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Mexicanos no logran recuperar su confianza para consumir

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Confianza del consumidor mantiene tendencia a la baja en agosto

La confianza del consumidor no logra recuperarse en México y, ante la incertidumbre de la crisis, los mexicanos mantienen sus dudas en el mes de agosto.

El indicador de Confianza del Consumidor revelado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) para el mes de agosto, presentó una caída del 8.7 por ciento a tasa anual, para ubicarse en 34.6 unidades, con disminución en todos los conceptos que lo integran.

La cifra representa una menor caída desde marzo, mes en el que cayó 4.4 por ciento al iniciarse las medidas sanitarias de la Jornada Nacional de Sana Distancia que llevó a un confinamiento y suspensión de actividades productivas por la pandemia del COVID-19.

En su interior, la confianza del consumidor indicó que para los mexicanos, la situación económica del país esperada dentro de 12 meses en comparación con la que viven actualmente, se observó una caída de 7 puntos en su comparación anual, lo que estableció al indicador en los 42.2 puntos.

A su vez, el rubro que capta la opinión de los consumidores sobre la situación económica del país comparada con la de hace 12 meses descendió 12.9 puntos, para ubicarse en las 27.8 unidades.

De igual manera, la situación económica esperada de los miembros del hogar dentro de 12 meses respecto a la actual reflejó un retroceso de 5.4 puntos, con lo que ese componente se colocó en los 50 puntos.

El componente que mide las posibilidades de realizar compras de muebles, televisores, lavadoras y otros aparatos electrodomésticos perdió 8.5 puntos, para ubicarse en 15.7 unidades.

El índice sobre la situación económica en el momento actual de los miembros del hogar comparada con la que tenían hace 12 meses, cayó 9.7 puntos durante agosto y llegó a los 38.2 unidades.

Tenemos un GRAVE problema en materia de empleo en México

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Los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOEN) elaborada por el INEGI, correspondiente a julio de 2020, nos presenta datos realmente preocupantes. A pesar de la reapertura gradual de los negocios y empresas en actividades económicas, inclusive no esenciales, sólo se han recuperado alrededor de 7.2 millones de empleos de los más de 12 millones perdidos desde marzo. Aunque algunas fuentes señalan únicamente 6.5 millones de empleos recuperados.

Según el propio INEGI, hoy en día hay 52.6 millones de personas en la Población Económicamente Activa (PEA) lo que significa poco más del 60% de la población mayor a 15 años en el país. De la población ocupada, 49.8 millones, es decir, el 51.9% lo está en la economía informal, lo cual es un problema crónico de México, ya que tenemos decenas de años que el empleo informal es superior al formal.

De los 12 millones de empleos perdidos entre marzo y junio, se han recuperado la mayoría de ellos en la economía informal. Un regreso de población ocupada en la informalidad laboral de 1.7 millones de personas, siendo en junio 25.6 millones y 27.3 millones en julio.

empleo en mexico
Imagen: Reporte Índigo.

La “ENOEN” registra una disminución de 2 millones de personas ocupadas en jornadas de tiempo parcial (al pasar de 14.6 millones a 12.6 millones) y un incremento de 4.2 millones de ocupados en jornadas de tiempo completo (de 28.9 millones a 33.1 millones), lo cual es una muy buena noticia, al igual que hubo un crecimiento de 1.3 millones de ocupados con ingresos entre dos y cinco salarios mínimos, al pasar de 9.5 millones a 10.8 millones.

A medida que avance la reapertura de la economía, se deberá notar un aumento en las horas trabajadas. Los datos de la Encuesta muestran en julio que las jornadas semanales de más de 48 horas pasaron de 21.6% en junio a 24.9%, mientras que aquellos que laboran de 15 a 34 horas semanales disminuyeron de 21.4% a 18.1%, según muestra la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Asimismo, los llamados “ausentes temporales”, trabajadores que fueron suspendidos por los efectos de la pandemia, pero mantienen un vínculo laboral, pasaron de 8.2% en junio a 7.5%.

Se tiene una recuperación en el volumen de población ocupada en el sector comercio, a diferencia de los sectores de la construcción, restaurantes, servicios de alojamiento y transportes. Asimismo, se observa una falta de recuperación en personas ocupadas en trabajos domésticos remunerados.

La tasa de subocupación, que considera a las personas que tienen más disponibilidad de tiempo para trabajar, en julio 2020 se situó en 18.4% de la población ocupada, muy por debajo del 29.9% de mayo. Pero aún muy lejos de la tasa de subocupación de hace un año, que se situaba en el 7.9%, es decir, la tasa actual es 10.5 puntos porcentuales superior a la de hace un año de la población ocupada.

En esta lógica de recuperación, la tasa de desocupación o desempleo fue de 5.4% en julio contra el 5.5% en junio de 2020.

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Imagen: Freepik.

Es importante tomar en cuenta dos hechos para entender mejor estas cifras, al momento:

1. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) forma parte de los programas que se reanudaron, alcanzando ya un 57% de la muestra mensual que regularmente se logra con la ENOE tradicional, por lo que los resultados de la encuesta que se difundió el jueves 3 de septiembre contienen todos los indicadores estratégicos de ediciones anteriores, aunque en algunos casos con niveles menores de precisión.
2. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que se presentó ahora en septiembre se denomina Nueva Edición (ENOEN) ya que, aunque mantiene el mismo diseño conceptual, estadístico y metodológico que la ENOE tradicional, su muestra se conformó de un 72% entrevistas cara a cara y un 28% de entrevistas telefónicas. Es importante destacar que no existen cambios estadísticos significativos en los indicadores estratégicos de ocupación y empleo cuando se consideran exclusivamente entrevistas cara a cara, de cuando se combinan con entrevistas telefónicas. Por lo anterior, a partir de este mes, concluye la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE).

La encuesta del INEGI considera tanto trabajo informal como formal y no hace distinciones, lo cual claramente es un “truco metodológico” para no presentar la cruda realidad del empleo en nuestro país. La recuperación en el empleo a la que hace referencia la Encuesta se debe casi enteramente a un aumento en la ocupación informal. Por lo que hace al empleo formal, las cifras no son tan claras y son mucho menos halagüeñas. En julio, se perdieron 3,097 afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en adición al 83,311 de junio.

Aunque las cifras de julio muestran una tendencia positiva —la población activa pasó de 53.1% a 54.9%—, la mejora es mucho más lenta que la que se dio en junio. Entonces, las personas que estaban empleadas o buscaban trabajo pasaron de 47.4% a 53.1%. Y aunque estas cifras podrían resultar muy alentadoras, los indicadores siguen muy por debajo de los de hace un año. En julio de 2019, la población activa era de 60.5%, 5.6 puntos porcentuales más que ahora.

A manera informativa les recuerdo que en México más del 60% de los empleos lo generan las PYMES y las grandes empresas sólo emplean al 9% de toda la PEA; que 50% de la población ocupada vive en ciudades de más de 100 mil habitantes; que 62% de esta población está en el sector de los servicios, cerca del 28% en el sector industrial y alrededor del 10% en el sector primario; que más del 60% de la población ocupada son hombres; que prácticamente el 70% de los ocupados son trabajadores subordinados o remunerados, 20% trabaja por su cuenta, que un asombroso 5% trabaja sin remuneración y 4% son propietarios de bienes de producción con empleados.

des-empleo en mexico
Imagen: iStock.

Si somos realistas y consideramos el entorno macroeconómico que estamos viviendo a nivel mundial y obviamente a nivel local, más la incertidumbre que genera este gobierno federal y los datos duros del Banco de México que ubican a la economía mexicana con un decrecimiento del PIB 12.8% anual para el 2020, no podemos esperar una mejoría sustancial en el panorama del empleo en México.

Creo que es un gran momento para plantearnos nuevas opciones para generar más y mejores empleos y atenuar esta problemática. En Europa varios gobiernos han propuesto la reducción de días de trabajo para tener cuatro días laborables y tres de descanso, lo cual obviamente tendría ventajas en mejorar el balance de vida y trabajo, y otros gobiernos han propuesto reducir el número de horas de trabajo a la semana, con jornadas de hasta 30 horas, en lugar de las 40 que actualmente se trabajan.

En México la media laboral es de alrededor de 43 horas y pone a México como uno de los países donde más horas se trabajan al año.

Otra iniciativa, como lo han hecho otros países desde que inició la pandemia, e incluso sin ella, es que el gobierno federal y los estatales tienen que generar incentivos, vía la reducción de impuestos, para que más empleadores contraten a más personas, por ejemplo.


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Lenta recuperación de la actividad económica

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Actividad económica de México se recupera lentamente bajo la nueva normalidad

Mientras que en su revisión anual la actividad económica de México registra una caída del 14.5 por ciento, los datos mensuales arrojan una lenta recuperación del 8.9 por ciento durante el mes de junio.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), informó que el índice Global de la Actividad Económica de México (IGAE), el cual permite conocer y dar seguimiento a la evaluación del sector real de la economía en el corto plazo, tuvo un comportamiento anual a la baja, siendo el sector secundario el que registró el mayor desplome con el 17.5 por ciento.

Las actividades terciarias, que reúnen los servicios, cayeron 13.6 por ciento, mientras que el sector primario, que incluye la producción agropecuaria, registró un incremento del 1.5 por ciento en el mes de junio.

Recuperación de la actividad económica

Junio fue el mes en el que las industrias tomaron un respiro después de que por al menos dos meses la pandemia del COVID les hacia llegar el agua al cuello con la suspensión de actividades productivas como medida sanitaria cobijada bajo la Jornada Nacional de Sana Distancia.

La reapertura escalona que inició para la nueva normalidad, permitió aspirar a una recuperación para el cierre del primer semestre del 2020.

El Inegi reportó que en la comparación con el mes de mayo, dos de los tres los sectores de la economía mexicana presentaron avances durante el sexto mes del año. El IGAE tuvo un alza de 8.9 por ciento en este periodo, cuando inició la reapertura gradual de la economía. Ello representa su mayor incremento desde que el instituto tiene datos, es decir, desde 1993. Además, finalizó con cuatro meses consecutivos con caídas.

El sector industrial subió 17.9 por ciento, su mayor alza desde que el instituto inició con la serie, es decir 1993. En su interior, la industria de la manufactura registró el mayor incremento de 26.7 por ciento, seguido de la construcción con 17.5 por ciento y la minería con 1.6 por ciento.

En este mismo sentido, el sector terciario creció 6.2 por ciento a tasa mensual, lo que representó finalizar con diez meses consecutivos con retrocesos.

De manera desagregada, el comercio al mayoreo y menudeo fueron las que más subieron con 26.4 y 18.8 por ciento, respectivamente. Y transportes, correos y almacenamiento con un incremento de 9.3 por ciento.

Por su parte, el sector agrícola descendió 4.5 por ciento mensual, su mayor caída desde abril del presente año, cuando cayó 6.6 por ciento.

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Desplome histórico de la economía mexicana

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Economía de México 2020 en su peor momento caída registrada por el Inegi

La pandemia del COVID resultó ser la peor desgracia para la economía de México en 2020. El freno de la actividad económica, la caída en las inversiones, la pérdida de empleo y la baja producción en sectores estratégicos, generó una contracción del 18.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el segundo trimestre del año.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la caída del crecimiento económico representa el peor de la historia en México, arrastrando al país es una crisis generalizada sin precedentes.

Si bien en cifras desestacionalizadas la economía de México registra una leve recuperación desde la caída del 18.9 por ciento de junio, el aletargado regreso a las actividades productivas de sectores claves como el de servicios impide vislumbrar un mejor panorama para el cierre del 2020.

Una crisis sin precedentes.

La caída más cercana al dato arrojado por el Inegi para el segundo trimestre del 2020 ocurrió en el mismo periodo de 1995, cuando en el marco de la crisis de ese año la economía se desplomó 8.6 por ciento.

La contracción del PIB golpeado por la crisis pandémica del COVID superó también los registros de 2009, año en el que México sufrió los efectos de la crisis mundial y de otra pandemia: la de la influenza AH1N1. En esa época, la caída más grande a tasa anual fue la del periodo que corrió de abril a junio de 2009, cuando la economía bajó 7.7 por ciento.

Bajo el Gobierno bajo la administración de Andrés Manuel López Obrador la economía creció solo durante el periodo enero-marzo de 2019, con un 0.07 por ciento a tasa anual.

La esperada recuperación en ´V´

Muchas son las modelaciones que se han hecho sobre el comportamiento de la recuperación económica en la nueva normalidad; sin embargo, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, estimó al inicio de la ‘nueva normalidad’, en junio del 2020, que la reapertura económica generará resultados del país y se dará en forma de “V” con tendencia al alza, como en forma de ‘paloma’.

En un video difundido por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) el economista explicó cuál es la posible trayectoria que tomará tras las afectaciones derivadas de la pandemia de COVID-19.

“Con la sana distancia y evitar contagios, un día, pronto, se le permite al restaurante que vuelva a abrir. Esto va a generar un impacto importante en ingresos; va a empezar a comprarle a proveedores, a pagarle a cocineros, meseros. Pero el restaurante va a abrir en condiciones distintas a las que tenía en febrero o marzo: menos mesas y más espaciadas, en horarios diferentes, etcétera, pero eso va a hacer que el negocio va a empezar a subir de manera muy rápida con respecto a la base del cierre, va a ser a un ritmo más lento. Hay gente que, para tratar de ilustrar esto, se refiere no a una V asimétrica, sino a una especie de ‘palomita’ o al signo de una marca de tenis”, señaló.

El titular de Hacienda señaló que se podría tener una recuperación rápida pero asimétrica, tras los efectos adversos causados por la pandemia del coronavirus, a una velocidad inferior a la que cayó.

Acerca de las acciones que el Gobierno está realizando, dio un listado de cuatro puntos:

  1. Aceleración del gasto: estaba destinado para los meses de octubre y noviembre, pero se decidió que fuese empleado ahora.

“Lo aceleramos fundamentalmente en proyectos que tiene mayor capacidad de absorción, es decir, proyectos donde gasto se traduce de manera más rápida en empleos, inversión (…) como Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas”, indicó.

2.  Otorgar recursos suficientes a negocios que requieran financiamientos.

3.  Dar impulso a sectores como la construcción y los que estén relacionados con el comercio exterior, ligados a la cadena de valor de Estados Unidos.

4.  Utilizar el Tratado entre México-Estados Unidos y Canadá (T-MEC) e impulsar la reapertura en los sectores previamente mencionados.

Una iniciativa para prevenir el suicidio

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El 29 de julio pasado se aprobaron en el Senado, por unanimidad, dos iniciativas que  reforman la Ley General de Salud con el fin de tomar las medidas necesarias para la prevención del suicidio, la asistencia a personas que fallaron en sus intentos de suicidio y a las que están afectadas por la pérdida de un familiar fallecido por esta causa. Con esta reforma, que aún debe aprobar la Cámara de Diputados, se propone la creación del Programa Nacional de Prevención del Suicidio y se establece que en cada entidad federativa deben constituirse programas estatales y municipales de acuerdo con el nacional.

Igualmente, se determina crear el Consejo Nacional para la Prevención del Suicidio que buscará disminuir, como materia de salubridad general y a través de un abordaje interdisciplinario, la incidencia del suicidio, un problema que ha aumentado de manera alarmante según reconoció el presidente de la Comisión de Salud en el Senado, Miguel Ángel Navarro Quintero. La senadora Mónica Fernández Balboa, del Grupo Parlamentrio de Morena y promotora de una de las iniciativas, conminó a reconocer este terrible problema que padecen niños, adolescentes, adultos y adultos mayores como consecuencia de un sufrimiento que muchas veces pasa desapercibido por familiares, maestros, médicos e incluso especialistas. La otra iniciativa fue promovida por la senadora Verónica Martínez García, del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional.

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Mónica Fernández Balboa, política y arquitecta mexicana (Imagen: Hoja de Ruta).

Es de celebrar la aprobación de estas iniciativas que buscan atender el suicidio como un problema de salud pública y que se define como “la acción autoinfligida y deliberada de una persona causante de la pérdida de la vida”. Se reconoce que la muerte por suicidio significa, por un lado, el desesperado desenlace de la vida de una persona que no vió otra salida al sufrimiento con que vivía; por otro, una dolorosa experiencia para sus familiares, cuya afectación puede perdurar por mucho tiempo. La reforma aprobada busca ocuparse de lo que ha sido una falla de la sociedad que ha ignorado y desatendido estos problemas o lo ha hecho de manera insuficiente.  

Para darnos una idea de la dimensión del problema, sirven los datos que proporciona la Organización Mundial de la Salud: aproximadamente 800,000 personas se suicidan cada año en el mundo, lo que equivale a que cada 40 segundos haya un suicidio. Los métodos más utilizados son el ahorcamiento, las armas de fuego y la ingestión de plagicidas. El suicidio es la tercera causa de muerte para los jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 19 años.

Al enfocarnos a la situación en nuestro país, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó 6,808 suicidios en 2018 (5,540 hombres y 1,265 mujeres). Si bien son más los hombres que se suicidan y más las mujeres que lo intentan, la diferencia en la prevalencia de suicidios entre hombres y mujeres ha ido disminuyendo en los últimos años. Según el INEGI, el mayor número de casos de suicidios en 2018 correspondió a jóvenes de 20 a 24 años (1,035), seguidos por jóvenes de 25 a 29 (890), 30 a 34 (810) y 15 a 19 (800). Incluyendo los menores de 10 a 14 años (229), los suicidios de jóvenes y menores representan el 30.3% del total. Vale la pena comentar que encuentro estos datos en el artículo COVID19, depresión y suicidio que también comenta que la afectación en la salud mental de muchas personas, provocada por la pandemia, podría llevar a algunas a buscar el suicidio.

Carmen Fernández, directora de Centros de Integración Juvenil, señala que esto ha pasado y que el suicidio ha aumentado entre los jóvenes, la población con el mayor impacto emocional durante la pandemia (Excelsior). Es importante mencionar la relevante respuesta que se ha dado en los últimos meses, de manera pública y privada, para ofrecer ayuda a quienes sienten afectada su salud mental. Hay una lista importante de líneas de atención para brindar orientación y apoyo. Los objetivos que se incluyen en la reforma aprobada en el senado (prevenir el suicidio, atender a quienes sufran secuelas por un intento fallido o por perder a un familiar que se suicidó) plantean un reto complejo. Estamos ante un tema muy estigmatizado y esto representa un obstáculo para que las personas que piensan en el suicidio pidan ayuda.

Si en nuestra sociedad la muerte es un tema tabú del que no se puede hablar abierta y directamente, el suicidio lo es doblemente. Y esta dificultad para hablar de la muerte y del suicidio lleva a ideas muy equivocadas. Se cree, por ejemplo, que hablar de la muerte es una manera de invocarla (que a su vez incluiría la idea errónea de creer que no hablar de ella la aleja); igualmente, mucha gente cree, incluso entre profesionales de la salud, que no debe preguntarse a alguien que pasa por alguna crisis o padece algún problema mental si tiene ideas suicidas porque esto podría inducir a que las tenga. Esto es un grave error; si alguien no ha pensado en el suicidio, no va a empezar a hacerlo porque se le pregunte, pero sí alguien lo ha hecho, representará un gran alivio poder compartir sus ideas y poder hablar de los problemas que han llevado a esa persona a considerar el suicidio como única salida a la situación que vive.

Son diversos los factores que provocan un suicidio: biológicos, psicológicos, sociales, ambientales y culturales. Como señala María Elena Medina Mora, es importante reconocerlos y nombrarlos para poder trabajarlos y poder prevenir el suicidio. ¿Influyen más los problemas sociales con repercusiones psicológicas o los biológicos que causan enfermedades mentales? En realidad es una combinación de ambos; ciertamente se ha encontrado que las personas que se suicidan o lo intentan, en su mayoría padecen alguna enfermedad mental; pero también hay suicidios que responden a la desesperanza, impulsividad y estrés sin que las personas sean diagnosticadas con un trastorno mental. Es fundamental identificar las condiciones que podrían llevar a un suicidio y ofrecer apoyo oportunamente, con empatía, respeto y con la necesaria preparación. Es importante hacer un seguimiento a las personas que han intentado suicidarse, porque los intentos previos son un fuerte predictor de riesgo de suicidio.

Maria Elena Teresa Medina-Mora
María Elena Teresa Medina-Mora Icaza, psicóloga mexicana (Imagen: Gaceta UNAM).

Por otra parte, el problema debe atenderse con perspectiva de género porque se manifiesta de diferente forma en hombres y mujeres. Finalmente, es muy importante que los medios manejen adecuadamente el tema para evitar tanto la estigmatización como la banalización del mismo. Recomiendo la conferencia que la doctora Medina Mora impartió en El Colegio Nacional en la que trató estos y otros elementos sobre el suicidio comentando especialmente el problema en los jóvenes por ser la población más afectada, lo que se debe, en gran medida, al hecho de ser un grupo muy expuesto a la violencia.

Para poder seguir las recomendaciones de los expertos para prevenir el suicidio y para atender las secuelas de muertes por suicidio, se necesitan programas que cuenten con un presupuesto que garantice que se lleven a cabo. La reforma que comentamos representa un paso fundamental para hacer esto posible. Entre otros objetivos, busca concientizar a la sociedad en general sobre los factores de riesgo del suicidio apoyándose en medios masivos de comunicación y en el uso de las nuevas tecnologías, así como habilitar líneas telefónicas y chats de atención para el tratamiento de situaciones críticas. Se trata de hacer llegar el mensaje, a quienes han considerado suicidarse o han padecido la muerte por el suicidio de un ser querido, de que no están solos. Como han recomendado los especialistas, se buscará que el personal de salud del primer nivel de atención esté preparado para identificar a las personas que presenten síntomas y situaciones conflictivas que impliquen el riesgo de tener ideas y conductas suicidas, sea para atenderlas o referirlas. 

Además de la definición que se manejó en las iniciativas aprobadas en el Senado, el suicidio puede entenderse como “el acto deliberado de quitarse la vida” en que se excluye la noción de lesión autoinfligida. Y esto permite reflexionar sobre un aspecto del suicidio que no se incluye en la reforma ratificada (no tendría por qué), pero que sí se relaciona con el tema central de esta columna que es buscar el mejor final de vida. El suicidio, un término cargado de una connotación negativa, en realidad puede ser una forma de muerte voluntaria. Esto, claro, en la medida en que haya deliberación, libertad y elección, elementos éstos que pueden faltar en situaciones en que las personas están atormentadas o que padecen una enfermedad mental, aunque tampoco esto es una regla. Esta aclaración me lleva a señalar que así como hay sucidios que la sociedad debe prevenir, hay otros que debería respaldar como es el caso de quien padece una enfermedad que le provoca un sufrimiento intolerable y desea el suicidio médicamente asistido (prohibido en nuestro país) para tener una muerte segura y sin dolor.

Como vemos, el término “suicidio” puede referirse a acciones muy distintas. Unas, que resultan muy dolorosas porque son el desenlace de un sufrimiento solitario, que dejan un inmenso dolor entre los sobrevivientes y que no se hubieran tomado si las personas hubieran recibido una ayuda tras la cual querrían seguir viviendo. Otras, que son la conclusión de una profunda reflexión sobre la vida y el último ejercicio de la libertad de una persona que elige no vivir más de una manera que le resulta indigna. De ahí que se esperen dos actitudes de la sociedad: la de prevenir suicidios en algunos casos (la mayoría, hay que decirlo) y la de apoyarlos en otros. Desde luego, hay que reconocer que estas dos situaciones son las que claramente se pueden contrastar como los extremos de un continuo, pero puede haber en medio muchas situaciones en las cuales no sería fácil decidir si se está ante una intención de sucidio que se debe prevenir o respaldar.

prevencion suidicio
Imagen: Pinterest.

A través de los medios y películas, hemos tenido noticias de que la organización suiza Dignitas ayuda a suicidarse a personas, tanto suizas como extranjeras, que quieren poner fin a su vida para dejar de padecer un sufrimiento. El principal criterio que debe cumplirse para que una persona reciba esta ayuda es que demuestre que tiene la capacidad mental para tomar la decisión de morir; se requiere también la evaluación de un médico, quien decidirá si prescribe la dosis letal de medicamentos que los especialistas de la organización darán a la persona que quiere morir para que ésta la tome por sí misma mientras es acompañada.

El nombre completo de esta organización es Dignitas- To live with dignity- To die with dignity y entre sus objetivos, además de la ayuda al suicidio, incluye la prevención del mismo. Promueve, sobre todo, que las personas puedan buscar ayuda para hablar de su vida y de sus planes de muerte y sean escuchadas sin tabú, paternalismo ni estigma. De esta forma, Dignitas ha ayudado a personas que siguen viviendo porque encontraron soluciones a un sufrimiento (físico o emocional) que consideraban irremediable. Desde luego, también ha asistido a morir a muchas personas convencidas de que querían tener la opción de sucidarse y que al saber que contaban con la ayuda adecuada para hacerlo, no tuvieron que buscar su propia muerte anticipadamente y de manera violenta.

En México nos falta avanzar para respaldar la voluntad de las personas que, tras una reflexión profunda y acompañada, concluyen que lo mejor para ellas, debido al sufrimiento que les causa su enfermedad, es poner fin a su vida. Por lo pronto, celebramos que en nuestro país se esté dando un paso importante para ayudar a las personas que no se encuentran en esa situación ni cuentan con una convicción meditada, discutida y asumida, sino que se sienten orillados a suicidarse por los problemas que enfrentan y por el sufrimiento que padecen en soledad y desesperanza, creyendo que la única salida que tienen es la muerte. Queremos que esas personas encuentren otro camino y puedan encontrar soluciones y vivan sin sufrimiento. Las iniciativas aprobadas nos recuerdan que, como sociedad, todos tenemos que contribuir a lograrlo.


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Confianza del consumidor con daños graves por el coronavirus

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Confianza del consumidor de julio registra afectaciones por la pandemia

La crisis económica por la que atraviesa el país derivada de la pandemia del COVID-19 tiene efectos directos en la confianza del consumidor que registra caída en julio.

La pandemia del nuevo coronavirus agudizó la crisis económica en el país, alimentando las filas del desempleo e inyectando incertidumbre entre los mexicanos que presentan dudas en las compras  de bienes durables que podrían realizar en el mediano plazo, lo que se ve reflejado en una caída en la confianza del consumidor.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) refleja que la Encuesta Telefónica sobre Confianza del Consumidor (ETCO) registró en julio un descenso de 8.9 puntos en su comparación anual, para ubicarse en las 34.4 unidades.

Estas cifras representan la menor caída del indicador desde marzo, mes del inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia, cuando se adoptaron medidas de confinamiento y se ordenó el cierre de establecimientos y la suspensión de actividades no esenciales.

En su interior, el INEGI detalló que todos los componentes que integran la confianza del consumidor registraron un descenso durante el mes en referencia.

Los encuestados indicaron que su percepción sobre la situación económica del país esperada dentro de 12 meses en comparación con la que viven actualmente, se observó una caída de 5.6 puntos en su comparación anual, lo que estableció al indicador en los 42.3 puntos.

Sobre la opinión de los consumidores ante la situación económica del país comparada con la de hace 12 meses descendió 11.3 puntos, para ubicarse en las 28.5 unidades.

De igual manera, la situación económica esperada de los miembros del hogar dentro de 12 meses respecto a la actual reflejó un retroceso de 7.7 puntos, con lo que ese componente se colocó en los 48.2 puntos.

Los mexicanos ven reducida en 8.2 por ciento las posibilidades de realizar compras de muebles, televisores, lavadoras y otros aparatos electrodomésticos y el rubro dentro del indicador de ubica en las 15.7 unidades.

La situación de los hogares en la actualidad, comparada a cómo se encontraban doce meses atrás, cayó 11.7 por ciento, llegando a las 36.5 unidades.

Con los datos del INEGI es claro que la pandemia de la COVID-19, la pérdida de empleos y la incertidumbre en el desarrollo de las medidas sanitarias y la apertura comercial bajo la nueva normalidad, son factores que mantienen a los consumidores a la expectativa y guardan reservar para poder adquirir de manera confiada bienes no perecederos.

¿Quién compra un auto hoy en día?

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Venta de autos en México se desploma por quinto mes consecutivo

Las ventas de autos en México cayeron en julio por quinto mes consecutivo en medio de un declive de la demanda a causa de la pandemia del coronavirus, según cifras divulgadas el martes por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

La comercialización mensual de vehículos ligeros cayó un 31.3 por ciento a 72 mil 897 unidades respecto a julio de 2019, aunque a un ritmo menor a la baja de 41.1 por ciento interanual registrado el mes previo y al fuerte desplome de 64.5 por ciento sufrido en abril, el primer mes de confinamiento nacional para contener el brote.

A fines de mayo, las plantas automotrices reabrieron gradualmente tras declararse la actividad como esencial, como parte de los esfuerzos para impulsar la debilitada economía en México, que el mercado espera que se contraiga hasta un 9.9 por ciento este año.

Entre enero y julio, las ventas domésticas de autos sumaron 509 mil 318 unidades, un 31.8 por ciento menos que en igual periodo el año pasado.

La Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) calcula que el sector automotor representa alrededor del 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y genera casi un millón de empleos directos.

¿A dónde va la economía mexicana?

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Cae indicador adelantado de la economía mexicana a menor nivel desde 2009.

El indicador adelantado, que se anticipa a la trayectoria de la economía mexicana cayó a su nivel más bajo desde septiembre, informó el INEGI.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), informó que la trayectoria del ciclo económico de México registró un descenso del 0.04 por ciento en el mes de junio, ubicándose en las 99.1 unidades, hilando ocho meses con resultados negativos y registrando su peor nivel desde los datos registrados en septiembre de 2009, afectado por la pandemia de la COVID-19.

“Con la nueva información tanto el indicador coincidente como el adelantado registran una moderación en la trayectoria descendente respecto a la publicada el mes previo”, indicó el INEGI en su reporte.

En su revisión mensual, cinco de los seis componentes del indicador registraron variaciones negativas.

Por componente, la tendencia del empleo en las manufacturas presentó una caída de 0.21 puntos en junio del presente año. Seguido del indicador de confianza empresarial, momento adecuado para invertir con una baja de 0.29 unidades.

En otro rubro, la tasa de interés interbancaria de equilibrio también bajó 0.44 puntos respecto al mes anterior. Por el contrario, el índice accionario Standard & Poors 500 registró un aumento de 0.05 unidades.

Además, el indicador coincidente presentó una caída mensual de 1.35 por ciento durante mayo, estableciéndose en los 89.82 puntos, su menor nivel desde que hay datos, es decir, desde 1980.

De esta forma, este índice acumula 24 meses con retrocesos, según datos de la institución.

El resultado de este índice se debió a que cuatro de los seis componentes que integran el indicador coincidente se encuentran decreciendo, además se ubican cuatro de ellos están por debajo de los 100 puntos, es decir, por debajo de su tendencia a largo plazo.

En su interior, el indicador de la actividad industrial cayó 0.69 unidades respecto al mes anterior. Por parte, el indicador global de la actividad económica retrocedió 1.57 puntos.

Mientras que, el índice de ingresos por suministro de bienes y servicios al por menor presentó un avance de 0.17 por ciento, lo que implicó romper con nueve meses consecutivos a la baja.