COVID-19, mortalidad del personal sanitario

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Hace unos días Amnistía Internacional destacó algunos datos muy relevantes sobre la mortalidad del personal sanitario por COVID-19: al haber recopilado datos del todo el mundo, México ocupa el primer lugar, además, haciendo un análisis de las labores del personal, un 80% de los fallecidos son médicos o enfermeras, pero llama la atención que dos terceras partes de este 80% son médicos, y una tercera parte son enfermeras; es decir, hay una enfermera por cada dos médicos.

No parece tener una explicación sencilla que ocupemos un lugar tan terrible en el número de personal médico, víctima mortal de la pandemia con 1,320 fallecidos, mientras que Estados Unidos tenga 1,077 fallecidos entre el personal sanitario y Brasil 634, siendo que en ambos países el número total de casos de enfermedad por SARS-CoV-2 es mucho mayor que entre nosotros, lo mismo que el número total de fallecidos por COVID-19. Voy a poner a su consideración algunas situaciones que lo podrían explicar.

Desde luego una justificación sencilla y rápida es que al personal no se le ha dotado del equipo de protección necesario, esta versión es la que corre más ampliamente y en ocasiones lo hace ver de manera escandalosa. Creo que aparte de contar con el equipo de protección necesario, son indispensables algunas cosas más, una de ellas es el adiestramiento para utilizarlo, la adaptación correcta de las áreas donde los pacientes van a ser atendidos, pero sobre todo, la conceptualización correcta de la importancia de utilizar adecuadamente las medidas de protección. Quizá haya algunas otras razones que puedan esclarecer estos resultados catastróficos entre nosotros.

estadisticas
Imagen: Freepik.

No hay duda de que la pandemia causada por SARS-CoV-2 constituyó una desagradable sorpresa para todo el mundo, incluidos los responsables del sistema de Salud y sus integrantes, incluyendo aquí a enfermeras, médicos, y personal sanitario; todo agravado por la enfermedad que ha ocasionado la COVID-19. Probablemente la causa que originó esto es primero lo súbito de su aparición, sólo transcurrieron tres meses entre los primeros casos en China y los primeros fallecimientos en México, además se trata de una enfermedad nueva, absolutamente nueva, de la que sabíamos muy poco, y seguimos desconociendo muchas cosas.

Todo esto dio como resultado conductas ambiguas, por una parte, minimizando sus consecuencias y su gravedad y, por otro, preparándose para su contención y su tratamiento. Esta conducta ambigua transcurrió desde los responsables sanitarios, hasta los habitantes y posibles víctimas de la enfermedad; por supuesto, incluyó al personal que iba a ser el encargado de atender a los enfermos, y una vez que se comprendió la severidad del problema se tomaron medidas. En la lucha contra el tiempo se tomaron medidas para preparar instalaciones donde los enfermos pudieran ser atendidos, que ameritó el cambio de vocación de varios hospitales para convertirlos en áreas de atención, llamados “Hospitales COVID”. Esto debió haber incluido la dotación de equipos para la atención de los enfermos y de protección para el personal encargado del tratamiento y cuidados de los enfermos, así como el adiestramiento para tratar a los pacientes y para usar los equipos.

Desde su inicio, una de las dificultades presente estuvo constituida por el escepticismo ante la severidad del problema que aún cursa, desde los más altos niveles gubernamentales, hasta la población general. No tengo una explicación de por qué existen mucho más muertos entre los médicos que entre las enfermeras; si bien el médico se acerca al paciente para hacer el diagnóstico y hacer maniobras terapéuticas, algunas de mucho riesgo, como la intubación orotraqueal, son las enfermeras quienes se acercan con mayor frecuencia y a lo largo de todo el proceso.

hospitales covid
Imagen: KBIA.

La necesidad de aislamiento entre la población para evitar o disminuir la diseminación del SARS-CoV-2, a pesar de su éxito, se ha ganado muchos detractores tanto por sus consecuencias sociales y principalmente por las derivaciones económicas que acarrea. El caso es que, contrario a lo que ha sucedido en otros países, en México no ha habido una disminución de los casos ni en el número de fallecimientos, tampoco existe una explicación para que tengamos cifras de letalidad tan altas, la única explicación es que se diagnostiquen menos casos de los que realmente suceden, al contrario de lo que ocurre con los fallecimientos que necesariamente tienen que ser registrados, independientemente de que no todos los fallecimientos se relacionen con COVID-19.

No sabemos si los resultados a este respecto son similares o parecidos en todos los “hospitales COVID”, si se internan por las mismas características en el Hospital General de México que en el Hospital de Especialidades de Ciudad Victoria o en el Hospital del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y de la Nutrición, o el Hospital de Especialidades de Ixtapaluca. Si el porcentaje de fallecimientos entre los pacientes hospitalizados es comparable o si lo es la mortalidad entre los enfermos intubados en diferentes instalaciones. Seguramente los datos existen, sólo espero que alguien los esté recolectando.

Hoy apareció una nota en la que todos los anteriores Secretarios de Salud (vivos) expresan su inconformidad ante el manejo sanitario de la pandemia por COVID-19. Desde luego, estamos ante una enfermedad nueva de la que sabemos poco, que ocasiona en muchos casos un cuadro grave, con cifras de mortalidad muy elevada, aunque existen más pacientes que cursan la enfermedad estando asintomáticos, lo que hace que las posibilidades de transmisión se eleve, porque parece ser que la transmisión de SARS-CoV-2 es muy amplia.

mortalidad personal medico
Imagen: CNN.

No existe una posibilidad terapéutica que haya demostrado plenamente su utilidad, ni que la posibilidad de una vacuna sea eficiente –aunque se avizora que si bien no está lejana, tampoco a la vuelta de la esquina–, por eso debemos todos repensar nuestra actitud ante la enfermedad. En algunos países, organizaciones académicas, científicas y sociales, están planteando realizar una evaluación de las conductas, directrices y normas que se han establecido para enfrentar la COVID-19.

En México, frente a los resultados poco alentadores y la posibilidad de que la pandemia se alargue mucho tiempo, debería reflexionarse sobre las conductas establecidas y los resultados obtenidos, tratando de mejorar. Todo planteado con el concepto de que una auditoria externa es la mejor posibilidad para mejorar y de convertir los errores en nichos de oportunidad, porque sin evaluar las conductas y los resultados será imposible mejorar.

El Consejo de Salubridad General podría ser un magnífico evaluador, sin embargo, se encuentra anulado por la propia Secretaría de Salud. Por eso me parece que debería formarse un grupo colegiado de profesionales diversos que sin tintes políticos evaluara la respuesta ante la infección del SARS-CoV-2. Existen mecanismos para poderlo hacer y estoy seguro que el grupo podría conjuntarse y lograr una visión propositiva. Sabemos que a los miembros de nuestro gobierno no le gusta la evaluación y menos la externa; pero debiera recapacitar al respecto.

Lecturas recomendadas:
– “Mapping health worker deaths from COVID-19”. Amnesty International. 3 de septiembre, 2020.
– Carlos Salinas Maldonado. “México registra la tasa de mortalidad más alta del mundo entre personal médico a causa de la COVID-19”. El País. 3 de septiembre, 2020.


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Sofia Scholar

Se necesitan respuestas prontos se deben proteger a los de los que están en primera línea a combatir la pandemia se necesitan quizá no tengan propia PPI o que sean de mala calidad. Que pena Sofia Scholar

Dr. Gustavo M Esquivel Romero

Hola, me comentario se orienta hacia la capacitación, y utilizaré, solo para fines de entendimiento en tiempo, “hubiera”: Los Hospitales se tenía personal capacitado UCI, No CIVID 19, Si se sabía desde enero que se trataba de Pandemia, hubiera iniciado la capacitación y contratación de personal ex profeso, y habilitación de espacios ad hoc. Ahora tenemos médicos de todas las especialidades “haciéndola de intensivistas y aprendiendo a manejar ventiladores sofisticados” además de aprender a tratar pacientes infecto contagiosos. El sistema de Salud Mexicano no esta a la altura y eso se debe aprender, reforzarlo para esta y las que pueden venir, sin dejar la carga se se tiene con enfermedades crónico degenerativas, y cáncer, por ejemplo. COVID19, ESTADÍSTICAS Y MODELOS CENTINELA, NO PODRAN TAPAR LA REALIDAD. Si el sistema se pudiera reestructurar, aprovechar también para cambiarlo de un sistema medicina reactiva a preventiva. Gracias.

Angel Arévalo Vargas

Tal como lo presentas en el artículo, podemos encontrar muchas aristas y/o causales de esta situación. Yo pondría en primer lugar, lo referente a capacitación, reconvertir una unidad hospitalaria en COVID, no sólo implicaba redistribución o acondicionamiento de áreas físicas y equipamiento más o menor suficiente de las mismas. No todo él personal está capacitado para desenvolverse en áreas críticas sin mencionar si el equipo de protección es el adecuado o de la calidad requerida. Esto daría pie a comentar lo que se refiere a disciplina y rigor de procedimientos. En este terreno, el personal de enfermería siempre se ha distinguido de manera sobresaliente.
Tema a tratar por separado, es lo referente a la reciente declaración de los Ex Secretarios de Salud, quienes independientemente de su afiliación partidista, por lo menos comparten la experiencia de haberse desempeñado en su momento asumiendo la responsabilidad de su cargo, sin la necesidad de asignar el rol principal a otro nivel de responsabilidad. Respecto a la efectividad de nuestras autoridades para enfrentar la pandemia, sólo me concreto a decir a título personal que debimos reaccionar para contener la cadena de de contagio y dar seguimiento adecuado a caso, contactos y sospechosos, antes de orientar los esfuerzos a reconvertir unidades hospitalarias y preocuparnos por la saturación de las mismas como indicador de eficiencia (?)

Alberto Lifshitz

Es muy lamentable. Además de lo que mencionas hubo contrataciones al vapor y habilitación de intensivistas sin preparación formal. Se tendrán que rendir cuentas.

Dr. Navarrete Castro R.

Es un ejemplo de que existe un gran abismo entre la ciencia, la práctica y la política, y de acuerdo con el grupo de vanguardia en ciencias de la medición.

serbahdr@gmail.com

Más que excelente artículo Maestro Ramiro. Observaciones puntuales y crítica con conocimiento de causa. Además, muy ilustrativo para la reflexión de qué hay que corregir la estrategia, y pronto. Saludos afectuosos!!

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