Una de las condiciones que a este tiempo les es propia, como la que más, es la complejidad.
No se trata solamente de que la cantidad de variables haya aumentado, o el tiempo para diseñar soluciones a problemáticas múltiples se haya acortado dramáticamente.
Tampoco es sólo una cuestión relacionada con el impacto que una decisión local puede desencadenar en un horizonte muy amplio de ámbitos.
Es todo eso, y más.
Ligada a la lucidez del pensador francés Edgar Morin, la noción de lo complejo se acuñó, en cierta medida, de modo premonitorio.
Vivo, y vigente, Morin trazó una forma de concebir la realidad que no tardó en cumplirse cabalmente y ser representada por esa metáfora-descripción que es hablar de la “sociedad en red”.
El tino del francés no está por demás decirlo, deviene de modo fundamental en su capacidad para visualizar en los caminos de las ciencias exactas/duras/empíricas, como se les quiera llamar, una forma de dimensionar la estructura de los problemas y los cambios sociales y culturales.
La aspiración de Morin, en esa medida, no es configurar una dicotomía que borre de un plumazo todo atisbo de lo que pudiera ser calificado como pensamiento de la simplificación.
Lo interesante del modo en que Morin invita a construir diálogos con lo real desde lo complejo, es justamente su llamado a evitar la tentación de nulificar la simplicidad.
Pensamiento multidimensional, en el horizonte de Morin, equivale a su noción de lo complejo. En cuyo centro, por decirlo de alguna manera, se encuentra la interconectividad de los elementos que componen los fenómenos.
De ahí que, habiendo abrevado de las ciencias exactas, y regresando a ellas, en lo que hoy visualizamos como ciencias de lo complejo, no sea difícil encontrar la huella de este pensador contemporáneo imprescindible.
Desde este punto de mira, destaca el esfuerzo que desde hace algún tiempo hacen Alfredo J. Morales (@ajmoralesguzman) y José R. Nicolás-Carlock (@jrncarlock); venezolano, el primero, mexicano, el segundo.
Ambos responsables de Redes y sistemas complejos en español (@redcompleja), cuenta de twitter, enfocada en el sitio prominente que en todos los ámbitos juegan estos dos conceptos.
Basta asomarse a los términos que Morales Guzmán pone en diálogo: data, estoicismo, Inteligencia Artificial, poesía, para darse una idea clara de la impronta que le anima.
No menos sucede cuando se revisa el perfil de Nicolás-Carlock, embarcado en una aventura posdoctoral, que pone a dialogar las matemáticas con el horizonte jurídico vinculado al delito.
Más interesante aún es recorrer el hilo de sus publicaciones. Entre las que extraigo sólo algunas de las más recientes.
“Los sistemas complejos proveen un marco para entender el efecto de las relaciones sociales. Pero estas relaciones involucran complejidad psicológica. Cada línea que conecta nodos en una red contiene propósito, motivación, recompensa. Por ende la interdisciplinariedad es clave”.
Dicen en otro momento, sin decir y diciendo en un marco abierto de referentes y referencialidades:
“Al querer controlar un sistema complejo se reduce su descripción a variables administrables. Al hacerlo se eliminan cositas y relaciones que eran fundamentales para su funcionamiento y se genera declive. Ocurre cuando explotan bosques, diseñan ciudades modernas o totalitarismos”.
Dos ejemplos más del tipo de reflexiones al que apunta @redcompleja:
“Modelar un sistema complejo no debería predecir un comportamiento exacto pues depende mucho del contexto y cosas no observadas. El modelo en cambio sirve para poner a prueba las premisas y encontrar el comportamiento irreducible de ciertas formas de interacción”.
Para en otro momento llamar la atención esos falsos dilemas, heredados de la irreductibilidad de lo dicotómico, y que bajo la égida de lo complejo adquieren otro cariz.
Centralización y federación no deben verse como elementos contrapuestos sino complementarios. La primera ayuda a la rapidez y eficiencia cuando la complejidad es baja. La federación mejora la diversidad, robustez y efectividad cuando la complejidad es alta. Hay que incluir ambos.
El espacio de difusión, diálogo e intercambio que constituye @redcompleja, es un claro ejemplo de cómo lo complejo se expresa en una visión transversal, abierta e interconectada de la realidad circundante.
Su valía reside, pues, no sólo en extender de que el mundo ha transitado a estar configurado en redes y sistemas complejos, por más que se mantengan, cual reductos del mundo anterior, expresiones del tiempo precedente.
Como de alta estima resulta su insistencia en que parte de esa complejidad inherente al presente implica reconocer que si algo ha puesto de manifiesto la encrucijada actual, es que los caminos generales, las recetas a todos aplicables, carecen hoy de viabilidad y sentido.
Lo complejo se mira en este tiempo en el espejo de la capacidad, en todos los terrenos, para idear senderos propios, diseños que correspondan a cada circunstancia.
El reto para cada entidad, privada, pública, social o nacional descansa, así, en la imaginación y audacia para diseñar e implementar caminos acordes a cada entorno.
Heterogéneas son las realidades y sus componentes; no menos habrá de ser la forma de encararlas.
No menos.
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El cambio paradigmático que parece complicar las cosas es en realidad la confirmación de que aquellas simplificaciones del pasado nunca existieron y una acción no producía una reacción , sino múltiples, varias distintas .