía estadounidense. Se agrega a una política de mayor presencia en el mundo, simbolizada por la ambiciosa iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, lanzada por Xi Jinping en el 2013. Si el diferendo tecnológico con los estadounidenses y por el liderazgo en el desarrollo de la plataforma 5G se agudiza, inclusive podríamos ir hacia un escenario de dos ecosistemas digitales separados, contrario a la tónica de integración previa.

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Ilustración: The Telegrpah.

Una nueva China

Hoy vemos dos modelos económicos diferentes con gran capacidad de influir a nivel global, con uno de ellos, el de China, en rápido ascenso para afianzar a ese país como gran potencia, con capacidad de competir con Estados Unidos y Occidente.

Puede configurarse un mundo bipolar en términos de potencia económica e incluso geopolítica, entre China y Estados Unidos. Sin embargo, no sería como en la época de la Guerra fría, pues hoy existen otros países o bloques con capacidades económicas o militares sobresalientes, en especial la Unión Europea, Rusia e India, si bien no con la preponderancia que pueden proyectar Estados Unidos y China.

El modelo chino de capitalismo de Estado se caracteriza por una mezcla pragmática de economía de mercado con la administración y planeación central del Partido Comunista. Para la conducción nacional e internacional se recarga en un sólido cuerpo técnico-burocrático, con la inspiración confuciana basada en la meritocracia, el control y la eficacia.

En cambio, el sistema estadounidense, con su conocida resiliencia sustentada en un sistema político y económico descentralizado y una sociedad más plural o democratizada, es más proclive a la entropía, pero también, y por ello mismo, a la innovación y a la flexibilidad. Sin embargo, es claro que es un país que hoy pasa por un momento difícil de polarización política y social, si bien puede superar tal circunstancia por esa misma capacidad de superar errores y escollos, aprovechar oportunidades y reinventarse.

El gobierno de Xi Jinping ha traído cambios importantes en la carrera china hacia el desarrollo económico, reforzando la autoridad del gobierno central o el Partido Comunista, la centralización y la relación entre las empresas privadas y el Estado. Hoy, cuando se piensa en competir o en alianzas con una compañía china importante, debe considerarse que, en cada vez más casos, se compite o se trabaja contra o con el gobierno chino, decidido a marcar el paso de su economía.

Los analistas consideran que el gobierno de Xi ha acotado el proceso liberalizador para inclinarse en un enfoque de planeación centralizada de la economía. Si bien éste se lleva a cabo, en gran parte, a través de las empresas y los mercados, la tendencia se ha reforzado debido a las crecientes tensiones con Estados Unidos y el éxito en el control del brote del Covid-19, lo que ha fortalecido la confianza en su sistema de gobierno.

Xi China
Ilustración: Jonathan Bartlett.

Como sea, las empresas extranjeras con operaciones en China o que buscan participar en su mercado encuentran ahora más barreras y prácticas anticompetitivas, como subsidios y reglas preferenciales, mientras que muchos chinos agradecen que con un gobierno más fuerte e intervencionista, como el de Xi, hay mayor orden en el crecimiento de su país, con más controles legales e institucionales.

Una cosa es clara: China ha entrado a una nueva etapa de desarrollo. Ya no sólo la de atraer inversiones y el énfasis en el ahorro e inversión intensiva en infraestructura: todo lo que la llevó a convertirse en el exportador número uno.

¿Y México?

La misma dinámica del comercio exterior de Estados Unidos hoy marca los efectos de estas tendencias y la oportunidad que se abre para México. A partir de este año, nuestro país se convirtió en el principal socio comercial de nuestros vecinos del norte, superando a China y a Canadá. No habíamos ocupado ese primer lugar, que tuvieron por décadas los canadienses, hasta que fueron relevados por los chinos en 2015. A nosotros ya nos habían desplazado del segundo lugar dese 2006.

Hoy se presenta una encrucijada que no deberíamos desaprovechar, y en este sentido, vale mucho la pena atender al reporte que acaba de sacar al respecto, el 3 de agosto, el influyente Instituto Peterson de Economía Internacional. No podemos ser indiferentes, desde el título: “Vietnam y México podrían convertirse en jugadores mayores en las cadenas de suministro globales”. Los llaman las “próximas estrellas en ascenso”.

De acuerdo con el reporte, la guerra comercial y la pandemia han sacudido a las multinacionales que exportan desde China. Señalan que empresas como Omnidex, GoPro, Apple, Microsoft y Google estudian planes para trasladar la producción de insumos y componentes de sus cadenas de suministro globales de China a, principalmente, Vietnam y/o México, aprovechando sus bajos costos laborales y su proximidad a los mercados chino y estadounidense, respectivamente.

En 2019, Omnidex (bombas industriales) llevó parte de sus líneas en China a Vietnam, mientras que GoPro (cámaras de imagen) hizo lo mismo, pero a Guadalajara. Esta planta jalisciense se encargaría de la proveeduría al mercado estadounidense y lo que deja en China se ocuparía del resto del mundo.

La pregunta que hacen los analistas es si estos ejemplos conducirán a una tendencia a largo plazo más amplia y profunda: una pregunta abierta que dependerá de la eficacia con que ambos países aborden la oportunidad.

mexico china
Ilustración: Dario Castillejos.

Sobre México, destacan una serie de factores que hay que tomar en cuenta para apuntalar una estrategia competitiva. De entrada, hacen hincapié en la contención de la pandemia y en que ésta puede empeorar la situación de inseguridad pública.

En esa tónica, llaman a adoptar políticas más favorables al comercio y la inversión. A la necesidad de inversiones nacionales en infraestructura y educación, para ampliar la reserva de mano de obra altamente calificada.

México ofrece gran flexibilidad para brindar servicios a las empresas y a consumidores en tres regiones clave: América del Norte, Asia y Europa. Supera a Vietnam en ello, pues el valor agregado extranjero en nuestras exportaciones proviene principalmente de Estados Unidos, China y Alemania. Ellos están más atados a su región.

En cuanto a los costos laborales, en el ramo de manufactura y por hora, para México es de 4.82 dólares y en Vietnam de 2.99 dólares (promedios), mientas que en China llegan a 6.50 dólares.

Destacan también las ventajas por acuerdos de libre comercio, en particular el T-MEC, el de la Unión Europea y la Alianza Transpacífica. Aquí también somos más competitivos que los vietnamitas: 0.1% en aranceles de importaciones desde países aliados, vs. 5% de ellos.

El dictamen del Instituto Peterson no debe minimizarse, ante el reto que del creciente proteccionismo en los principales mercados de exportación: Los dos países no tendrán más remedio que adoptar políticas favorables al comercio y la inversión, como simplificar los procesos de exportación e importación en la frontera y fortalecer la protección de los inversores, para contrarrestar las políticas de relocalización de las economías avanzadas.


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China-Estados Unidos: a cubetazos… e implicaciones globales

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Pareciera ser obsesivo e inútil insistir –en plena pandemia global del COVID-19– en la profunda crisis y “competencia entre grandes potencias” como lo reconoce Estados Unidos desde 2017, entre Estados Unidos y China, tal y como lo hemos realizado insistentemente en esta columna desde 2019. El tema, sin embargo y desgraciadamente, nos acompañará en América Latina y el Caribe (ALC), y en México, en las próximas décadas.

En esta columna hemos insistido que tendremos que acostumbrarnos globalmente –y por ende en ALC y en México– a que la competencia arriba señalada nos acompañará en las siguientes décadas: los gobiernos de ALC y en México tendrán que tomar postura al respecto –les guste o no– en esta “nueva relación triangular” entre Estados Unidos y China y ALC-México; la preparación institucional –en los sectores públicos, privados y académicos– será fundamental. En plena crisis del COVID-19 se están dando “duro y a la cabeza”: cierre de Institutos Confucio en Estados Unidos, tensiones con respecto a Hong Kong y Taiwán, salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, retiro de visas a periodistas estadounidenses y chinos, respectivamente, retiro de investigadores en temas vinculados con la “seguridad nacional” respectiva, dadas de baja de estudiantes vinculados al sector público en China y de China en Estados Unidos, y ni hablar de la “guerra comercial” y su aparente tregua en enero de 2020.

relaciones China-Estados Unidos
Ilustración: Craig Stephens.

En los últimos días, sin embargo, estas tensiones han incluido un sector que, hasta el momento, había sido “prohibido”: el sector financiero, sabiendo que se trata de las dos principales dos economías globales y de que, hasta antes de 2019, eran sus respectivos principales socios comerciales.

El contexto es relevante: la Administración Trump busca, desde hace un par de semanas, cuestionar y prohibir –todavía no como Ley– que fondos de inversión estadounidenses inviertan en activos de empresas chinas: el precedente legal es el caso del fondo de inversión público (Federal Retiment Thrift Investment) que fue explícitamente increpado por la Administración Trump en mayo de 2020. Como resultado, en mayo 20 de 2020 el Senado de Estados Unidos aprobó una Ley (Holding Foreign Companies Accountable Act) en la que se exige que todas las empresas serían dadas de baja de las bolsas de valor de Estados Unidos –incluyendo de países que no permiten hacer pública la auditoría de empresas locales de países como Bélgica, China y Francia– si las empresas que realizan la auditoría no cumplen con las exigencias de contaduría estadounidenses durante al menos tres años. Esta Ley exige inspecciones estadounidenses por parte de la PCAOB (por sus siglas en inglés), sabiendo que la legislación china, desde marzo de 2020, sólo permite el acceso a esta información si así lo permite el Consejo de Estado de la República Popular China.

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Ilustración: Revista Fortuna.

Todo lo anterior pareciera ser un problema burocrático y secundario: alrededor de 200 empresas chinas, lideradas por Alibaba, han logrado a financiamiento por alrededor de $35,000 millones de dólares y representando un mercado cercano a un billón de dólares. Existen especulaciones de que estas empresas chinas bien pudieran trasladar sus actividades en mercados de valores en Hong Kong, aunque con importantes costos.

Lo anterior, sin embargo, refiere a un nuevo escalamiento en las relaciones Estados Unidos y China: “todo se vale”. La Administración Trump toca un muy sensible y nuevo sector en la relación Estados Unidos-China y a nivel global: el sector financiero. No sería espectacular esperar el siguiente escalamiento y respuesta por parte de China: la simple intención por parte de China de “indicar” comprar menos bonos del Tesoro de Estados Unidos –con importantes implicaciones por su devaluación ante los acreedores chinos– y así llegar a una de las “desintegraciones” (decoupling) más significactivas entre Estados Unidos y China. A marzo de 2020 China había comprado el 15% de los bonos del Tesoro y deuda de Estados Unidos, con importantes efectos en la tasa de interés en Estados Unidos y a nivel global.

Las implicaciones para América Latina y el Caribe, incluyendo a México, serán de la mayor relevancia en el mediano y largo plazo, seguir “nadando de muertito” no será opción ante estas tensiones.


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La dura retórica de EU contra China

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El conflicto entre Estados Unidos y China pasó de la guerra comercial a un nivel más escalonado por la pandemia del coronavirus.

De cara a las elecciones presidenciales en las que Donald Trump busca la reelección, la retórica de Estados Unidos se intensifican contra China e incluyen acusaciones directas que responsabilizan al gigante asiático de la pandemia del coronavirus.

En el más reciente capítulo de esta guerra entre potencias, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, señaló que China pudo haber evitado las muertes de cientos de miles de personas que la epidemia del coronavirus covid-19 ha dejado en todo el mundo, si hubiera sido más transparente sobre el virus.

“China podría haberle ahorrado al mundo la caída en trastornos económicos. Ellos tuvieron la opción, pero en cambio, China encubrió el brote en Wuhan”, dijo Pompeo a periodistas.

“China aún se niega a compartir la información que necesitamos para mantener a la gente segura”.

Los señalamientos de Pompeo no fueron bien recibidas por el gobierno de China. El embajador chino en Estados Unidos, Cui Tiankai, pidió el martes a los políticos estadounidenses que pongan fin al juego de culpar a China y se centren en abordar la pandemia de COVID-19 que ya ha acabado con la vida de más de 70.000 estadounidenses.

“Culpar a China no pondrá fin a esta pandemia. Por el contrario, esa mentalidad corre el riesgo de provocar el desacoplamiento entre China y Estados Unidos y dañar nuestros esfuerzos para combatir la enfermedad, nuestra coordinación para reactivar la economía mundial, nuestra capacidad para conquistar otros desafíos y nuestras perspectivas de un futuro mejor. Estados Unidos no surgirá como un ganador en este escenario”, dijo Cui en un artículo de opinión publicado el martes por la noche por The Washington Post.

“Es hora de terminar con el juego de la culpa. Es hora de centrarse en la enfermedad y reconstruir la confianza entre nuestros dos países. Al igual que el presidente Abraham Lincoln invocó a ‘los mejores ángeles’ en su discurso de inauguración, espero que la sabiduría de las generaciones anteriores nos guíe para elegir el lado correcto de la historia y trabajar juntos por nuestro futuro compartido”, añadió.

Detrás de la mentalidad de “siempre culpar a China” hay “una especie de política sucia, defendida por algunas personas que cambian el centro de atención para obtener ganancias políticas”, señaló Cui.

“Según su manipulación, China tiene que estar equivocada”, independientemente de los hechos que muestran que China ha librado desde enero una dura batalla contra la enfermedad, no ha escatimado en costos para salvar vidas y ha conseguido progresos notables.

“No se puede negar que el primer caso conocido de COVID-19 fue reportado en Wuhan. Pero esto solo significa que Wuhan fue la primera víctima del virus. Pedirle una indemnización a una víctima es simplemente ridículo. Si eso tiene sentido, ¿quién compensará las muertes de la gripe H1N1 y el VIH/SIDA? ¿Quién pagará las enormes pérdidas causadas por la crisis financiera de 2008?”

Refutando las acusaciones infundadas de algunos políticos estadounidenses sobre la respuesta de China a la pandemia, el embajador dijo que China ha tomado medidas estrictas y ha realizado grandes sacrificios para mantener el virus bajo control, lo que no solo salvó vidas en casa, sino que también compró un tiempo precioso para el mundo.

¿De qué va la nueva tensión EU y China?

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China deja de utilizar el dólar en sus transacciones bursátiles

Ciertamente ha habido un repunte en la visión negativa sobre China en Estados Unidos desde que Trump llegó a la Casa Blanca y puso en marcha la guerra comercial.

Las tensiones entre Estados Unidos y China no son recientes, pero el coronavirus y la inminente campaña presidencial estadounidense han amplificado la rivalidad, llevando la guerra de palabras a un punto más alto.

Esta semana, el presidente Donald J. Trump dio un giro en su campaña para lograr la reelección en los comicios de este año.

“China hará todo lo que pueda para hacerme perder esta carrera”, dijo el mandatario a la agencia Reuters.

Su afilada retórica en contra de Pekín marcó una nueva fase en un esfuerzo por reencuadrar una elección que ha sido transformada por la pandemia del coronavirus. También anunció tiempos más turbulentos para la ya inestable relación entre las dos mayores economías del mundo.

Pero China muestra sus armas económicas contra la potencia americana y en su más reciente estrategia, despreció al dólar estadounidense como moneda base para sus transacciones bursátiles.

China deja de utilizar el dólar en sus transacciones bursátiles

El gobierno de China sorprendió al mundo y decidió cancelar el dólar en las transacciones bursátiles y comerciará oficialmente con una nueva moneda digital estatal e-RMB, el nuevo yuan chino en lugar de la moneda estadounidense, en un paso audaz e importante en la historia económica del país

Esto significa que el dólar se ha vuelto inexistente en el comercio chino, por lo que caerá bruscamente frente al yuan chino y podría afectar los mercados mundiales.

Todos los mercados mundiales quedaron sorprendidos por la decisión. La noticia fue discutida en el programa de BBC World English.

Según los informes, han comenzado las pruebas en varias ciudades, incluidas Shenzhen, Suzhou, Chengdu, así como en una nueva área al sur de Beijing, Xiong’an, y áreas que albergarán algunos de los eventos para los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022.

Una moneda digital soberana “ofrece una alternativa funcional al sistema de liquidación en dólares” y mitiga el impacto de cualquier sanción o amenaza de exclusión, tanto a nivel de país como de empresa “, informó el diario China Daily la semana pasada.

Se espera que continúe una disminución en el uso del dinero en medio de la popularidad de las plataformas de pago digital y que las personas eviten el contacto físico durante la pandemia de coronavirus.

Con infromación de la BBC y AP

Coronavirus, la guerra política entre EU y China

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Coronavirus se una a la guerra entre Estados Unidos y China

La guerra entre Estados Unidos y China tiene un nuevo campo de batalla, una pandemia que se originó en Wuhan a finales de 2019 y que en el primer trimestre de 2020 se ha convertido en el principal riesgo de crisis económica y de salud a nivel global.

La crisis sanitaria causada por el coronavirus covis-19 vuelve a tensar la rivalidad entre el gigante asiático y la potencia estadounidense, pasando de una guerra económica a una confronta política alimentada por teorías de la conspiración y polémicas declaraciones en las que funcionarios chinos culpan a Estados Unidos de haber ‘sembrado’ el virus en su territorio.

“Podría haber sido el ejército estadounidense quien trajo la epidemia a Wuhan”, manifestó Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, el 12 de marzo.

Zhao se refería al coronavirus detectado en la ciudad china de Wuhan el pasado mes de diciembre, que se ha expandido por el mundo provocando una pandemia de consecuencias aún desconocidas.

Junto a su comentario, el representante de la Cancillería china adjuntaba un video del director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, Robert R. Redfield, reconociendo ante el Congreso que algunas de las muertes por gripe en el país podían haberse debido al nuevo coronavirus, sin precisar fechas.

“¿Cuándo se registró el paciente cero en Estados Unidos? ¿Cuántas personas hay infectadas? ¿Cuáles son los nombres de los hospitales? Podría haber sido el ejército estadounidense quien trajo la epidemia a Wuhan. ¡Sean transparentes! ¡Hagan pública la fecha! Estados Unidos nos debe una explicación”, señaló Zhao en Twitter.

El comentario, según apuntan medios como el diario hongkonés The South China Morning Post (SCMP), parece hacer alusión a los Juegos Mundiales Militares, celebrados en Wuhan en octubre con la participación de más de 100 países poco antes de que esa urbe se convirtiera en la zona cero.

Los comentarios del portavoz de la Cancillería china llevaron a que el Departamento de Estado de EE.UU. llamara a consultas al embajador chino en Washington.

Pese a las quejas, el ministerio cerró filas en torno a las declaraciones de Zhao.

“En los últimos días, hemos visto numerosas discusiones sobre el origen del [virus que provoca la enfermedad] covid-19. Nos oponemos firmemente a los comentarios infundados e irresponsables realizados por altos funcionarios estadounidenses y miembros del Congreso sobre esta cuestión para difamar y atacar a China”, señaló otro portavoz de la Cancillería, Geng Shuang, en rueda de prensa.

Pese a que en un principio China no puso en duda el origen del brote en el país, posteriormente referentes de su comunidad científica mostraron otra visión.

En enero, Gao Fu, director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China, dijo que sabían que la “fuente del virus eran animales salvajes vendidos en el mercado” de animales vivos de Wuhan.

No obstante, a finales de febrero el respetado científico Zhong Nanshan manifestó ante periodistas que “la epidemia apareció por primera vez en China, pero no necesariamente se originó” en el país, recogió la agencia AFP.

“Sencillamente es vergonzoso que el gobierno chino no esté dispuesto a asumir su responsabilidad respecto al coronavirus”, consideró Elizabeth Economy, directora de estudios asiáticos en el centro estadounidense Consejo de Relaciones Internacionales.

“La gente no culpa al gobierno chino por el hecho de que el covid-19 apareciera primero en China, les culpan por encubrirlo y ahora tratar de desviar la responsabilidad de cómo manejó la epidemia desde el principio”, señaló a BBC Mundo.

En febrero, los líderes chinos se enfrentaron a una oleada de críticas sin precedentes por su gestión de la crisis, especialmente a raíz de que se conociera el caso del médico Li Wenliang.

Li, uno de los profesionales en primera línea de la epidemia, trató de alertar de la existencia de esta nueva cepa a sus compañeros, pero fue silenciado por la policía, que le acusó de difundir información falsa.

El joven médico acabó muriendo contagiado por el virus.

Otra “teoría”

Otros expertos consultados por BBC Mundo también consideran que los comentarios del portavoz de la Cancillería culpando al ejército estadounidense son una clara respuesta a otras teorías de la conspiración impulsadas desde la primera potencia mundial.

Es el caso del senador estadounidense del Partido Republicano Tom Cotton, quien en febrero insistió a través de diversos canales que el virus podría haberse originado en un laboratorio de bioseguridad de Wuhan, una hipótesis refutada tajantemente por los científicos.

La comunidad científica parece estar de acuerdo en que el virus cruzó la barrera de las especies, de animal a ser humano, en uno de los mercados de Wuhan.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que pese a que el recorrido exacto que hizo el virus hasta saltar a los humanos aún no está claro, el SARS-CoV-19 “no era conocido antes del brote que comenzó en Wuhan, China, en diciembre de 2019”.

“El virus chino”

A las teorías de la conspiración, recientemente se han sumado diversas declaraciones no exentas de polémica.

La última de ellas por parte del propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien en un tuit el lunes se refirió al patógeno como el “virus chino”

La OMS recomienda no vincular un virus con una zona en particular o grupo, para evitar estigmatizar a un colectivo.

No obstante, diversos miembros del gobierno estadounidense se han referido al SARS-CoV-19 como el coronavirus “chino” o el “virus de Wuhan”, en palabras del secretario de Estado, Mike Pompeo, en repetidas ocasiones.

En el caso de Trump, el gobierno chino no tardó en reaccionar a sus últimos comentarios, instándole a retractarse y a frenar sus “acusaciones infundadas contra China”.

Los medios oficiales del país asiático, que estos días resaltan el éxito de China en la lucha contra el covid-19 y la ayuda que Pekín ofrece y está ofreciendo a otras naciones afectadas, fueron más allá y tildaron las declaraciones del mandatario de “racistas y xenófobas”.

Para los observadores de la política china, “este juego geopolítico de atribución de culpas es una carrera hacia el abismo”, en palabras de Bonnie Glaser, sénior para Asia y directora del Proyecto el Poder Chino del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

“Ambos países están jugando en su propio detrimento, en lugar de unir fuerzas para vencer a un enemigo común que no reconoce fronteras políticas ni geográficas”, subrayaba por su parte Yonden Lhatoo, editor jefe de Noticias del diario hongkonés SCMP.

Para Glaser, además, es una disputa que resulta peligrosa, pues dificulta aún más que ambos países gestionen adecuadamente los problemas de su relación, como sus diferencias comerciales, lo que tendrá inevitables consecuencias para el resto del mundo.

“Una competencia estratégica intensificada entre ambos] aumentará la presión sobre otros países para que elijan entre Estados Unidos y China. La acritud actual hará que un incidente militar sea más difícil de manejar”, sentencia.

Lejos de calmar los ánimos, el gobierno chino lanzó otra “bomba” este martes: la expulsión de China de los periodistas de nacionalidad estadounidense de tres periódicos de referencia de ese país (The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal), tanto del continente como de zonas con mayores libertades como Hong Kong, donde suelen tener base organizaciones que no pueden hacerlo en el continente chino (como ONG en defensa de los derechos humanos).

La medida -insólita en cuanto a la escala- responde, según Pekín, a las limitaciones que Washington impuso sobre el número de ciudadanos chinos que pueden trabajar para medios estatales, controlados por el gobierno, en EE.UU.

Una decisión que la Casa Blanca anunció después de que el ejecutivo de Xi Jinping echara a tres reporteros del Wall Street Journal.

Otro tira y afloja… que ya afecta a todos los ámbitos.

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Fuente: BBC Mundo

China vs EU en Fase 2 ¿del fin de una guerra?

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Acuerdo comercial China-EEUU en fase 2 revisará temas de ciberseguridad.

El 13 de diciembre de 2019 se anunció el fin de la “Fase uno” de negociación que atiene una guerra comercial entre China y Estados Unidos, abriendo paso a la “Fase dos” en la que, de acuerdo al secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, abordará algunos asuntos de tecnología y ciberseguridad.

“Creo que una serie significativa de temas de tecnología están en la ‘fase uno’. Hay otras áreas de servicios que serán tratadas en la ‘fase 2’. Hay ciertos temas de ciberseguridad estarán en la segunda fase”, indicó Mnuchin a la cadena CNBC. “Habrá más temas con los cuales lidiar y los abordaremos”, añadió.

En la misma entrevista, Steven Mnuchin, dijo hoy que en la futura “Fase Dos” del acuerdo comercial con China se reducirán los aranceles estadounidenses sobre los bienes comprados a China, incluso si la siguiente ronda se realiza en varias etapas.

Se espera que la “Fase uno” del acuerdo comercial, que será firmada el miércoles 15 de enero, incluya la compra por China de unos 200 mil millones en bienes estadounidenses durante dos años, incluidos 80 mil millones en productos manufacturados y 53 mil millones en energía, entre otros rubros.

También se espera la reducción en las barreras estructurales para las empresas estadounidenses que esperan hacer negocios en China, impulsadas por el presidente estadounidense Donald Trump durante casi dos años de negociación.

En diciembre de 2019 Mnuchin dijo que las dos economías más importantes del mundo deberían abrirse aún más para concretar cada vez más acuerdos comerciales.

Al fin de la “Fase uno”, China aceptó invertir más en productos agrícolas provenientes de Estados Unidos.

Pese a estos cambios en la relación comercial, Estados Unidos adelantó el 13 de diciembre que se mantendrían las tarifas del 25 por ciento a los productos chinos por valor de 250 mil millones de dólares.

Esa decisión mantiene escépticos a los medios internacionales sobre el documento que se firmará este miércoles, pues se ve como tregua temporal.

EUA y China afinan detalles de acuerdo comercial

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Reportes señalan que el viceprimer ministro chino, Liu He, firmará la fase uno del acuerdo comercial con EUA.

Las tensiones entre el gobierno chino y la administración de Donald Trump comenzaron a relajarse desde mediados del pasado mes de diciembre cuando se anunció que las delegaciones negociadoras de ambas naciones concretaron un acuerdo comercial para poner detener momentáneamente la guerra de aranceles.

La tregua pactada incluye que en los próximos dos años China llegue a casi duplicar sus compras de exportaciones estadounidenses, incluidos 80 mil millones de dólares adicionales en productos agrícolas.

De igual forma el gigante asiático se compromete a mejorar la protección de la propiedad intelectual del país americano y dejar de obligar a las compañías de ese mismo país a transferir tecnología.

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Estados Unidos, por su parte, detuvo las tarifas sobre 156 mil millones de bienes chinos importados y redujo de 15 a 7.5 por ciento las tarifas sobre 120 mil millones de productos de Beijing aplicadas desde septiembre pasado.

Permanecen sin cambios las tarifas del 25 por ciento que se aplican desde marzo de 2018 a bienes chinos, hasta por 250 mil millones de dólares. Todo esto no ha sido confirmado por los enviados comerciales ya que aún no se ha hecho pública ninguna versión del texto, y los representantes chinos todavía no se han comprometido públicamente con puntos clave como el aumento de las importaciones de bienes y servicios estadounidenses en 200.000 millones de dólares en dos años.

Viceprimer ministro chino en la Casa Blanca

El ministerio de comercio de China confirmó que Liu He, jefe del equipo de negociación del país en las conversaciones comerciales con Estados Unidos y viceprimer ministro del país comunista, firmará el acuerdo de “Fase Uno” en Washington.

He estará en Washington del 13 al 15 de enero, dijo Gao Feng, portavoz del Ministerio de Comercio.

La guerra comercial entre las dos mayores potencias del mundo inició en 2017 cuando el presidente Trump le dio la orden al Representante Comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, para que comenzara con la investigación sobre las prácticas comerciales “desleales” de China.

Con información de Notimex y Reuters.